lunes, abril 30, 2007

2007: ¿Quién promueve el golpismo turco?



Retrato oficial del general jefe del Estado Mayor de la Defensa del la República de Turquía, Yaşar Büyükanıt, Tras él, las banderas de Turquía y la RTNC












Ante la confusa evolución que van tomando los acontecimientos en Turquía, uno de los muy escasos periodistas españoles que han acertado en su comentario, es el veterano Xavier Batalla, otro de los maestros de “La Vanguardia”, rotativo que, una vez más, demuestra su supremacía analítica frente a la de “El País”. Vamos a dejar a las directivas de los respectivos diarios y las nutridas promociones de comunicólogos que ponen en la calle nuestras universidades cada curso, que diluciden a qué se debe ese fenómeno. Y aquí y ahora vamos a centrarnos en la compleja y cada vez más preocupante situación que atraviesa Turquía. Por ello, no se pierdan el artículo que sigue al de Batalla, cuyo autor es Ihsan Dagı, un comentarista del diario "Zaman", pro-islamista moderado.

Lo primero que salta a la vista cuando se toma un poco de altura y se examina el panorama informativo de los últimos quince días, es que la Unión Europea está demostrando una capacidad de liar la situación internacional similar a la de los Estados Unidos de George Bush. La culpa puede ser de cierta tendencia a darle la razón, innecesariamente, a todo el mundo; o la inexistencia de una política exterior común. La cuestión es que en los últimos días, Bruselas está siendo responsable directa e indirecta de la crisis en Turquía, del agrietamiento de las relaciones con Rusia y, paralelamente, de fomentar una vez más el ultranacionalismo en la generación de nuevos miembros orientales del club. Después de Polonia, Hungría y Chipre, ahora le toca al turno a Estonia. Todo lo cual lleva, básicamente, a que Bruselas tire piedras contra cada uno de sus propios tejados, a través de los cuales se supone que ha de llegarnos mañana el gas y el petróleo: sea a través de Rusia, sea a través de Turquía. No hay más.

El reputado profesor y analista de Ciencia Política, Soli Özel, suele decir que si la UE no quiere tener frontera con Oriente Medio, la tendrá de todas formas, si condena a Turquía a formar parte de esa conflictiva región. Si la situación se agrava en Turquía hasta llegar a la guerra civil, el comentario jocoso se habrá transformado en una preocupante profecía cumplida; y debido a sus devaneos, la UE tendrá una nueva guerra en su patio trasero, y de mucho mayor alcance que las de los Balcanes en la década 1991-2001.

El general Cemal Gürsel se dirige a la nación tras el golpe de 1960. Aunque no tuvo ningún papel en la preparación y desarrollo del operativo, los oficiales que sí lo organizaron decidieron nombrarle Jefe de Estado Mayor, ministro de Defensa, primer ministro y Presidente, por lo que a partir del 30 de mayo de 1960 acumuló más poder político que el mismísimo Atatürk








Sin embargo, es evidente que en este caso, los militares turcos han tenido un protagonismo que, en apariencia, es puramente autóctono. ¿O no? Vamos a discutir un poco esa idea, mientras que el lector puede encontrar otro punto de vista, más abajo, en el artículo de Ihsan Dagı.

El golpe de 1960, fue el más improvisado (obra de coroneles descontentos con el estamento, no del Estado Mayor) pero también el “más logrado” técnica y políticamente. Es cierto que supuso el ahorcamiento del primer ministro Adnan Menderes, una acción vergonzosa cometida en pleno año 1961, pero aún así, se diseñó y sancionó la Constitución de 1961, la más avanzada que tuvo Turquía hasta ahora. Desde entonces, las sucesivas asonadas militares han tenido consecuencias negativas a medio plazo. El golpe de 1971 fue una chapuza que ni siquiera palió el caos político en el país, y los uniformados quisieron rematarlo con el de 1980, que aparte de liquidar la Constitución de 1961, terminó por duplicar innecesariamente el abanico de los partidos políticos turcos, lo cual llevó a la situación de inestabilidad gubernamental crónica de la década 1991-2001. Por lo tanto, la desafortunada intervención castrense de 1980, donde además los mismos militares, encabezados por el general Kenan Evren dieron luz verde a la utilización del islamismo contra el comunismo, terminó por provocar lo que se denominó “golpe posmoderno” de 1997. Éste tampoco resolvió nada: los militares se propusieron liquidar el aparato político y económico de los islamistas. En 2001 creyeron haberlo logrado, pero les salió el tiro por la culata cuando la población turca, de toda condición, confesional y laica, votó masivamente por el AKP al año siguiente. Que al Ejército le sentó mal la aplastante victoria electoral de la alternativa islamo-democrática lo prueban las amenazas golpistas que ya le dirigió en mayo de 2003 el anterior Jefe de Estado Mayor, el general Hilmi Özkök, que algunos comentaristas tildaban de "moderado".

Por lo tanto, la apreciación de que los golpes militares han contribuido a mantener en pie al aparato kemalista, es pura y simplemente falsa. Y lo es incluso desde 1960, puesto que la liquidación del Partido Democrático y la ejecución de Menderes, dio lugar a la aparición del Partido de la Justicia de Süleyman Demirel. Abran los ojos, señores militares turcos: si dan un golpe ahora, será mejor que piensen en permanecer en el poder todo lo que puedan. El golpe políticamente “correctivo” no lleva a nada. Ahora bien: si se empeñan en una permanencia sine die en el poder, ¿cuánto aguantarían sin terminar en el desastre, como los coroneles griegos en 1974 o los generales argentinos en 1982?


El general Cevdet Sunay en la Asamblea Nacional. General jefe del Ejército de Tierra en 1960, sucedió a Gürsel al frente del la jefatura del estado en 1966 y continuó en el puesto hasta 1973



Un golpe ha de tener objetivos políticos claros, dirección firme, cierto apoyo social y una buena dosis de respaldo internacional. Todo eso lo tuvieron los golpistas turcos en 1960 y 1980 (menos en 1971). Hoy está comprobado que los norteamericanos respaldaron de una forma u otra estas acciones. En cambio, ya no está nada claro que los militares tuvieran ese respaldo en 1997, porque la Guerra Fría había quedado atrás y el supuesto peligro islamista no parecía tan grave a ojos del amigo americano antes del 11-S. Desde luego, los ”posmodernos” de 1997 no gozaron del apoyo de Europa, muy cansada ya de los uniformados turcos. Pero hoy, diez años exactos más tarde, siguen sin tenerlo de Bruselas y ni siquiera Washington lo ve claro. En realidad, un posible golpe militar a día de hoy, iría en parte dirigido contra la política norteamericana en Irak: una locura.

¿Cuál es el destino político de una acción militar en 2007? Turquía quedaría aislada internacionalmente, con la única posibilidad de acercarse a Rusia e Irán. Esta segunda opción también es impensable: ¿un régimen de militares “seculares” apoyándose en el Irán de los ayatolas? La posibilidad de apoyarse en los países árabes sería igualmente ridícula, porque si alguien ha hecho eso ha sido el gobierno actualmente en el poder, y esta vez con el consentimiento de la UE, no como durante el gobierno de Erbakan, hace una década.

Queda Rusia. Seguramente, no han de faltar nostálgicos que antes de nacer ya estaban instalados en 1920 ó 1921 y sueñan con recuperar aquel apoyo que los bolcheviques le dieron a las tropas de Mustafa Kemal en lucha contra los ocupantes europeos, griegos y armenios. Pero es que poco falta para que se cumpla un siglo de todo aquello; Lenin ya murió, así como Mustafa Kemal e incluso Lloyd George. Buscar al apoyo de Moscú no es mala jugada a corto plazo, pero resulta muy azarosa para un periodo de más de cinco años. Rusia está inmersa en una lucha muy compleja por volver a ocupar un puesto preeminente en la escena internacional. Un tira y afloja en el cual ha de velar por sus propios intereses en todo momento, y sin que haya mucho margen de maniobra para atender a sus aliados, incluso los más cercanos: recordemos lo que ocurrió con la Bielorrusia de Aleksandr Lukashenko hace muy pocos meses. Si además esos aliados lo son de ocasión (porque Turquía se acercaría a Rusia debido a su aislamiento) y gobernados por una camarilla de ineptos desesperados (una junta militar, por ejemplo) el resultado de esa maniobra podría terminar mal para Ankara.



El general Kenan Evren, líder del golpe de 1980 y presidente de la República entre 1982 y 1989. Al menos durante los años 70 fue jefe de la rama turca de Gladio















Por lo tanto, parece que los militares de tendencia golpista (que no son todos en el seno de las fuerzas armadas turcas, por suerte) y sus aliados coyunturales en el mundo de la política civil (el CHP socialdemócrata-tardokemalista, el ANAVATAN y el DYP) no poseen, hoy por hoy, un plan de acción que vaya más allá de defender sus intereses corporativos aquí y ahora. Muy poca cosa es eso para la complejidad del mundo globalizado del siglo XXI. La factura que pueden pagar por aventuras anacrónicas es cuantiosa: adiós a la UE; serios desencuentros con los amigos americanos; soledad frente a la crisis iraquí y el problema kurdo; pérdida de jugosos negocios en Oriente Medio, Europa y más allá; huida de las inversiones extranjeras; crisis económica consiguiente; despeñe de la estabilidad financiera; y al final, a ver quién le paga los salarios a los funcionarios y militares laicos. Con un poco de mala suerte, la República del Kurdistán puede terminar llegando a las puertas de Kayseri; lo cual sería un problema para los armenios, claro.

Pero aquí también hay responsabilidades, y muy serias, para actores políticos occidentales. Porque es cierto que los turcos, siempre tan necesitados de directivas políticas claras, llevan años enteros aguantando la cacofonía de las sugerencias y contrasugerencias, órdenes y contraórdenes de europeos y americanos. Y es evidente que así, no se puede seguir.

