martes, febrero 19, 2008

Kosovo: primer balance (¿1908-2008?)















Clásico recurso iconográfico de niño ataviado con símbolos nacionales o políticos. Durante los festejos por la autoproclamada independencia de Kosovo, llamó la atención la exhibición de banderas norteamericanas y la ausencia casi total de símbolos de la Unión Europea.




A veinticuatro horas de la autoproclamada independencia de Kosovo ya se pueden comenzar a extraer algunas conclusiones, aunque sean rápidas:

-Washington-Bruselas (creo que es correcto hablar de este orden de importancia y no otro) han aplicado su plan de acción tan rígidamente como Moscú. No parece que las consecuencias a medio plazo de la maniobra estén realmente calculadas, basándolo todo en el efecto “huida hacia adelante” y la política de hechos consumados.

-La primera cosecha de efectos negativos es la mala acogida que ha tenido la iniciativa en el ámbito balcánico. Aunque las noticias son un tanto contradictorias, no cabe duda que exceptuando el caso de Croacia –por fidelidad total ante Washington-Bruselas- o el Macedonia (porque no pueden hacer otra cosa que confiar ciegamente en sus protectores teóricos) y, desde luego, el seguro satélite albanés, el resto de los estados balcánicos han puesto proa o mala cara a la iniciativa de reconocer la autoproclamada independencia de Kosovo. Hablamos nada menos que de: Rumania, Bulgaria, Bosnia, Grecia y Chipre, aparte, lógicamente, de Serbia. Por lo tanto la estrategia de Washington-Bruselas ha conseguido lo impensable hace poco: unir en mayor o menor medida, por activa o por pasiva, a países tradicionalmente enfrentados en la zona


















"Hotel Victory" en Pristina, con su propia réplica de la Estatua de la Libertad en la terraza

-Se está generando una crisis de confianza en la UE. Debemos recordar que hasta hace poco, la idea central era que la integración sería un vehículo para superar contradicciones y conflictos en los Balcanes que parecían imposibles de solucionar. Pues eso no es lo que está resultando de todo este asunto. La imagen que está ofreciendo Bruselas es la de una “Unión Europea de las hegemonías”, en la cual un grupo central toma las decisiones y los demás pasan por el aro. La gama de posibilidades es bastante desagradable. Recordemos, por ejemplo, que no hace mucho, Paris y Berlín dejaron bastante claro quién era su caballo ganador en las elecciones generales españolas del próximo mes de marzo. Eso también contribuye a explicar el malestar de Madrid en las actuales circunstancias. En realidad, la manera de actuar de la UE en los Balcanes no difiere mucho de la que hubieran adoptado las potencias hegemónicas de Europa hace un siglo. De hecho, es el perfecto aniversario: 1908-2008. La primera de esas fechas señala la anexión por el Imperio Austro-Húngaro del protectorado que era entonces Bosnia-Hercegovina, lo que llevó a la Gran Guerra cinco años más tarde.

-Con respecto a Rusia, se le está cargando con la culpabilidad de las posibles consecuencias de una maniobra mal pensada. ¿Por qué “la solución menos mala” era la independencia de Kosovo? ¿Por qué reconocer fronteras e independencias que luego no son reales y en el futuro se habrán de diluir en el seno de la UE? Si Bruselas hubiera dejado bien claro que Serbia y Kosovo entrarían juntos en la UE a diez años vista o menos, dejando para entonces la cuestión de las soberanías, otro hubiera sido el panorama. A cambio, en Europa occidental nos enzarzamos con frases sobre la “maldad de Putin”, “Rusia contra el mundo”, etc. En realidad, ha sido George W. Bush el que, en las postrimerías de su mandato, ha logrado debilitar a la UE con sus ideas y soluciones, coladas a través de los primos británicos, con el concurso de un presidente “Sarkoyes” en caída libre; y una Alemania que quiere hacerse perdonar y olvidar la jugada de 1991, cuando reconoció la soberanía de Croacia por su propia cuenta, dejando en evidencia a Bruselas.

-Hemos de temer que con Rusia se esté recurriendo al conocido esquema de las “predicciones autocumplidas”. Se insiste en que se está convirtiendo en una potencia peligrosa y se le hostiga para que reaccione así. Luego aprovechamos para pedirle precios rebajados para el petróleo y el gas; y como no aceptan el chantaje, más de lo mismo. Y de paso, le damos la razón a los tramposos ucranianos, que aprovechan para colar a los clientes occidentales gas y petróleo de peor calidad, cobrando a precio ruso y embolsándose la diferencia.

-Como conclusión genérica respecto a la sugerencia de que la independencia de Kosovo ha contribuido a generar “mayor democracia” o “descentralización” a escala internacional, la idea es de una ingenuidad evidente. Si lo ocurrido demuestra que las fronteras del odiado estado nación no son intangibles, desde luego tampoco lo serán para el nuevo estado nación kosovar. Ni para ninguna república, europea o no, que se autoproclame como tal en los próximos años. Todo dependerá del grado de utilidad que le reporte a la potencia de turno que, por cierto, no va a consentir ese tipo de planteamientos dentro de las suyas propias.

A continuación sigue un interesante artículo de "The Guardian" remitido por Luis Lidon, de EFE Viena a la lista Balkan.




















El presidente Bush revisa al Cuerpo de Protección de Kosovo (TMK) que, curiosamente, luce un uniforme de gala con gorras y charreteras de estilo ruso. Junio de 2007

"The Guardian", Tuesday February 19 2008

A postmodern declaration

Kosovo's sovereignty is a fiction: real power lies with EU officials backed by western firepower

John Laughland

There seemed to be no immediate consequences when, in 1908, Austria annexed Bosnia-Herzegovina. Vienna was in clear violation of the 1878 Treaty of Berlin, which it had signed and kept Bosnia in Turkey, yet the protests of Russia and Serbia were in vain. The following year, the fait accompli was written into an amended treaty. Six years later, however, a Russian-backed Serbian gunman exacted revenge by assassinating the heir to the Austrian throne in Sarajevo in June 1914. The rest is history.

Parallels between Kosovo in 2008 and Bosnia in 1908 are relevant, but not only because, whatever legal trickery the west uses to override UN security council resolution 1244 - which kept Kosovo in Serbia - the proclamation of the new state will have incalculable long-term consequences: on secessionist movements from Belgium to the Black Sea via Bosnia, on relations with China and Russia, and on the international system as a whole. They are also relevant because the last thing the new state proclaimed in Pristina on Sunday will be is independent. Instead, what has now emerged south of the Ibar river is a postmodern state, an entity that may be sovereign in name but is a US-EU protectorate in practice.

The European Union plans to send some 2,000 officials to Kosovo to take over from the United Nations, which has governed the province since 1999. It wants to appoint an International Civilian Representative who - according to the plan drawn up last year by Martti Ahtisaari, the UN envoy - will be the "final authority" in Kosovo with the power to "correct or annul decisions by the Kosovo public authorities". Kosovo would have had more real independence under the terms Belgrade offered than it will now.



Restaurante de comida rápida en Kosovo ("kebabs") inspirado en la cadena MacDonalds. Fotografía procedente del blog madisonian.net

















Those who support the sort of "polyvalent sovereignty" and "postnational statehood" that we already have in the EU welcome such arrangements as a respite from the harsh decisionism of post-Westphalian statehood. But such fictions are in fact always underpinned by the timeless realities of brute power. There are 16,000 Nato troops in Kosovo and they have no intention of coming home: indeed, they are even now being reinforced with 1,000 extra troops from Britain. They, not the Kosovo army, are responsible for the province's internal and external security.

Kosovo is also home to the vast US military base Camp Bondsteel, near Urosevac - a mini-Guantanamo that is only one in an archipelago of new US bases in eastern Europe, the Balkans and central Asia. This is why the Serbian prime minister, Vojislav Kostunica, speaking on Sunday, specifically attacked Washington for the Kosovo proclamation, saying that it showed that the US was "ready to unscrupulously and violently jeopardise international order for the sake of its own military interests".

In order to symbolise its status as the?newest Euro-Atlantic colony, Kosovo has chosen a flag modelled on that of Bosnia-Herzegovina - the same EU gold, the same arrangement of stars on?a?blue background. For Bosnia, too, is?governed by a foreign high representative, who has the power to sack elected politicians and annul laws, all in the name of preparing the country for EU integration.

As in Bosnia, billions have been poured into Kosovo to pay for the international administration but not to improve the lives of ordinary people. Kosovo is a sump of poverty and corruption, both of which have exploded since 1999, and its inhabitants have eked out their lives for nine years now in a mafia state where there are no jobs and not even a proper electricity supply: every few hours there are power cuts, and the streets of Kosovo's towns explode in a whirring din as every shop and home switches on its generator. This tragic situation is made possible only because there is a fatal disconnect in all interventionism between power and responsibility. The international community has micro-managed every aspect of the break-up of Yugoslavia since the EU brokered the Brioni agreement within days of the war in Slovenia in July 1991. Yet it has always blamed the locals for the results. Today, the new official government of Kosovo will be controlled by its international patrons, but they will similarly never accept accountability for its failings. They prefer instead to govern behind the scenes, in the dangerous - and no doubt deliberate - gap between appearance and reality.



