martes, enero 20, 2009

El legado de George W. Bush





















Un gesto que ya es historia




Dentro de pocas horas, Barack Obama tomará posesión como 44º presidente de los Estados Unidos de América y la presidencia de George W. Bush será ya historia, definitivamente. Pero su legado permanecerá. Nos guste o no, costará mucho tiempo restañar heridas. Resulta muy significativo el hecho de que, desde Europa y otras regiones del mundo pongamos tanta ilusión en que Obama se ocupe de solucionar lo que nosotros no supimos evitar, no quisimos prever, ni sabemos (o eso parece) reconstruir, al menos sin la supervisión o aquiescencia del presidente norteamericano de turno. Un enfoque preocupante; y más cuando el centro del proceso de cambio real, a escala global, ya no está en los Estados Unidos. Pero sobre todo, porque podríamos encontrarnos asumiendo, sin ser muy conscientes de ello, iniciativas del nefasto George W. Bush, o incluso de Dick Cheney.



Con motivo de esas interesantes reflexiones, "El Periódico" publicó, en su edición del lunes 19 de enero una colección de comentarios dedicados a "La herencia de la administración saliente", firmados por Luis De Sebastián, Juan-José López Burniol, Francisco Veiga y Antoni Segura. A continuación, la pieza que me correspondió (con el añadido de alguna línea eliminada en redacción)

Legado de disputas

• La Casa Blanca se dedicó a debilitar la Unión Europea


Francisco VEIGA
PROFESOR DE HISTORIA DE LA UAB

Cuando George W. Bush llegó a la Casa Blanca, allá por el 2001, meses antes del 11-S, llevaba bajo el brazo la idea de liquidar el Irak de Sadam Husein. La otra línea directriz surgió de la anterior, cuando una serie de países de la UE se opusieron a participar en el ataque contra Irak. Fue entonces cuando Bush se aplicó en debilitar a esa Europa que podría ser un obstáculo para que EEUU ejerciera su estrategia unilateral como potencia mundial sin rival.

En el 2004, la gran ampliación de la UE, el mayor impulso en el proceso de integración europea desde la fundación de la CE, consagraría la temida posibilidad: de repente, la Unión se convirtió en un espacio político y económico de 450 millones de ciudadanos.

Sin embargo, fue precisamente ahí donde Bush detectó la brecha a profundizar: los nuevos socios, procedentes de la órbita exsoviética, habían demostrado en varias ocasiones un entusiasmado apoyo a las opciones norteamericanas. De esa forma, países tales como los bálticos, Albania, Rumanía, Bulgaria, la República Checa y, sobre todo, Polonia comenzaron a recibir las atenciones de Washington. La masa crítica había sido ya formada con la Italia de Berlusconi, la España neoliberal del Gobierno de Aznar y la Gran Bretaña de Toni Blair, que habían dado lugar al trío de las Azores, firmemente a favor de la guerra contra Irak.

Bush hurgó a fondo en la herida. Atizó en lo que pudo las inquinas antirrusas de los nuevos europeos del Este con ayuda de una artificiosa nueva guerra fría. El escudo antimisiles, a instalar en Polonia y la República Checa, era la esencia de las obsesiones del presidente: iba dirigido contra dos países del denominado eje del mal (Irán y Corea del Norte), incomodaba a los rusos y movía millones de dólares en contratos. La Administración de Bush se aseguró la continuidad del juego dedicándose a apoyar con descaro la candidatura a la OTAN de repúblicas exsoviéticas como Georgia o Ucrania,aún lejos de ajustarse los necesarios criterios de estabilidad política.

El resultado fue la conocida diferenciación entre la vieja y la nueva Europa, el fomento de un creciente euroescepticismo entre los novatos, y la tendencia de los veteranos a asentir en público y trabajar por sus intereses a espaldas del amigo americano. Todo ello, desde luego, ha puesto palos en las ruedas del proyecto de integración europea.

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viernes, agosto 29, 2008

Labă tristă (y 2)





















Amigos de la OTAN, UE y Estados Unidos, con vocación occidental (1): ¿Qué hacemos con Misha?