Por supuesto, en Europa muchos se están frotando las manos ante la crisis turca. La estrategia de la derecha (básicamente la francesa) consistente en hostigar y hostigar a los turcos a ver si así arrojan la toalla y abandonan su candidatura a la UE, no parecía llevar a ningún lado, porque el gobierno de Ankara se daba perfecta cuenta de que era eso, precisamente, lo que deseaban sus enemigos en Europa. Por ello, la postura coriácea de Erdoğan y el gabinete del AKP fue puenteada por la cerril oposición del CHP y otros partidos minoritarios, que además cuentan ahora con el respaldo de unas fuerzas armadas tan europeo-kemalistas (?) que están a punto de hacer descarrillar el acercamiento histórico de Turquía a la Europa. Lo que no consiguió el Papa Benedicto con el apoyo de las huestes católicas, puede que lo logre el fantasma de los jenízaros liquidados en 1826, en virtud del Benéfico Evento.

De todas maneras, todo esto es muy extraño, como venía a comentar el comisario para la Ampliación de la UE, Olli Rehn, en su comunicado contra las veleidades intervencionistas de los militares turcos. Verán: en Turquía los patrones de actuación de las fuerzas involucionistas parecen actuar de forma muy parecida en el tiempo. El 1º febrero de 1997, la sociedad civil turca, harta de los excesos que estaba cometiendo el “estado profundo” en la interminable guerra contra el PKK, organizó la “Jornada de luz contra la oscuridad” en la que decenas de miles de turcos protestaron encendiendo y apagando las luces o haciendo sonar bocinas y cacerolas. La iniciativa recordaba mucho a la que estaba teniendo lugar en Belgrado contra el régimen de Slobodan Milošević, por aquellas mismas fechas. Pero aquello que había sido una honesta y masiva movilización ciudadana, fue travestida por la prensa “laica” y algunos políticos como una protesta contra el auge del islamismo, dado que había terminado el mes de Ramadán, que el gobierno de Erbakan había intentado hacer cumplir con mayor rigor.

















Jóvenes islamistas radicales escenifican la victoria de Hamas en Sıncan febrero de 1997. La ilustración es un fotograma del vídeo "Coup / Darbe - A Documentary History of the Turkish Military Interventions", dirigido por Elif Savaş Felsen (2000)

Los militares no dejaron pasar la ocasión. También por entonces, el alcalde islamista del barrio de Sıncan, en Ankara, había organizado una provocativa jornada de apoyo al grupo palestino Hamas “por la liberación de Jerusalén”, a la que había acudido el embajador iraní. El acto incluía una dramatización de un ataque contra soldados israelíes a cargo de combatientes de Hamas y una serie de discursos incendiarios. Como respuesta, en el barrio tuvo lugar una protesta de “feministas laicas” (con rasgos similares a la manifestación de ayer mismo en Estambul) y el 4 de febrero, una columna de vehículos blindados atravesó la población. Eso fue el comienzo del denominado “golpe posmoderno” de 1997. Los militares consiguieron echar del poder a Necmettin Erbakan que, él sí, era un islamista considerablemente radical.

Parece como si los protagonistas de ahora estuvieran intentando repetir el patrón de hace diez años. Pero recordemos cómo continuó entonces la historia. Pocos meses después de que se consumara el “golpe posmoderno”, en diciembre de 1997, y durante la cumbre de Luxemburgo, se rechazó la candidatura turca para el paquete de ampliación de la UE, previsto para el periodo el 2004-2007. En parte, la culpa era del intervencionismo militar en política, claro está; pero además la guerra contra el PKK no había concluido, no paraban de producirse denuncias de corrupción política, la economía seguía por los suelos y la inflación alcanzaba el 90%.

















Cómo se da un "golpe posmoderno": el Consejo de Seguridad Nacional lee la cartilla al gobierno de Erbakan ante el presidente. Fotograma recogido en "Coup / Darbe"




Y dos años más tarde, qué curioso, fíjense lo que sucedió. Todo un viraje de la situación. El 15 de enero de 1999 tuvo lugar la rocambolesca captura de Abdullah Öcalan, el líder del PKK, en Kenia, tras haber realizado un periplo que comenzó con el acuerdo entre Ankara y Damasco para su expulsión de Siria, tras lo cual viajó por Rusia e Italia, donde fue tratado como un huésped incómodo. Protegido por los servicios de inteligencia griegos, fue capturado en Nairobi por sus homólogos turcos del MIT. Todo indica que fue una operación de inteligencia muy compleja, en la cual cooperaron diversos servicios y que concluyó… un mes antes de que comenzaran los ataques aéreos de la OTAN contra Serbia (24 de marzo), que habrían de llevar a que Kosovo se convirtiera en un protectorado internacional.

¿Creen ustedes que la captura de Öcalan no tuvo nada que ver con la encrucijada en la que se encontraba por entonces la Alianza Atlántica?¿Que fue pura casualidad? Turquía era por entonces miembro de la OTAN y había tenido un importante protagonismo en el apoyo a los musulmanes bosnios, entre 1993 y 1995. Por eso, las potencias occidentales habían hecho lo posible por pasar de puntillas sobre las operaciones que estaba desarrollando el Ejército turco contra la guerrilla del PKK, con tácticas que en muchos aspectos se asemejaban a los del Ejército de la Republika Srpska, en Bosnia. En 1999, los militares turcos aún no había concluido la guerra, y en vísperas de la gran ofensiva de la OTAN en los Balcanes, suponía una incómoda contradicción que Bruselas y Washington no podían asumir. Posiblemente, eso contribuyó a que entre unos y otros le pusieran a Öcalan en bandeja a las fuerzas de seguridad turcas (lo cual explicaría que, consciente de lo ocurrido, la moral del dirigente kurdo se hundiera como lo hizo). Y desde esa jugada se saltó a la siguiente: en Helsinki, durante la reunión semestral de los dirigentes de la UE, en diciembre de ese año, se concluyó que “Turquía, como otros candidatos se iba a beneficiar de una estrategia de preacceso destinada a estimular sus reformas”. Bruselas esperaba cambios significativos en Turquía y aunque se anunciaron rigurosos exámenes de adecuación, el horizonte de la integración en la UE comenzó a aclararse para los turcos, una vez que el ejército se quedó sin "su" guerra.






Abdullah Öcalan, esposado, vuela en dirección a Ankara tras ser capturado en Kenia por un comando de los servicios especiales turcos, febrero de 1999. Mientras tanto, los cazabombarderos de la OTAN calentaban sus motores para bombardear Serbia



Por lo tanto, los militares turcos seguramente recibieron un importante apoyo de la OTAN y las potencias occidentales para concluir la guerra contra el PKK, en 1999. Y antes de ello, a pesar de que siempre han alardeado de actuar en defensa de la integridad patria y en contra de la injerencia extranjera, resulta que, al menos en 1971 y 1980, intervinieron en nombre de los intereses norteamericanos. ¿Están actuando ahora a instancias de alguien?

Eso sería muy grave. Si los sectores golpistas están haciendo caso de cantos de sirena procedentes de Occidente –y cuesta creer que provengan de otra parte- pueden acabar haciendo un daño irreparable a los intereses de Turquía en su conjunto, liquidando para siempre el muy escaso ascendente político que les pueda quedar y perjudicándose muy seriamente a sí mismos como estamento. Porque resulta transparente a quién beneficiaría un golpe militar en Turquía, con el consiguiente descalabro político, diplomático y económico (al margen de un posible conflicto armado,
“a la argelina”). O mejor dicho: a quien cree que le beneficiaría el descalabro turco. Porque en la normalización política de Turquía, toda Europa se juega mucho: más que en Kosovo o en Bosnia. Mucho más.






El general Yaşar Büyükanıt pronuncia un discurso ante un gigantesco retrato de Atatürk
















Un tupido velo




Xavier Batalla

“La Vanguardia”, 29 de abril 2007



Dirigentes y analistas occidentales se pasaron la guerra fría haciéndose dos preguntas: ¿Se puede coexistir con los comunistas?¿es reformable el comunismo? Seis años después de los atentados del 11 de septiembre. El mundo occidental vuelve a plantearse similares cuestiones, aunque ahora los motivos de preocupación son el islam, el islam político y el terrorismo apocalíptico.

La posición entre el mundo occidental y el musulmán ha existido desde los orígenes del islam. Los dos se han mirado pero no se han comprendido nunca. Occdietne teme el terrorismo apocalíptico y el fundamentalismo. Y los islamistas [sic. ¿Quiere decir “musulmanes”?] acusan a Occidente de ser hostil a su cultura y de proteger, por intereses económicos, a los regímenes corruptos y antidemocráticos que controlan el inmenso arco geográfico musulmán.

Turquía llama a las puertas de Europa desde 1963, cuando se le concedió un acuerdo preferencial, y desde entonces ha cambiado de manera profunda. No ha cambiado tanto como debería, pero ha cambiado. Y el cambio se ha dado a instancias de la Unión Europea, que también en Turquía ha demostrado cómo el poder blando puede modernizar un país. Ahora, la oposición europea al ingreso de Turquía anima a los militares a intervenir en la política, lo que no es muy democrático.

El intento frustrado de Recep Tayyip Erdogan, primer ministro turco e islamista moderado, de ser elegido presidente de la república ha deparado una situación chocante. Los sectores laicos, con los militares al frente, se han opuesto a la candidatura de Erdogan, de quien temen que tenga una agenda islamista oculta, cuya parte visible sería el velo que se pone su esposa. Es comprensible. La posibilidad de que Erdogan tenga una agenda oculta no hay que descartarla, pero tampoco debería ignorarse la posibilidad de que Erdogan haya renunciado a causa de un nuevo tipo de golpe velado de los militares, que desde 1960 ya han protagonizado tres pronunciamientos tradicionales y uno posmoderno, el que le costó el poder a Erbakan, un islamista radical.