Remodelación estratégica de fronteras como hipotética solución a los problemas existentes, un clásico proyecto neocon norteamericano: esbozo para rediseñar el "espacio ex otomano", comenzando por Oriente Próximo.

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domingo, febrero 17, 2008

February 17th: Freedom Fighters Day





















Monumento a los caídos del UÇK en la guerra de 1996-1999: Vucitrin / Vushtrri, Kosovo. Obsérvese que el mapa que enmarca la silueta del caído es el de la Gran Albania. Aunque es improblable que se convierta en una realidad a medio plazo, también es cierto que no se trata de "propaganda serbia¨, como argumentan los simpatizantes de la causa albanesa.

Dentro de pocas horas nacerá la “autoproclamada República de Kosovo”, adjetivo que en los últimas décadas la prensa occidental distribuía selectivamente por aquí, callaba por allá y obviaba acullá. Hace ya bastantes años que los dobles raseros se aplican generosamente en diversas regiones del planeta, aquellas que son más dadas a la colonización y división en zonas de influencia que otras. La lista, aplicable a los Balcanes y extensible al resto del espacio ex otomano, es larga y tiene probada profundidad histórica. Eran peyorativamente “autoproclamadas” la República Serbia de la Krajina y lo es la República Turca del Norte de Chipre. Pero no lo es Nagorno-Karabaj, territorio no tan ignoto que ha provocado numerosas tensiones en el Cáucaso, amén de un número crecido de muertes. Eso, mejor meterlo en el cajón.

La verdad es que, aunque pueden cobrar una gran relevancia en un momento dado –las “repúblicas autoproclamadas” son carne de manipulación por excelencia- la exhibición de dobles o triples varas de medir ha tenido momentos estelares en la reciente historia de las crisis balcánicas. Aparte del ya bien conocido “vals de la federación” (“Yugoslavia federal no es factible-Bosnia está destinada a serlo-Kosovo nunca lo será-en Macedonia la solución está ahí, precisamente”) no han faltado grotescos momentos estelares, si no fuera porque terminaron en tragedia. Por ejemplo: el 6 de abril de 1992, la Comunidad Europea reconoció formalmente a la República de Bosnia-Hercegovina. Una de esas “soluciones” de la diplomacia occidental que ignoró olímpicamente el deseo de una mayoría de serbios de Bosnia de abandonar esa república; en este caso, la sagrada “voluntad de la mayoría” no tuvo ningún valor para Bruselas y Washington. Pero, casi peor, en la agenda de ese mismo día 6 de abril estaba previsto reconocer la República de Macedonia. Sin embargo, ese asunto se dejó de lado para no contradecir a Grecia, que por entonces desplegaba una desmesurada campaña nacionalista contra lo que se consideraba una amenaza revisionista. Según el gobierno de Atenas, la homónima región norteña de Grecia era la verdadera Macedonia, mientras que la república ex yugoslava era un invento de Tito, con objetivos descaradamente anexionistas. Sea como fuere, Bruselas demostró una marcada indolencia hacia la soberanía Macedonia, y una innecesaria impaciencia en reconocer la independencia bosnia, que ayudó a precipitar la guerra
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Monumento al héroe del UÇK en la plaza principal de Prizren. Fotografía procedente del blog: "Els viatges del Xavi"

Casi dieciséis años más tarde, estamos ante un caso parecido. Los aplausos orgánicos que escuchamos en occidente hacia la epopeya soberanista de los albaneses de Kosovo, se permiten ignorar los derechos de la minoría serbia, objeto de flagrantes campañas de limpieza étnica ante la indiferencia de la administración internacional. Por lo visto los albaneses “se merecen” la independencia, pero la minoría serbia “no se merece” una especial atención hacia sus derechos. Debe de ser cosa del número exiguo de los que quedan (menos del cinco por ciento de la población total de Kosovo). Aunque si tenemos en cuenta que la definición de genocidio se ajustó en el Tribunal Penal Internacional hasta un mínimo de seis mil personas para poder acusar a Slobodan Milosevic y los líderes nacionalistas serbios de Bosnia de ese crimen en relación con los sucesos de Srebrenica, bien se puede dictaminar que los algo más de cien mil serbios que sobreviven como pueden en Kosovo son una minoría demasiado minoritaria para ser tenida en cuenta, o “reajuste” similar de última hora.

En realidad, los diez años de crisis yugoslavas han ido creando unas lógicas manipuladoras casi mecánicas. Adonde no se llega con unos argumentos amañados, se prueba con otros y sobre todo con las pasiones futbolísticas que embargan incluso a sesudos académicos cuando de Balcanes se trata. Y aquí si que los resultados pueden llegar a ser francamente divertidos, cuando contemplamos alineados en el mismo bando “soberanista” a intelectuales de rancio abolengo progre con derechosos periodistas de imperial pijería. Y ya son ganas de emborronar papeles a mayor gloria de la vanidad sublimada en el “sostenella y no enmendalla”, para terminar haciendo masa coral con lo que no es sino el objetivo de cualquier extremismo político no islamista en la Europa de hoy: conseguir como sea el apoyo norteamericano no sólo para obtener la victoria, sino también para bendecirla. Todo ello bien poco tiene que ver con el derecho a la soberanía de los albaneses de Kosovo y es mero interés coyuntural de un grupo de potencias hegemonistas enfrascados en salir del paso obviando hipócritamente cualquier cosa que no sean sus intereses aquí y ahora.

Desde ese punto de vista, la decisión del gobierno español de no reconocer al nuevo estado “soberano” de Kosovo es consecuente, correcta y valiente. Que no quedó más remedio que llevarla a cabo en una coyuntura internacional desventajosa, de eso no cabe duda. A la vista está: distanciamiento de Bruselas, nuevo desencuentro con Washington y por si faltara algo, aprovechamiento desconsiderado de Moscú en beneficio de su propio guión –y como venganza, habitual desde hace años, contra la figura y significado de Javier Solana, en 1999 al frente de la OTAN y ahora, en decisivo cargo comunitario.



















Iconografías similares, valoraciones diferentes: Miembros del Real IRA se entrenan en uniformes de campaña ya en 2001

¿Se dio ese paso en nombre de la preservación de las españolísimas esencias patrias? Parece evidente que ese debe ser el caso desde las filas del Partido Popular. Pero, obligaciones del peculiar momento de la campaña electoral al margen, la decisión del gobierno de Zapatero tiene otro trasfondo. Porque lo que se debate aquí no es la vieja discusión bizantino-politológica sobre la intangibilidad de las fronteras realmente existentes o el hipotético “efecto dominó” sobre los soberanismos celtibéricos. La cuestión es otra.

El problema central, que lógicamente no vamos a encontrar debatido en la prensa democrática occidental, es que Washington y Bruselas están reconociendo de facto y de iure, la validez de la vía armada para conseguir objetivos políticos nacionalistas en el continente europeo. O más precisamente, el viejo principio básico de "acción-reacción" de los grupos guerrillerosa y terroristas desde hace más de un siglo. Porque no representa otra cosa el hecho de que el actual primer ministro albanés de Kosovo sea Hashin Thaçi, un antiguo comandante guerrillero del UÇK cuyo nombre en clave era “Serpiente”. O que otro anterior primer ministro, Ramush Haradinaj, también antiguo líder militar del UÇK, esté siendo juzgado en el TPI de La Haya por crímenes de guerra.