3. "No existe signo más claro de locura que el de hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes". Albert Einstein


Mientras pasan los días y desde Washington, la OTAN y el corazón de la UE ya han hecho lo que han podido para salvar los muebles de la desconcertante situación en la que ellos mismos se metieron durante meses, van aflorando las cuestiones centrales y difuminándose las accesorias, entre gruñidos y ladridos. Por ejemplo: ¿Qué hacer con Georgia? Y más precisamente. ¿Qué hacer con Mijeil Saakashvili, alias “Misha”? Este es uno de los grandes dilemas de hierro, que periodistas y políticos suelen evitar como la peste.

Pongamos, por ejemplo, el vehemente artículo de opinión de José Ignacio Torreblanca en “El País” del 27 de agosto, titulado: “Farsa Osetia”. Comienza el autor aseverando que “el conflicto habido este mes de agosto ha sido minuciosamente orquestado desde Moscú con el fin de amputar a Georgia estos dos territorios”. Torreblanca lo explica como “una represalia anunciada a costa de la independencia de Kosovo”. Pero dicho así, no pasa de ser materia de fe. Torreblanca asevera que todo estuvo “orquestado desde Moscú”, y al día siguiente, Putin deja caer que la cosa se montó en los Estados Unidos para apoyar a un candidato determinado a la presidencia; y todos sabemos que se refiere a McCain. Ahí va una palabra contra la otra.

En el antiguo mundo de los medias de papel, este tipo de periodismo de consigna podía sobrevivir mejor; pero hoy en día, los artículos de fe se arriesgan a ser sepultados bajo toneladas de megabytes de información contradictoria. Es cuestión de segundos, lo que cuesta activar los controles de un buscador en red. Por lo tanto, analizar en prensa actualmente, supone dejarse siempre un margen en función de las propias inconsistencias.

Hoy por hoy, en la crisis georgiana, de lo que se trata ante todo, es (incluso a día de hoy) aclarar qué movió al presidente georgiano Mijeil Saakashvili a lanzar sus tropas sobre Osetia del Sur durante la tarde y noche del 7 de agosto. Decir que todo fue un complot urdido por los rusos y quedarse tan tranquilo, raya ese mal hábito del periodismo español, que es la contumacia. Es cierto que se produjeron escaramuzas previas a la guerra de agosto, y que debido a las tensiones (como cada verano en esas cálidas y temperamentales latitudes) los rusos trasladaron algunas tropas de refuerzo a la zona. Pero eso no prueba nada en sí mismo: hay muchas zonas calientes en el mundo y el hecho de que una de las partes se ponga más provocativa, o la otra le induzca a ponerse así, no ha de llevarnos automáticamente a la conclusión de que ahí hay complot y conspiración.

Y si no, ya lo volveremos a hablar cuando se produzca la próxima tensión en torno a Ceuta y Melilla, sobre todo si tiene alguna acción en fuerza de los marroquíes, ni que sea limitada. Claro que, teniendo en cuenta cómo los norteamericanos se han implicado en diversas guerras, desde el asunto del Maine en 1898 al incidente del Golfo de Tonkín en 1964, los estudiantes americanos atrapados en la isla de Granada, en 1983, o el muy reciente y fenomenal invento de las armas de destrucción masiva en Irak, 2003, puede que Putin lleve más razón que Torreblanca, al fin y a la postre.
















El presidente Mijeil Saakashvili en plena guerra contra sí mismo, hace pocos días, en Gori. El comportamiento del georgiano está siendo demasiado confuso como para inspirar confianza a nadie... ni siquiera a él mismo

En realidad, al día siguiente, 28 de agosto, otro artículo en "El País" en este caso de Jean Meyer, especialista en historia de Rusia ("Guerra relámpago en Georgia") incide en la verdadera cuestión central: aún en el caso de que sí se hubiera producido una brillante conspiración rusa, una verdadera trampa calculada para implicar a los georgianos, ¿por qué Mijeil Saakashvili se lanzó directamente a la boca del lobo? Sólo caben dos opciones: o es un verdadero estúpido, o se trata de un genial risque tout que se lanza en plancha a “un pleito perdido de antemano para romper el statu quo, internacionalizar el conflicto y hacer que las cosas se muevan”, según escribe Meyer citando a un amigo georgiano.

