viernes, agosto 06, 2010

La era de los estados-pieza















El vicepresidente Joe Biden visita a las tropas estadounidenses en la base Camp Bondsteel, Kosovo, mayo de 2009



El artículo que sigue a continuación merece algunas consideraciones previas:

-La primera, es que, conforme pasan los días, va quedando claro que el dictamen sobre Kosovo, emitido hace sólo unos días por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) a solicitud de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) no ha hecho más que embarullar el interminable contencioso de Kosovo, estableciendo de paso dobles raseros incomprensibles y que son, y seguirán siendo, imposibles de asumir por aquellos poderes poderosos que han hecho lo posible para que el dictamen saliera como salió. ¿Por que Kosovo sí y no la República Turca del Norte de Chipre?¿Porque los albaneses de Kosovo sí, y no los saharauis o los palestinos?

-En base a tal chapuza, que tira piedras contra el propio tejado de la ONU, la cual acoje a la CIJ, la excitación sobre la posible "caja de Pandora" de soberanismos que abre el dictamen es bastante ilusoria. La razón es muy sencilla de entender: como afirmaba, y con razón una catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales, "la Corte se alineó con la más rancia doctrina del siglo XIX que estimaba irrelevante el que [el soberanismo] fuera impuesto por la fuerza: lo que importaba era el estado de cosas existente, los hechos consumados, un descarnado principio de efectividad".

-Por lo tanto, parece quedar claro que Osetia del Sur, Abjasia, Nagorno-Karabaj, Trandsnistria o el mismo Kosovo, tienen un claro valor geoestratégico para algunas grandes potencias. O sea que todo parece reducirse al "tanto tienes, tanto vales": si alguna superpotencia está dispuesta a apoyar la independencia de un pequeño territorio es porque para ella vale algo. Y entonces invierte ahí proyección de poder, dinero, presiones diplomáticas, y lo que sea. Si a ojos de los grandes no vale la pena el pulso, ya se pueden alegar hechos diferenciales, siglos de historia, frases grandilocuentes o lo que se quiera: Zenda, Torlonia, Fandorra, seguirán en su esquina durante los años o siglos que sea menester.

En definitiva: sea lo que sea lo que haya dicho la Corte Internacional de Justicia, lo que cuenta es a quién tiene detrás el país que decide autodeterminarse.

-En base a ello, cada uno es muy libre de intentar encajar a martillazos la realidad a sus creencias, fantasías o convenciencias; allá él. Al fin y al cabo, se puede engañar durante un tiempo a unos pocos, no todo el tiempo a todos (uno mismo se puede autoengañar eternamente, por supuesto). Pero lo que queda claro, vistas las cosas desapasionadamente, es que imaginar un proyecto nacional propio en base a la solidaridad o las semejanzas con Kosovo tiene tan poco recorrido como hacerlo tomando como modelo a los otros estados-base o estados-pieza, habidos o existentes: Panamá, Singapur, Abjasia, Trandsnistria, RTNC... Como estrategia política es, en último término, pan para hoy y hambre para mañana. A no ser que un pequeño grupo de políticos o intelectuales orgánicos tengan la intención de convertir al propio país en una base, en un enclave, en una pieza.

















Una asamblea de la Liga de Prizren, 1880. En esa ciudad, hoy en territorio de Kosovo, prendió la primera manifestación de autodeterminación para todas las tierras albanesas. El "hecho diferencial kosovar" (que nadie tiene interés en definir) es un invento muy reciente, a convenciencia de las potencias que apadrinan la República de Kosovo



"El Periódico", 5 de agosto de 2010

El dictamen de La Haya sobre la independencia

Kosovo, una opción geoestratégica

Las mismas potencias defensoras de los "derechos nacionales" evitan la reintegración en Albania


Hace falta ser ingenuo para creer que la autodeterminación de un pequeño territorio de menos de 11.000 kilómetros cuadrados es capaz por sí sola de generar turbulencias diplomáticas internacionales de gran calado, y eso desde hace una década. También es evidente que, mientras algunas de esas potencias, fogosamente encabezadas por EEUU, parecen tener un gran interés en defender los «derechos nacionales» de un pueblo, ellas mismas evitan que ese pueblo se reintegre en su medio cultural natural, que es Albania. En efecto, no existe el «hecho diferencial kosovar», más allá de que los albaneses de Kosovo sean musulmanes. Por ello, lo natural sería que albaneses vivieran con albaneses, según la lógica de lo que es un Estado nacional. Recordemos que fue en la ciudad de Prizren, en el actual Kosovo, donde se creó la liga que, en 1878, produjo la primera chispa del moderno nacionalismo albanés.

Si huimos del ruido que hacen los poderosos 69 estados occidentales que han reconocido a Kosovo y nos sumergimos en el silencio escéptico de los 123 que no lo han hecho, entenderemos mejor algunos de los asuntos que se cocinan en el patio trasero de la pequeña república.

Estos han ido variando. Desde aquella lejana pretensión de detener la ofensiva de las fuerzas de seguridad serbias y hasta derribar a Milosevic (hoy muerto y enterrado), hemos pasado a otras motivaciones. Una de ellas es el interés de Estados Unidos en establecer una base militar en el corazón de los Balcanes, Bondsteel, de evidente utilidad cara a Oriente Medio, Europa oriental y Ucrania. Cualquiera es libre de demostrar simpatías hacia los estados-base, como Gibraltar, Panamá o lo que fue en su día Singapur. Pero eso siempre que se tenga presente que el hecho diferencial de tales fenómenos geoestratégicos posee un papel más bien secundario en su constitución.

¿Que Kosovo tiene más entidad que los ejemplos citados? Bueno, es cierto que Gibraltar cuenta con apenas 29.000 habitantes; pero los cuatro millones largos de Singapur y los tres millones y pico de Panamá dejan atrás al 1.800.000 kosovares. Y, desde luego, la parte que posee la base de Bondsteel en el PIB total de toda la joven república kosovar no es desdeñable.

Una de las imágenes más curiosas que siguieron a la declaración del Tribunal Internacional de Justicia sobre la autoproclamación de independencia de Kosovo fue la del gobernador del Banco Central de esa república, sonriente, y al parecer satisfecho de haber sido detenido por corrupción, evasión fiscal y blanqueo de divisas. Mientras tanto, el Tribunal Penal Internacional ordenaba repetir el juicio contra Ramush Haradinaj, exprimer ministro de Kosovo y antiguo líder del Ejército de Liberación kosovar durante las guerras de los Balcanes, acusado de crímenes de guerra y contra la humanidad. Estas acciones, promovidas por instancias internacionales ajenas a la Administración kosovar, son en sí mismas una demostración de los límites y la artificialidad del proceso de autodeterminación de los albaneses de Kosovo, hace más de dos años. Dicho de otra manera: ¿cómo va a ir la independencia de Kosovo en contra del derecho internacional, si precisamente han sido las (todavía) fuerzas más importantes de esa comunidad internacional las que siguen administrando el Kosovo independiente?

Ese todavía nos lleva a otro pulso que se está ventilando en torno a Kosovo y que en conjunto afecta a la estructura y las funciones de la ONU. Se trata del que se llevan entre la Asamblea General y el Consejo de Seguridad. Este, en manos de las grandes potencias vencedoras de la segunda guerra mundial. Enfrente, la Asamblea General, una alternativa mucho menos hegemonista, y cada vez más escéptica ante el discurso de los occidentales. En tal sentido, mucho hemos de temer que el fondo y la forma del sibilino dictamen del Tribunal Internacional de Justicia haya arrojado una importante piedra sobre el techado de la propia ONU.

Por lo tanto, a estas alturas y a escala internacional, el debate sobre Kosovo es básicamente geoestratégico. Eso explica que en España exista todo un pequeño lobi de periodistas, políticos y think tanks que, en conexión con los intereses estadounidenses y, más concretamente, con los del tantas veces denostado George Soros, pretendan presionar al Gobierno de Madrid para que reconozca diplomáticamente a Kosovo.

Por lo demás, la actitud del Ejecutivo está relacionada con el hecho de que los principales patrocinadores de la autoproclamación de la república esperaron a que Londres solucionara el conflicto en Irlanda del Norte, en las elecciones a la asamblea del 2007. Mientras tanto, el Gobierno de España afrontaba la ruptura de las negociaciones con ETA, en solitario y en paralelo a la campaña para el reconocimiento de Kosovo. Y conviene recordar que, a diferencia de los procesos de independencia de las repúblicas exyugoslavas, el de la provincia kosovar fue el único que se basó en la insurgencia armada desencadenada por un movimiento guerrillero.


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lunes, noviembre 23, 2009

Las campañas del loro [Parrot campaigns]





















Click on picture to enlarge, and enjoy the details

Former U.S. President Bill Clinton speaks in front of his statue in the capital Pristina, November 1, 2009. Clinton is in Kosovo where he unveiled the statue on Clinton’s Boulevard. Reuters

El pasado 18 de octubre, Juan Goytisolo afirmó en “El País” que durante las guerras de la ex Yugoslavia (1991-2001) Mitterrand apoyó a Milosevic porque “sólo una Serbia fuerte, podría frenar el previsible expansionismo alemán tras la reunificación de 1990”. Pocos días más tarde, el 9 de noviembre, José Ignacio Torreblanca repitió en el mismo medio la misma afirmación lapidaria.

Hay muchos datos, bien conocidos, que prueban la impostura de tal afirmación. Pero baste recordar que ningún miembro de la Comunidad Europea defendió la unidad del Estado yugoslavo en el verano de 1991, mientras que el gobierno alemán reconoció unilateralmente la independencia de Croacia y Eslovenia en diciembre, y con ello hundió el Plan Carrington, elaborado para facilitar la pacífica desintegración de Yugoslavia. Justamente por eso, Alemania contribuyó decisivamente al comienzo de la Guerra de Bosnia. Genscher nunca explicó claramente por qué se dio ese paso, que puso en peligro la unidad europea. La verdad es que, a veces, los alemanes hacen cosas bastante raras, pero no parece que Goytisolo ni Torreblanca tengan mucho interés en aclararlas.