Lógicamente, como antídoto a cualquier tentación de aproximarse demasiado a esta delicada cuestión, los apologetas del guión desarrollado en Washington y aplicado desde Bruselas insisten una y otra vez que se le está concediendo la independencia a los albaneses como una especie de premio a sus sufrimientos o de compensación a la abolición de su autonomía en 1989 por obra de Slobodan Milosevic. En realidad, la intervención de la OTAN en 1999 no se produjo en base a esas cuestiones. En el verano de 1996, quien escribe estas líneas visitó Kosovo, donde comenzaba a oírse hablar de los atentados de un misterioso grupo nacionalista albanés contra policías y administradores serbios, amén de los “colaboracionistas” albaneses. Pues bien, la gran mayoría de los albaneses kosovares a quienes entrevistó dijeron no saber nada de “aquella gente” violenta, que posiblemente no eran “de por allí”. Rugova, el líder de la Liga Democrática de Kosovo, la opción mayoritaria, gradualista y no violenta de soberanismo albanés en Kosovo, negaba de forma vehemente y reiterada, que los activistas del UÇK existieran: eran “meras provocaciones de la policía serbia”. Por entonces, los diplomáticos occidentales en la zona no querían oír hablar de aquel feo asunto de Kosovo, cuando hacía pocos meses que se había logrado concluir la guerra de Bosnia. ¿Qué es ese cuento de hadas de que la UE –o determinados socios de la UE- están reconociendo estos días los méritos también de esa opción moderada? Si el UÇK no hubiera empezado a liarse a tiros a lo largo de 1996, profusamente equipados con armas procedentes de Albania al año siguiente, muy diferente hubiera sido la historia. La OTAN nunca hubiera intervenido para apoyar a Ibrahim Rugova y sus seguidores. De eso no hay la menor duda, porque precisamente lo que produjo la aparición del UÇK fue la conciencia de que la opción gradualista del LDK no parecía llevar a la deseada intervención occidental después de que en 1995 los occidentales reconocieran en las conversaciones de Dayton las fronteras de Bosnia, sí; pero también las de Croacia y Serbia, y en éstas se incluía Kosovo. Eso lo saben ahora y lo sabían entonces los albaneses de Kosovo, y de ahí la proliferación de un verdadero culto al combatiente del UÇK expresado en estatuas de regusto stalinista en varias de las ciudades y pueblos de Kosovo, o en las decenas de monumentos a los caídos, que también están presentes en la zona albanesa de Macedonia, con gran profusión de insignias y banderas.






















1958-2008: este mismo año se cumple el medio siglo de existencia de ETA. Conmemoriaciones inoportunas en coincidencia con iconografías similares bendecidas precisamente en estos mismos días por Washington y algunos miembros de la UE

Uno estaría incluso tentado de suponer que Washington y Londres esperaron a que se solucionara el conflicto del Ulster para impulsar la independencia de Kosovo. Porque ese doble rasero sí que resultaba totalmente insostenible. Por otra parte, hoy puede parecer inimaginable que algún día ETA pudiera ser reconocida en Euskadi en términos parecidos a como el UÇK lo fue en Kosovo. Pero si no es así, es bien cierto que el precedente kosovar sí puede convertirse en la base de la utilización del radicalismo armado vasco –por ejemplo- como forma externa de presión sobre el gobierno de turno en Madrid. De hecho, la estrategia de apoyar a grupos radicales le fue bien a Washington durante la Guerra Fría –incluso a costa de subvencionar a Bin Laden y similares “freedom fighter” en Afganistán- y ahora parece retomar la idea: ahí está residiendo, dicen, el éxito del plan de pacificación de Irak: en apoyar a unos contra los otros. Y es que subvencionar grupos armados radicales puede resultar muy rentable. Cuatro fusiles por aquí y dos pistolas por allá, y ya tenemos organizado un grupo armado de "freedom fighters" que puede convertirse fácilmente en instrumento de poder y autoridad. Un líder guerrillero convenientemente afeitado o al menos con un traje caro, puede devenir en estadista aceptable, incluso con un aura romántica de la que carece el político civil de toda la vida. Pero eso sí: el grupito y su líder han de saber claramente quién es el amo, quién manda allí en último término.

Entendámonos: eso, al fin y al cabo, puede que ni siquiera suponga una gran ventaja a largo plazo para la opción violenta y radical objeto de las atenciones de Washington. El margen de acción política real y de soberanía que le queda a Thaçi no es envidiable, y ese es el final de la historia tras años de ardua lucha. Hoy en día, ningún movimiento radical armado tiene posibilidades de éxito en Occidente sin el respaldo de Washington. El IRA es un ejemplo bien claro; también el UÇK, desde luego, pero es que incluso Al Fatah tuvo que ponerse en manos de la CIA hace bien poco tiempo. La verdad es que si yo fuera un activista radical europeo estaría preocupado ante el mensaje que supone la respaldada proclamación de la independencia kosovar: hoy por hoy, si no están los americanos detrás, olvídate. Y en el mejor de los casos, serás un mero peón en manos del Tio Sam. Ahí tenemos a los miles y miles de albaneses que ya están celebrando la independencia agitando obsesivamente banderas norteamericanas con el mismo valor sentimental que la albanesa –que por cierto, no debería ser la enseña del nuevo estado kosovar-. Esas banderas americanas se las frotan los interesados por las narices a la familia europea, a los países del club UE, a Bruselas. Muy poquitas parecen ser las enseñas azules de la Europa comunitaria que se agitan en Kosovo. Por lo tanto, y ya que las fronteras del mundo parecen haberse vuelto elásticas, para regocijo de algunos, pues quizás sería el momento de proponer a los norteamericanos que adoptaran a Kosovo como un nuevo estado de la Unión.

Lo que, en todo caso, resulta un tanto incomprensible es esa idea de que la integración en la UE aportará la solución de los problemas en la zona. Ahí tenemos a los países balcánicos, pero europeos a la postre, haciendo piña contra el reconocimiento de la independencia de Kosovo. Ya no sólo son Serbia (lógicamente), Rumania, Chipre, Grecia y Bulgaria, sino también Bosnia. Son todos estados balcánicos con nutridas minorías nacionales y situados, precisamente en los Balcanes. ¿Cómo pueden demostrar entusiasmo ante lo que está ocurriendo a pocos kilómetros de sus fronteras? Parece lógico que ni siquiera se fíen de las ideas de Bruselas miembros locales de la UE, como Rumania, Bulgaria, Grecia y Chipre. Tampoco lo hace Eslovaquia, que no es un país balcánico pero sí desconfía de lo que pueda ocurrir con su minoría magiar.























Adem Jasari, uno de los mitos de la primera rebelión del UÇK, allá por 1996, muerto dos años más tarde. Ese es el origen real de la intervención OTAN en la zona que llevó indefectiblemente a la independencia proclamada hoy

Por lo tanto, la UE no está resultando nada tranquilizadora. Y menos aún actuando a dictado de Washington. Pero aún poniéndole toda la buena fe del mundo, toda la candidez bienintencionada de la que (aún) podamos ser capaces, ¿qué sentido tiene montar todo este circo de la independencia kosovar si se supone que de aquí a pocos años ese país, junto a Serbia y los demás formarán parte de la UE en un único mercado común, con instituciones financieras y legales conjuntas y unas fronteras medio disueltas por el “espacio Schengen”?¿Si las fronteras son hoy en día relativas y no son en absoluto intangibles ¿por qué construimos más y las bendecimos una y otra vez?






"El Periódico", 16/2/2008
LA DECLARACIÓN UNILATERAL DE INDEPENDENCIA DE LA REGIÓN SERBIA

Kosovo es el comienzo


Bruselas está tirando piedras a su propio tejado: tres de los cinco países que rechazan el nuevo Estado son miembros de la UE

Si los albaneses macedonios deciden irse con los kosovares sí que tendremos un problema serio

La proclamación de la independencia de Kosovo el próximo día 17 es presentada por muchos analistas, con más pasión que otra cosa, como el final de un proceso iniciado hace casi veinte años. En realidad, es más de lo mismo por lo que toca a la situación interna del nuevo estado; y a la vez, el comienzo de algo nuevo a escala internacional.

Que los fastos no nos engañen: la independencia de que disfrutará Kosovo será aparente. No poseerá fuerzas armadas, los policías y los jueces los pondrá la UE, no podrá ingresar en las Naciones Unidas como miembro. Por lo tanto, un estado que va a carecer de atributos de soberanía plena y seguirá siendo una especie de protectorado, ahora de Bruselas. Lógicamente, los extremistas no tardarán en meter baza. Los nacionalistas albaneses duros de “Vetëvendosje!” (“¡Autodeterminación!”) liderados por el joven Albin Kurti, flagelo de la administración internacional, comenzará a movilizar a sus seguidores en las calles pidiendo independencia absoluta, sin cortapisas. Y los serbios del enclave norteño de Kosovska Mitrovica, donde funciona una administración serbia propia, parece que van a ignorar activamente la autoridad de Pristina.

















Medio en serio, medio en broma: propuestas para una nueva bandera de la Gran Albania, modelo USA

A pesar de toda esa carga de incertidumbres con la que se estrena el nuevo estado semisoberano, no es de temer que tengan lugar desórdenes de envergadura. De momento, ni a serbios ni a albaneses les interesa aparecer como los provocadores ante las grandes potencias que son las auténticas protagonistas de toda la operación. Otra cosa es la situación en la que queda Macedonia, un tabú que la prensa occidental evita tratar, como si fuera la peste. Nadie quiere recordar que en 2001 esa república vivió una guerra interna en la cual la guerrilla secesionista albanesa estaba conectada, hasta en denominaciones y símbolos, con la del UÇK kosovar que había luchado contra los serbios dos años antes. Y es que no existen diferencias étnicas entre los albaneses de Kosovo y los de Macedonia, porque hasta 1991 pertenecieron al mismo estado (Yugoslavia) y podían circular libremente por todo su territorio, y en el norte de esta última república se han erigido monumentos conmemorativos a los caídos en aquella corta pero dura contienda.

