martes, febrero 19, 2008

Kosovo: primer balance (¿1908-2008?)















Clásico recurso iconográfico de niño ataviado con símbolos nacionales o políticos. Durante los festejos por la autoproclamada independencia de Kosovo, llamó la atención la exhibición de banderas norteamericanas y la ausencia casi total de símbolos de la Unión Europea.




A veinticuatro horas de la autoproclamada independencia de Kosovo ya se pueden comenzar a extraer algunas conclusiones, aunque sean rápidas:

-Washington-Bruselas (creo que es correcto hablar de este orden de importancia y no otro) han aplicado su plan de acción tan rígidamente como Moscú. No parece que las consecuencias a medio plazo de la maniobra estén realmente calculadas, basándolo todo en el efecto “huida hacia adelante” y la política de hechos consumados.

-La primera cosecha de efectos negativos es la mala acogida que ha tenido la iniciativa en el ámbito balcánico. Aunque las noticias son un tanto contradictorias, no cabe duda que exceptuando el caso de Croacia –por fidelidad total ante Washington-Bruselas- o el Macedonia (porque no pueden hacer otra cosa que confiar ciegamente en sus protectores teóricos) y, desde luego, el seguro satélite albanés, el resto de los estados balcánicos han puesto proa o mala cara a la iniciativa de reconocer la autoproclamada independencia de Kosovo. Hablamos nada menos que de: Rumania, Bulgaria, Bosnia, Grecia y Chipre, aparte, lógicamente, de Serbia. Por lo tanto la estrategia de Washington-Bruselas ha conseguido lo impensable hace poco: unir en mayor o menor medida, por activa o por pasiva, a países tradicionalmente enfrentados en la zona


















"Hotel Victory" en Pristina, con su propia réplica de la Estatua de la Libertad en la terraza

-Se está generando una crisis de confianza en la UE. Debemos recordar que hasta hace poco, la idea central era que la integración sería un vehículo para superar contradicciones y conflictos en los Balcanes que parecían imposibles de solucionar. Pues eso no es lo que está resultando de todo este asunto. La imagen que está ofreciendo Bruselas es la de una “Unión Europea de las hegemonías”, en la cual un grupo central toma las decisiones y los demás pasan por el aro. La gama de posibilidades es bastante desagradable. Recordemos, por ejemplo, que no hace mucho, Paris y Berlín dejaron bastante claro quién era su caballo ganador en las elecciones generales españolas del próximo mes de marzo. Eso también contribuye a explicar el malestar de Madrid en las actuales circunstancias. En realidad, la manera de actuar de la UE en los Balcanes no difiere mucho de la que hubieran adoptado las potencias hegemónicas de Europa hace un siglo. De hecho, es el perfecto aniversario: 1908-2008. La primera de esas fechas señala la anexión por el Imperio Austro-Húngaro del protectorado que era entonces Bosnia-Hercegovina, lo que llevó a la Gran Guerra cinco años más tarde.

-Con respecto a Rusia, se le está cargando con la culpabilidad de las posibles consecuencias de una maniobra mal pensada. ¿Por qué “la solución menos mala” era la independencia de Kosovo? ¿Por qué reconocer fronteras e independencias que luego no son reales y en el futuro se habrán de diluir en el seno de la UE? Si Bruselas hubiera dejado bien claro que Serbia y Kosovo entrarían juntos en la UE a diez años vista o menos, dejando para entonces la cuestión de las soberanías, otro hubiera sido el panorama. A cambio, en Europa occidental nos enzarzamos con frases sobre la “maldad de Putin”, “Rusia contra el mundo”, etc. En realidad, ha sido George W. Bush el que, en las postrimerías de su mandato, ha logrado debilitar a la UE con sus ideas y soluciones, coladas a través de los primos británicos, con el concurso de un presidente “Sarkoyes” en caída libre; y una Alemania que quiere hacerse perdonar y olvidar la jugada de 1991, cuando reconoció la soberanía de Croacia por su propia cuenta, dejando en evidencia a Bruselas.

-Hemos de temer que con Rusia se esté recurriendo al conocido esquema de las “predicciones autocumplidas”. Se insiste en que se está convirtiendo en una potencia peligrosa y se le hostiga para que reaccione así. Luego aprovechamos para pedirle precios rebajados para el petróleo y el gas; y como no aceptan el chantaje, más de lo mismo. Y de paso, le damos la razón a los tramposos ucranianos, que aprovechan para colar a los clientes occidentales gas y petróleo de peor calidad, cobrando a precio ruso y embolsándose la diferencia.