Pasan unos días más, y empezamos a ver por dónde va la campaña. Sábado, 20 de noviembre: “El País” publica un
reportaje firmado por Luis Prados y una entrevista a Hashim Thaci. No es información, sino presión pura y dura para que el gobierno de Madrid reconozca la independencia de Kosovo. El autor no duda en incluir afirmaciones tan distorsionadas como la de Bajran Rexhepi: "¿Por qué España está ejerciendo presión política en América Latina contra el reconocimiento de Kosovo?”.

Pero, ¿realmente alguien puede creer que España es capaz de ejercer alguna influencia sobre países como Brasil o Venezuela en ésta u tras muchas cuestiones?

Parece que sirve cualquier argumento, por patético que parezca. Por ejemplo, Lulzim Peci, director del Instituto Kosovar de Investigación Política y Desarrollo, asegura, “categórico”: "La relación de España con EE UU nunca será realmente cordial mientras España boicotee la estrategia estadounidense en los Balcanes".

Hace falta creer que los Balcanes, y Kosovo dentro de ellos, están en el centro del mundo para decir tales cosas. Pero lo extraño no es que los nuevos estadistas y funcionarios albaneses de la República de Kosovo utilicen argumentos tan demagógicos como inconsistentes. Lo llamativo es que el periódico “El País” persista en un discurso propio de la era Clinton/Aznar, o incluso Bush.

Y es que, concluyendo el año 2009, los intereses empresariales del grupo PRISA conjugados con las presiones de la vieja guardia del PSOE, encabezada por Felipe González, siguen empeñados en hacernos creer que el New World Order aún está vigente. Paciencia: en vísperas de la presidencia española de la EU, vamos a leer cosas mucho más descabelladas.



On 18 October, Juan Goytisolo wrote in "El País" that during the wars of former Yugoslavia (1991-2001) Mitterrand supported Milosevic because "only a strong Serbia, could curb the expected German expansionism after the reunification in 1990". A few days later, on November 9, José Ignacio Torreblanca in the same paper repeated the same lapidarian statement.

There are many well known facts, which prove the fraudulence of this claim. But suffice it to note that no member of the European Community advocated the unity of the Yugoslav state in the summer of 1991, while the German government unilaterally recognized Croatia's and Slovenia´s independence in December; and doing that, sank the Carrington Plan, developed to facilitate the peaceful breakup of Yugoslavia. Just because of this, Germany
contributed decisively to the start of the Bosnian War. Mr. Genscher never clearly explained why the German gouvernment gave that step, which endangered European unity. To tell the truth, sometimes the Germans do very odd things, but it seems that neither Goytisolo nor Torreblanca have interest in such clarifications.

A few days later, we started to see where the campaign goes. Saturday, November 20th, "El País” publishes
an article signed by journalist Luis Prados and an interview with Kosovo´s President Mr. Hashim Thaci. It was not information, but sheer and hard pressure so that the Madrid government to recognize Kosovo's independence.

The author does not hesitate in including distorted statements such as Bajran Rexhepi´s: "Why Spain is exerting political pressure in Latin America against recognition of Kosovo?"

But, can anyone really seriously believe that Spain can exert some influence over countries such as Brazil and Venezuela, in this or many other issues?

Any argument seems valid, even if pathetic. For instance: Lulzim Peci, Director of the Institute for Research and Development Policy of Kosovo, says, "categorical": "Spain's relationship with the U.S. will never be really friendly while Spain boycott U.S. strategy in the Balkans".

To say such things, you really need to believe that the Balkans, and Kosovo within them, are at the real center of the world. The strange thing is not that the new Albanian statesmen and officials from Kosovo Republic used arguments as demagogic as inconsistent. More striking is that the newspaper "El País" persist in a bizarre language with echoes from the the Clinton/Aznar or even Bush eras.

In conclusion: in Spain, ending the year 2009, the joint action of the business interests of the PRISA business group, conjugated with the pressures of the PSOE´s old guard, led by Felipe González, remains committed to make us believe that the New World Order is still valid. Be patient: on the eve of the Spanish presidency of the EU, we will read more outrageous things, like those.

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viernes, marzo 20, 2009

El Kosovo de nunca acabar (1)












La ministra de Defensa Rosa Chacón, con el contingente militar español en Kosovo, 19 de marzo, 2009




Vuelve el diminuto Kosovo a ocupar el centro de las noticias, redimensionado hasta la desmesura para alcanzar el techo de las conciencias universales. San José de 2009: la ministra Chacón anuncia por sorpresa la retirada del contingente español. La decisión se veía venir desde hace meses, porque hay un cúmulo de razones para ello. Desde luego, las recientes visitas de Tadic (9 de marzo) y Medvedev (2 de marzo) han tenido que ver con el anuncio de la retirada. Pero aparte de las causas concretas que existan para que se haya escogido el 19 de marzo o cualquier otro día, las razones que aconsejaban la retirada del contingente español se amontonaban.

El pasado día 13 de marzo, se envió a un rotativo catalán el artículo que sigue a continuación. Su publicación es inminente, pero dado que los acontecimientos se han adelantado, se ha considerado oportuno traerlo a este blog:




Al parecer, retornan los símbolos del viejo merchandising; o puede que nunca hubieran desaparecido.












Kosovo-Belfast, 2009

Pasó el aniversario de la autoproclamación de independencia de Kosovo, sin pena ni gloria. En algunos periódicos, algunos columnistas nos repitieron una y otra vez las viejas tautologías y admoniciones. El gobierno debería reconocer a Kosovo, subirse al carro de las democracias occidentales. Eso mismo le podían decir, por ejemplo, al enorme Brasil de Lula da Silva, que es occidental, democrático y más progresista que algunos países europeos; y que sin embargo, sigue sin reconocer la independencia del minúsculo Kosovo, con su gran base militar norteamericana en medio.

Tiene bastante gracia que por estos pagos se siga jugando tan descaradamente con los argumentos de la vieja era Bush, como si tal cosa. Por ejemplo: sería bastante ingenuo que el gobierno español reconociera precisamente ahora la independencia de Kosovo, cuando resulta que el pasado 8 de octubre, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por mayoría una resolución en la cual se exigía que la Corte Internacional de Justicia emitiera su fallo sobre la legalidad de la proclamación de la independencia por Kosovo. Este hecho en sí mismo fue un fenómeno extraordinario, uno de los escasos contragolpes contra el poder de las grandes potencias en la ONU, articulado en la Asamblea General. Los que acusan al gobierno de “provincianismo” por no seguir la senda de los “grandes” en el asunto de Kosovo, parecen ahora, con la boina bien calada, simples vendedores de la estampita.

Por otra parte, cuando la OTAN comenzó su ofensiva aérea contra Serbia, en 1999, se dijo que no era contra el pueblo, sino contra Milosevic. Una vez que cayó el dirigente serbio (más de un año después y no como consecuencia de los bombardeos) el argumento quedó relegado al olvido, y ahora algunos nos recuerdan aquello de que Kosovo fue desgajado de Serbia porque “no se respetó su autonomía”. Sin embargo, entre la caída de Milosevic y la independencia de Kosovo, pasaron ocho largos años en los cuales las nuevas autoridades serbias ofrecieron la reintegración de la autonomía. ¿En qué quedamos?¿Fue una acción militar contra Milosevic, un castigo contra el pueblo serbio o una intervención favor de una opción soberanista?

Pero sobre todo, hay algo que el gobierno no puede explicar abiertamente, pero está en la base de la negativa a reconocer la soberanía de Kosovo. Entre el final de la campaña de bombardeos de la OTAN y la independencia de la antigua provincia transcurrieron casi nueve años. ¿Por qué las grandes potencias occidentales, encabezadas por los Estados Unidos como actor principal, tardaron tanto tiempo en respaldar la autoproclamación de la independencia kosovar? Pues en parte, para dar tiempo a que Londres terminara de completar el proceso de paz en Irlanda del Norte, que había comenzado en abril de 1998 con el Acuerdo de Viernes Santo. Al mes siguiente ya se organizó un reférendum para ratificarlo en todo el territorio de Irlanda. Y sin embargo, sólo en 2005 el IRA anunció su desarme y el 8 de mayo de 2007 se devolvió la autonomía a Irlanda del Norte. En total, siete años de negociaciones. Pues bien, diez meses después de que Irlanda del Norte quedara finalmente pacificada, Kosovo proclamaba su independencia y las grandes potencias, Gran Bretaña y los Estados Unidos a la cabeza, accedían a respaldarla.

En medio de esa dinámica, España continuó albergando el único proceso de activismo político armado de Europa, tras declarar ETA que daba por finalizado el alto el fuego en junio de 2007, una vez volado por los aires el parking de la terminal T4 de Barajas. Por lo tanto, mientras parecía solucionarse definitivamente el conflicto de Irlanda del Norte y se aplaudía la independencia de Kosovo (premiando la insurgencia armada) el gobierno de Zapatero fue abandonado a sus medios ante el problema de la violencia terrorista.


Menos de dos años más tarde, los recientes atentados en Irlanda del Norte, a cargo del IRA Auténtico han coincidido con las grandes incertidumbres que se abren para Ia verde isla en el futuro de la Unión Europea; pero también con el primer aniversario de la independencia kosovar. Afirmar que eso forma parte de una trama de causa-efecto es exagerado. Pero sí que está todo ello relacionado con el hecho de que con Obama en la Casa Blanca, la situación internacional se está reformateando a gran escala. Viene a ser como un enorme reset, que se diría en informática. Ese fenómeno no es bueno ni malo: es simplemente desconcertante para todos.