La situación resulta chocante porque si la oposición laica a los islamistas debería acercar más a los turcos a Europa, la realidad dice que Turquía, cansada de las medias tintas europeas, se está alejando. Cuando Europa aprobó la apertura de negociaciones con Turquía hace poco más de dos años, el 77% de los turcos era favorable a entrar en la comunidad. Ahora, cuando la oposición de alemanes y franceses se explica por factores culturales y religiosos, sólo el 30% es partidario del ingreso. Y quienes ganan son los ultranacionalistas y militares.

El presidente puede disolver el Parlamento y vetar una ley o el nombramiento de un juez. Quienes desconfían de Erdogan y de Gül, su segundo y ahora candidato a la presidencia, dicen que es por eso que se oponen a que el presidente sea islamista, ya que no vetaría iniciativas fundamentalistas. No hay que descartarlo. Pero si alguna vez debe haber un entendimiento con Turquía también habrá que entenderse con el islamismo moderado. Hay una expresión inglesa, self-fulfilling prophecy, que se refiere a alguien que hace una profecía y, acto seguido, dedica todas sus fuerzas para que se cumpla. Es el caso de los neoconservadores, que anunciaron el choque de civilizaciones y después invadieron Iraq. Europa dice que no hay que fiarse y después, al regatear, no ayuda a que no caiga sobre Turquía un tupido velo.




Erdoğan intenta llamar al orden a los militares, ante un enorme retrato de Atatürk. Para muchos comentaristas, el daño ya está hecho













The military intervenes: Will the West lose Turkey?



Ihsan Dagı
“Zaman”, 30.04.2007


i.dagi@todayszaman.com


The memorandum issued by the Turkish military seems to be motivated more by their objection to Turkey’s current place in the West and the direction of Westernization along the EU accession process than by their concerns with secularism. If this attempt succeeds, the West will lose Turkey. The military has not hidden its concerns with the EU accession preparations with regard to political reforms. The Turkish military’s deep disturbance with the West was displayed as recently as the April 12 press conference of Chief of General Staff Gen. Büyükanıt. In this press conference Buyukanit stated that the military “knows who makes Barzani talk against Turkey,” implying that the United States was behind Barzani. In the same press conference, believing that “creating minorities” is part of the EU acquis, Gen. Büyükanıt declared, “This [adapting the EU acquis] will divide Turkey into pieces.”

The view that the AK Party government has given too many concessions to the West and the EU in particular seems to have strong advocates in the military. Introducing revolutionary political reforms, supporting a solution to the Cyprus question along the Annan plan and encouraging foreign capital and privatization all have been regarded as selling out Turkey by nationalist forces whose concerns seem to be shared by the military. The latest intervention then expects to halt the process of Turkey’s integration with the world, including the EU, calculated as weakening Turkish independence and unity.

The common characteristics of those who support the military’s recent intervention are their anti-Western, anti-EU and anti-democracy views. They speak an anachronistic language of imperialism of the West plotting against the Turkish economy, territorial integrity and the “regime.” This was displayed by those who spoke at the meetings in Ankara on April 14 and Istanbul on April 29. They appear as the strongest ideological opponents of the West, of the EU and of the values and institutions of political modernity. They fear the West, Westernization and globalization. They also fear those people in Turkey who do not fear the West, Westernization and globalization.

EU representatives strongly condemned the military’s latest intervention in politics as unacceptable in a democracy that is conducting accession negotiations. The military’s memorandum will certainly be interpreted as an incidence of Turkey lacking a fully fledged democracy and rule of law, preconditions for the accession process as outlined in the negotiation framework document. The reason for this is very obvious: the Copenhagen political criteria refer to the “stability of institutions” guaranteeing democracy, human rights, rule of law and minority rights. But today we are in a situation in which the military openly threatens the civilian government and the Parliament with taking control. The Constitutional Court, which is to decide on a procedural dispute on the election of the president, is now under the shadow of the military’s obvious coercion.

After all this how can we describe this country as a properly functioning democracy with a notion of the rule of law? This event also shows that reforms undertaken with the EU perspective are fragile and reversible, and, thus, no one can claim the existence of the stability of institutions guaranteeing democratic institutions and values.

The damage has already been done. The Turkey skeptics have now been given a perfect case to disqualify Turkey as a democratic European state which can claim a place in the EU. My guess is that this was one of the objectives of the writers of the military memorandum anyway...

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sábado, abril 28, 2007

Tardokemalismo de pega

Abdullah Gül: el presidente que la europea UE acepta al frente del Estado turco y los no tan europeístas militares turcos y tardokemalistas de última generación ven con desconfianza












Ante la rápida evolución de los acontecimientos en Turquía, este blog rompe temporalmente su tendencia a no publicar artículos ajenos, para incluir piezas que reflejen la situación política en ese país. En consecuencia, sigue a continuación el artículo de Ilnur Cevik en "The New Anatolian", periódico turco de edición en lengua inglesa, muy seguido por los analistas independientes en Europa y América.


Entre otras cosas, Cevik destaca que el Partido de la Recta Vía, el Partido de la Madre Patria y el Partido Republicano del Pueblo son de oposición, a secas, no de "oposición-laica-enfrentada-a-gobierno-islamista", como muchos periodistas occidentales tienden a señalar. Desde estas líneas se llama la atención a no hacerle el juego al Partido Republicano del Pueblo, que de kemalista sólo tiene la cáscara del nombre y los símbolos (esas "Seis Flechas" que ya nadie sabe qué representan en pleno 2007) y que pretende que los analistas occidentales se crean que Turquía está políticamente e incluso socialmente dividida entre laicos e islamistas, mitad por mitad, en dos enormes bloques destinados a chocar entre sí.


Y eso no es así. Es importante recordar que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) actualmente en el poder, ganó las elecciones, en noviembre de 2002 con un 34.41% de los votos, lo que le supuso una mayoría absoluta de 365 escaños en el Parlamento. Frente al AKP, el "tardokemalista" CHP obtuvo sólo un 19,42% (177 escaños) mientras el DYP y el ANAP sólo lograban un 9,55% y un 5,2% respectivamente y ni siquiera lograban acceder a la cámara.

¿Hemos de inferir de esos datos que en 2002 la mayoría de la sociedad turca era islamista? Es importante recordar esto a la vista de frases como la siguiente, redactadas en negro sobre blanco por Juan Carlos Sanz, enviado especial de "El País" a Turquía, en crónica del pasado 27 de abril: "Con esta estratagema legal [forzar la anulación del proceso electoral ante el Tribunal Constitucional], los diputados de la oposición expresan la inquietud en la sociedad turca ante la concentración de poder en manos de un partido islamista". Perdón, pero la "sociedad turca" fue la que escogió mayoritariamente al AKP y a Erdoğan como primer ministro en las últimas elecciones parlamentarias, y según todas las encuestas, volverá a revalidar el mandato de ese partido en los comicios de novimbre de este mismo año. Por lo tanto, el análisis del enviado especial del periódico madrileño contribuye a la confusión informativa en la cual están interesados los sectores duros del Ejército turco y los partidos de oposición minoritarios.

La apreciación de Sanz parece basarse en el dato que suministra algunas líneas más arriba, en esa misma crónica: "El pasado día 14, una marcha similar reunió a más de medio millón de personas en Ankara". Es de suponer que las simpatías kemalistas del señor Sanz le sugieren hinchar y hasta duplicar las cifras de una manifestación contra la candidatura presidencial de Erdoğan que según fuentes sobre el terreno se cifró en 200.000 personas, calificados por numerosos sectores de la sociedad turca como representantes de la plutocracia que ha controlado el poder en Turquía durante 80 años y ahora temen perderlo. Como muestra, la presencia de varios altos mandos militares en la manifa.


Panorama del Parlamento turco el pasado 27 de abril, con los bancos de la oposición desiertos debido al boicot del CHP contra la elección de Abdullah Gül a la presidencia




A farce created by the main opposition CHP

Ilnur Cevik
"The New Anatolian", 28 April 2007



ilnurcevik@yahoo.com


The election of the president of Turkey is well defined by the Constitution. Yet, as always the main opposition Republican People's Party (CHP) has managed to turn this routine event into a farce creating a legal mess which it wants the Constitutional Court to untangle.

The main opposition is really driving Turkey's political scene into a chaos which is really a great act of treason.

But it is even sadder that the so-called centrist parties which have always promoted the supremacy of the will of the people have fallen into a trap by the CHP and have helped it to create the current legal mess.

The CHP has taken the first round voting of the presidential election to the Constitutional Court claiming that the ruling Justice and Development (AK) Party created a fait accompli by starting the elections process without seeking a proper quorum in Parliament which it claims is 367 deputies.

However, a comedy of errors by the CHP has really created more confusion in an already complicated issue. Seven CHP deputies were present at the start of the in the plenary session "due to various reasons" and Parliament Speaker Bulent Arinc had them officially listed which showed that there were 368 deputies as the session started. So even if the issue goes to the court there is also proof to destroy the CHP claims.

The True Path Party (DYP) and the Motherland Party (ANAVATAN) did the terrible mistake of falling in line with the senseless actions of the CHP instead of following their own policies. They said they were against the issue of the election of the new president being referred to the supreme court and yet they did nothing to help the AK Party to prevent the CHP of pushing the issue to the Constitutional Court…

The DYP has a history of struggling for rights and freedoms and the supremacy of the will of the people. That is how this columnist Ilnur Cevik and people struggling for Suleyman Demirel had the political bans lifted after a massive democratic struggle in 1986. The DYP flourished on these values and now we see with shame that it is turning its on them back. When you do this it is inevitable that the voters will punish you at the ballot box in the general elections. DYP and ANAVATAN may pay very dearly in the polls.

It is very sad that the issue will now go to the supreme court. How can the rulings of the judges supercede the will of the nation? Should the will of the supreme court judges be more important than the will of the people?

We feel the supreme court judges should handle the issue with these questions in mind.

They should rule immediately on the CHP appeal and allow the national will to prevail.

Then, once Abdullah Gul is elected president, the AK Party should call snap elections and the nation should teach the opposition parties a lesson they will never forget. They should see that Turkey is not a banana republic where a bunch of left-wing zealots can dominate the will of the masses.