La segunda explicación parece destinada a reforzar la posición de “Misha” después del desastre, porque el presidente georgiano se estaba jugando demasiadas cosas importantes aquella tarde del 7 de agosto como para andar lanzando una Guerra del Yom Kippur con los apenas 10.000 soldados con los que contaba su ejército. Demasiados asuntos en la cuerda floja como para no terminar recayendo en la consideración de que, de lo sublime a lo ridículo hay sólo un paso; y que Mijeil “Misha” Saakashvili no es precisamente un Napoleón del Cáucaso, ni en la política ni de la estrategia.

Por lo tanto, entre unos y otros van poniendo sobre la mesa la gran pregunta central en esta crisis, de cuya respuesta resultará su resolución, empantanamiento o agravación. ¿Qué hacemos con Misha? La verdad es que resulta un personaje muy poco defendible con argumentos prácticos, se mire por dónde se mire. Si hubo trampa y cayó en ella fue un iluso ¿Se debe dejar a Georgia y la seguridad del Cáucaso mericional en manos de un tipo así, vistos los resultados? Si lo urdió todo para liarla y atraer a los Estados Unidos, la OTAN y la UE, a fin de que le sacaran las castañas del fuego, es un aventurero peligroso. ¿Lo premiamos por ello y le damos carta blanca para que nos inmiscuya más y más, para que él tome el control?¿Es Mijeil Saakashvili, alias “osito Misha” quien debe conservar la iniciativa para practicar la “geoestrategia del taxi” al margen de las consecuencias para los pueblos de la zona, el petróleo que pasa por su territorio con destino a Europa, la innecesaria complicación del equilibrio internacional? Dejar la respuesta occidental a Moscú en manos de Misha, ni siquiera tiene la categoría de una balcánica labă tristă: es pura pornografía gonzo.



















Amigos de la OTAN, la UE y los Estados Unidos, con vocación occidental (2): Franjo Tudjman en una de sus poses preferidas

Torreblanca se echa las manos a la cabeza porque Rusia se ha paseado con sus tanques por el territorio de un país miembro de la OSCE y del Consejo de Europa, “socio y amigo” de la UE, Estados Unidos y la OTAN. Pero una vez más, da la impresión de que –como es habitual en España- se confunde el título o etiqueta con la capacidad y el contenido real. Washington, por motivos políticos con amplia tradición histórica y Bruselas saliendo del paso en su estilo habitual, llevan años concediendo prebendas a líderes más que dudosos. Recordemos cómo países miembros de la OTAN, tales como Grecia y Turquía, por ejemplo, continuaron dentro de la organización atlántica durante sus periodos de régimenes militares, después de sufrir sendos golpes.

La tendencia en su versión post Guerra Fría, arranca de 1991 y se puede decir que se inaugura con Franjo Tudjman, artífice de la independencia croata y personaje de difusos perfiles democráticos. Por él, el gobierno del canciller Kohl no dudó en reconocer unilateralmente la autoproclamada independencia de Croacia, enfrentando a la recién unificada Alemania con el resto de socios de la CE, y de paso torpedear el plan de paz de lord Carrington, apoyado por la misma Comunidad Europea; lo cual tuvo mucho que ver con el desencadenamiento de la guerra en Bosnia. Y qué decir de un Hashim Thaçi, escogido ya durante la conferencia de Rambouillet por los norteamericanos para descolocar al mismísimo Ibrahim Rugova y terminar convirtiéndose en primer presidente de la República de Kosovo. También se les rieron las gracias a los gemelos Kaczinski, en Polonia, y buenos quebraderos de cabeza que le trajeron a Bruselas. Eso por no mencionar al presidente greochipriota Tassos Papadopoulos, que hizo lo que pudo para reventar el plan de Annan para la reunificación de la isla cuando ya sabía que tenía asegurado el acceso a la UE para la parte griega de la isla: una flagrante tomadura de pelo que Bruselas se tragó como si tal cosa.

En las actuales circunstancias, parece que la única respuesta que se les ocurre a Bush y algunos líderes occidentales (no todos, ni mucho menos) es dejar en su puesto a Misha para hostigar a los rusos. Lo malo es que llevamos ya varios años con ese tipo de estrategias cerriles y discusiones de patio de escuela y no terminan de dar buen resultado. En este caso puede ser peor, si se combina con un acelerado ingreso de Georgia a la OTAN, por ejemplo.


