Según un amigo, la situación internacional podría asimilarse a la que se abrió con la llegada del presidente Jimmy Carter a la Casa Blanca en 1977. Eso supondría que Obama apostará por mostrarse escrupuloso con la conducta de los dudosos aliados respaldados por Bush, a la vez que abriría vías de diálogo con los que hasta ayer eran diabólicos enemigos. ¿Qué puede suponer esto? Desconcierto, debilitamiento de alianzas y al final, cada uno a lo suyo. Por lo tanto, nos esperan años en que la crisis económica no será el único protagonista.

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jueves, octubre 16, 2008

El eje resolutivo Cáucaso-Balcanes

















Uno de los Cobra de las fuerzas armadas georgianas, desfila por las calles de Tblisi, antes del conflicto del pasado mes de agosto




Como afimaba un amigo diplomático, la situación internacional ha evolucionado considerablemente desde que se colgara el anterior post en este blog. En realidad, incluso desde que el artículo que sigue a continuación fuera redactado, han tenido lugar más y más acontecimientos de alcance. Por ejemplo, el pasado 8 de octubre, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución en que se exigía que la Corte Internacional de Justicia emitiera su fallo sobre la legalidad o la ilegalidad de la proclamación de la independencia por Kosovo.



En otro orden de cosas, la concesión del "Membership Action Plan" para Georgia y Ucrania en la Cumbre OTAN de diciembre ya no es tan segura como parecía. Pasadas las primeras semanas de aguantar el tipo, en Bruselas-OTAN se tiene en cuenta la actitud temeraria de la presidencia y mandos georgianos, pero también las capacidades militares reales del modesto Ejército georgiano.

De otra parte, revertir el rumbo catastrófico que ha tomado la situación militar en Afganistán va a requerir el envío de más y más contingentes militares por parte de la OTAN, incluso al margen de quién sea el ganador de las elecciones en los Estados Unidos. Y tal esfuerzo no va a dejar mucho margen para volcarse en candidaturas indefendibles, como las de Ucrania o Georgia. Los números y la geografía casi siempre terminan por imponerse a la tozudez.

"El Periódico", 16/10/2008

El eje resolutivo Cáucaso-Balcanes


España es uno de los pocos socios europeos que, hoy por hoy, pueden actuar en la región con ideas propias

• La OTAN debería tener cuidado de no dañar la labor de la UE, porque la dejaría aún peor parada



Los primeros vehículos blindados georgianos que penetraron en Tsjinval, la capital de Osetia del Sur, en la mañana del 8 de agosto pasado, fueron algunos de los Cobra adquiridos a Turquía meses antes. A pesar de la embarazosa contribución que habían tenido los turcos en el rearme georgiano, llamó la atención la muy matizada postura de Ankara durante la crisis de este verano. Turquía supo jugar por su cuenta: miembro de la OTAN, no secundó las agresivas posiciones de esta organización en los días posteriores a la crisis. Ankara demostró una vez más que su diplomacia sabe moverse con soltura en la toda la zona de Oriente Medio, Mediterráneo Oriental, Cáucaso y Asia Central.

Turquía no podía permitirse el lujo de alinearse en el conflicto georgiano, debido a sus intereses cruzados con todas las partes en conflicto. Moscú tuvo muy en cuenta esa circunstancia cuando llevó a cabo su intensa labor diplomática posterior a la guerra; y el gobierno turco respondió de forma ingeniosa con la propuesta de un Pacto de Estabilización y Cooperación para el Cáucaso. Fue una finta, pero bien jugada, porque estaba en la línea de una solución posible a la crisis: la acción integradora en la zona del Cáucaso, que no de confrontación.














Los Cobra, utilizados en la guerra de Osetia del Sur como vehículos de exploración, no fueron adversario para los antitanques rusos en manos de los independentistas. Uno de ellos destruido en las calles de Tsjinval, al día siguiente de la batalla.

Junto con Ankara, otra de las cancillerías que parece estar aprovechando sus posiciones de neutralidad es Madrid, que ante Moscú tiene a su favor la baza de no haber reconocido la autoproclamación de la independencia de Kosovo, el pasado mes de febrero. España es uno de los pocos socios europeos que hoy por hoy puede actuar con ideas propias en el eje Cáucaso-Balcanes. En torno a ese cigüeñal estratégico, gira en buena medida la solución del delicado momento que viven las relaciones entre Europa y Rusia. Cuando un grupo de países pertenecientes a la UE se lanzó en febrero a reconocer la autoproclamada soberanía de Kosovo, quedó malparado uno de los argumentos clave para el proceso de construcción europeo: su capacidad para superar los viejos conflictos nacionalistas en los rincones más sensibles del Viejo Continente. Porque el reconocimiento de Kosovo significaba crear más problemas de los que solucionaba, al establecer nuevas fronteras duras, en vez de contribuir a borrarlas.

Ahora, en el Cáucaso acaba de aparecer una oportunidad de reconducir esa situación. Y podría venir con la propuesta de integración en la UE de las tres repúblicas del Cáucaso: Georgia, Armenia y Azerbaiyán. Al fin y al cabo son tres países europeos y los dos primeros se cuentan entre los estados más pretéritos del continente. Rusia no pondría objeciones, siempre que el proceso de integración no significara el paralelo ingreso en la OTAN de esos países, o alguna forma de potencial amenaza militar.















El viaje del presidente Rodríguez Zapatero a San Peterburgo, a comienzos de este mismo mes, no fue muy bien tratado por la prensa española en general; pero resultó ser una maniobra diplomática oportuna. En realidad, la políica española hacia la zona de Turquía-Cáucaso y el problema de Kosovo, no ha variado desde el anterior gobierno Aznar al actual de Zapatero; y muy posiblemente continuaría siendo la misma bajo un hipotético gobierno Rajoy

En esta ocasión, Moscú lleva la iniciativa, y lo sabe. Da igual que determinados grupos de presión en la OTAN se empeñen en buscar la solución a la crisis del Cáucaso con la huida hacia adelante. Es posible que la integración de Georgia en la Alianza Atlántica tarde bastante tiempo en hacerse efectiva, y para entonces veremos en qué situación está la OTAN, cuyo deterioro interno a raíz de la intervención en Afganistán resulta muy evidente. La crisis financiera internacional, de no arreglarse rápidamente, repercutirá en las inversiones multimillonarias que exige el mantenimiento de la Alianza en nivel de eficacia. Los Estados Unidos, ya no son el coloso económico de hace cinco lustros y su propio rearme está siendo financiado con préstamos del exterior. Esto es: no podrá permitirse los dispendios en alta tecnología militar de la era Reagan, no digamos desplegar redes de bases en micropaíses militarmente indefendibles.

O sea que el único protagonista occidental que está haciendo algo positivo y realista en la zona de crisis caucásica es la UE; o algunos de sus socios, tirando del carro. Lo demás, desde el estricto punto de vista de la geoestrategia, son fantasías y guerra de propaganda. En realidad, la OTAN debería llevar cuidado en no dañar la labor ni la coherencia de la UE, lo cual la dejaría aún más malparada y políticamente aislada como institución. Por el contrario, puesto en marcha el proceso de integración en el Cáucaso, el resultado final podría ser el de una Osetia del Sur y una Abjasia, que dentro de algunos años no le hicieran ascos a la integración en un ámbito comunitario caucásico circunscrito al espacio Schengen.
















Cara de circunstancias. El secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates (dcha), junto al presidente kosovar, Fatmir Sejdiu, en rueda de prensa, tras la reunión mantenida en Pristina (Kosovo), a raíz de que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara el 8 de octubre pasado la resolución en que se exige que la Corte Internacional de Justicia emitiera su fallo sobre la legalidad o la ilegalidad de la proclamación de la independencia por Kosovo. Oscurecida por la crisis financiera que vivía el planeta y por los tradicionales prejuicios, la noticia fue todo un acontecimiento histórico que parecía poner de relieve nuevas reglas en las relaciones internacionales; algo que en mundo de las finanzas también se estaba planteando con fuerza (Foto Agencia EFE)


La perspectiva de una inclusión del Cáucaso meridional en la UE tendría efectos beneficiosos para todos, estabilizando la zona e incluyendo la normalización en las relaciones entre Bruselas y Moscú, que serán decisivas para afrontar la crisis económica global. Y a más largo plazo, restauraría la idea central de que, de una forma u otra, en el proceso de integración todavía se encuentra la clave para la solución (o conjugación) pacífica de las contradicciones interétnicas y los conflictos nacionales en el espacio europeo: incluyendo los Balcanes y, por supuesto, Kosovo y la delicada situación de Serbia. Pero como no se utilice de forma resolutiva, el eje de conflictos Cáucaso-Balcanes, continuará funcionando de forma destructiva para la política y hasta la supervivencia de la UE en estos momentos tan delicados.

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martes, septiembre 16, 2008

De Georgia a Eurasia, evitando el sexo de Kosovo






















Los viejos mapas étnico-lingüísticos fueron muy poco utilizados por periodistas, políticos y diplomáticos occidentales en la reciente crisis del Cáucaso. En ambientes nacionalistas e irredentistas de Europa, todavía se discute (en sordina) sobre si los osetios "tienen derecho histórico" o no a la soberanía. La noticia de que los osetios emparentan con los antiguos alanos parece haber sorprendido a más de uno. Clicar sobre el mapa para obtener ampliación

Con el paso de las semanas, el revuelo informativo e interpretativo en torno a la crisis georgiana se va apaciguando en la gran prensa, mientras empiezan a salir a la superficie, aquí y allá, los restos de los naufragios provocados por la borrasca.

Casi la totalidad de nuestros analistas habituales para todo han dado ya su versión interpretativa, e incluso algunos han tenido la oportunidad de repetir y remendar lo dicho, con aquello de que donde dijeron digo quisieron decir Diego. Pero en líneas generales, ésta ha sido una crisis que ha descolocado a muchos, y además, de forma flagrante. Buena prueba de ello es que interpretaciones hechas a menos de dos semanas vista, han quedado ya anticuadas.