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martes, abril 24, 2007

El contencioso armenio-turco (5): el factor francés















El obispo armenio Norvan Zakarian en la conmemoración del día del genocidio armenio, Lyon, 24 de abril de 2006. La comunidad armenia en Francia no parece ser, a la postre un factor tan importante en la política de ese país con respecto a Turquía. Al menos en relación a los problemas que puede generar la comunidad magrebí


Martes 24 de abril: se celebra el 92º aniversario del genocidio armenio. Decliné amablemente dos invitaciones para hablar del asunto en sendos programas de la televisión catalana. Voy a intentar explicar someramente el por qué de tal actitud para ir cerrando, de paso, una mini serie comenzada meses atrás sobre el contencioso turco-armenio (al menos, de momento).

Con la cuestión del genocidio armenio sucede lo mismo que con el sicoanálisis en sus primeros tiempos. Si alguien lo rechazaba por inapropiado, podía encontrarse con una apasionada respuesta de sus partidarios: algún complejo crítico o problema mental tendría el “negacionsita”, dado que no consideraba apropiada la terapia sicoanalítica. En el caso del genocidio armenio, ya saben, acaecido en 1915, la pregunta obsesiva es: ¿De qué parte está usted?¿Es revisionista o acepta que en efecto hubo un plan para aniquilar a los armenios y el gobierno turco debería pedir excusas y etcétera, etcétera? Personalmente entiendo que actualmente la cuestión no reside ahí. Cuando un fenómeno histórico acaecido hace un siglo levanta tan elevadas cotas de pasión, es que algo refleja de la realidad actual. Y en ese caso, lo interesante no es quedarse en el síntoma, sino ir a su origen.



Conmemoración del del 90º aniversario del genocidio turco en Paris, 2005. Entonces sí tenía lógica propia







¿Por qué hoy, precisamente el aniversario número 92, levanta tantas pasiones?. La pregunta no le pasa desapercibida ni a los programadores televisivos. Se ha previsto una manifestación en Madrid, al menos dos programas de la televisión catalana tocarán el tema con cierto detenimiento, son de esperar editoriales en la prensa, declaraciones apasionadas sin fin. Pero estamos hablando del 92º aniversario. No del 75º, ni del 90, ni siquiera el 95º, no digamos el siglo redondo que se celebrará en 2015. Y ya saben ustedes que en esto de las efemérides los números mágicos son el 25, el 50, quizás el 75 y desde luego el 100. Por lo tanto, ¿qué tiene de destacado este Armenia 92?

Mucho hemos de temernos que este año la conmemoración del genocidio armenio esté muy ligada a la campaña electoral de Nicolas Sarkozy, abril de 2007, a plena potencia hacia la segunda vuelta de las presidenciales francesas, el próximo 6 de mayo. De forma directa o indirecta o aprovechando a fondo las pulsiones de la izquierda socialista-nacional, la derecha francesa ha sido la principal beneficiaria (cuando no impulsora) de todo este apasionado “revivalismo”, con las consabidas presiones al gobierno turco para que reconozca la supuesta intencionalidad genocida de las autoridades otomanas, allá por el 1915 y emita las oportunas disculpas históricas. De la misma forma que desde esos mismos sectores políticos se ha impulsado el proyecto de ley para castigar las declaraciones negacionistas en Francia. Los réditos políticos que han obtenido con esta cuestión han sido lo suficientemente jugosos como para que la candidata socialista, Segolène Royal, se apuntara deprisa y corriendo, a última hora –-a comienzos de este mismo mes de abril-- a la bicoca armenia. Precisamente, estas actitudes a remolque de las iniciativas sarkozistas, siempre a salto de mata y a destiempo, son una explicación de por qué toda la campaña socialista va a varios puntos por detrás de su principal adversario. Porque aparte de demostrar falta de consistencia, en cada exabrupto anti turco, la izquierda francesa pierde votos de la banlieue inmigrante, preferiblemente magrebí. Pero en su conjunto, la manipulación política actual del genocidio armenio de 1915, como ya sabe o sospechará usted, está específicamente pensado para hostigar las negociaciones de acceso de Turquía a la Unión Europea.
















Sarkozy en estado de gracia mediática. No se trata de un fotomontaje



Llegados a este punto, surge la pregunta: ¿Por qué la derecha (y ultraderecha) francesa profesa tal inquina a la candidatura turca? Se ha esgrimido la importancia del lobby armenio en ese país, dado que no se puede comparar el peso de la inmigración turca en Francia con la existente en Alemania. Aún así, con todo el melodramatismo del que son capaces, muchos franceses tienden a sobredimensionar la importancia del factor conspirativo, mencionando de pasada algunos personajes situados en los vértices del poder, que son armenios o de tal origen, mientras deslizan en algunos productos culturales de muy escasa calidad todo tipo de fantasías sobre el poder de las mafias turcas. Historias de Landrú.

La derecha nacionalista francesa tiene dos problemas con Turquía. El primero es que si este país entra en la UE, y en virtud del actual sistema de representación, el recién llegado tendrá más parlamentarios en Bruselas, por detrás de Alemania. Epoustouflant. La segunda cuestión, ya sugerida más arriba, es que el rechazo de los turcos es una forma de tirar por elevación, de forma indirecta, contra los magrebíes: por inmigrantes, porque vete a saber si algún día a marroquíes y argelinos se les ocurre decir que son europeos y piden el acceso al club. Esa inquina fue precisamente una de las causas de aquellos célebres y muy violento
motines en las banlieues francesas en noviembre de 2005, el fenómeno de agitación francés más importante desde mayo del 68, no lo olvidemos. Nicolas Sarkozy dando salida a su faceta mediática más agria y utilizando la palabra “racaille” contra los jóvenes de los suburbios, preferiblemente magrebíes y gentes de piel oscura. También la política de Sarkozy, en su conjunto, como ministro de Interior. Y el uso y el abuso de la tirria antiturca (es decir, anti-magrebí) en los recientes y muy duros debates contra el referéndum por la Constitución europea en la primavera de ese mismo año.

Por si no fuera suficiente la relación entre el 92º aniversario del genocidio armenio y la campaña electoral en curso en el vecino hexágono, ahí está también el reciente conflicto entre Ankara y la compañía francesa Gaz de France en torno al proyecto del gasoducto Nabucco para transportar gas del Mar Caspio a Europa. Con un presupuesto de 4.600 millones de euros, el proyecto prevé solucionar el transporte de gas natural desde Turquía a Austria a través de Bulgaria, Rumania y Hungría, haciendo que la UE fuera menos dependiente del petróleo ruso. El grupo de gas y petróleo de Austria OMV dirige el consorcio que planea construir el gasoducto. También son socios del proyecto las compañías Bulgargaz, Transgaz de Rumania, MOL de Hungría y la empresa estatal turca Botas. Pues bien, esta última se negó a que Gaz de France se convirtiera en el sexto socio, mostrándose favorable, en cambio, a la entrada de compañías alemanas y ucranianas. El conflicto, que se ha venido arrastrando precisamente a lo largo del mes de abril, discurre todavía por tormentosos meandros, no en vano es mucho el dinero y la influencia que están en juego: hace algo más de un año, en marzo de 2006, Gaz de France se ofreció a financiar hasta un 30% del tendido de Nabucco. El pasado 10 de abril, el ministro turco de Energía, Hilmi Güler, afirmó que Gaz de France aún no había sido apartada del proyecto.


Un oleoducto en Turquía: muhco dinero, mucha importancia geoestratégica, mucho conflicto







Pero es evidente que hay mucha disputa y navajeo bajo cuerda; y tampoco es ningún secreto que la iniciativa turca está relacionada con la polémica ley francesa sobre la negación del genocidio, votada en la Asamblea Nacional el pasado 12 de octubre por 106 votos a favor y 19 en contra cuando, precisamente ese día, estaban ausentes la mayoría de los 577 diputados de la cámara. La iniciativa fue de un grupo de parlamentarios socialistas, que esperaban sacar una buena tajada electoral del asunto. Pero quien sacó magros beneficios de la maniobra fue Sarkozy, incluso superando las reticencias de un sector de su propio partido, el MUP.

Después de esa iniciativa, que levantó una gran polémica en Europa, las relaciones turco-francesas se deterioraron de forma apreciable. La primera manifestación de esa tensión fue la negativa del gobierno turco a invitar a Francia a la feria de armamento IDEF 2007 que se celebra anualmente en Ankara. Las declaraciones excluyentes fueron pronunciadas por el ministro turco de Defensa en noviembre de 2006, pero el evento se celebrará dentro de poco, en mayo. A efectos de celebraciones filoarmenias: qué oportuno. Y lo cierto es que IDF 2007 es el mayor muestrario de armamento de Europa Sudoriental y Oriente Medio. En tono a ese descalabro andan también, a la baja, los volúmenes de negocio de empresas como Carrefour y Total en Turquía. O el apartamiento de Crédit Agricole de la puja por el banco OYAK. En fin, todo este asunto amenaza con mermar el volumen de negocios entre Turquía y Francia, que había aumentado en un 15% a lo largo de 2006.

















Arde la banlieue, noviembre de 2005. La inmigración magrebí se percata de que los ataques contra la candidatura turca van dirigidos, de forma indirecta pero reconocible, contra lo que ya empiezan a ser ninorías nacionales argelinas y marroquíes en Francia


Por si faltara algo, las relaciones germano-turcas van mejorando, en paralelo al enfrentamiento Ankara-Paris, y eso también está sucediendo en este mes de abril. El pasado día 15, la canciller alemana Angela Merkel anunció, junto al primer ministro turco Recep Tayyip Erdoğan, que la UE podría de aquí a finales de junio, dos nuevos capítulos en sus negociaciones de adhesión con Turquía, coincidiendo con la presidencia alemana. Eso ocurría en la inauguración de la Feria de Hannover, una vez que a finales del mes de marzo se hubiera reactivado el segundo capítulo de las negociaciones. Una situación que no augura buenos tiempos para las futuras relaciones entre el nacionalismo alemán y el francés en el seno de la baqueteada UE.

