lunes, abril 16, 2007

La hipótesis Popescu


Băsescu, travestido en ama dominante, cabalga a Popescu-Tăriceanu. Fotomontaje satírico en "Răspândaku"
















La Vanguardia”, como otros periódicos españoles y –por desgracia- también instituciones académicas, tienen una marcada tendencia a contratar a personas que “por ser de por allí” se suponen que poseen un especial grado de discernimiento sobre una determinada zona del planeta. Según este planteamiento, se supone que un serbio “sabe mucho” de los Balcanes, cuando es muy posible que conozca más o menos bien su país, (o su ciudad) pero posiblemente no tiene ni pajolera idea sobre lo que sucede en Bulgaria, Grecia y, no digamos, Rumania. En ocasiones, “La Vanguardia” ha llevado esos planteamientos incluso más lejos y según su óptica, un alemán puede “saber mucho” sobre Turquía, pongamos por caso. Si esta ingenua forma de ver las (por decir algo piadoso) tuviera una cierta base, entonces habríamos de convenir en que cualquier español con una cultura media y capacidad de escribir un par de folios, “sabe mucho” sobre política y cultura de Italia, Francia y, no digamos, Marruecos o el Magreb en general, más allá de los habituales clichés sobre “gabachos” y “moros”. Y por esa misma regla de tres, tendríamos que aceptar que José María Aznar ha estado explicando cosas muy útiles e importantes sobre España en sus conferencias por los Estados Unidos de América, y que aquellas bobadas sobre los problemas de su país con los “moors” deberían figurar como preguntas de examen en las universidades americanas.
















Los viejos y buenos tiempos de concordia: Băsescu y Tăriceanu parodian una conocida escena del film "Titanic" (James Cameron, 1997). Fotomontaje satírico en la web de Sorin Tudor


Curiosa filosofía en un periódico que cuenta con alguno de los corresponsales autóctonos más valiosos de la prensa española, como es, por ejemplo, Rafael Poch, antes en la URSS-Rusia y ahora en China. En todo caso, uno de los personajes que representan esa filosofía tan de “La Vanguardia” favorable a los que por-ser-de-allí-saben-más-de-aquello, es Valentín Popescu, periodista rumano de pura cepa que durante algunos años escribió sobre la política alemana en el citado periódico. Lo hizo incluso en aquellos dramáticos días de diciembre, 1989, mientras se hundía violentamente el régimen de Ceauşescu. Desde hace algún tiempo, Popescu ha pasado a tener su propia columna en la que escribe sobre países “de por allí” con desigual fortuna. En más de una ocasión utilizando clichés un tanto rancios, ya leídos en periodistas de “por aquí”; y en otros, con mayor tino, producto de su veteranía.

Pero hace unos días (Jueves-Viernes Santo, 5-6 de abril) Valentín Popescu analizó la política de su país en una pieza titulada: “Bizantina crisis rumana”. No abundan los análisis de este hombre sobre su propio país. Además, en esta ocasión, albricias, lo hizo con justo y merecido tino, cubriendo un asunto que la mayoría de la prensa española arrinconó con un desinterés rayano en el exhibicionismo: la reciente crisis de gobierno rumano.

El lector hispano que desee seguir en detalle la evolución de la política en ese país, puede consultar el blog “
Noticias de Rumania”, donde confluye un puñado de becarios, rumanos hispanistas y todos aquellos que estén directamente interesados en ese país, tengan algo que decir sobre él o hayan dado con la dirección. Toda una muestra de la nueva generación de analistas de aquí que, por fin, tienen y pueden decir mucho sobre los países “de por allí”. Entre otras cosas, porque no rehúyen aprender idiomas y muestran un genuino interés por entender el país que estudian o en el que residen. Pero fuera de ese blog, poco más. Ni siquiera foros occidentales especializados en los Balcanes o Europa Central y Oriental, se han referido al nuevo espasmo de la política rumana.











Tăriceanu y Băsescu, vencedores en los comicios del otoño de 2004. Ambos usaron y abusaron de supuestas parecidos con la "revolución naranja" ucraniana, que tenía lugar por aquellas mismas fechas. Y en efecto, acertaron en la forma similar en la que están llegando a su desenlace confuso y sucio ambos procesos políticos.


Eso resulta tanto más inquietante cuanto que Rumania es una recién llegada al club europeo. O a la tómbola europea, porque a la vista de cómo están yendo las cosas entre toda una serie de nuevos miembros, uno se pregunta cómo se llevan realmente las negociaciones con los candidatos sobre el acervo comunitario. Y con qué cara se puede poner Bruselas dura con Turquía, cuando acaban de acceder dos países con una renta menor, con una infraestructura económica todavía con mucho pelo de la dehesa del periodo comunista, una corrupción peligrosamente extendida y una política muy preocupante por su inestabilidad. Pero es igual, da exactamente lo mismo: una vez dentro, los nuevos miembros se cubren con la gruesa capa de opacidad característica de las grandes instituciones occidentales: UE, OTAN y tutti quanti. Lo cual no quiere decir que las cosas se hagan mal, ojo. Sólo que se llevan a cabo con escasa glasnost.