Ahí tenemos la pieza publicada por Moisés Naím el pasado 31 de octubre: “La causa secreta de la guerra”. El autor no es precisamente un arribista: coeditor en jefe de “Foreign Policy”, ex ministro de Economía de Venezuela, opinión autorizada en los más prestigiosos medios occidentales. Por lo tanto, sorprende que en algunos casos, como el de la crisis georgiana, todo quede reducido a la idea –manejada extensamente por los mismos nacionalistas georgianos- de que la clave del asunto radica en que Osetia del Sur y Abjasia son “importantísimos centros mundiales de todo tipo de tráficos ilegales”. Se supone que el hecho de que Naím haya escrito un libro dedicado al fenómeno de la delincuencia global (Ilícito. Cómo traficantes, contrabandistas y piratas están cambiando el mundo, Debate, 2006) debería ser aval de seriedad para respaldar un argumento de factura básicamente conspirativa, que es el mismo que aplican los nacionalistas de cualquier país contra enclaves extranjeros en su propio territorio. Recuerdo a un joven universitario marroquí que conocí hace años, quejándose de Ceuta y Melilla como puertas hacia el Magreb de todo tipo de tráficos ilegales. ¿Y quién no ha escuchado el argumento de que Gibraltar no es sino un nido de piratas avalado por el proverbial cinismo británico y con bandera propia?














Nuevas banderas soberanas, temporada otoño-invierno 2008. En este caso, la enseña de la República de Abjasia. ¿Le gusta el diseño?

También resulta divertido recordar que se utilizó en numerosas ocasiones el mismo argumento para denostar, precisamente, la existencia de la autoproclamada República de Kosovo: un pequeño estado cuya existencia sólo se justifica por dar amparo a todo tipo de mafias, la puerta de entrada al tráfico de drogas hacia Europa central y las mil y una historias que llevan más de una década yendo de aquí para allá en la prensa internacional.

Dentro de las propuestas estrafalarias de los últimos días también se puede encontrar un extemporáneo artículo de José Ignacio Torreblanca dedicado, a lo que parece a insuflar de moral a la troika comunitaria que el pasado 8 de septiembre viajó a Moscú para discutir en torno a la reciente crisis georgiana. La pieza, jalea recios argumentos morales que Torreblanca supone darán mucho juego en la negociación; pero el autor pretende resucitar un asunto que fue caballo de batalla particular suyo y que a estas alturas está más que agotado: el bizantino debate en torno al sexo de Kosovo. Como si la pura fuerza militar de la OTAN en 1999 pudiera asimilarse a la fuerza moral y jurídica. Por lo visto, los aviones de la Alianza Atlántica no bombardearon Serbia y Kosovo con bombas supuestamente inteligentes y munición de núcleo de uranio, sino con pesados mamotretos jurídicos.

Torreblanca lleva meses pretendiendo “corregir” una de las decisiones españolas más acertadas de la política exterior española en la última década, tras la retirada de sus tropas de Irak. Pero claro, para aceptar eso, hay que reconocer que la intervención en Kosovo fue, en su cobertura jurídica, el precedente de la que llevó a los Estados Unidos y sus aliados de entonces al atribulado país de Oriente Medio. En puros términos militares, los rusos fueron bastante más eficaces y contundentes: estos hicieron su tarea en apenas una semana, mientras que las tropas de la OTAN, desencadenaron una campaña supuestamente basada en la última tecnologíaa militar de la época, que tardó más de diez semanas en doblegar a los serbios, causando importantes daños a las infraestructuras del país.

Dado que el mero ejercicio de la fuerza militar no es suficiente para asimilar Kosovo a los casos de Osetia del Sur y Abjasia, Torreblanca regresa de nuevo, una y mil veces, con el conocido mantra: “El caso de Kosovo es absolutamente sui géneris, sólo puede ser entendido en el marco de la desintegración de la Federación Yugoslava, en modo alguno pone en cuestión el principio de integridad territorial ni tampoco concede a ninguna minoría ni Estado el derecho automático a redibujar unilateralmente o por la fuerza frontera alguna”. ¿Y quién respalda tales afirmaciones?¿La Organización de Naciones Unidas?¿La “comunidad internacional menos Rusia, China, India, la gran mayoría de los países latinoamericanos…”? Por supuesto, redactar asertos sin sujeto claro puede llevar a la veja trampa retórica de la tautología.













Bandera de Osetia del Sur. Tanto ésta enseña como la de Abjasia vienen siendo enarboladas desde 1992. La autoproclamación de la soberanía de ambos territorios no viene de este verano, sino del proceso de desintegración de la URSS, en 1991


Resulta mucho más clarificador tener en cuenta el mensaje de Moscú de este verano dirigido hacia la política unilateralista practicada desde Washington en los últimos ocho años: “Quien siembra vientos, recoge tempestades”. Pretender que una delegación comunitaria vaya a Moscú para discutir si los vientos son alisios o puro siroco, si las tempestades del mozón son equiparables a las del Atlántico Norte, es puro bizantinismo de salón, más propio de un periodista que de un moderno profesional de la "diplomacia cuántica".

Se llama escribir con trazo grueso (y con notable ingenuidad en relación a la inteligencia de los lectores) la pretensión de que los actos de fuerza militar no basados en alguna forma de legalidad internacional solvente o, al menos, en las resoluciones de las Naciones Unidas, poseen un diferente peso moral al amparo de los diferentes intereses que cada potencia tuvo en su momento. En 2008 rusos no buscaron obtener ninguna resolución 1244 de la ONU para Osetia meridional y Abjasia, como se hizo para Kosovo en 1999. Pero ¿para qué? Si precisamente lo que intentaron los rusos este verano fue recordarle a Torreblanca que la resolución 1244 fue totalmente violada por los países que reconocieron la autodeterminación de Kosovo el pasado mes de febrero.

Ahora bien: aconsejar a los compañeros diplomáticos de la troika europea que viaja hacia Moscú, que se olviden del amigo americano y lo metan debajo de la alfombra, parece cosa de conjuro mágico. Zas, y de repente, hacemos que se esfume en el aire la base norteamericana de Bondsteel, en el centro de Kosovo, utilizada en su momento como centro de interrogatorio o “cárcel secreta” en la ya olvidada “guerra internacional contra el terrorismo”, por cierto. De momento, los rusos no tienen nada parecido en Osetia del Sur o Abjasia; deben estar esperando el correspondiente permiso de no se sabe quién en Occidente. ¿Podrán construir una similar en Venezuela o Bolivia, el día de mañana?¿Quizás en Siria?














Uno de los diseños que compitieron en su día para convertirse en la enseña nacional de la República de Kosovo. Pretendía ser un homenaje a la bandera norteamericana y fue una suerte que no se aprobara, visto el parecido final con la de Abjasia


Por fortuna, como recordaba el editorial de “El País” el mismo día en que se publicó el artículo de Torreblanca, en Moscú primó el pragmatismo. Los rusos no debieron quedar muy impresionados por el convincente poder del comodín kosovar. Aunque posiblemente, el pretendido pragmatismo era más bien la actitud profesional de unos diplomáticos que saben muy bien lo que andan buscando desde hace ya algún tiempo, y no dejarán de hacerlo. La fenomenal quiebra de Lehman Brothers, acaecida ayer mismo, demuestra una vez más que los neocons norteamericanos ni siquiera han sabido gestionar aquello de lo que más presumían: la pura y simple economía liberal. Los rusos hace tiempo que decidieron que las recetas neoliberales que les dictaba Jeffrey Sachs en los noventa, eran puro veneno. Desde el otro lado del Atlántico nunca perdonaron ese desaire, nunca aceptaron el fracaso y rechazaron que Rusia siguiera su propio camino.
















Tropas regulares chechenas integradas en el Ejército ruso (como las de la fotografía) operaron en Osetia meridional (y posiblemente en Georgia) durante el pasado mes de agosto.


"El Periódico de Catalunya", 13/9/2008

EL CONTROL DE UNA ZONA GEOESTRATÉGICA EN EBULLICIÓN


La batalla por Eurasia ha empezado

En parte, los norteamericanos cuentan con salir de la actual situación de crisis invirtiendo en desarrollo tecnológico militar

• La UE espera lograr energía barata, mientras que el objetivo de EEUU es mantener su hegemonía

FRANCISCO Veiga*

En apariencia, las cosas están yendo como la seda para casi todos, menos para los norteamericanos. La Unión Europea entreabrió la puerta a Ucrania: algunos comentaristas lo han confundido con una señal de que también va en el paquete la inclusión en la OTAN. Pero no es así: la oferta viene de Bruselas, es un acuerdo de asociación comercial privilegiado y no hay referencia a cuestiones militares. La OTAN es un asunto básicamente norteamericano, y la respuesta rusa a su despliegue naval en el mar Negro son las anunciadas maniobras en el Caribe. Significativamente: hasta el momento, Moscú no ha protestado en voz alta contra el trato de favor de la UE a Ucrania. Algo muy sintomático, si se liga al protagonismo que le ha dado Moscú a Bruselas a lo largo de toda la crisis de Georgia.

ESTO PODRÍA probar que, en efecto, Rusia y la Unión Europea están en pleno proceso de acercamiento, intentando los europeos eludir la interferencia norteamericana. Las lágrimas de cocodrilo de algunos analistas --sobre todo de derechas-- por la supuesta decadencia occidental ante el oso ruso descontrolado esconden esas contradicciones. La razón del acercamiento ruso-europeo está en los desastres que han comportado los ochos años de presidencia de George Bush, tanto militares como económicos. Al final, algunas potencias de la Unión Europea se han decidido a buscar la iniciativa en determinados escenarios geoestratégicos, aprovechando los meses finales de su presidencia.

Uno de ellos, quizá el más importante, es Eurasia, y más concretamente las rutas y países que conectan a Europa con los yacimientos de gas y petróleo del mar Caspio. Pero también Rusia, superpotencia energética. El tercer actor de esta historia es Irán, que tiene un peso nada desdeñable porque está dispuesto a ofrecer esa misma energía a Europa, pero más barata que la procedente de las repúblicas de Asia Central.