Amigos de la OTAN, la UE y los Estados Unidos, con vocación occidental (3): Hashim Thaçi con sus muchachos en 1999

Entendámonos: a quien escribe este post, le parecería una estupenda opción. La OTAN no ha tenido bastante con la chapuza de Kosovo y sobre todo, el desastre de Afganistán. Necesita una catarsis mayor. Eso no supone necesariamente la destrucción traumática de la organización, pero si un serio toque de atención y una redefinición (o aclaración) de objetivos. Por lo tanto, el pronto ingreso de Georgia en la OTAN, seguido del de Ucrania, iban a generar tal cúmulo de problemas –entre otras cosas habría que enviar cuantiosas tropas euro-americanas a protegerlas, y no precisamente de las bandas talibanes- que los fundamentos de la organización crujirían desde los cimientos.

Y por otra parte, a ver quién le dice ahora a Tbilisi y Kiev que no van a acceder a la OTAN en mucho tiempo: sería admitir que la catarsis ya ha llegado a Bruselas. Por lo tanto, son días de interesantes expectativas, siempre que no supongan boquetes nucleares en la geografía eurorrusa. Sería realmente trágico que fuéramos a la Guerra Mundial por el osito Misha. ¿O no?


Pero más ridículamente trágico sería ir a la confrontación por restaurar el legado de Stalin. Es posible que que una buena parte de los lectores conozcan la historia: Osetia del Sur y Abjasia, regiones autónomas, fueron integradas en la República Socialista Soviética de Georgia en 1922 y en 1931, respectivamente; y ello gracias a la presión de Stalin. Quizá no sea casualidad que, en efecto, en la ciudad georgiana de Gori se conserve la última gran estatua dedicada al dictador soviético.

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jueves, agosto 28, 2008

Polonia, por fin en el "spiral development"
















El ministro de Asuntos Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski, encantado de sentir que su país está por fin, bien defendido ante la inminente agresión rusa, tras firmar el acuerdo para la construcción de una base de misiles en su territorio; Varsovia, 20 de agosto, 2008


The US missile defence system is the magic pudding that will never run out

Poland is just the latest fall guy for an American foreign policy dictated by military industrial lobbyists in Washington


George Monbiot


"The Guardian", Tuesday, Augst 19, 2008

It's a novel way to take your own life. Just as Russia demonstrates what happens to former minions that annoy it, Poland agrees to host a US missile defence base. The Russians, as Poland expected, respond to this proposal by offering to turn the country into a parking lot. This proves that the missile defence system is necessary after all: it will stop the missiles Russia will now aim at Poland, the Czech Republic and the UK in response to, er, their involvement in the missile defence system.

The American government insists that the interceptors, which will be stationed on the Baltic coast, have nothing to do with Russia: their purpose is to defend Europe and the US against the intercontinental ballistic missiles Iran and North Korea don't possess. This is why they are being placed in Poland, which, as every geography student in Texas knows, shares a border with both rogue states.

They permit us to look forward to a glowing future, in which missile defence, according to the Pentagon, will "protect our homeland ... and our friends and allies from ballistic missile attack"; as long as the Russians wait until it's working before they nuke us. The good news is that, at the present rate of progress, reliable missile defence is only 50 years away. The bad news is that it has been 50 years away for the past six decades.

The system has been in development since 1946, and so far it has achieved a grand total of nothing. You wouldn't know it if you read the press releases published by the Pentagon's missile defence agency: the word "success" features more often than any other noun. It is true that the programme has managed to hit two out of the five missiles fired over the past five years during tests of its main component, the ground-based midcourse missile defence (GMD) system. But, sadly, these tests bear no relation to anything resembling a real nuclear strike.

All the trials run so far - successful or otherwise - have been rigged. The target, its type, trajectory and destination, are known before the test begins. Only one enemy missile is used, as the system doesn't have a hope in hell of knocking down two or more. If decoy missiles are deployed, they bear no resemblance to the target and they are identified as decoys in advance. In order to try to enhance the appearance of success, recent flight tests have become even less realistic: the agency has now stopped using decoys altogether when testing its GMD system.