Ese conflicto sí que se puede reabrir; y lo saben Bruselas y Washington. Y si los albaneses de Macedonia deciden irse con los de Kosovo, y Macedonia queda rota y su capital dividida, si que tendremos ahí un problema serio, dado que la supervivencia de esa pequeña república quedará en entredicho y seguramente Bulgaria buscaría intervenir, abriéndose nuevas dimensiones de conflicto balcánico, más allá de las que quedaron confinadas a las guerras yugoslavas de 1991-2001.






Composición conmemorativa para un combatiente del UÇKömbetar, caído en Macedonia, primavera de 2001. La misma parafernalia que el UÇK kosovar ¿La misma lucha?












Pero existe otro nivel de análisis, que remite al papel de las tres potencias que juegan la partida real: los Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea. Washington y Bruselas están siguiendo un guión muy rígido –el descubrimiento de algunas de esas astutas complicidades han creado una crisis política en Eslovenia, que preside la UE- que para sortear las numerosas contradicciones que conlleva, está generando un esquema argumental muy pobre pero peligrosamente maniqueo: todo iría como la seda si rusos y serbios no se empeñaran en poner problemas. Los serbios porque “como demuestra” el resultado de las recientes elecciones presidenciales, siguen siendo, en un porcentaje elevado, unos nacionalistas peligrosos (por lo tanto, el problema no era sólo Milosevic, añade el guioncito por pasiva). Los rusos, porque temen que Kosovo sea un precedente para algunas de sus regiones que, según parece, estarían dispuestas a proclamarse independientes en cadena, cosa harto improbable.

Pero este planteamiento evita cuidadosamente explicarnos que es Bruselas quien está tirándose piedras sobre el propio tejado. Primero porque los problemas derivados del parto con fórceps de un Kosovo independiente está creando fuertes tensiones en los Balcanes: al menos cinco estados de la región ya han anunciado su intención de no reconocer al Kosovo soberano: Serbia (lógicamente), Rumania, Grecia, Chipre y Bosnia. De ellos, tres pertenecen a la UE. Es decir, socios que no se fían de Bruselas. Y en Bosnia todos tienen claro que arreglar de esta manera el contencioso de Kosovo es vender por un plato de lentejas su propia viabilidad como estado, tal como fue pactada en Dayton, 1995.

En cuanto a Moscú ¿qué esperaban? En Bruselas y Washington siguen empeñados en que la Rusia de Putin vuelva a ser la de Yeltsin, aquella potencia postrada, gobernada a ratos por un presidente enfermo y dominada por oligarcas descontrolados con los que se podían hacer suculentos negocios. Pero esos tiempos se fueron. Y ahora Rusia ha dejado muy claro que se debe contar con ella para solucionar por las buenas toda una serie de problemas y dejar de empeñarse en colar dobles raseros a martillazos. Porque si se reconoce a Kosovo, ¿por qué no hacer lo mismo con la República Turca del Norte de Chipre? La noticia saltó a los informativos en días pasados y entusiasmó a los turcos. Definitivamente, el mundo ya no se puede compartimentar como hace quince años, porque se ha balcanizado, cierto, pero a la vez se ha globalizado, conectando entre sí a actores muy dispares y lejanos, que pueden crear efectos inesperados.

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domingo, febrero 10, 2008

Yugoslavia se reinventa





















El mapa político más complejo de la historia de Europa central y oriental, ya superado a fecha de hoy (no queda ni rastro de la YU que se indica). Pero además, dentro de pocos días, una breve manchita señalará la aparición de un nuevo estado soberano entre las actuales Montenegro, Serbia, Macedonia y Albania. La viabilidad económica de un conjunto tan fragmentado sólo tiene sentido en el contexto de la nueva economía global y en el seno de la integración en la UE

Noticias de hace poco más de 48 horas predicen la proclamación de la independencia de Kosovo para el próximo domingo, día 17 de febrero. Al margen de lo que ocurra antes o después de esa fecha, está asegurada una virulenta reacción de las pasiones en diversos países europeos en torno a la cuestión, con la misma furia futbolística demostrada previamente hacia conflictos o procesos en la zona turco-balcánica. Dejando atrás las mortíferas guerras de secesión yugoslavas (1991-2001), las previsibles vehemencias en torno a la soberanía de Kosovo se unen, en los últimos años, a las que despertó el fracaso del Plan Annan en Chipre, la candidatura turca a la UE, la virulenta reaparición del recuerdo del genodicio armenio, o el definitivo divorcio montenegrino. Resulta característico en esos casos que las discusiones vayan asociadas a cuestiones totalmente ajenas al sujeto aparentemente central. El resultado es que quedan en la sombra asuntos más reales o que, sencillamente, están en la cola del inmediato devenir: el espectacular acercamiento entre Ankara y Atenas, el posible debate sobre la integración de las repúblicas caucásicas en la UE, la amenaza que supone la independencia kosovar para la integridad de Macedonia o el posible estallido de los dobles raseros en cadena.

Como mero ejercicio de desintoxicación se propone aquí un reportaje publicado en la edición otoñal de "Foreign Policy" en español por la peridista Mirjana Tomić. Nacida en Belgrado y nacionalizada española, es una veterana profesional que cubrió en directo una buena parte de los acontecimienbtos de las guerras de secesión yugoslavas para el diario "El País", aportando una calidad informativa sobre el conflcito de la que el diario estaba bastante necesitado por aquellas fechas.


Mirjana Tomić pasó un tiempo en las repúblicas de la antigua Yugoslavia para llevar a cabo el reportaje que nos ocupa. En él escribe más sobre el futuro que sobre el pasado: el mundo de los negocios entre las diversas empresas y capitales de las repúblicas yugoslavas, con sus fracasos y limitaciones, pero apuntando a una tendencia clara, que es la que se impondrá definitivamente si los recién nacidos estados terminan integrándose en el espacio comunitario de la UE que es, hoy por hoy, la única apuesta con posibilidades para superar las tensiones que trajo la destrucción de Yugoslavia en todo el espacio de los Balcanes occidentales.




Otro mapa caducado desde 2006, cuando dejó de existir el estado denominado "Serbia y Montenegro", conocido jocosamente como "Repúblika Solania". La gran mancha verde que es Bosnia-Hercegovina disimula lo que es uno de los estados confederales más complejos del mundo. desde el punto de vista político y administrativo









FP - Edición en español

Artículos

YUGOSLAVIA SE REINVENTA

octubre-noviembre 2007

Mirjana Tomic



"¿Tiene revistas de Croacia y Bosnia?”. “No, sólo prensa internacional,” responde la dependienta en Plato, la mejor librería de Belgrado, con la mayor oferta de revistas y diarios británicos, italianos, franceses y alemanes. “Perdone”, se corrige y precisa: “Bosnia y Croacia son también países extranjeros”. La vendedora busca una explicación políticamente correcta para definir los Estados surgidos de la antigua Yugoslavia. “No tenemos la prensa de la región y dudo que la encuentre en Belgrado”, concluye.

Nadie en la antigua Yugoslavia habla de la antigua Yugoslavia, pero hay numerosos eufemismos: la región, los países vecinos, los países del entorno. La ausencia de prensa y de libros regionales en los quioscos y las librerías de Belgrado, Zagreb o Sarajevo no significa que no existan comercio, inversiones, intercambios culturales, viajes privados y cierta comunicación entre la población de las antiguas repúblicas yugoslavas.

La élite económica y cultural nunca ha roto todos los lazos. En los últimos cinco años, el comercio y la cooperación cultural se han intensificado. Sin embargo, el nacionalismo no ha muerto. Mientras las élites hacen negocios y los oligarcas balcánicos compiten por el tamaño de sus yates en la costa dálmata croata, los medios de comunicación y muchos políticos siguen alimentando el chauvinismo.

Pocos recuerdan que el preámbulo a la desintegración de Yugoslavia y a las guerras fue el boicot económico serbio de los productos eslovenos, decretado por el entonces presidente Slobodan Milosevic. Hoy, más de 400 empresas eslovenas están presentes en el mercado serbio, con inversiones superiores a 500 millones de euros. La cadena de hipermercados Mercator abrió el camino, inaugurando tiendas en la capital serbia y en Novi Sad. El fabricante de electrodomésticos Gorenje adquirió fábricas en Valjevo y el gigante metalúrgico Cimos compró la siderurgia en Kikinda. “Los eslovenos controlan los fondos de inversiones, las compañías de seguros y ofrecen diversos servicios de consultoría,” explica Mila Korugic, directora de recursos humanos del banco griego Piraeus. “La buena cooperación económica con Eslovenia lanza un mensaje positivo a los potenciales inversores de la Unión Europea. Significa que el mercado serbio es estable”, opina Mitar Przulj, de la Cámara de Comercio serbia. “Algunas empresas internacionales contratan a expertos eslovenos para trabajar en Serbia: ellos conocen el mercado, la mentalidad y las leyes”.