Băsescu va a la guerra: el presidente, en visita a las tropas destacadas en Irak, embutido en uniforme de camuflaje y rodeado de algunas mujeres soldado. Băsescu se ha declarado en numerosas ocasiones devoto aliado y amigo del presidente Bush

Debido a todo ello, el trabajo de Valentín Popescu posee triple mérito: es oportuno, resulta clarificador y es sintético. Por desgracia, “La Vanguardia” suele aplicar una política muy cicatera en la difusión de sus productos informativos por la red. O nunca llegan a distribuirse en ella, o se convierten en piezas preciadas sólo accesibles para suscriptores online . Por ello, tanto para seguir con la política de este blog, tendente a evitar la reproducción de artículos ajenos, como para no contribuir a la ruina del rotativo barcelonés, ahí va una somera exposición de la “hipótesis Popescu”.

Lo que parece primer gran asalto de la prolongada confrontación entre el presidente Traian Băsescu (Partido Democrático – PD) y su primer ministro Călin Constantin Anton Popescu-Tăriceanu (Partido Nacional Liberal – PNL) concluyó el pasado 26 de marzo con la disolución de la coalición Alianza por la Justicia y la Verdad (ADA). El 2 de abril, Tăriceanu propuso oficialmente la remodelación del gobierno, sin la participación del PD, sólo con ministros del PNL (14) y el partido magiar de Transilvania (4), el UDMR (Unión Demócrata Magiar de Rumania). Por lo tanto, el gobierno se desmontó, se recompuso y volvió a ser ratificado por el presidente.





Tăriceanu también disfrutó luciendo uniforme militar de campaña, en este caso durante una visita al contingente rumano en Bosnia












En sí misma, esta salida no es tan extraordinaria. Lo llamativo del caso es que Băsescu y Tăriceanu, antiguos y hasta cordiales aliados, sólo comparten ahora una animadversión cainita. Y el nuevo gobierno resulta extremadamente débil y goza de un muy escaso apoyo social.

El perfil del enfrentamiento tiene como base, al menos en parte, la tendencia extremadamente personalista que aqueja a la política rumana, algo que tampoco es privativo de ese país (pensemos en Turquía e Italia, sin ir más lejos). En ese contexto, Tăriceanu hace alarde de su naturaleza coriácea y Băsescu saca brillo a su carácter difícil y su fama (de la cual está orgulloso) de ser un preşedinte jucător: un “presidente jugador”. Pero, claro está, la situación no puede ser entendida sólo como resultado de una pura incompatibilidad de caracteres.

Valentin Popescu articula su análisis en torno a tres claves que tienen en común tres conceptos: la corrupción institucionalizada en Rumania, el apoyo de la Unión Europea al presidente y la fatídica situación de suma cero en la política del país.

Según al análisis del periodista rumano, el objetivo principal de Traian Băsescu consiste en desarticular las muy extendidas y profundas relaciones entre el mundo político y la mafia económica (primera clave). Para ello, el presidente cuenta con el firme apoyo de Bruselas (segunda clave) que se muestra tajante para que se cumplan las promesas de limpiar la política rumana, condición sine qua non para el ingreso del país en la UE el pasado 1º de enero. El ariete del empeño presidencial era la ministro Monica Macovei, que ya había tenido un destacado protagonismo en la aplicación de las reformas jurídicas que permitieron el acceso de Rumania a la UE. Esta mujer logró llevar ante la justicia a 127 cargos públicos, por prevaricación. Pero también se enfrentó directamente a la decisión de Popescu-Tăriceanu de postergar las primeras elecciones rumanas al Parlamento europeo, por razones de política doméstica. Como era previsible, Monica Macovei ya no figura en el nuevo gabinete.


Tercera clave: Băsescu buscaba, consciente y tenazmente, sacar de en medio al primer ministro y su gobierno desde hacía tiempo. Posiblemente se limitó a instrumentalizar el apoyo de los otros partidos que componían la fenecida Alianza para escalar al cargo de presidente. Pero su intención final residiría en presentarse al cargo de primer ministro, dado que por ahora sigue siendo el político más popular de Rumania, frente a descrédito de la mayoría restante. Eso explicaría la rápida utilización del incidente en torno a Dinu Patriciu, millonario de turbia trayectoria y ex diputado por el PNL. Confidencialmente, Tăriceanu le pidió al presidente una “intervención” a favor de Patriciu, y éste llevó el asunto a la prensa, desencadenando abiertamente las hostilidades. Preşedinte jucător.


"Gambler president": Traian Băsescu tocado con un genuino Stetson durante una visita a los Estados Unidos. Su rendida admiración por esa potencia es común a la que sienten diversos estadistas del Este de Europa y Balcanes









Sin embargo, la situación política está bloqueada. Băsescu está pendiente de una posible inhabilitación por “conducta inconstitucional”. La comisión parlamentaria extraordinaria lo encontró culpable de diecinueve extralimitaciones graves de su cargo y en consecuencia, puso una denuncia ante el Tribunal Constitucional. De nuevo una iniciativa aparentemente inexplicable, porque el ejecutivo no necesita el dictamen de esa alta instancia de la judicatura para echar al presidente. Sólo con que lo decidieran por mayoría imple las dos cámaras, en sesión conjunta, Băsescu debería dejar el cargo.