-Como conclusión genérica respecto a la sugerencia de que la independencia de Kosovo ha contribuido a generar “mayor democracia” o “descentralización” a escala internacional, la idea es de una ingenuidad evidente. Si lo ocurrido demuestra que las fronteras del odiado estado nación no son intangibles, desde luego tampoco lo serán para el nuevo estado nación kosovar. Ni para ninguna república, europea o no, que se autoproclame como tal en los próximos años. Todo dependerá del grado de utilidad que le reporte a la potencia de turno que, por cierto, no va a consentir ese tipo de planteamientos dentro de las suyas propias.

A continuación sigue un interesante artículo de "The Guardian" remitido por Luis Lidon, de EFE Viena a la lista Balkan.




















El presidente Bush revisa al Cuerpo de Protección de Kosovo (TMK) que, curiosamente, luce un uniforme de gala con gorras y charreteras de estilo ruso. Junio de 2007

"The Guardian", Tuesday February 19 2008

A postmodern declaration

Kosovo's sovereignty is a fiction: real power lies with EU officials backed by western firepower

John Laughland

There seemed to be no immediate consequences when, in 1908, Austria annexed Bosnia-Herzegovina. Vienna was in clear violation of the 1878 Treaty of Berlin, which it had signed and kept Bosnia in Turkey, yet the protests of Russia and Serbia were in vain. The following year, the fait accompli was written into an amended treaty. Six years later, however, a Russian-backed Serbian gunman exacted revenge by assassinating the heir to the Austrian throne in Sarajevo in June 1914. The rest is history.

Parallels between Kosovo in 2008 and Bosnia in 1908 are relevant, but not only because, whatever legal trickery the west uses to override UN security council resolution 1244 - which kept Kosovo in Serbia - the proclamation of the new state will have incalculable long-term consequences: on secessionist movements from Belgium to the Black Sea via Bosnia, on relations with China and Russia, and on the international system as a whole. They are also relevant because the last thing the new state proclaimed in Pristina on Sunday will be is independent. Instead, what has now emerged south of the Ibar river is a postmodern state, an entity that may be sovereign in name but is a US-EU protectorate in practice.

The European Union plans to send some 2,000 officials to Kosovo to take over from the United Nations, which has governed the province since 1999. It wants to appoint an International Civilian Representative who - according to the plan drawn up last year by Martti Ahtisaari, the UN envoy - will be the "final authority" in Kosovo with the power to "correct or annul decisions by the Kosovo public authorities". Kosovo would have had more real independence under the terms Belgrade offered than it will now.



Restaurante de comida rápida en Kosovo ("kebabs") inspirado en la cadena MacDonalds. Fotografía procedente del blog madisonian.net

















Those who support the sort of "polyvalent sovereignty" and "postnational statehood" that we already have in the EU welcome such arrangements as a respite from the harsh decisionism of post-Westphalian statehood. But such fictions are in fact always underpinned by the timeless realities of brute power. There are 16,000 Nato troops in Kosovo and they have no intention of coming home: indeed, they are even now being reinforced with 1,000 extra troops from Britain. They, not the Kosovo army, are responsible for the province's internal and external security.

Kosovo is also home to the vast US military base Camp Bondsteel, near Urosevac - a mini-Guantanamo that is only one in an archipelago of new US bases in eastern Europe, the Balkans and central Asia. This is why the Serbian prime minister, Vojislav Kostunica, speaking on Sunday, specifically attacked Washington for the Kosovo proclamation, saying that it showed that the US was "ready to unscrupulously and violently jeopardise international order for the sake of its own military interests".

In order to symbolise its status as the?newest Euro-Atlantic colony, Kosovo has chosen a flag modelled on that of Bosnia-Herzegovina - the same EU gold, the same arrangement of stars on?a?blue background. For Bosnia, too, is?governed by a foreign high representative, who has the power to sack elected politicians and annul laws, all in the name of preparing the country for EU integration.

As in Bosnia, billions have been poured into Kosovo to pay for the international administration but not to improve the lives of ordinary people. Kosovo is a sump of poverty and corruption, both of which have exploded since 1999, and its inhabitants have eked out their lives for nine years now in a mafia state where there are no jobs and not even a proper electricity supply: every few hours there are power cuts, and the streets of Kosovo's towns explode in a whirring din as every shop and home switches on its generator. This tragic situation is made possible only because there is a fatal disconnect in all interventionism between power and responsibility. The international community has micro-managed every aspect of the break-up of Yugoslavia since the EU brokered the Brioni agreement within days of the war in Slovenia in July 1991. Yet it has always blamed the locals for the results. Today, the new official government of Kosovo will be controlled by its international patrons, but they will similarly never accept accountability for its failings. They prefer instead to govern behind the scenes, in the dangerous - and no doubt deliberate - gap between appearance and reality.



Remodelación estratégica de fronteras como hipotética solución a los problemas existentes, un clásico proyecto neocon norteamericano: esbozo para rediseñar el "espacio ex otomano", comenzando por Oriente Próximo.

Etiquetas: , , ,