Conscientes del tamaño reducido de su mercado, con sólo dos millones de habitantes, los empresarios eslovenos, representantes de las compañías cuya transición del socialismo al capitalismo fue la más indolora en Europa del Este, y la menos corrupta, entendieron que sus ventajas comparativas yacían en la región de la antigua Yugoslavia, donde sus productos son conocidos, dominan el idioma y están dispuestos a asumir los riesgos que los occidentales no aceptarían. Por ejemplo, Mercator no pudo comprar el suelo donde construyó sus hipermercados. Las empresas del único miembro de la UE entre las ex repúblicas yugoslavas han invertido en Croacia, Bosnia Herzegovina y Montenegro. Aparte de sus ocho millones de habitantes, sin contar Kosovo, Serbia tiene otro aliciente: el acuerdo de libre comercio con Rusia.

El éxito esloveno empujó a las empresas croatas a seguir sus pasos. Unas 170 compañías han desembolsado hasta el momento 364,6 millones de euros. “Un 17,7% de las inversiones directas croatas están destinadas al mercado serbio”, según la Cámara de Comercio croata. Los inversores más grandes son el consorcio agroalimentario Agrokor y el de la construcción Nexe Group. La prensa croata alaba esta inyección de capital, mientras los medios de comunicación serbios parecen alarmados. “Los croatas compraron Serbia”, según el diario sensacionalista Kurir. La revista belgradense NIN titulaba: “La conquista de Serbia: los colonizadores croatas y eslovenos”.

Los empresarios serbios no han podido o no han querido conquistar los mercados croata y esloveno. Exportan, pero no invierten. En Croacia no hay obstáculos legales para el capital serbio, aunque la opinión pública no es favorable. “No hay que crear malestar entre los ciudadanos y permitir la entrada de capital serbio”, opina Ljubo Jurcic, candidato a primer ministro de Croacia, si el Partido Socialdemócrata (ex comunistas) gana las elecciones, previstas para noviembre de 2007. Las inversiones en Eslovenia son difíciles para todos los extranjeros.

Los tycoons serbios, palabra inglesa empleada en la región para denominar a los nuevos ricos surgidos de las guerras y apoyados por las alianzas políticas dudosas, están concentrados, desde la caída del régimen de Milosevic en 2000, en expandir sus oligopolios por el mercado interno a la vez que adquieren la representación exclusiva de las marcas internacionales para toda la región, con la excepción de Eslovenia. Sus planes estratégicos abarcan Bosnia, Macedonia, Montenegro y Albania. Algunos esperan tiempos mejores para lanzarse a Croacia. En Bosnia Herzegovina invierten tanto los croatas como los serbios, pero sus capitales van hacia las zonas donde cada etnia tiene la mayoría. Sólo los eslovenos hacen negocios por encima de las consideraciones étnicas. “Los eslovenos compraron la mayor parte de las empresas privatizadas por medio de la venta de acciones de los trabajadores”, se lamenta la revista bosnia BH Dani.

De alguna forma, sin que nadie se atreva a decirlo en público, se reproducen las relaciones de la ex Yugoslavia: Zagreb y Belgrado compiten por ser el centro económico y cultural de los Balcanes; Ljubliana se mantiene alejada, pero invierte y acumula riquezas; Sarajevo y Skopje siguen las corrientes impuestas por otros. La independencia de Montenegro es muy reciente, un año, y el país cuenta con 650.000 habitantes. Por el momento, Podgorica es reticente a aceptar el capital serbio.

La racionalidad económica parece guiar las decisiones empresariales: los tamaños reducidos de los mercados locales obligan a las empresas a buscar nuevas oportunidades; la proximidad lingüística y cultural favorece la cooperación, además de los diferentes niveles de desarrollo y salariales. Por ejemplo, el sueldo medio en Eslovenia supera los 860 euros, en Croacia alcanza los 650, en Serbia es de 346, en Montenegro de 330, en Bosnia de 300 y en Macedonia de 234. Los ingresos medios engañan sobre el nivel de vida, debido a las grandes disparidades salariales dentro de cada país. Por ejemplo, un obrero en Serbia o en Bosnia trabaja por 150 euros. El paro oficial en Bosnia, Montenegro y Macedonia supera el 30%. Con la excepción de Eslovenia, ninguno de los países surgidos de la antigua Yugoslavia ha recuperado el nivel de vida anterior a la desintegración, en 1991. Por otro lado, el patriotismo económico, como se define en Zagreb y Belgrado cierto malestar (o envidia) ante el éxito esloveno, no ha muerto.

El tycoon croata Ivica Todoric y su homólogo serbio Miroslav Miskovic, propietarios de vastos imperios en el área de distribución y venta de alimentos, entre otros sectores, intentaron frenar la expansión de los hipermercados Mercator. “El pacto Todoric-Miskovic: los nuevos dueños de los Balcanes”, tituló la revista croata Globus, especulando acerca de cómo los dos nuevos ricos iban a repartirse la región y perjudicar a los eslovenos. El pacto fracasó y los dos hombres fuertes están buscando nuevas alianzas.

En toda la zona, el proceso de transición económica del socialismo al capitalismo no ha terminado y las privatizaciones aceleradas forman parte esencial de las estrategias económicas. Este proceso provoca numerosas especulaciones acerca del origen de los inversores extranjeros: ¿quién es la tapadera de quién? Motivos existen, tanto económicos como políticos: empresas con nombres ingleses y sedes en las islas caribeñas suelen tener capitales locales o regionales de dudoso origen; la procedencia de dichos capitales está a veces ligada a las guerras o, como escribe la prensa local, es “controvertida” y hay corrupción.

En agosto de 2007, por ejemplo, siete miembros del Fondo Croata de Privatizaciones, incluidos tres vicepresidentes, fueron detenidos por recibir cohechos y organizar privatizaciones ilegales. En Serbia, las prácticas económicas monopolistas o de dudosa legalidad son minuciosamente descritas en la prensa, pero no han desencadenado grandes acciones judiciales. Y cuando las hay, la opinión pública nunca se entera del desenlace. En Bosnia y en Macedonia, los clanes étnico-políticos dominan las privatizaciones.

A pesar del acelerado movimiento de los capitales regionales en los últimos cinco años, los mayores inversores siguen siendo austriacos, alemanes, holandeses, italianos, franceses, noruegos, griegos y rusos. Las ventas inmobiliarias en la costa de Montenegro están dominadas por los oligarcas rusos. Las empresas estadounidenses han comprado algunas fábricas estratégicas, a la vez que Bosnia ha recibido inversiones de Emiratos Árabes, Arabia Saudí y otros países musulmanes. El sector bancario local ha desaparecido con la llegada de las grandes instituciones financieras europeas. Se espera que la recién creada área de libre comercio, Central European Free Trade Area (CEFTA), estrenada en julio pasado, intensifique aún más los intercambios económicos. Los miembros de la CEFTA son: Albania, Bosnia Herzegovina, Croacia, Macedonia, Moldavia, Montenegro, Serbia y Kosovo, el territorio administrado por la ONU. Según el diplomático austriaco Erhard Busek, coordinador especial del Pacto de Estabilidad, este acuerdo incrementará la capacidad regional para “potenciar el comercio, participar en el sistema multilateral y competir globalmente por las necesarias inversiones, y crear empleos”.




















Los cantones de la República de Bosnia-Hercegovina, cada uno con administración y legislación propias en muchas áreas, que se suman a la coexistencia de la Republika Srpska y la Federación Croato-Musulmana, todo ello en un exiguo territorio de 51.129 km²

Los intercambios culturales regionales preceden a la cooperación económica: el mundo del cine y del teatro nunca ha roto del todo sus contactos profesionales y personales. Por otro lado, las diferentes donaciones internacionales promueven actividades culturales multiculturales. Para conseguir el dinero, hay que crear redes de contactos regionales.

El teatro esloveno Slovensko Gledalisce llegó a Belgrado antes que las empresas y fue noticia de primera plana. Lo mismo sucedió cuando el prestigioso Atelje 212 de Belgrado regresó a Croacia. Este verano, la jet set croata y la serbia se reunían para ver las obras del teatro Ulises en la isla de Brijuni (Croacia), antes residencia veraniega de Josip Broz Tito. El reparto de este teatro privado es multiétnico. “Los actores circulan por todo el territorio”, explica Milena Dragicevic, profesora de la Academia de Arte Dramático de la capital serbia. “Las series de televisión en Bosnia y Croacia cuentan siempre con actores serbios”, precisa. Sin embargo, los nacionalistas serbios atacaron violentamente a la actriz Mirjana Karanovic por su actuación en la película bosnia Grbavica, ganadora del Oso de Oro en Berlín en 2006. Karanovic interpreta a una mujer bosnia violada por soldados serbios. Hubo una única proyección del filme en Belgrado y los nacionalistas intervinieron.