En definitiva, Paris le está viendo las orejas al lobo durante esta primavera en que, paradojas de la historia, transcurren en paralelo las presidenciales francesas y las turcas. Y de ahí que a través de los habituales canales informativos y mediáticos, se haya decidido desempolvar de nuevo, a conveniencia propia, el ya habitual instrumento de presión, manipulando las celebraciones del genocidio armenio a conveniencia propia. Es por ello, y también por el hecho de que la equiparación histórica y jurídica del genocidio armenio al Holodomor ucraniano y el Holocausto judío se esté convirtiendo en bandera de la extrema derecha europea, y la negación del genocidio turco en palanca de la derecha turca, por lo que, el autor de este post declina implicarse en una campaña que a estas alturas tiene muy poco de académico, moral o simplemente conmiserativo, a 92, precisamente 92 años vista. Si hay cuestiones históricas a discutir o aclarar en torno a las matanzas de armenios en la primavera de 1915, ya se harán en otra ocasión; pero de momento, no parece que sea imprescindible contribuir en shows mediáticos a mayor beneficio y gloria de la derecha francesa y el señor Sarkozy, aunque estén arropados de la mejor y santa intención del mundo.

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domingo, abril 22, 2007

La dudosa rentabilidad de la vía armada
















Un chimpancé dispara una semiautomática Glock 17



Durante los diez días que hemos dejado atrás, los televisores han chorreado sangre: la matanza de Virginia, algunos de los peores o más audaces atentados en Irak, ataques e inmolaciones suicidas en el Magreb y los asesinatos de Malatya, en Turquía. Todos ellos tienen en común la “contumacia la de violencia”, la muy peregrina idea de que recurrir una y otra vez a las armas o insistir en estrategias violentas, produce resultados positivos a sus autores.

Comencemos por lo más sencillo: la contumacia de una parte de la sociedad norteamericana en mantener contra viento y marea la Segunda Enmienda que posibilita la libre obtención de armas. Esta semana han vuelto a reverdecer los muy gastados argumentos de aquellos sectores más carcas o neocons de la sociedad USA en defensa de la libre utilización de armas. Dado que a estas alturas están más que gastados y consisten básicamente en poner el carro delante de los caballos e ignorar los datos objetivos, los defensores de la libre obtención e armas de fuego suelen terminar sus entrevistas, post o artículos con exabruptos y pirotecnias. Ya se sabe: no hay mejor defensa que un mejor ataque.



John Markell: por 571 dólares la pieza, uno de los pocos beneficiarios directos de la violencia social. Y con servicio postventa de cobertura moral: comentario de la jugada y garantía de excusa

¿Cómo se van a abolir la Segunda Enmienda en Estados Unidos si no funciona el control de armas? Claro, es evidente que el control de armas será tanto más difícil en tanto en cuanto se venda libremente en las numerosas armerías que proliferan por todo el país. Precisamente, John Markell, propietario de la tienda de armas que le vendió las automáticas al asesino Cho Seung-hui, no sólo se muestra totalmente libre de remordimientos, sino que incluso ha dado algunos consejillos sobre las armas que hubieran hecho un mejor trabajo en el campus de la Virginia Tech. Y de paso, ha recurrido a los polvorientos argumentos de siempre: si todos los estudiantes hubieran estado armados (la universidad era, lógicamente, "Zona libre de armas") no hubiera ocurrido la tragedia o su alcance hubiera sido menor. No acontecen asesinatos en lugares donde proliferan las armas. Y sin embargo, la realidad de las cifras desmiente esos banales argumentos dignos de los más relajados momentos en la cafetería o peluquería, entre amigotes partidarios de lo que uno despotrica. Si cada día mueren en los Estados Unidos 16 adolescentes en tiroteos, eso ocurre mayoritariamente en barrios marginales, rebosantes de armas. ¿Sí o no?











Un soldado del Ejército Continental de Washington muestra cómo se cargaba un mosquetón durante la Guerra de Independencia

Los controles de armas no funcionan ni siquiera en Europa, nos dicen los defensores de la Segunda Enmienda. Pero los resultados no se puede comparar con el fenómeno americano: sumando todos los países europeos con sus peculiares fallos en el control, no encontramos las disparadas cifras sobre violencia tan propias de los USA. Ni de lejos. Y en medio de todas las estadísticas y cálculos, un dato estremecedor: quien posee un arma de fuego tiene 43 veces más probabilidades de usarla para matar a un amigo o familiar. Es de suponer que un arma para cada miembro de la familia (un calibre 22 para los más pequeñines) sería una fórmula adecuada para el tendero Markell.

Cuando los argumentos se acaban, los defensores de la libre venta y posesión de armas sueltan aquello de: “Los europeos no entienden a los norteamericanos”. Cuando alguien saca a relucir “argumentos” de este calado, mal asunto. Norteamérica es algo tan especial, que a pesar del elevado y cotidiano consumo de telefilms USA, noticias mediatizadas por agencias USA, lógica diplomática USA y productos USA de toda suerte, varios centenares de millones de europeos no son capaces de entender lo más cañí de varios centenares de millones de norteamericanos. Quizá es que el verdadero choque de civilizaciones es el que enfrenta a europeos y americanos. O que en pleno siglo XXI ya nadie puede explicar de forma inteligible dónde carajo ha ido a parar la vieja cultura WASP.

Por supuesto, es un debate político, no realmente sociológico. Casi es materia de fe, lo cual explica que en estos días incluso hayan aparecido chupamedias (adjetivo de uso en Argentina) hispanos que se han lanzado a defender la conveniencia de mantener la Segunda Enmienda en los EEUU. Hace falta ser papanatas para pensar que los americanos partidarios de la libre venta de armas necesitan del “refuerzo” del españolito neocon para sostener sus posiciones. Y bastante limitado para convencer a los europeos del gran logro social que supone la Segunda Enmienda en los Estados Unidos, en pleno siglo XXI.
















Carros blindados asaltan el rancho Waco, en 1993. Uno de ellos enarbola una bandera norteamericana. Las armas con que contaban los davidianos, legalmente adquiridas, no les defendieron del poder superior, que lógicamente, ellos consideraban abusivo


Porque al fin y al cabo, la última palabra sobre la rentabilidad de tales presupuestos la tiene la tecnología. El argumento de que el pueblo debe estar armado para defenderse de los tiranos es de un anacronismo hilarante. Que se lo digan a los 74 desgraciados (mujeres y niños incluidos) masacrados por las fuerzas del FBI en Waco, abril de 1993, con sus armas legalmente adquiridas (un incidente muy censurado en la red, por cierto); que se lo expliquen a los miles de policías muertos cada años en los Estados Unidos a manos de los delincuentes; o a los más de 3.300 soldados muertos en Irak: un arma no es nada sin un entrenamiento intensivo, sin la costumbre de utilizarla, sin el arrojo y los reflejos necesarios. Y aún así, poseyendo todo eso, un arma es poca cosa ante la sorpresa y la emboscada, la inferioridad de condiciones tácticas, la superioridad del tirador adversario.

Pero aún así, admitiendo que una pistola tiene más valor que el de sus 600 gramos de metálico peso: el espíritu de 1776 que concedió a los americanos la “Gun Rights”, tenía como referencia las armas de fuego de esa época. ¿Cuánto se tardaba en cargar y disparar un rifle de Pennsylvania o un pistolón del 0,65?¿Qué alcance efectivo poseían tales armas? Definitivamente, las características letales de la Glock 19 del asesino de la Virginia Tech, año 2007, son muy superiores. El tendero Markell calculó que entre 5 y 10 segundos bastarían para acabar con la vida de diez personas; por eso, opinó (recomendó, de hecho) que para matanzas más rentables, es mejor recurrir al fusil automático: mayor potencia, velocidad de tiro y alcance.


Por lo tanto, las armas de fuego a las que tiene derecho cualquier norteamericano o residente poseen cada vez mayor letalidad. Imaginemos que dentro de unos años, nuevas generaciones de armas portátiles alcanzan todavía mayor eficacia y con una sola de ellas un agresor puede destruir vidas por decenas, en cuestión de minutos. ¿Seguirá siendo válido el “espíritu de 1776”? Si un agresor puede liquidar a 300 personas inocentes antes de que alguien logre abatirlo (sin contar con las “bajas colaterales”) ¿sirve esa lógica de hace tres siglos? ¿300 x 1 sería asumible? En realidad, Cho la emprendió a tiros con un guardia de seguridad, supuestamente armado, que no logró liquidar; pero el segurata tampoco intentó nada, al parecer. ¿32 x 1 es todavía un porcentaje válido? A comienzos de siglo XXI, el nivel tecnológico del armamento ligero ni evita el desorden público y la delincuencia (11.000 homicidios en 2004, 477.000 víctimas por incidentes con armas de fuego en 2005), ni sería útil para evitar una dictadura. Por otra parte, todo lo que no sea libre adquisición de misiles contracarros, explosivo plástico, minas, granadas y sistemas militares avanzados de guerra electrónica (convenientemente actualizados) no tiene nada que ver con "armar al pueblo". Es pura contumacia política adornada por hermosas frasecitas de una demagogia anacrónica.



Los guerreros de Bush. Una visión caricaturesca a cargo de la revista alemana "Der Spiegel"














La tendencia norteamericana a no replantearse sus errores, ni en el interior ni en el exterior, a no reconocer que su sistema socio-político ya no es, ni de lejos, el mejor posible, también se trasluce en la patética posición del presidente George Bush. Esta semana ha quedado bien patente el fracaso del plan de seguridad en Irak. Y lo único que se le ha ocurrido es pedir más fondos al Congreso. Más de lo mismo. Más soldados, más armas, más poder de fuego, para que la derrota sea más sonada, y más evidente la falta de ideas políticas, que son las que a la postre solucionarán de una forma u otra el conflicto. Este sí que es un modelo de contumacia de la violencia poco rentable. Ruinoso, más bien.