Por su parte, los norteamericanos, que se abastecen mayoritariamente de gas y petróleo procedentes de Canadá, México, Venezuela y Bolivia, tienen un interés básicamente hegemonista, dado que buscan dejar fuera de juego a determinados productores (como Irán), controlar los ductos procedentes de algunos países de Asia Central exsoviética hacia Europa y, sobre todo, establecer condiciones beneficiosas para ellos en el mercado de la energía: fijar precios y condiciones en las necesarias inversiones para llevar a cabo y modernizar las extracciones, y mantener la hegemonía del dólar como medio de pago.

ESTO ES muy importante, porque hacer los desembolsos del crudo y el gas en su propia moneda permite a los norteamericanos operar con malabarismos financieros cuando es necesario: pagar en bonos, negociar aplazamientos y, sobre todo, no pagar por el cambio de divisas. Si el dólar perdiera un apreciable protagonismo en el mercado de la energía, los norteamericanos afrontarían un déficit extra que, posiblemente, les obligaría a controlar el consumo interno y ralentizar su carrera de armamentos. ¿Y por qué es esto tan importante? Porque, en parte, los norteamericanos cuentan con salir de la actual situación de crisis invirtiendo en desarrollo tecnológico militar. Al fin y al cabo, piensan, la segunda guerra mundial ayudó a superar la larga Depresión de los años 30, y la carrera de armamentos de la era Reagan ha sido presentada muchas veces como el detonante de una beneficiosa recuperación económica en los años 80. Los jugosos contratos multimillonarios son la esencia del tan célebre como inútil y provocador escudo antimisiles que Washington pretende instalar en Polonia.

En este tira y afloja financiero, los iranís están interesados en imponer el euro como moneda de pago preferente de los hidrocarburos, con el argumento de que el dólar se devalúa con facilidad y ocasiona grandes pérdidas, lo cual también afectó a los rusos, y mucho, el año pasado. Varios países relacionados con la compra y venta de energía en grandes cantidades --como China-- abogan por desvincularse del dólar e imponer sus propias monedas nacionales, cestas de divisas o el euro.

La crisis de Georgia, que ha propiciado la devaluación del rublo, todavía ha hecho más atractivo el precio de su petróleo y su gas para los europeos, sobre todo si lo pueden pagar con euros fuertes. La neutralización temporal de la presión norteamericana contra Irán podría posibilitar la construcción de un oleoducto a través del Cáucaso, y quizá Ucrania, hacia Europa. Por lo tanto, las perspectivas de una energía cara y los cuentos sobre posibles extorsiones rusas a Europa pueden no ser precisamente las correctas a medio plazo.

ESO SÍ: el guiño a Ucrania le puede salir bien caro a Bruselas. Es un país problemático, con una clase política demasiado volátil y una estructura nacional interna ciertamente explosiva. Posiblemente, a Moscú no le parezca tan mal que la UE cargue con su propia cuota de responsabilidad en controlar a la díscola Ucrania, que hasta ahora ha dado muchos quebraderos de cabeza a los rusos. Como dice el viejo y sombrío refrán chino, aplicable ahora a las potencias europeas más favorables a Kiev: "Ten cuidado con lo que deseas: podría llegar a cumplirse".

*Profesor de Historia Contemporánea de Europa Oriental y Turquía (UAB).

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martes, marzo 25, 2008

Kosovo: la situación continúa fluida


















El senador republicano John McCain (y hoy candidato presidencial) haciendo propaganda a favor del UÇK en las calles de NY, 11 de febrero de 2000. La foto procede del blog de Justin Raimondo, que añade: "McCain is in New York for the day to attend fundraisers and to talk to the press before returning to South Carolina Friday night. (AP Photo/Stephan Savoia)"

A lo largo de estos pasados días de vacaciones, se generó en la lista Balkan un breve debate sobre la situación en los Balcanes occidentales, a raíz de los incidentes de Mitrovica y la oferta norteamericana de armas a la autoproclamada República de Kosovo. Todo ello, junto con la reciente propuesta a la ONU, realizada por el gobierno de Belgrado, para llevar a cabo una división administrativa de su ex provincia a lo largo de líneas étnicas. Ambas noticias son confusas; en la primera, parece que Washington está intentando zapar las bases del Plan Ahtisaari que respaldó hace pocas semanas. En cuanto a la actitud de Belgrado, no queda claro si la sugerencia vendería a suponer, de facto, el reconocimiento de la soberanía de Kosovo. En cualquier caso, parece que bajo la superficie de las noticias destinadas al gran público, algo se está moviendo y posiblemente veamos los resultados a corto plazo. En la urgencia de la situación, se publican aquí algunas reflexiones a vuelo pluma enviadas por el autor de este post a la lista Balkan, ayer y anteayer.






















Kouchner en divertida complicidad con "Condi". Como si no hubiera pasado el tiempo, vuelven a resucitar el lenguaje de madera en torno a la "comunidad internacional", que ni siquiera incluye a la ONU. En 2008 en "grupo de las Azores ampliado" ha cambiado al José María Aznar de Irak-2003 (que en 1999 fue también ferviente impulsor de la intervención en Kosovo) por Nicolas Sarkozy

Sujeto: Primera tacada de reflexiones rápidas
Enviado: sábado, 22 de marzo de 2008 16:35:00
Para: Balkan (balkan@listserv.rediris.es)

Hola a todos los que no hayan renunciado a conectar el pc en la quietud de la Semana Santa.

Breve comentario al mail de Jordi, porque efectivamente, la lista Balkan está más que tiesa.

-Por sistema, me negaría a hacerle el juego a Kouchner y regresar a esa terminología o lenguaje de madera de la 'comunidad internacional'; al menos en este foro en el que, se supone, colaboramos analistas aficionados y profesionales medianamente serios. Propongo: 'potencias intervinientes', 'grandes potencias occidentales', 'grupo de las Azores ampliado' o incluso: 'grupo de los 30', para los que deseen ser más polémicos. Pero dado que se han saltado al único foro de la comunidad internacional existente, identificar OTAN con ONU (no UNMIK con KFOR, como hace Jordi, y yo mismo) como pretenden los neocons al uso, se me antoja una grosería.

-Me parece de lo más acertado buscar las claves globales de la situación; está ya muy claro que quedándonos en Serbia y sus elecciones no se entiende nada de lo que está ocurriendo. Y parece evidente que si bien no se puede descifrar en clave de teoría conspirativa pura, "a la balcánica", tampoco podemos ir de ingenuos y pensar que las cosas van saliendo porque sí, y caen las bolas con los numeritos como si estuviéramos en el bingo. A veces ocurre, desde luego; pero a veces no: lo mejor es no tomar posturas apriorísticas.

-Jordi, te olvidas del caso de Bulgaria, que tiene más importancia que el de Hungría y Croacia. Estos días andaba preparando una conferencia sobre las Guerras Balcánicas de 1912-1913 y en el libro de Richard C. Hall se pueden leer algunas consideraciones sobre el papel de ese país en la geoestrategia balcánica, perfectamente aplicables a nuestros días. En breve: desde 1913, serbios y griegos han luchado en determinadas épocas para que Bulgaria no se extendiera por Macedonia, conectando con Albania y aislándolas una de la otra. La línea “Albania-Macedonia-Bulgaria” tiene tanta importancia hoy como entonces para entender la situación.

-Hay mucho más, pero por partes. De momento, dejo aquí una entrevista que me hicieron en “La Vanguardia” que tuvo bastante eco por estos pagos (existe versión en portugués):





El libro de Santos Molano sobre los manejos norteamericanos, orquestados por Teddy Roosevelt, en torno a la inducida independencia de Panamá, reconocida inmediatamente por los Estados Unidos y aliados europeos. Todo un precedente del "único e irrepetible" caso de Kosovo.












Sujeto: Panamá-Kosovo y otras ideas
Enviado: domingo, 23 de marzo de 2008 16:58:07
Para: Balkan (balkan@listserv.rediris.es)


Ahí van cuatro piezas de conexión micro-macro:

a) Kosovo. La especie que anda corriendo por ahí es que este caso se parece cada vez más a la
creación del estado de Panamá en 1903. Muy, muy parecido. Panamá es un invento americano en torno al Canal [concluido en 1913] configurado en lo que por entonces era territorio del Estado colombiano. Respaldaron también un supuesto 'hecho diferencial panameño', y de paso organizaronn un estado que [desde entonces] sirve para cubrir muchos negocios y enjuagues. Desde que los EEUU han decidido aplicar la Doctrina del Destino Manifiesto fuera del continente americano, cada vez resulta más útil revisar las aplicaciones "internacionales" de la Doctrina Monroe y repasar de vez en cuando, en plan comparativo, las lecciones que ofrece la historia de Latinoamérica. Ah: y recordar la inveterada afición USA a inventarse flagrantes casus belli: Maine, Golfo de Tonkin, armas de destrucción masiva... [Y la tendencia a reconfigurar la legalidad internacional impulsada por ellos mismos, que viene siendo recurrente en la construcción del Nuevo Orden propugnado por Bush padre: desde la intervención de la OTAN en Kosovo a su reconocimiento diplomático, pasando por la invasión de Irak, Guantánamo y las cárceles secretas en Europa]

b) Por lo tanto, una línea de trabajo a seguir es la siguiente: ¿Hasta qué punto la súbita presión norteamericana en torno al 'proyecto Kosovo-Panamá' tiene que ver con la campaña electoral USA y un George W. Bush que quiere dejar situadas determinadas piezas en el tablero internacional? Recordemos que McCain fue un declarado partidario del UÇK y del lobby albanés en los Estados Unidos. ¿O estamos ante una estretegia de más largo alcance? Yo me inclino por lo primero. Pero las implicaciones de esta línea las dejo para otros mails.