“Hay mucha coproducción cinematográfica en la región”, afirma Dragicevic. La carencia de salas de cine en Serbia –la mayoría fueron vendidas y no se sabe si reabrirán– no impide que el Fondo de Cine serbio financie varias películas al año para poder participar en festivales, en especial en los especializados en el ámbito regional: Sarajevo, Palic, Herceg Novi, Motuvan o Pula.

Si bien todos los países intentan promover la alta cultura, el único producto que no ha necesitado promoción o donaciones internacionales y ha conquistado toda la región es la música folclórica serbia con arreglos tecno, conocida como turbofolk. Esta música con ritmos orientales, ligada al periodo del nacionalismo beligerante, de gusto dudoso e interpretada por unas cantantes de vulgaridad ostentosa, ha sido todo un fenómeno regional.

“Durante la guerra, cuando el Ejército bosnio llegó a Vares, la población estaba confundida. Los soldados llevaban el uniforme bosnio, pero escuchaban turbofolk”, cuenta el escritor bosnio Nenad Velickovic. Esta moda preocupa a las autoridades culturales croatas. Un programa especial de la televisión de esa república intentó analizar por qué los jóvenes bailan esos ritmos en las discotecas de Zagreb, donde este tipo de música no se vende legalmente. Tampoco se promueve en Eslovenia, pero se escucha en discotecas y fiestas.

En paralelo a los intercambios culturales con carácter comercial –teatro, cine, jazz y rock– y público reducido, debido al precio de las entradas, diferentes instituciones internacionales promueven las actividades culturales y académicas multiétnicas. Sin embargo, su alcance es limitado. Para la mayoría de la población, cruzar las fronteras étnicas es más bien la excepción que la norma. No existe el turismo masivo: algunos tienen miedo, otros rechazan los viajes debido a las guerras y la mayoría no tiene dinero. Serbios y macedonios prefieren veranear en Grecia y en Turquía que en la costa dálmata. Los croatas no viajan a Serbia si no es por motivos profesionales o personales. Basta recordar que no hay vuelos entre Belgrado y Zagreb. Resulta más barato viajar de Ljubliana a Londres que de Ljubljana a Skopje. Los precios de las llamadas telefónicas tampoco favorecen la comunicación. Las tarifas desde Macedonia son ilustrativas: resulta más barato llamar a Australia que a Belgrado.






















Mapa étnico (lingüístico y religioso) del territorio de la ex Yugoslavia. En algunos casos, las diferencias han sido magnificadas por conveniencias políticas. Pero en todo caso, la reintegración informal sigue siendo el camino lógico para la coexistencia y el progreso comunes

El Babel de los Balcanes

Una de las primeras medidas políticas de los países surgidos de la antigua Yugoslavia fue cambiar el nombre del idioma oficial. El Estado desaparecido tenía tres lenguas: serbocroata, esloveno y macedonio. En cuatro de las seis repúblicas se hablaba serbocroata. Con la desintegración, éste desapareció y la región se ha enriquecido con cuatro idiomas nuevos: serbio, croata, bosnio y montenegrino.

¿Cuántos idiomas se hablan hoy? Depende. Oficialmente, seis, pero todo el mundo se entiende sin necesidad de intérpretes. El esloveno se diferencia del serbocroata –por utilizar la antigua denominación– tanto como el castellano del catalán. El macedonio se distingue del serbocroata tanto como el castellano del gallego. Y serbios, croatas y bosnios jamás hicieron ningún esfuerzo por aprender macedonio o esloveno, que se hablan sólo en un país. En cuanto al serbocroata, o sea, serbio, croata, bosnio y montenegrino, la cuestión lingüística y política está ligada. ¿Es uno o varios idiomas? ¿Cubano, argentino, mexicano y castellano son uno o varios idiomas? En el caso del serbocroata, las diferencias lo son todo. Es más, los políticos las han potenciado con la introducción de palabras nuevas. Para justificar la singularidad del serbio, Belgrado declaró el cirílico alfabeto oficial. Antes coexistía con el latino. Ningún letrero comercial en Serbia está escrito en cirílico. Para potenciar el croata, el fallecido presidente Franjo Tudjman introdujo palabras nuevas y reactivó algunas expresiones en desuso. Algunas han sido adoptadas por la población, otras desaparecieron. Para no quedar atrás, los políticos de Sarajevo inauguraron el uso de términos turcos, heredados de la dominación otomana y olvidados desde hace décadas. Los montenegrinos sólo cambiaron el nombre del idioma. –M. T.

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jueves, febrero 07, 2008

Serbia frente a la UE por Kosovo: una hipótesis



Kostunica lanza su golpe, en dirección a Bruselas. ¿Cuáles han sido las razones?






A lo largo de los últimos días, se han continuado sucediendo en la lista BALKAN de RedIris los debates en torno al resultado de las elecciones presidenciales serbias del pasado 4 de febrero. Dado que una parte de los suscriptores son funcionarios y académicos españoles que viven y trabajan en la zona Serbia-Montenegro-Kosovo, las idas y venidas de mensajes con opiniones de todo tipo, han resultado muy enriquecedores. En el crescendo de hipótesis, ideas, informaciones y dudas, decidí lanzar un órdago interpretativo sobre ese vector de fuerzas que une Bruselas con Belgrado, Moscú y Prishtina. El texto que sigue a continuación integra cuatro mails consecutivos, que han sido pulidos de estilo y fallos ortográficos, pero respetando el tono más informal del debate en un foro. Al final del post puede leerse la respuesta al mail de un suscriptor, que no incluyo aquí para no desmesurar las dimensiones del post, no por falta de interés.


La ilustración de unas elecciones serbias nunca omite alguna anciana en una colegio electoral remoto. En esta ocasión fue "ABC" quien cumplió con la tradición. Los medios españoles siguen muy anclados en análisis e imaginarios de hace quince años o más






[BALKAN] Intento de hipótesis global para Serbia-Kosovo-Rusia [4 mails]
De: Foro sobre estudios balcánicos
Enviado: jueves, 07 de febrero de 2008 16:40:55


Me alegro de que la lista se esté calentando en profundidad. Sin embargo, creo que empezamos a dar vueltas en círculos cada vez más cerrados sobre un determinado tema (el panorama político serbio y sus pugnas), que es muy interesante, pero que no es sino un elemento más de la ecuación. Voy a saltar a otro círculo, a ver si os interesa.

Ayer, el informativo de TVE Canal Internacional estuvo pasando un pequeño reportaje sobre las elecciones serbias y sus resultados, abundando en el argumento ya conocido: las presidenciales fueron en realidad un referéndum a ojos de Bruselas. En la pantalla, jóvenes de indumentaria moderna explican que Tadic significa poder viajar por todo el mundo (un conocido serbio afirma que los telediarios occidentales siempre muestran a viejos desdentados votando en pueblos remotos; pues aquí tenemos la interesada excepción).

Además de ello, el mini-reportaje nos explicaba que las presidenciales han sido una derrota de Rusia en toda regla. Habían apostado por su protegido Nikolic y les había salido fatal, muy mal. Silencio consternado en el Kremlin. En la pantalla, Putin con gesto severo leyéndole la cartilla a Tadic en imágenes de archivo. Hasta aquí, un reportajito digno de haber sido descrito por George Orwell en su 1984. Eurasia vuelve a ser derrotada y Oceanía se lleva el gato al agua, Gran Hermano dixit.

Ahora bien, por la tarde comenzó a incluirse la noticia sobre “la oposición del primer ministro serbio, el conservador Vojislav Kostunica, a aceptar el acercamiento con Bruselas si la Unión Europea insiste en tutelar la independencia de Kosovo”. Y también las declaraciones de Olli Rehn: “No se ha escuchado la voz del pueblo serbio”. Es decir, para el comisario de la ampliación (bien conocido por sus declaraciones más bien “austriacas” sobre los escollos en el proceso de negociación turco a la UE) las elecciones presidenciales han sido un referéndum.

Creo que este “detalle” da pie para tirar del hilo de la madeja. La UE ha insistido en mostrar las presidenciales serbias como un referéndum con la siguiente pregunta dirigida a la ciudadanía serbia: “¿Desea que Bruselas le conceda a usted y su país alguna forma de compensación a cambio de que no den la lata en el proceso de independencia de Kosovo tutelado por la UE?”. Lo retorcido del caso es que la respuesta daba igual. Si era “SI” (voto Tadic) la UE paga lo pactado y se lanza a “solucionar” el asunto de Kosovo, que le han traspasado los norteamericanos y las Naciones Unidas. Si la respuesta hubiera sido “NO” (opción Nikolic) pues lo mismo, con la diferencia de que las excusas y argumentos hubieran sido diferentes: la UE se guarda las promesas y ante el argumento de que con Nikolic no se puede negociar, impone por la vía rápida la independencia de Kosovo como mejor le conviene.

Bien, ¿qué respuesta cabe ante el dilema de hierro? Pues parece que Kostunica ha dado con una vía interesante.



