Pero la actual presidencia norteamericana y la rígida ala extrema de los republicanos no son los únicos que aplican una muy poco rentable contumacia de la violencia. Con Al Qaeda sucede algo parecido. Los recientes episodios de terrorismo suicida en Casablanca y Argel, revelan una vez más lo escasamente rentable que resulta esa estrategia a medio y largo plazo. No nos engañemos: cuando hablamos de las nuevas potencias emergentes que dominarán el planeta dentro de medio siglo, no figura ningún país árabe musulmán. China, India, Brasil, Sudáfrica, quizá Méjico, puede que Indonesia, también Turquía; se medirán con Europa y los Estados Unidos. Pero nadie habla de Egipto, de Siria, Arabia Saudí, Aregelia, Libia, Marruecos, ni siquiera Irán. Al Qaeda es una lucha de retaguardia, que en último término se nutre de la hipótesis de que los musulmanes ganaron la Guerra Fría al derrotar militarmente a la URSS en Afganistán, gran semillero de los combatientes de Argelia, Egipto, Marruecos, Bosnia, Irak, Chechenia. Una ideología consistente de esencia religiosa y basada en el sacrificio derrotó por las armas a otra propuesta ideológica secular y con pretensiones científicas. Pero ¿cuál es el modelo a construir?¿El Afganistán de los talibanes, 1996-2001?

La contumacia de la violencia sólo está dando lugar a la primera guerra civil panislámica de la historia contemporánea, que enfrenta a musulmanes contra musulmanes. Gran pecado, sancionado desde los primeros años de la religión musulmana: la guerra hay que llevarla al Dar al-Hab, no al Dar al-Islam. Hoy, en pleno siglo XXI, se matan cada día entre sí decenas de musulmanes, contra el limitado número de víctimas occidentales que supusieron el 11-S, el 11-M o el 6-J. Incluso un hadiz del Profeta contradice este ruinoso planteamiento: “La tinta del estudioso es más preciosa que la sangre del mártir”.
















Detalle de una manifestación contra los asesinatos de Malatya y por la libertad religiosa, celebrada en Turquía


Turquía: la contumacia de la violencia se cobró el pasado 18 de abril la vida de tres empleados de una editorial cristiana en la ciudad de Malatya. Fue un crimen espantoso, rebosante de sadismo, perpetrado por al menos tres jóvenes ultranacionalistas de esa tendencia turco-islamista que comenzó a proliferar en los años 80. Aún dejando de lado la posible existencia de un tenebroso cerebro planificador del asesinato de un sacerdote católico en Trabzon (febrero de 2006), del periodista Hrant Dink (enero de 2007) y de los colaboradores de la Editorial Zirve, parece evidente que alguien (una o varias personas) consideran rentables políticamente este tipo de acciones violentas. Pero, por supuesto, tampoco lo son en Turquía.

Si el objetivo es evitar que Recep Tayyip Erdoğan se presente como candidato a la presidencia turca, la reacción lógica de este político sería dar el paso definitivo y hacer precisamente eso: presentarse y ganar. Si ahora no se decide, si da a entender que se ha dejado impresionar por las presiones de los militares, la plutocracia laica (¿“kemalista”?) la extrema derecha, o los terroristas de cualquier signo, será el principio del fin para su carrera política. Porque al pretender hurtarse de las presiones, éstas continuarán y se acrecentarán. Aparte de su talante europeísta y sus capacidades como gestor, Erdogan es un político “resistencialista”, no un maniobrero carismático, como Turgut Özal. Si cede en su tenacidad, habrá perdido una batalla.

Y que conste que, personalmente, no considero acertada la idea de que el actual primer ministro de el salto hacia la presidencia. Porque cuando Özal y Demirel le precedieron en esa maniobra, eso significó que sus partidos políticos quedaron en cierta forma, en la estacada. En el primer caso, cuando Özal se postuló a la presidencia, su Partido de la Madre Patria estaba en proceso de descomposición y perdió las elecciones de 1991. Demirel, que saltó a la presidencia en 1993, tras la inesperada muerte de su antecesor, dejó el gobierno en manos de Tansu Çiller, que terminó por llevarlo al desastre. Hoy, un gobierno del AKP presidido por Abdullah Gül o cualquier otro barón del partido que no sea el mismo Erdoğan, puede ser una perspectiva lo suficientemente desalentadora como para que muchos turcos dejen de votar a esa opción el próximo mes de noviembre.




Erdogan y Gül: cuesta imaginar a éste sustituyando al carismático primer ministro al frente del gobierno





En cualquier caso, es posible que el triple asesinato de Malatya le haya dado a Erdoğan el empujón final hacia la presidencia. Y también haya terminado por decidir a muchos turcos en el camino hacia la aceptación de esa iniciativa. Porque este tipo de violencia política contribuye a que la mayoría de la población tome partido en contra o a favor de una propuesta política determinada, saltándose las sutilezas y matices. Y dado que la opción de los asesinos está en franca minoría, lo más probable es que genere todavía más rechazo entre capas más amplias de la población. Esto no es necesariamente válido para cualquier coyuntura política y social en cualquier país, pero posiblemente lo es para Turquía en la primavera de 2007. Y desde luego, si detrás de todo el asunto está el “derin devlet” (“estado profundo”) quizá valdría la pena que la prensa turca comenzara a hablar del “geri zekalı derin devlet”. Seguramente lo escribo mal, pero vendría ser algo así como el “estado profundamente retrasado”.

A continuación, cabe considerar otros posibles beneficiarios de la violencia política ultra en Turquía. En teoría, los militares no deberían considerarse como tales, asumiendo incluso que ningún mando en activo o rama de la inteligencia militar ha tenido nada que ver con este tipo de sucesos. Cuesta creer que alguien importante y en activo en la cadena de mando de las fuerzas armadas haya podido impulsar una secuencia de asesinatos sectarios cuyos resultados pueden ser, precisamente, contrarios a los del Ejército y Turquía en su conjunto. Los militares saben que existe ya una amplia clase media y hasta una plutocracia musulmana y que jugar a la presión desestabilizadora no llevaría a nada bueno. Por eso no sacaron los tanques a la calle en 1997 y los libros de historia sólo hablan de un “golpe virtual” o “posmoderno” (es decir, “a la Baudrillard”): porque los resultados de un golpe entonces (y hoy todavía más) quedaban reflejados en el espejo del horror llamado Argelia.



El poder militar sigue al civil: El general Büyükanit tras el primer ministro Erdogan en una fotografía cargada de simbolismo












También saben que un fracaso en al proceso de integración a la Unión Europea liquidaría los últimos restos del muy evanescente kemalismo que flota todavía en el aire turco. El país no necesariamente derivaría hacia un acercamiento con los países árabes (éstos tampoco están muy interesados) pero lo aproximaría a Rusia, quizá a China: referentes alejados de lo que los kemalistas o ataturkistas tradicionales entienden por modernización. Pero en cualquier caso, un alejamiento de Europa, en cualquier dirección, daría más fuerza a la clase media, el capital y la plutocracia musulmanas.

En la crítica situación política y militar que atraviesa la presencia norteamericana en Irak, una intervención turca a gran escala en el norte kurdo es algo que Washington no perdonaría a Ankara, a no ser que hubiera recibido permiso explícito para involucrarse en el marasmo. Pero aún y así, es posible que las fuerzas armadas turcas terminaran por pagar un precio elevado que además y muy posiblemente, acabaría por repercutir en la estabilidad política interna; y volvemos al problema principal. Pero sobre todo, recuerden: Washington no desea un golpe militar en Turquía; tampoco lo quería en España, el 23 de febrero de 1981.

Se mire como se mire, la institución militar turca no va a obtener una rentabilidad política de la contumacia de la violencia. Si es así, también el Estado Mayor debería condenar clara y explícitamente asesinatos como el de Malatya, de la misma manera que el jefe del Estado Mayor, el general Yaşar Büyükanıt protestó por la decisión del gobierno, durante el pasado mes de diciembre, de abrir un puerto y un aeropuerto a Chipre. Si entonces el militar consideró que la apertura suponía “un alejamiento de la posición oficial del Estado turco” (9 de diciembre) hoy podría plantearse que los crímenes de Malatya afectan la seguridad de ese mismo Estado.

Quien sí cree obtener un beneficio de los sucesos es la derecha europea, cuando más ultra, mejor. Afortunadamente, parece que la prensa española ha moderado sus apreciaciones; no así foros europeos cuyo alcance les obligaría, a priori, a ser más cautos. Por ejemplo, “Deutsche Welle”, que aprovecha para informarnos de que “durante el último año una ola de nacionalismo ha invadido el país secular pero predominantemente musulmán”. Nos recuerda que “el año pasado, una visita histórica del Papa a Turquía Benedicto XVI se vio antecedida por protestas en Estambul y se produjo luego de un aumento en la violencia contra el clero cristiano”. Primera noticia de tales persecuciones, pero ninguna alusión a que el germánico Papa hace semanas que vuelve a dar la lata con el asunto de las raíces cristianas de Europa, olvidando los parabienes a la candidatura turca, y todo el show ecuménico con exhibición de plegarias en la mezquita incluido. A continuación, DW se dedica a recoger párrafos de la prensa propia y europea, para colar de alguna forma el habitual mensaje de que el incidente torpedea las negociaciones para el acceso de Turquía en la UE. Y consiguen encontrar la cita en el “Mitteldeutsche Zeitung” de Halle, pequeña ciudad de 230.000 habitantes situada en Sajonia-Anhalt, ex RDA. Un antiguo feudo de la ultraderecha, donde el DVU (Unión del Pueblo Alemán) obtuvo una importante victoria electoral en 1998.













El monumento a las víctimas de Solingen: ¿Lo había visto antes?