En cualquier caso, en torno a la nueva crisis de Kosovo giran asuntos muy importantes: las relaciones USA-UE-Rusia, la quebradiza situación de la OTAN, la estrategia de tirar balones fuera con respecto al fiasco de Irak.

c) Por lo que sé, a Bruselas-Washington (sobre todo el segundo factor) les da igual quién gane en las elecciones serbias. Sencillamente, se ha planteado desde fuera un dilema de hierro que los serbios no podrán resolver por mucho que se empeñen. Si gana la línea ultra, hay plan B; y si gana la europeísta, hay plan B. Como cada vez está más difícil hacer distingos tan drásticos, pues mejor: hay plan B. Ya no hay tiempo para pillar con 'sorpresas' a las potencias intervinientes. En realidad, el Plan B famoso es el mismo para todos los casos: meter presión a Belgrado, intentando generar la célebre 'catarsis' que [las potencias occidentales] llevan promoviendo desde hace no sé cuántos años, con escaso resultado. Buena es la 'Srpski inat' (por cierto: 'inat' es una palabra árabe y tiene exactamente el mismo significado que en serbio)

d) Rusos. Van con mucho cuidado, pero están dispuestos a actuar. De todas formas, eso quiere decir varias cosas. ¿Que andan por ahí algunos spetsnaz montando gresca en Mitrovica?¿Qué han aumentado los cursillos de Systema en Serbia y Macedonia? Es posible, pero para tal viaje no son necesarias grandes alforjas. La 'mano de Moscú' de que habla nuestra prensa, rememorando tonos de 1936-1945, no es tan necesaria de momento, a no ser que los rusos logren meter en Serbia un par de brigadas aerotransportadas y montar una réplica rusa a la base norteamericana de Bondsteel, en Kosovo; que todo puede ser. El problema para las potencias occidentales, ahora mismo, es que empiecen a caer helicópteros en Afganistán [o morterazos en la “Zona Verde” de Bagdad] y se agraven las tensiones entre los aliados, por ejemplo. De momento, sin embargo, Moscú está sospechosamente colaborativo en Afganistán y últimamente ha sugerido algunas facilidades a la OTAN. Se rumoreaba que incluso habían ofrecido tropas para ese frente, pero lo han desmentido rotundamente. Como se dice en catalán, de momento prefieren 'jugar a la puta y la Ramoneta', con perdón de la contundente expresión.

e) Sección de autogoles y tiros a poste. En el primer caso, de momento sobresale Canadá. Tras reconocer a Kosovo, el primer ministro [Stephen Harper] negó rotundamente que ese caso fuera un precedente y etc., etc.; pero algunos intelectuales y políticos québécois [Alain Gagnon, Bernard Landry] han respondido que sí lo es para Quebec. :-D En cambio, la jugada en China ha salido mal, con la victoria de Ma Ying-jeou en Taiwan. Rebote en el marco.


Divide et impera: Frank Wisner, embajador de los EEUU en Kosovo. Invitó a la Organización de la Confederación Islámica a que sus miembros invirtieran en este "nuevo estado musulmán europeo" ("The Washington Times", 19 de marzo)











Sujeto: Ser paria tiene sus ventajas
Enviado: lunes, 24 de marzo de 2008 17:14:49
Para: Balkan (balkan@listserv.rediris.es)

Si os fijáis y enlazáis noticias de aquí y allá en los últimos diez días, veréis que se está poniendo en marcha una carrera por dejar 'atado y bien atado' el asunto de Kosovo antes de... ¿junio?

Razones:

-Washington se propone reventar desde dentro el Plan Ahtisaari o lo que sea a lo que denominemos lo que se está poniendo en marcha en Kosovo. El ofrecimiento de armas a los albaneses ha venido acompañado de un discursete americano en el cual se lee, de forma bastante clara, que están dispuestos a financiar o poner en pie un ejército local. Eso cuadra bastante con: a) El objetivo de convertir a Kosovo en un nuevo Panamá; b) Aplicarle un nuevo revés a la ONU; y si también recibe la UE en la cresta, pues no pasa nada. Pero eso de que Kosovo no podrá tener fuerzas armadas propias... b) El hecho de que Albania vaya a entrar en la OTAN por la vía rápida. ¿No os parece incongruente una Albania en la OTAN con un Kosovo desmilitarizado defendido por... la UNMIK?¿O por unos cuantos europolis rumanos y ucranianos?¿O desde Bondsteel? Bush mismo ha trazado la línea: el mes de junio.

(De otra forma, dado que la campaña internacional para el reconocimiento de Kosovo ha sido un fiasco, hay que tirar por otro camino)

-Si eso es así, y me parece que en Belgrado han tomado conciencia de ello (aunque andan un poco espesos, me temo) urge negociar o imponer algo. Ese 'algo' pudo haberse hecho por las buenas antes de febrero desde el 'grupo de las Azores ampliado'. Por ejemplo, creando una República Federal Albano-Serbia de Kosovo, que hubiera cambiando MUCHO las cosas. Pero ahora ya parece que no hay espacio de maniobra para eso. Washington y los hegemónicos de Bruselas se han negado y dicen que no hay marcha atrás (como si ellos mismos no hubieran dado marcha atrás en otras ocasiones, anulando por ejemplo lo que se firmó en Dayton y Paris-1995 con el estatus de Kosovo).

Por lo tanto, el contrajuego lógico es imponer hechos consumados o tirar por la estrategia de la negociaciación dura. La plataforma básica para ello es jugar a imponer una situación de inestabilidad crónica en la zona. Dado que Serbia ha sido relegada al rincón, puede permitirse el lujo de fastidiar, desgastar y hostigar sine die. Alguna ventaja has de tener cuando te convierten en paria. ¿Qué pueden perder? Pues en las actuales circunstancias, poca cosa. En cambio, saben que Bruselas no puede permitirse tener un 'pozo séptico' en medio de los Balcanes, donde se pueden colar todo tipo de virus, bacterias y amenazas poco agradables.

¿Cuál puede ser la línea de hostigamiento serbia? Variable y adaptativa. Desde la simple resistencia pasiva a la posibilidad de montar un Ulster en Mitrovica, pasando por la presión negociadora.

¿Cuál puede ser la respuesta de Washington-Bruselas a una situación así? Pues difícil está la cosa. Los serbios aprendieron de la situación generada en el Pacto de Varsovia [durante la Guerra Fría]: los soviéticos podían intervenir hoy en Hungría [1956] y dentro de diez años en Checoslovaquia [1968]. Pero no podían andar metiendo y sacando los tanques en los países aliados [un año sí y el otro también]. El desgaste que produce ese tipo de "políticas del garrote" es muy fuerte. Por lo tanto, un hostigamiento calculado, que no desemboque en guerra abierta, y que no de para justificar un nuevo bombardeo de Serbia, sería bastante eficaz. ¿E invadir Serbia? :-D ¿Para qué, queridos suscriptores?¿Para convertir a Serbia en un país 'más democrático'?¿Para hacer de Serbia un nuevo Estado de los USA?Eso sería la única opción posible...


















Disturbios en Mitrovica, 17 de marzo, aniversario de la limpieza étnica de 2004 llevada a cabo por los albaneses en Kosovo. Para que los serbios "ulstericen" el territorio no hace falta mucha "mano oculta de Moscú" ni conspiraciones de capa y espada, como sugieren algunos medios de la prensa occidental, resucitando el lenguaje de la Guerra Fría o épocas aún más oscuras.

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sábado, marzo 01, 2008

La OTAN se la juega en Kosovo y Afganistán












Reacción internacional a la autoproclamación de independencia de los albaneses de Kosovo. En naranja, los países que han adoptada una postura francamente contraria; en un tono más claro, aquellos que han expresado su disgusto por la medida; en ocre, los que no tienen una posición clara. En gris, los que no han expresado opinión al respecto. En azul, los que han reconocido, y en tono más claro, aquellos que lo harán. El mapa proviene de Wikipedia y se puede ampliar y presionando con el puntero sobre la imagen. Para actualizarlo, pulsar en el link de Wikipedia.



Como es habitual cuando estalla una crisis balcánica, y eso desde 1821, en que los griegos se alzaron para obtener la independencia del Imperio otomano, en Occidente se desatan pasiones que, con el tiempo, acaban tomando formato futbolístico. Los artículos de opinión firmados por todos y cada uno de los comentaristas habituales de los periódicos -dado que cada uno se siente obligado a posicionarse- y las cartas al director que no cesan de llegar a las redacciones, suelen enfocar el asunto desde el ángulo estricto de la más pura teoría acompañada, a veces, de alguna ocurrencia original, más ingeniosa que la del vecino, aunque en el fondo todos se atienen a tres o cuatro posiciones básicas. Por lo tanto, el problema de tal tipo de debates sobre arbitraje, reglas, penalties y declaraciones de los entrenadores, es que contribuyen a congelar los términos del problema real y por lo tanto, evitan su resolución y contribuyen a perpetuarlo o diseminarlo.

Pero los tiempos cambian, y mucho se ha transformado el mundo y sus circunstancias entre 1991 y 2008; o incluso desde 1999, fecha de la anterior crisis kosovar. Por fortuna, para el caso del nuevo incidente en la zona, tenemos a mano un interesante baremo susceptible de medir el impacto positivo o negativo del hecho histórico que nos ocupa: el mapa de los países que han accedido a reconocer la independencia kosovar o que, por alguna razón no lo han hecho todavía o no lo harán.











Perros que deberían seguir dormidos: La cuestión kosovar ha reabierto el debate nacionalista en Argentina sobre las Malvinas, ahora ya sin Junta Militar de por medio. En la imagen, bandera argentina con el perfil de las islas en su centro, actualmente... ¿parte del territorio de la UE?