Boris Tadic, el gran vencedor... de momento. Para Bruselas, las presidenciales fueron un referéndum. Pero el presidente seguirá al frente de Serbia una vez que se haya solucionado de una otra u otra forma la cuestión de Kosovo a conveniencia de determinados poderes de la UE


La actitud de Kostunica, presentada por la prensa occidental como una especie de pataleta parece tener más sentido estratégico de lo que parece a simple vista. Por un lado, insiste en que las presidenciales no han sido un referéndum, y que en todo caso, el color político de la presidencia no tiene por qué afectar a las decisiones del gobierno. ¿O qué se habían creído Olli Rehn y compañía? En parte tiene razón, porque si un gobierno tolera ciertas cosas, pierde toda credibilidad; y de hecho, la pierde todo el conjunto del estado. En este sentido os recuerdo que Kostunica es doctor en Derecho y profesor de Ciencia Política.

Bien, volvamos al hilo central. Kostunica primer ministro le planta cara a Bruselas en nombre de su autoridad y la del gobierno serbio. Pero también, según parece, con la intención de crear una crisis de gobierno [controlada] en Serbia. Crisis que además, iría cargada de fuertes razones de peso ante Bruselas: “Miren la que han montado con su ‘referéndum’. Querían tener las manos libres para arreglar lo de Kosovo y ahora todo se descompone en Serbia. Pues bien, si hay crisis habrá que disolver el gobierno y convocar elecciones. Y si es así, habrán de aplazar de nuevo el plan de independencia para Kosovo hasta que aquí [en Belgrado] decidamos quién gana en las próximas legislativas y qué negocia con ustedes el gobierno resultante. ¿Desean seguir adelante con el asunto de la independencia de Kosovo?. Pues háganlo, pero ya saben a lo que se arriesgan: una crisis en Serbia, política y a lo peor, incluso social y lo que vendrá. Y ustedes no querrán eso, ¿verdad?

Siento haber recurrido a un estilo narrativo tan banal, pero me da agilidad expositiva y creo que se entiende mejor la jugada.

Si es así, y es la lógica que le veo (no se me ocurre otra), lo interesante, lo apasionante del caso, sería saber si Kostunica ha pactado la maniobra [total o parcialmente] con Tadic y hasta con… ¿Nikolic? [Conocido esquema del “poli bueno y poli malo”]. Si lo han hecho, es que la clase política serbia ha hecho los deberes y ha aprendido mucho en los últimos siete años. No sería tan descabellado.

Bien, tenemos a Vojilasv Kostunica lanzado en lo que parece una heroica carga suicida a través de la aldea de su amada, como el protagonista de “Tamo daleko”. ¿Qué sentido estratégico tiene y por qué puede que le estén apoyando Tadic y hasta Nikolic?. ¿Qué ganarían Kostunica y sus potenciales aliados con estas tácticas dilatorias? ¿Acaso la independencia de Kosovo no es inminente y va a tener lugar de cualquier forma?


















El factor ruso: Kostunica saluda al presidente Putin durante una visita a Moscú, junio de 2007. ¿Se forjó allí la situación actual?



Aquí entra Rusia en escena. Y un protagonista inesperado hace pocos meses: la recesión financiera que se nos está cayendo encima.

A riesgo de ponerme pesado, insisto en la línea central: la UE se ha hecho cargo de arreglar definitivamente la cuestión kosovar, como ocurrió también con el asunto del protectorado bosnio. Pero Bruselas tiene de un lado las presiones norteamericanas y de otro las rusas y tiene que lidiar con ambas. Hasta hace poco, las presiones americanas eran fuertes. Pero se le acaba el tiempo a Bush en la Casa Blanca, ya no está para presionar a favor de la independencia de Kosovo como lo hacía hasta ahora, y a partir de noviembre, veremos qué ocurre con la nueva presidencia.

Por lo tanto, para los europeos no es momento de ponerse demasiado farrucos con los rusos. Al fin y al cabo, Bush se irá y vendrán otros, pero los rusos seguirán ahí, a pie de cañón en o en torno a los Balcanes, como desde el siglo XVIII. Con la nueva fuerza que le da el gas y el petróleo, Rusia vuelve a tener capacidad de presión efectiva sobre Europa (que en muchos casos es sólo un intento de cobrar lo que vale el producto, no me apunto a la teoría del “nuevo Imperio ruso”, la “nueva Guerra Fría”, etc.). Pero es que con la que está cayendo ahora en los mercados financieros, hay que ir con cuidado en el asunto económico. Como ha quedado muy claramente demostrado, las finanzas europeas están demasiado conectadas con las norteamericanas, y el mundo ya es otra cosa diferente a lo que era en 1990: andan por ahí China, India, Brasil y… Rusia. A Bruselas le interesan ahora buenas relaciones con Rusia, por lo que pueda pasar mañana y porque al fin y al cabo es un mercado y un proveedor muy serio. De hecho se está invirtiendo mucho en Rusia, en capitales y activos y lo que se quiera.

De ahí que en Belgrado puede que alguien calcule que una táctica de dilación puede llevar a algo. De olvidarse de Kosovo siempre habrá tiempo, pero dadas las circunstancias internacionales, quizá valga la pena atarse los machos y aguantar, a ver hasta dónde se llega. Es posible que incluso Moscú haya sugerido tal estrategia.

Y es que, como dije antes, las facturas que está dejando Estados Unidos en la UE son cuantiosas, en dinero y en capital político. Ahí tenéis el asunto de Afganistán, que está generando fuertes tensiones en la OTAN [de hecho,
a día de hoy se ha hecho perceptible la crisis en la reunión de Vilna, aunque posiblemetne está relacionada con la situación en Pakistán, las tensiones en torno al asesinato de Benazir Bhutto. Por lo tanto, hay muchas opciones abiertas.


















Robert Gates en la cumbre de la OTAN, Vilna, 7 de febrero de 2008: la tormenta se ha desatado, aunque se impuso la sordina. "La guerra será larga". Costó admitirlo, pero en efecto, aquello es una guerra de desgaste y la mayoría de los aliados están empezando a cansarse. La OTAN podría perder la segunda que emprendió



Asunto Mladic-Karadzic y concluyo.

Como se puede inferir de lo dicho anteriormente, ahora no es el mejor momento posible para que el célebre dúo aparezca por La Haya. Hay razones bien obvias, como la misma credibilidad del TPI tras la muerte de Milosevic, y el desastroso planteamiento procesal de Carla Del Ponte, cuya estrella, lógicamente, se apagó desde entonces. Pero además, hay detalles que supongo que no se os pasan desapercibidos.

Primero: Karadzic no está refugiado en Serbia, o al menos eso parece. Claro, puede andar por Canarias, como ocurrió con Gotovina; pero se apunta a que se esconde en Bosnia; o entre esa república y Montenegro. ¿Es eso responsabilidad de Belgrado? Además, ¿no os parece un poco extraño que un personaje tan notorio como Karadzic ande escondido desde hace ¡más de quince años! en un territorio del tamaña de Aragón-La Rioja?

Capítulo Mladic. Éste sí que le correspondería más a Belgrado. Pero os recuerdo que en más de cuatro ocasiones ha saltado a la prensa occidental la “inminencia” de la captura de Mladic, que si está negociando él mismo su entrega, luego nada… ¿Pero qué puede estar negociando un fugitivo de la justicia internacional? Cuando el río suena, agua lleva. Y me parece que bastante turbia, por cierto. Aquí hay alguien a quien no le interesa que aparezcan esos dos, y más ahora que Milosevic tiene ya la boca callada. Mucho menos ahora. Aunque aparezca Solana diciendo que no se olvidan de echarles el guante, y todo eso, os recuerdo que ese mismo Solana fue el que dijo que España jamás entraría en la OTAN. Políticos…

Y hasta aquí llegamos. Seguro que me he dejado muchas cosas, un montón de interrogantes quedan en el aire, puede que a muchos os parezca el parto de los montes. Pero se trata de un modelo hipotético en el que cupieran todas las variables y salidas aparentemente extrañas que están teniendo lugar.

Por cierto: me ha llegado invitación de la Comisión Europea, delegación de Barcelona, para participar en un viaje a Zagreb para conocer el candidato croata, que está tan bien preparado para el acceso a la UE, etc, etc. Esos sí que saben latín.

Hasta pronto,

FV


















Dos jóvenes ¿yugonostálgicas? adornan su cara con lo que parece ser la antigua bandera federal. La juventud, en especial, le dió la victoria a Tadic: Serbia no puede vivir de espaldas a Europa. Pero tampoco a Rusia, ni al resto del mundo. La opción no puede ser una cosa o la otra



[BALKAN] La pregunta del millón de dínares‏
De: Foro sobre estudios balcánicos
Enviado: jueves, 07 de febrero de 2008 20:27:53


Efectivamente, Antonio, vaya despiste: era ¡abril de 2006...! El precio de la velocidad ¿O sea que el movimiento fue de ida y vuelta: UE-ONU-UE? Muy interesante, si señor.