Claro, se entiende la exasperación ante el hecho de que uno de los degollados en Malatya era alemán y se rescate la decimonónica indignación ante el misionero muerto. Pero frente a comentarios del estilo: “Turquía no es capaz de defender a sus minorías”, llega el momento de recordar los mortíferos ataques de los neonazis alemanes en los años noventa, dirigidos muy en especial contra la comunidad turca. Sólo en 1992 se registraron nada menos que ¡2.280 incidentes con 17 asesinatos!. Y al año siguiente, el horror: el 29 de mayo cinco niñas y jóvenes turcas (con edades que iban de los 4 a los 27 años) fueron quemadas vivas en su domicilio en la ciudad de Solingen. También quedaron muy afectados un bebé de seis meses y un adolescente de 15 años; otras 14 personas, todos turcos, debieron ser tratadas por quemaduras de diversa consideración. Los autores, jóvenes extremistas de entre 18 y 24 años, como sus “camaradas” turcos de Malatya.

Las manifestaciones a favor de las víctimas en Solingen degeneraron en enfrentamientos que llevaron a la ciudad casi al estado de sitio. Posteriormente, se elevó un monumento a las víctimas pero a pesar de lo prometido, no se estableció en el centro de la ciudad, como se prometió en un principio, sino a 2,5 kilómetros, en las afueras, admitiéndose que se hizo para preservar la paz social en el centro de Solingen.

Por lo tanto, y una vez más, mal asunto, muy mal negocio eso de intentar obtener réditos políticos de la violencia contumaz. No conviene despertar perros dormidos. Y la extrema derecha europea no está en absoluto dormida, ni se le contenta a base de darle cuatro huesos mal contados, aunque sean de turco.

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jueves, abril 19, 2007

NOTA: dos blogs desde Chipre

Andrea, escribe desde "Chiprelandia" sobre la Isla de Afrodita y de paso muestra unos pendientes ¿adquiridos en la Isla del Cobre?









Chiprelandia y República Turca del Norte de Chipre: dos blogs, dos estilos, ambos muy interesantes. No pueden ser más diferentes entre sí: el primero es obra de Andrea, una divertida joven grecochipriota que se maneja en un casi perfecto castellano, fashion, muy desenfadada, compradora compulsiva de bolsos de diseño imposible, signo cáncer, clienta ocasional de Jacques Dessange y simpática. Esto es, al menos, lo que se trasluce de su otro blog, Habladora de perros. Pero aquí nos interesa su publicación "Chiprelandia", donde de vez en cuando nos cuenta cosas de su isla, con un estilo desenfadado, muy humano y en absoluto nacionalista. Chipre es lo que es, en muchos aspectos su realidad cotidiana es la de cualquiera de nosotros, en Barcelona, Estambul, Bucarest, o Belgrado. Eso, sí, a través del blog de Andrea se puede entender un poco mejor, por ejemplo, la relación de Chipre con Líbano, lo que de paso nos da una idea de ese mundo cosmopolita que nos puede parecer esquinado y lejano pero del que podemos aprender muchas cosas. O saber del servicio militar y la opinión que le merece el presi Papadopulos. Pero si alguien quiere hacerse unas risas, puede echarle un ojo a sus historias sobre las "salvajadas y mariconismo de los popes" (sic) que ella, ingenua, cree que no interesan a nadie. Y si por fin alguien esea concluir con algo un poco más ligero, Andrea invita a su exposición de fotos en Flickr, porque resulta que también tiene mano para la cámara (¿no era signo cáncer?)

Al otro lado, "República Turca del Norte de Chipre", de Eduardo Peñailillo Barra. Chileno, residente en el lugar que anuncia la publicación. El estilo de su blog es concienzudo, serio, en ocasiones un tanto oficial por distante, que no por filias mal entendidas. Si alguien dijo que el blog es el espejo del alma o que los blogs tienden a parecerse a sus dueños, se equivoca. En realidad, antes de emitir dictámen deberíamos comenzar por responder a la pregunta: ¿Qué hace un chileno de Conchalí en la Répública Turca del Norte de Chipre? Díganme, ¿eh? La respuesta se encuentra en otro de sus blogs. Quizás en la breve caracterización que hace de sí mismo, en un rincón, allá por donde se entra, a mano izquierda:
"Diagnóstico: Hincha de equipos de fútbol segunda línea, complejo quijotesco incurable, megalomanía en grado moderado (tendiendo a disminuír), aficiones extrañas como escuchar radios del más allá; insomnio crónico, depresiones frecuentes, adicción a recibir correspondencia, a la leche sabor frutilla. Añádase el complejo de Diógenes: Recoge basura (boletos) en las calles. Y podríamos continuar. Su vida es un melodrama barato, y el mundo no lo quiso así. Escribió solito el guión". Y a continuación, no se pierdan sus fotoblogs y el otro que le dedica a Sealand.

Amigos, esto es grande: la república de los blogueros hispanos se extiende por los Balcanes, Anatolia y el Egeo, y más allá; imparable. ¿A quién le interesan ya las aventuras de Corto Maltés?

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lunes, abril 16, 2007

La hipótesis Popescu


Băsescu, travestido en ama dominante, cabalga a Popescu-Tăriceanu. Fotomontaje satírico en "Răspândaku"
















La Vanguardia”, como otros periódicos españoles y –por desgracia- también instituciones académicas, tienen una marcada tendencia a contratar a personas que “por ser de por allí” se suponen que poseen un especial grado de discernimiento sobre una determinada zona del planeta. Según este planteamiento, se supone que un serbio “sabe mucho” de los Balcanes, cuando es muy posible que conozca más o menos bien su país, (o su ciudad) pero posiblemente no tiene ni pajolera idea sobre lo que sucede en Bulgaria, Grecia y, no digamos, Rumania. En ocasiones, “La Vanguardia” ha llevado esos planteamientos incluso más lejos y según su óptica, un alemán puede “saber mucho” sobre Turquía, pongamos por caso. Si esta ingenua forma de ver las (por decir algo piadoso) tuviera una cierta base, entonces habríamos de convenir en que cualquier español con una cultura media y capacidad de escribir un par de folios, “sabe mucho” sobre política y cultura de Italia, Francia y, no digamos, Marruecos o el Magreb en general, más allá de los habituales clichés sobre “gabachos” y “moros”. Y por esa misma regla de tres, tendríamos que aceptar que José María Aznar ha estado explicando cosas muy útiles e importantes sobre España en sus conferencias por los Estados Unidos de América, y que aquellas bobadas sobre los problemas de su país con los “moors” deberían figurar como preguntas de examen en las universidades americanas.
















Los viejos y buenos tiempos de concordia: Băsescu y Tăriceanu parodian una conocida escena del film "Titanic" (James Cameron, 1997). Fotomontaje satírico en la web de Sorin Tudor


Curiosa filosofía en un periódico que cuenta con alguno de los corresponsales autóctonos más valiosos de la prensa española, como es, por ejemplo, Rafael Poch, antes en la URSS-Rusia y ahora en China. En todo caso, uno de los personajes que representan esa filosofía tan de “La Vanguardia” favorable a los que por-ser-de-allí-saben-más-de-aquello, es Valentín Popescu, periodista rumano de pura cepa que durante algunos años escribió sobre la política alemana en el citado periódico. Lo hizo incluso en aquellos dramáticos días de diciembre, 1989, mientras se hundía violentamente el régimen de Ceauşescu. Desde hace algún tiempo, Popescu ha pasado a tener su propia columna en la que escribe sobre países “de por allí” con desigual fortuna. En más de una ocasión utilizando clichés un tanto rancios, ya leídos en periodistas de “por aquí”; y en otros, con mayor tino, producto de su veteranía.

Pero hace unos días (Jueves-Viernes Santo, 5-6 de abril) Valentín Popescu analizó la política de su país en una pieza titulada: “Bizantina crisis rumana”. No abundan los análisis de este hombre sobre su propio país. Además, en esta ocasión, albricias, lo hizo con justo y merecido tino, cubriendo un asunto que la mayoría de la prensa española arrinconó con un desinterés rayano en el exhibicionismo: la reciente crisis de gobierno rumano.

El lector hispano que desee seguir en detalle la evolución de la política en ese país, puede consultar el blog “
Noticias de Rumania”, donde confluye un puñado de becarios, rumanos hispanistas y todos aquellos que estén directamente interesados en ese país, tengan algo que decir sobre él o hayan dado con la dirección. Toda una muestra de la nueva generación de analistas de aquí que, por fin, tienen y pueden decir mucho sobre los países “de por allí”. Entre otras cosas, porque no rehúyen aprender idiomas y muestran un genuino interés por entender el país que estudian o en el que residen. Pero fuera de ese blog, poco más. Ni siquiera foros occidentales especializados en los Balcanes o Europa Central y Oriental, se han referido al nuevo espasmo de la política rumana.











Tăriceanu y Băsescu, vencedores en los comicios del otoño de 2004. Ambos usaron y abusaron de supuestas parecidos con la "revolución naranja" ucraniana, que tenía lugar por aquellas mismas fechas. Y en efecto, acertaron en la forma similar en la que están llegando a su desenlace confuso y sucio ambos procesos políticos.


Eso resulta tanto más inquietante cuanto que Rumania es una recién llegada al club europeo. O a la tómbola europea, porque a la vista de cómo están yendo las cosas entre toda una serie de nuevos miembros, uno se pregunta cómo se llevan realmente las negociaciones con los candidatos sobre el acervo comunitario. Y con qué cara se puede poner Bruselas dura con Turquía, cuando acaban de acceder dos países con una renta menor, con una infraestructura económica todavía con mucho pelo de la dehesa del periodo comunista, una corrupción peligrosamente extendida y una política muy preocupante por su inestabilidad. Pero es igual, da exactamente lo mismo: una vez dentro, los nuevos miembros se cubren con la gruesa capa de opacidad característica de las grandes instituciones occidentales: UE, OTAN y tutti quanti. Lo cual no quiere decir que las cosas se hagan mal, ojo. Sólo que se llevan a cabo con escasa glasnost.