En un primer nivel de rechazo o cautela, se sitúan las nuevas potencias emergentes: China, Brasil e India. Parece evidente que estos nuevos poderes, que dentro de pocos años tendrán un peso decisivo no sólo en la economía sino en la política internacional, no pueden ver con simpatía la perpetuación de actos de fuerza al estilo del perpetrado por el “trío de las Azores” en 2003, incluso aunque en este caso toda una serie de países europeos se hayan alineado con el núcleo decisorio original (los Estados Unidos y Gran Bretaña) no sin reticencias de sectores íntegros de sus fuerzas políticas internas (caso de Alemania, por ejemplo). Podemos objetar que todo termina olvidándose y que ya pasarán por el aro. Puede ser; o no, dado que las nuevas potencias emergentes lo son y ejercerán como tales en el futuro, justamente porque no pretenden alinearse con el Nuevo Orden proclamado por George Bush a comienzos de los noventa.

Rusia, por supuesto, es una potencia “reemergente” y tiene sus propios intereses hegemónicos en esta cuestión. Pero por lo visto, el menor o mayor nivel democrático de su régimen la excluye por razones “morales” del actual litigio. No se pensó lo mismo en junio de 1999, cuando Moscú contribuyó a votar la resolución 1244 en las Naciones Unidas, que terminó el conflicto armado desencadenado por la OTAN contra los restos de la última Yugoslavia. Pocos meses antes, el debate sobre la crisis de Kosovo había sido puenteado en base a que Rusia no sintonizaba con la intervención armada que se pensaba votar; ahora, nueve años más tarde, se recurre al mismo mecanismo. En realidad, los credenciales democráticos de Rusia suben y bajan a ojos de los occidentales en función de las bases militares en Asia Central que Moscú desee ceder y su disponibilidad para apoyar algunas aventuras militares occidentales; las facilidades ofrecidas a los especuladores extranjeros o el precio del gas y el petróleo; y en general y a ojos de Washington, está en razón inversa del nivel de acercamiento a Europa.














Proyectada bandera de la posible República de Taiwan, si llega a consumarse la separación entre las dos Chinas. Otra polémica reabierta muy lejos geográficamente de Kosovo y con una entidad real mucho mayor. El 14 de marzo de 2005 China aprobó la Ley Anti-Secesión, que autoriza de forma explícita el uso de la fuerza para recuperar el control de un territorio sublevado. En Europa, nadie opina sobre estos problemas.

Aparte de Canadá, donde al parecer el asunto kosovar podría reabrir de nuevo, una vez más, la cuestión del Quebec, el mapa de los poco favorables a reconocer la independencia kosovar se extiende por casi toda América Latina. Claro está que Venezuela la rechaza, como era de prever. Pero también lo hace Argentina, donde se ha reabierto la cuestión de las Malvinas, islas argentinas dependientes de la UE; y Bolivia, donde el presidente Evo Morales teme por la provincia de Santa Cruz. O Brasil, ya mencionado antes en el grupo de las nuevas potencias. Es normal esa reticencia: si los “gringos” han logrado redibujar de nuevo las fronteras europeas en pleno 2008, ¿qué no podrán hacer con las del continente donde la doctrina Monroe se aplicó de forma particularmente abusiva? Esa reacción es todavía más ostensible en África, continente que casi en su integridad ha rechazo ni siquiera pronunciarse sobre la soberanía kosovar. Y que tiene una experiencia muy reciente sobre lo útiles que pueden ser los estados títere, creados sobre la marcha, para las jugadas de las grandes potencias occidentales. Recordemos, además, la reciente penetración china en el continente negro. Por lo tanto, es muy posible que el debate sobre la independencia kosovar en las Naciones Unidas hubiera contado con más oposición que la rusa, como se nos quiere hacer creer.

Pero ha sido en los Balcanes donde la reacción adversa ha resultado más contundente. Aparte del conocido caso de Chipre y por supuesto, la misma Serbia, ni Rumania, ni Bulgaria, ni Grecia –tres socios de la UE- han querido reconocer la independencia kosovar. Bosnia y Montenegro siguen sin pronunciarse , en parte porque la “solución” kosovar amenaza de una forma u otra su propia arquitectura estatal. Por lo tanto, lo que debería de haber sido una aportación a la estabilidad de los Balcanes, ha resultado ser todo lo contrario. Y lo peor es que ha puesto en entredicho las expectativas de que la UE sería el vehículo más seguro, el único posible para la superación de los conflictos interétnicos en la zona a partir de la progresiva disolución de las fronteras en un espacio económico común. Esto queda bien en evidencia para el caso de Rumania, donde grupos nacionalistas húngaros de Transilvania ya se manifestaron por las calles de Cluj expresando sus simpatía por Kosovo, un conflicto que, expresado de esa forma, llevaba ya más de dieciséis años.












Bandera del estado-protectorado de Bosnia-Herzegovina. La independencia no trajo la solución de los problemas de esa región europea. Dejar pasar el tiempo, tampoco.

Y ese es precisamente uno de los problemas que se están poniendo de relieve ante la situación. El de aquellos que se encogen de hombros y opinan que “todo pasará”, que de aquí a dos días nadie se acordará del contencioso, que unos y otros bajarán la cabeza, terminarán por reconocer a Kosovo y “tal día hará un año”, como reza la expresión popular. Pues justamente, ese es uno de los errores. Tal cosa se pensaba precisamente en junio de 1991, cuando se avecinaba la autoproclamación de independencia de Eslovenia y Croacia. Pelillos a la mar, todo pasará, tragarán; la eterna huida hacia adelante, el hecho consumado que tanto complace a las potencias occidentales, incluyendo, en su momento, el Tercer Reich.

A su vez, el hecho consumado impone el doble rasero. Y así llevamos ¡diecisiete años!, con un rosario de cinco guerras, sólo en las repúblicas ex yugoslavas. Eslovenia ha entrado en la UE, Croacia pronto lo hará: cuenta con buenos aliados europeos, que saben hacer discreta política lobbista. Las cuestiones morales y éticas que tanto se aplican a Rusia, resultan políticamente incorrectas referidas a Eslovenia y Croacia, cualesquiera que fueran sus responsabilidades en la cadena de guerras que asolaron la implosionada Yugoslavia. Y quizá, sino no hubiera sido por ellos, sus particulares intereses y los de aquellos países muy concretos que los secundaron, toda la ex Yugoslavia sería ya miembro del club europeo. Sin necesidad de disolver fronteras bautizadas con sangre, sin tener que dar un largo rodeo por el siglo XIX para llegar al XXI con todos esos debates seudo académicos sobre la “legalidad” o no de soberanías ganadas a punta de cañón, como fue en el caso de los Balcanes occidentales.

Todo el mundo acabó accediendo, esas independencias fueron reconocidas, Eslovenia es un miembros honorable y hasta ocupa la presidencia de la UE, con lo cual contribuye, por su parte y de nuevo, a la cada vez más escasa credibilidad política del club. Y es que el mundo está cambiando demasiado velozmente para los vetustos trucos, la política de las cañoneras, la vieja doble moral y las armas de destrucción masiva que, como todo el mundo sabe, existen y algún día se demostrará. ¿O no? Da igual, fue otro hecho consumado basado en una ficción de esas que se escenifican en Washington o Londres, convertidas más adelante en nueva legalidad fulgurante.

Por eso Kosovo ya no pertenece a los Balcanes, ni éstos a Europa. Esa es asimismo la razón de que, una vez más, como en 1999, la necesidad de justificar la viabilidad de la OTAN haya tenido un papel nada desdeñable en la tozudez norteamericana para aplicar la solución que ya había programado por entonces para Kosovo. Ahora, cuando todo va cada vez peor en el lejano Afganistán, cuando se debe ir preparando la retirada, la OTAN tiene que presentar balance positivo en, al menos, una de los dos campañas militares que emprendió. Seguir en Kosovo sin aplicar la “solución” que fue planeada, sería una amenaza demasiado contundente para la continuidad de una alianza militar que hasta hace bien poco, nadie sabía ya para qué servía. Por lo tanto: autodeterminación, el asunto pasa a Bruselas, los soldados cambian la bandera de la OTAN por otra más europea, y es la UE quien carga con los gastos y desgastes, financieros y políticos. Misión cumplida.












Nueva bandera de Kosovo, que de forma más que chocante, resulta muy similar a la de Bosnia-Hercegovina. ¿Misma bandera, mismas causas y síntomas, mismo destino?

Entiéndase: la guerra por Kosovo de 1999 se hizo, hipotéticamente, con la intención de que sirviera para derribar a Milosevic. Pero de hecho acaeció casi dos años más tarde, y no se debió precisamente a la operación militar atlantista en la provincia. Si eso era así, ¿cómo devolver Kosovo a Serbia una vez caído el presidente serbio? En buena medida, hubiera significado asumir y proclamar públicamente la inutilidad del gesto, subrayando la humillación con el disgusto de los nacionalistas albaneses y el regocijo de los serbios. Además, había que inducir al olvido el por qué de la operación militar de 1999, que en su momento fue un ejercicio para demostrar que el Nuevo Orden era una realidad, a pesar de los pesares; y que en él la OTAN tenía un papel central.

Por lo tanto, tras toda esta operación consistente en imponer internacionalmente el reconocimiento de Kosovo, se esconde la intención real de justificar la utilidad de la operación de la OTAN en 1999, algo tanto más decisivo en estos momentos cuanto que esa misma Alianza Atlántica está fracasando en Afganistán, que es nada más y nada menos que la segunda operación militar que emprendió la organización –y no de tipo defensivo, precisamente- en todo su medio siglo de historia. ¿Un mero detalle? Ni mucho menos: en estos momentos, Washington y Bruselas luchan desesperadamente por imponer urbi et orbi la idea de que la OTAN tiene un sentido, sirve para algo, a pesar del desastre que se avecina. Se están jugando, nada más y nada menos, que la supervivencia de la única organización militar internacional existente en el mundo (aunque pueden aparecer otras, y no precisamente controladas por los occidentales). Y para ello, no dudarán en recurrir a lo que sea, incluso a inventarse una nueva guerra fría totalmente artificial con Rusia, levantada a golpe de enfrentamientos provocados por sistemas defensivos de misiles en Polonia y Chequia, hostigamientos a Serbia o integración de los países del Cáucaso o la misma Ucrania, en la OTAN. La vieja huida hacia adelante, tirada por la vieja troika: fuerza bruta, hechos consumados y doble rasero.
