No estoy tan seguro de que Serbia pueda aguantar mucho en este plan, porque una crisis política, aunque sea inducida, tiene sus costes, ante los ciudadanos y ante la comunidad internacional. El precio puede ser un peligroso descontrol y una caída en barrena en la credibilidad. Además Belgrado no puede dar un portazo a Bruselas y vivir mucho más tiempo de espaldas a un espacio al que pertenece. La bonanza económica requiere estabilidad política, crédito internacional, la crisis también afecta a Serbia, no sólo al resto del mundo, etc., etc.

Si el pulso de fuerza que os comento existe realmente (ojo, que puede ser un espejismo) deberá ser breve. Y además, tendrá que ofrecer a Bruselas el camino de salida. Acorralar, sin más, llevaría a salidas inesperadas, huidas hacia adelante y situaciones en las que Serbia saldría perdiendo. Y claro, la pregunta del millón es: ¿Cuál es ese camino de salida? Porque ni la UE ni los americanos, ni nadie, puede permitirse el lujo de salir de allí como en Somalia 92. Además, se ha llegado demasiado lejos para anular por real decreto los proyectos de soberanía para Kosovo, al margen de que tampoco tiene por qué ser ese el camino. El quid es un plan que les salve la cara a todos, un "producto americano" en el que todos saquen algún beneficio. Esa es la clave, a mi modo de ver. Lo que ocurre es que hasta ahora los albaneses no han cedido en nada y los serbios han tenido que hacerlo sistemáticamente. Y cualquier manual de negociación de empresa, de esos que se compran en los aeropuertos, explica como primera lección que no hay manera de negociar nada cuando hay un ganador y un perdedor aplastado.

En relación a un rebrote de la guerra en la zona, no lo veo factible. Faltan demasiadas cosas para que eso ocurra. El pulso es político y si Belgrado lo maneja bien, se ganará el respeto de Bruselas, cosa que hace tiempo que perdió.

Por lo demás, gracias por los datos, Antonio. Son piezas para incorporar al puzzle.


FV

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sábado, febrero 02, 2008

Ceremonia de la confusión


















Boris Tadić se cala la šajkača o gorra popular serbia, de origen militar y símbolo nacionalista local. En las presentes elecciones se ha visto cómo los bandos enfrentados tomaban, en ocasiones, estilos y tonos del contrario

Continúa llegando información sobre la lid electoral serbia en la lista Balkan. Aunque todos los contribuyentes aportan datos de interés, se ha decidido escoger dos mensajes del profesor César L. Díez, quien desde Belgrado coordina la lista. Cabe destacar que la actitud de Bruselas hacia los comicios serbios parece estar complicando la campaña en detrimento de su candidato preferido, Boris Tadic. Incluso se está dando cabida a afirmaciones que añaden una confusión extra y totalmente innecesaria. Por ejemplo, ese extraño titular de "El País" (31.01.2008) según la cual "Kosovo declarará inmediatamente su independencia si gana en Serbia el radical Nikolic". ¿Quién ha hecho tal aserto, que no explica para nada el cuerpo de la crónica, firmada por Ramón Lobo? En realidad, la contundente afirmación sugiere la pregunta contraria: ¿Si gana Tadic los albaneses renunciarán a la soberanía de Kosovo? Dado que la respuesta es bien conocida, cabe preguntarse si este ambiente general de confusión informativa, ingerencia desde Bruselas y rumores de aquí y allá no son sino el síntoma de de que lo que se está buscando es, precisamente, que gane el radical, para así tener la justificación "perfecta" y poner en marcha el proceso de independencia de Kosovo al menor plazo posible.





















Nikolić corta la tarta de la victoria, tras salir ganador en la primera vuelta de las presidenciales. Lo que parecía imposible, ahora está poco claro: ¿Se impondrá también en la segunda vuelta? Todo parece indicar que a Bruselas le vendría bien, cara a la situación en Kosovo. Si fuera así, se perpetuaría durante varios años más el esquema de Serbia como víctima propiciatoria y acreedora de los desatinos de la diplomacia occidental


[BALKAN] Acuerdos en campaña‏
De: Foro sobre estudios balcánicos
Enviado: martes, 29 de enero de 2008 9:52:28


Según refleja la prensa española, la UE y Serbia no han podido firmar el Acuerdo de Estabilización y Asociación (prevista para ayer día 28) debido sobre todo por la presión holandesa por el problema de los criminales de guerra. Sin embargo – según estos mismos medios – se ha propuesto la firma de otro acuerdo (aparentemente difícil de distinguir del AEA) que significaría un adelanto para la entrada de este país en la UE (y suspensióndel sistema de visados, etc.) para el día 7 de febrero, después de la victoria de Tadic en las elecciones presidenciales del próximo domingo. Propuesta que es bastante difícil de no contemplar como una maniobra de presión para evitar la victoria radical (o como dicen los medios: una ingerencia en la vida política local).

Visto el mismo tema desde los medios serbios la cosa cambia. Aunque desde aquí se contempla el argumento de la supuesta “no colaboración” con la Haya como un factor decisivo para no firmar el AEA, también se percibe la presión del gobierno (con Kostunica a la cabeza) para que el AEA contemple que no se enviará una misión de la UE a Kosovo. Desde ese punto de vista, la posicióndel MAE serbio en Bruselas ha tenido que ser cuanto menos difícil: por un lado recabando el apoyo europeo incondicional para Tadic, y por otro explicando que el gobierno de su país es categórico en su negativa a que la UE envíe la misión. Algo así como: “El AEA carecerá de validez si Ustedes lo infringen mandando una misión”. Y claro está: ¿sirve de algo firmar algo que no se mantendrá?

Desde luego, el papel de Kostunica esto días es bastante influyente: 1) Puede conseguir retrasar (si no anular) la firma de algo que perjudicaría suvisión del tema de Kosovo (para él parte fundamental de la integridad territorial de Serbia), aunque se trate de un acuerdo a nivel UE, mediante 2) la presión – directa o “a través de sus ministros colaboradores” –ejercida sobre Tadic a la hora de apoyarle como candidato. Este asunto se reflejaba hoy en la prensa local con noticias como “los narodnjaci (“del pueblo”, en alusión a la unión DSS y NS) todavía no han decidido a quien apoyarán”, o “Kostunica es posible que se declare neutral en el tema de apoyar a uno u otro candidato, para salvaguardar que la democracia en el proceso electoral”. Afirmaciones en las que “demócrata” y “democracia” se pueden entender tanto como un apoyo indirecto al candidato del partido demócrata (DS, Tadic), como un comentario jocoso sobre las injerencias a las que se ve sometida la campaña. Veremos qué ocurre con tanto acuerdo que sustituye a un preacuerdo que va destinado a que se firme otro acuerdo, bla… bla… bla…

Un saludo,

César



[BALKAN] Debate electoral‏
Foro sobre estudios balcánicos
jueves, 31 de enero de 2008 1:07:21

Esta ha sido la noche del debate electoral en el primer canal de la RTS (unclásico). El programa en cuestión ha comenzado quince minutos tarde, al parecer por un retraso de Nikolic que (según sus palabras) regresaba deRusia, y con el “detalle” de que el candidato radical le ha regalado una manzana al actual presidente (¿gesto simbólico, broma, provocación?).

La estructura del debate ha sido que los candidatos disponían cada uno de bloques de tres minutos para hablar de ocho temas, con un minuto de réplica entre cada bloque. Kosovo ha sido el tema de apertura y luego se ha hablado de integración europea, economía, ejército, oportunidades para la juventud,etc…

Tadic, con traje azul y camisa roja parecía algo más nervioso que Nikolic, y hacía constantes alusiones a Seselj y a la política de los noventa. Su lema: “Mi victoria es el camino a Europa, la de mi oponente la vuelta alaislamiento”. Nikolic, en un tono más pausado respondía a las preguntas con bastante más improvisación que su contrincante, al que ha llamado en sucesivas ocasiones “ex presidente”. La excusa “radical” para la falta de preparación del debate ha sido el propio viaje a Rusia: “Acabo de ver estas preguntas ya que los dos últimos días he estado en Rusia, al contrario que mi contrincante que tiene estudiadas hasta las réplicas de las cosas que yo todavía no sé que voy a decir”.

El resumen podría ser: un candidato con un proyecto político, pero con algunos defectos en las formas, Tadic; y el otro contestando sobre la misma línea de defensa (“A mi no me acuse, si todavía no he gobernado”), Nikolic.

No sé, pero puede ser posible que la propia imagen de un Tadic preocupado (e incluso fatigado) asuste aún más al electorado indeciso y haga que éste vote por él para frenar a un candidato radical crecido, y más cerca de la victoria que nunca.

Un saludo a todos,

César

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