Băsescu va a la guerra: el presidente, en visita a las tropas destacadas en Irak, embutido en uniforme de camuflaje y rodeado de algunas mujeres soldado. Băsescu se ha declarado en numerosas ocasiones devoto aliado y amigo del presidente Bush

Debido a todo ello, el trabajo de Valentín Popescu posee triple mérito: es oportuno, resulta clarificador y es sintético. Por desgracia, “La Vanguardia” suele aplicar una política muy cicatera en la difusión de sus productos informativos por la red. O nunca llegan a distribuirse en ella, o se convierten en piezas preciadas sólo accesibles para suscriptores online . Por ello, tanto para seguir con la política de este blog, tendente a evitar la reproducción de artículos ajenos, como para no contribuir a la ruina del rotativo barcelonés, ahí va una somera exposición de la “hipótesis Popescu”.

Lo que parece primer gran asalto de la prolongada confrontación entre el presidente Traian Băsescu (Partido Democrático – PD) y su primer ministro Călin Constantin Anton Popescu-Tăriceanu (Partido Nacional Liberal – PNL) concluyó el pasado 26 de marzo con la disolución de la coalición Alianza por la Justicia y la Verdad (ADA). El 2 de abril, Tăriceanu propuso oficialmente la remodelación del gobierno, sin la participación del PD, sólo con ministros del PNL (14) y el partido magiar de Transilvania (4), el UDMR (Unión Demócrata Magiar de Rumania). Por lo tanto, el gobierno se desmontó, se recompuso y volvió a ser ratificado por el presidente.





Tăriceanu también disfrutó luciendo uniforme militar de campaña, en este caso durante una visita al contingente rumano en Bosnia












En sí misma, esta salida no es tan extraordinaria. Lo llamativo del caso es que Băsescu y Tăriceanu, antiguos y hasta cordiales aliados, sólo comparten ahora una animadversión cainita. Y el nuevo gobierno resulta extremadamente débil y goza de un muy escaso apoyo social.

El perfil del enfrentamiento tiene como base, al menos en parte, la tendencia extremadamente personalista que aqueja a la política rumana, algo que tampoco es privativo de ese país (pensemos en Turquía e Italia, sin ir más lejos). En ese contexto, Tăriceanu hace alarde de su naturaleza coriácea y Băsescu saca brillo a su carácter difícil y su fama (de la cual está orgulloso) de ser un preşedinte jucător: un “presidente jugador”. Pero, claro está, la situación no puede ser entendida sólo como resultado de una pura incompatibilidad de caracteres.

Valentin Popescu articula su análisis en torno a tres claves que tienen en común tres conceptos: la corrupción institucionalizada en Rumania, el apoyo de la Unión Europea al presidente y la fatídica situación de suma cero en la política del país.

Según al análisis del periodista rumano, el objetivo principal de Traian Băsescu consiste en desarticular las muy extendidas y profundas relaciones entre el mundo político y la mafia económica (primera clave). Para ello, el presidente cuenta con el firme apoyo de Bruselas (segunda clave) que se muestra tajante para que se cumplan las promesas de limpiar la política rumana, condición sine qua non para el ingreso del país en la UE el pasado 1º de enero. El ariete del empeño presidencial era la ministro Monica Macovei, que ya había tenido un destacado protagonismo en la aplicación de las reformas jurídicas que permitieron el acceso de Rumania a la UE. Esta mujer logró llevar ante la justicia a 127 cargos públicos, por prevaricación. Pero también se enfrentó directamente a la decisión de Popescu-Tăriceanu de postergar las primeras elecciones rumanas al Parlamento europeo, por razones de política doméstica. Como era previsible, Monica Macovei ya no figura en el nuevo gabinete.


Tercera clave: Băsescu buscaba, consciente y tenazmente, sacar de en medio al primer ministro y su gobierno desde hacía tiempo. Posiblemente se limitó a instrumentalizar el apoyo de los otros partidos que componían la fenecida Alianza para escalar al cargo de presidente. Pero su intención final residiría en presentarse al cargo de primer ministro, dado que por ahora sigue siendo el político más popular de Rumania, frente a descrédito de la mayoría restante. Eso explicaría la rápida utilización del incidente en torno a Dinu Patriciu, millonario de turbia trayectoria y ex diputado por el PNL. Confidencialmente, Tăriceanu le pidió al presidente una “intervención” a favor de Patriciu, y éste llevó el asunto a la prensa, desencadenando abiertamente las hostilidades. Preşedinte jucător.


"Gambler president": Traian Băsescu tocado con un genuino Stetson durante una visita a los Estados Unidos. Su rendida admiración por esa potencia es común a la que sienten diversos estadistas del Este de Europa y Balcanes









Sin embargo, la situación política está bloqueada. Băsescu está pendiente de una posible inhabilitación por “conducta inconstitucional”. La comisión parlamentaria extraordinaria lo encontró culpable de diecinueve extralimitaciones graves de su cargo y en consecuencia, puso una denuncia ante el Tribunal Constitucional. De nuevo una iniciativa aparentemente inexplicable, porque el ejecutivo no necesita el dictamen de esa alta instancia de la judicatura para echar al presidente. Sólo con que lo decidieran por mayoría imple las dos cámaras, en sesión conjunta, Băsescu debería dejar el cargo.


Pero en ese caso, recuerda Popescu, “el proceso podría precipitar la convocatoria de elecciones adelantadas en las que todo el mundo, partidos, diputados y mafiosos, corre el riesgo de salir perdiendo”. En efecto, las encuestas revelan que Băsescu es el político más popular en Rumania (aún) y unas elecciones anticipadas lo podrían llevar a conquistar el gobierno.


"Băsescu Terminator", fotomontaje de las campaña electoral de 2004, en la que ya se le anunciaba como el gran campeón en la lucha anticorrupción. Son muy numerosas las caricaturas y fotomontajes sobre el presidente, quizá porque contienen un plus de ironía: su peculiar rostro rechina en casi cualquiera de las disparatadas combinaciones


Por lo tanto, la situación es de un muy precario equilibrio y casi todos los actores políticos actúan con movimientos laterales, golpean por medio de otros, hacen mucho ruido para ocultar las verdaderas intenciones y sobre todo, caen en la extravagancia. Y llegados a la situación del pasado 2 de abril, Tăriceanu se inclina por ganar tiempo, sea como sea, esperando que Băsescu cometa algún error, resulte encausado o la liebre salte por cualquiera de los lugares posibles (al fin y al cabo, sobre el actual presidente hay numerosos rumores malignos). El primer ministro no puede hacer otra cosa, y de tirar la toalla siempre está a tiempo. Además, no sólo se representa a él mismo en este tinglado: hay mucho que tapar, son gente poderosa la que le apoya y le rodea. En fin, no falta mucho para que se termine el mandato del legislativo. En cuanto a Băsescu, utiliza la estrategia de presionar para que sus adversarios, y entre ellos Popescu-Tăriceanu, se cuezan en su propia salsa y se ahorquen con su propia cuerda. Y como dice Valentín Popescu, tiene detrás el apoyo de Bruselas y de una base social de apoyo notablemente amplia. No es de extrañar que se muestre desafiante y amenace con dimitir y forzar elecciones este mismo verano si el parlamento decide votyar su suspensión.


El gobierno de Rumania en gráfica descripción del humorista Vidu










El problema es que con todas estas macanas, el tiempo y las energías se van en las mil y una maniobras y nadie gobierna, nadie legisla. Por otra parte, todo indica que Băsescu ha caído en el narcisismo de la genialidad. Quiere contentar a su público y a sí mismo, siempre, más y más en cada momento, y es posible que no sepa parar a tiempo. En política, los golpes de timón y las maniobras inspiradas no pueden ser lo cotidiano, porque tarde o temprano se acaba cayendo en la incongruencia. Por estos pagos hubo un tiempo en el que nos licenciamos y hasta doctoramos en las genialidades del Honorable President de la Generalitat, Pasqual Maragall. Eran tantas sus ideas luminosas, gracias, gracietas y piruetas que se las agrupó a todas bajo la denominación común de “maragalladas”. Algunas incluso parecían carecer de lógica aparente: había que mantener el ritmo. Pero cuando el hombre se fue, casi se pudo escuchar un extendido suspiro de alivio.




"Todo es normal en Rumania", parece concluir Vidu en otra viñeta humorística








Volviendo a Rumania, toda esta situación política se torna más lamentable por el hecho de que el país acaba de estrenar ingreso en la UE. Recuerdo que cuando aún parecía lejana la posibilidad de que el país accediera al club europeo (no hace tanto tiempo, no crean) muchos rumanos preguntaban al visitante occidental “cuándo acudiría la UE a ayudarles”, como si la poderosa institución fuera Caritas Diocesana o algo por el estilo. Por lo tanto, todas las señales indican que los políticos rumanos seguirán con la tontería hasta que comiencen a darse cuenta que deberán ponerse las pilas para sacar “algo” de Bruselas. Como los griegos, que también empezaron de una forma similar y acabaron percatándose (les costó bastante) de que sólo percibían una mínima parte de las ayudas a las que tenían derecho (y estoy hablando del año 2002, por ejemplo). Porque en Bruselas hay que trabajarse duramente las subvenciones y fondos, no caen automáticamente en la palma de la mano extendida. Y claro, luego vienen los euroescepticismos, los trucos y las multas. En fin: recuerdo que cuando Victor Ciorbea formó gobierno con la coalición de centro derecha en 1996, desplazando definitivamente a los socialistas del PDSR, el gran intelectual que es Andrei Pleşu dijo públicamente: “A partir de ahora ya no podremos seguir echándole la culpa de todos nuestros males a los comunistas. Ahora ya sólo nosotros somos responsables ante nosotros mismos”. Por lo visto, por desgracia, las pasiones, la pirotecnia levantina, el victimismo y la extravagancia, el enchufe y el chollo siguen formando parte de la forma de hacer política “a la rumana”. Nasol!

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