Pero en ese caso, recuerda Popescu, “el proceso podría precipitar la convocatoria de elecciones adelantadas en las que todo el mundo, partidos, diputados y mafiosos, corre el riesgo de salir perdiendo”. En efecto, las encuestas revelan que Băsescu es el político más popular en Rumania (aún) y unas elecciones anticipadas lo podrían llevar a conquistar el gobierno.


"Băsescu Terminator", fotomontaje de las campaña electoral de 2004, en la que ya se le anunciaba como el gran campeón en la lucha anticorrupción. Son muy numerosas las caricaturas y fotomontajes sobre el presidente, quizá porque contienen un plus de ironía: su peculiar rostro rechina en casi cualquiera de las disparatadas combinaciones


Por lo tanto, la situación es de un muy precario equilibrio y casi todos los actores políticos actúan con movimientos laterales, golpean por medio de otros, hacen mucho ruido para ocultar las verdaderas intenciones y sobre todo, caen en la extravagancia. Y llegados a la situación del pasado 2 de abril, Tăriceanu se inclina por ganar tiempo, sea como sea, esperando que Băsescu cometa algún error, resulte encausado o la liebre salte por cualquiera de los lugares posibles (al fin y al cabo, sobre el actual presidente hay numerosos rumores malignos). El primer ministro no puede hacer otra cosa, y de tirar la toalla siempre está a tiempo. Además, no sólo se representa a él mismo en este tinglado: hay mucho que tapar, son gente poderosa la que le apoya y le rodea. En fin, no falta mucho para que se termine el mandato del legislativo. En cuanto a Băsescu, utiliza la estrategia de presionar para que sus adversarios, y entre ellos Popescu-Tăriceanu, se cuezan en su propia salsa y se ahorquen con su propia cuerda. Y como dice Valentín Popescu, tiene detrás el apoyo de Bruselas y de una base social de apoyo notablemente amplia. No es de extrañar que se muestre desafiante y amenace con dimitir y forzar elecciones este mismo verano si el parlamento decide votyar su suspensión.


El gobierno de Rumania en gráfica descripción del humorista Vidu










El problema es que con todas estas macanas, el tiempo y las energías se van en las mil y una maniobras y nadie gobierna, nadie legisla. Por otra parte, todo indica que Băsescu ha caído en el narcisismo de la genialidad. Quiere contentar a su público y a sí mismo, siempre, más y más en cada momento, y es posible que no sepa parar a tiempo. En política, los golpes de timón y las maniobras inspiradas no pueden ser lo cotidiano, porque tarde o temprano se acaba cayendo en la incongruencia. Por estos pagos hubo un tiempo en el que nos licenciamos y hasta doctoramos en las genialidades del Honorable President de la Generalitat, Pasqual Maragall. Eran tantas sus ideas luminosas, gracias, gracietas y piruetas que se las agrupó a todas bajo la denominación común de “maragalladas”. Algunas incluso parecían carecer de lógica aparente: había que mantener el ritmo. Pero cuando el hombre se fue, casi se pudo escuchar un extendido suspiro de alivio.




"Todo es normal en Rumania", parece concluir Vidu en otra viñeta humorística








Volviendo a Rumania, toda esta situación política se torna más lamentable por el hecho de que el país acaba de estrenar ingreso en la UE. Recuerdo que cuando aún parecía lejana la posibilidad de que el país accediera al club europeo (no hace tanto tiempo, no crean) muchos rumanos preguntaban al visitante occidental “cuándo acudiría la UE a ayudarles”, como si la poderosa institución fuera Caritas Diocesana o algo por el estilo. Por lo tanto, todas las señales indican que los políticos rumanos seguirán con la tontería hasta que comiencen a darse cuenta que deberán ponerse las pilas para sacar “algo” de Bruselas. Como los griegos, que también empezaron de una forma similar y acabaron percatándose (les costó bastante) de que sólo percibían una mínima parte de las ayudas a las que tenían derecho (y estoy hablando del año 2002, por ejemplo). Porque en Bruselas hay que trabajarse duramente las subvenciones y fondos, no caen automáticamente en la palma de la mano extendida. Y claro, luego vienen los euroescepticismos, los trucos y las multas. En fin: recuerdo que cuando Victor Ciorbea formó gobierno con la coalición de centro derecha en 1996, desplazando definitivamente a los socialistas del PDSR, el gran intelectual que es Andrei Pleşu dijo públicamente: “A partir de ahora ya no podremos seguir echándole la culpa de todos nuestros males a los comunistas. Ahora ya sólo nosotros somos responsables ante nosotros mismos”. Por lo visto, por desgracia, las pasiones, la pirotecnia levantina, el victimismo y la extravagancia, el enchufe y el chollo siguen formando parte de la forma de hacer política “a la rumana”. Nasol!

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