Going back home
: esta misma semana, el príncipe Enrique fue "oportunamente descubierto" por la prensa sirviendo en Afganistán y reenviado de vuelta a la patria. Las cosas se están poniendo demasiado feas en aquel frente como para seguir utilizándolo en campañas de propaganda triunfalista o para que la Casa Real británica sirva a la OTAN en primera línea

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martes, febrero 19, 2008

Kosovo: primer balance (¿1908-2008?)















Clásico recurso iconográfico de niño ataviado con símbolos nacionales o políticos. Durante los festejos por la autoproclamada independencia de Kosovo, llamó la atención la exhibición de banderas norteamericanas y la ausencia casi total de símbolos de la Unión Europea.




A veinticuatro horas de la autoproclamada independencia de Kosovo ya se pueden comenzar a extraer algunas conclusiones, aunque sean rápidas:

-Washington-Bruselas (creo que es correcto hablar de este orden de importancia y no otro) han aplicado su plan de acción tan rígidamente como Moscú. No parece que las consecuencias a medio plazo de la maniobra estén realmente calculadas, basándolo todo en el efecto “huida hacia adelante” y la política de hechos consumados.

-La primera cosecha de efectos negativos es la mala acogida que ha tenido la iniciativa en el ámbito balcánico. Aunque las noticias son un tanto contradictorias, no cabe duda que exceptuando el caso de Croacia –por fidelidad total ante Washington-Bruselas- o el Macedonia (porque no pueden hacer otra cosa que confiar ciegamente en sus protectores teóricos) y, desde luego, el seguro satélite albanés, el resto de los estados balcánicos han puesto proa o mala cara a la iniciativa de reconocer la autoproclamada independencia de Kosovo. Hablamos nada menos que de: Rumania, Bulgaria, Bosnia, Grecia y Chipre, aparte, lógicamente, de Serbia. Por lo tanto la estrategia de Washington-Bruselas ha conseguido lo impensable hace poco: unir en mayor o menor medida, por activa o por pasiva, a países tradicionalmente enfrentados en la zona


















"Hotel Victory" en Pristina, con su propia réplica de la Estatua de la Libertad en la terraza

-Se está generando una crisis de confianza en la UE. Debemos recordar que hasta hace poco, la idea central era que la integración sería un vehículo para superar contradicciones y conflictos en los Balcanes que parecían imposibles de solucionar. Pues eso no es lo que está resultando de todo este asunto. La imagen que está ofreciendo Bruselas es la de una “Unión Europea de las hegemonías”, en la cual un grupo central toma las decisiones y los demás pasan por el aro. La gama de posibilidades es bastante desagradable. Recordemos, por ejemplo, que no hace mucho, Paris y Berlín dejaron bastante claro quién era su caballo ganador en las elecciones generales españolas del próximo mes de marzo. Eso también contribuye a explicar el malestar de Madrid en las actuales circunstancias. En realidad, la manera de actuar de la UE en los Balcanes no difiere mucho de la que hubieran adoptado las potencias hegemónicas de Europa hace un siglo. De hecho, es el perfecto aniversario: 1908-2008. La primera de esas fechas señala la anexión por el Imperio Austro-Húngaro del protectorado que era entonces Bosnia-Hercegovina, lo que llevó a la Gran Guerra cinco años más tarde.

-Con respecto a Rusia, se le está cargando con la culpabilidad de las posibles consecuencias de una maniobra mal pensada. ¿Por qué “la solución menos mala” era la independencia de Kosovo? ¿Por qué reconocer fronteras e independencias que luego no son reales y en el futuro se habrán de diluir en el seno de la UE? Si Bruselas hubiera dejado bien claro que Serbia y Kosovo entrarían juntos en la UE a diez años vista o menos, dejando para entonces la cuestión de las soberanías, otro hubiera sido el panorama. A cambio, en Europa occidental nos enzarzamos con frases sobre la “maldad de Putin”, “Rusia contra el mundo”, etc. En realidad, ha sido George W. Bush el que, en las postrimerías de su mandato, ha logrado debilitar a la UE con sus ideas y soluciones, coladas a través de los primos británicos, con el concurso de un presidente “Sarkoyes” en caída libre; y una Alemania que quiere hacerse perdonar y olvidar la jugada de 1991, cuando reconoció la soberanía de Croacia por su propia cuenta, dejando en evidencia a Bruselas.

-Hemos de temer que con Rusia se esté recurriendo al conocido esquema de las “predicciones autocumplidas”. Se insiste en que se está convirtiendo en una potencia peligrosa y se le hostiga para que reaccione así. Luego aprovechamos para pedirle precios rebajados para el petróleo y el gas; y como no aceptan el chantaje, más de lo mismo. Y de paso, le damos la razón a los tramposos ucranianos, que aprovechan para colar a los clientes occidentales gas y petróleo de peor calidad, cobrando a precio ruso y embolsándose la diferencia.

-Como conclusión genérica respecto a la sugerencia de que la independencia de Kosovo ha contribuido a generar “mayor democracia” o “descentralización” a escala internacional, la idea es de una ingenuidad evidente. Si lo ocurrido demuestra que las fronteras del odiado estado nación no son intangibles, desde luego tampoco lo serán para el nuevo estado nación kosovar. Ni para ninguna república, europea o no, que se autoproclame como tal en los próximos años. Todo dependerá del grado de utilidad que le reporte a la potencia de turno que, por cierto, no va a consentir ese tipo de planteamientos dentro de las suyas propias.

A continuación sigue un interesante artículo de "The Guardian" remitido por Luis Lidon, de EFE Viena a la lista Balkan.




















El presidente Bush revisa al Cuerpo de Protección de Kosovo (TMK) que, curiosamente, luce un uniforme de gala con gorras y charreteras de estilo ruso. Junio de 2007

"The Guardian", Tuesday February 19 2008

A postmodern declaration

Kosovo's sovereignty is a fiction: real power lies with EU officials backed by western firepower

John Laughland

There seemed to be no immediate consequences when, in 1908, Austria annexed Bosnia-Herzegovina. Vienna was in clear violation of the 1878 Treaty of Berlin, which it had signed and kept Bosnia in Turkey, yet the protests of Russia and Serbia were in vain. The following year, the fait accompli was written into an amended treaty. Six years later, however, a Russian-backed Serbian gunman exacted revenge by assassinating the heir to the Austrian throne in Sarajevo in June 1914. The rest is history.

Parallels between Kosovo in 2008 and Bosnia in 1908 are relevant, but not only because, whatever legal trickery the west uses to override UN security council resolution 1244 - which kept Kosovo in Serbia - the proclamation of the new state will have incalculable long-term consequences: on secessionist movements from Belgium to the Black Sea via Bosnia, on relations with China and Russia, and on the international system as a whole. They are also relevant because the last thing the new state proclaimed in Pristina on Sunday will be is independent. Instead, what has now emerged south of the Ibar river is a postmodern state, an entity that may be sovereign in name but is a US-EU protectorate in practice.

The European Union plans to send some 2,000 officials to Kosovo to take over from the United Nations, which has governed the province since 1999. It wants to appoint an International Civilian Representative who - according to the plan drawn up last year by Martti Ahtisaari, the UN envoy - will be the "final authority" in Kosovo with the power to "correct or annul decisions by the Kosovo public authorities". Kosovo would have had more real independence under the terms Belgrade offered than it will now.



Restaurante de comida rápida en Kosovo ("kebabs") inspirado en la cadena MacDonalds. Fotografía procedente del blog madisonian.net

















Those who support the sort of "polyvalent sovereignty" and "postnational statehood" that we already have in the EU welcome such arrangements as a respite from the harsh decisionism of post-Westphalian statehood. But such fictions are in fact always underpinned by the timeless realities of brute power. There are 16,000 Nato troops in Kosovo and they have no intention of coming home: indeed, they are even now being reinforced with 1,000 extra troops from Britain. They, not the Kosovo army, are responsible for the province's internal and external security.

Kosovo is also home to the vast US military base Camp Bondsteel, near Urosevac - a mini-Guantanamo that is only one in an archipelago of new US bases in eastern Europe, the Balkans and central Asia. This is why the Serbian prime minister, Vojislav Kostunica, speaking on Sunday, specifically attacked Washington for the Kosovo proclamation, saying that it showed that the US was "ready to unscrupulously and violently jeopardise international order for the sake of its own military interests".

In order to symbolise its status as the?newest Euro-Atlantic colony, Kosovo has chosen a flag modelled on that of Bosnia-Herzegovina - the same EU gold, the same arrangement of stars on?a?blue background. For Bosnia, too, is?governed by a foreign high representative, who has the power to sack elected politicians and annul laws, all in the name of preparing the country for EU integration.

As in Bosnia, billions have been poured into Kosovo to pay for the international administration but not to improve the lives of ordinary people. Kosovo is a sump of poverty and corruption, both of which have exploded since 1999, and its inhabitants have eked out their lives for nine years now in a mafia state where there are no jobs and not even a proper electricity supply: every few hours there are power cuts, and the streets of Kosovo's towns explode in a whirring din as every shop and home switches on its generator. This tragic situation is made possible only because there is a fatal disconnect in all interventionism between power and responsibility. The international community has micro-managed every aspect of the break-up of Yugoslavia since the EU brokered the Brioni agreement within days of the war in Slovenia in July 1991. Yet it has always blamed the locals for the results. Today, the new official government of Kosovo will be controlled by its international patrons, but they will similarly never accept accountability for its failings. They prefer instead to govern behind the scenes, in the dangerous - and no doubt deliberate - gap between appearance and reality.



Remodelación estratégica de fronteras como hipotética solución a los problemas existentes, un clásico proyecto neocon norteamericano: esbozo para rediseñar el "espacio ex otomano", comenzando por Oriente Próximo.

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