This points to one of the intractable weaknesses of missile defence: it is hard to see how the interceptors could ever outwit enemy attempts to confuse them. As Philip Coyle - formerly a senior official at the Pentagon with responsibility for missile defence - points out, there are endless means by which another state could fool the system. For every real missile it launched, it could dispatch a host of dummies with the same radar and infra-red signatures. Even balloons or bits of metal foil would render anything resembling the current system inoperable. You can reduce a missile's susceptibility to laser penetration by 90% by painting it white. This sophisticated avoidance technology, available from your local hardware shop, makes another multibillion component of the programme obsolete. Or you could simply forget about ballistic missiles and attack using cruise missiles, against which the system is useless.

Missile defence is so expensive and the measures required to evade it so cheap that if the US government were serious about making the system work it would bankrupt the country, just as the arms race helped to bring the Soviet Union down. By spending a couple of billion dollars on decoy technologies, Russia would commit the US to trillions of dollars of countermeasures. The cost ratios are such that even Iran could outspend the US.

The US has spent between $120bn and $150bn on the programme since Ronald Reagan relaunched it in 1983. Under George Bush, the costs have accelerated. The Pentagon has requested $62bn for the next five-year tranche, which means that the total cost between 2003 and 2013 will be $110bn. Yet there are no clear criteria for success. As a recent paper in the journal Defense and Security Analysis shows, the Pentagon invented a new funding system in order to allow the missile defence programme to evade the government's usual accounting standards. It's called spiral development, which is quite appropriate, because it ensures that the costs spiral out of control.

Spiral development means, in the words of a Pentagon directive, that "the end-state requirements are not known at programme initiation". Instead, the system is allowed to develop in whatever way officials think fit. The result is that no one has the faintest idea what the programme is supposed to achieve, or whether it has achieved it. There are no fixed dates, no fixed costs for any component of the programme, no penalties for slippage or failure, no standards of any kind against which the system can be judged. And this monstrous scheme is still incapable of achieving what a few hundred dollars' worth of diplomacy could do in an afternoon.

So why commit endless billions to a programme that is bound to fail? I'll give you a clue: the answer is in the question. It persists because it doesn't work.

US politics, because of the failure by both Republicans and Democrats to deal with the problems of campaign finance, is rotten from head to toe. But under Bush, the corruption has acquired Nigerian qualities. Federal government is a vast corporate welfare programme, rewarding the industries that give millions of dollars in political donations with contracts worth billions. Missile defence is the biggest pork barrel of all, the magic pudding that won't run out, however much you eat. The funds channelled to defence, aerospace and other manufacturing and service companies will never run dry because the system will never work.

To keep the pudding flowing, the administration must exaggerate the threats from nations that have no means of nuking it - and ignore the likely responses of those that do. Russia is not without its own corrupting influences. You could see the grim delight of the Russian generals and defence officials last week, who have found in this new deployment an excuse to enhance their power and demand bigger budgets. Poor old Poland, like the Czech Republic and the UK, gets strongarmed into becoming America's groundbait.

If we seek to understand American foreign policy in terms of a rational engagement with international problems, or even as an effective means of projecting power, we are looking in the wrong place. The government's interests have always been provincial. It seeks to appease lobbyists, shift public opinion at crucial stages of the political cycle, accommodate crazy Christian fantasies and pander to television companies run by eccentric billionaires. The US does not really have a foreign policy. It has a series of domestic policies which it projects beyond its borders. That they threaten the world with 57 varieties of destruction is of no concern to the current administration. The only question of interest is who gets paid and what the political kickbacks will be.


monbiot.com

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Labă tristă (1)






















El presidente Medvedev anuncia que Moscú reconoce la autoproclamada independencia de Osetia del Sur y Abjasia. ¿Y ahora qué?



1. Breve pero necesaria introducción

Labă tristă” es una expresión rumana que se puede traducir literalmente al castellano. Significa: “paja triste”. En este post, hace referencia a la esencia del engallado pero cacofónico debate que ha prendido en Occidente a raíz de la breve guerra ruso-georgiana. Ante las situaciones de crisis internacional ocurre lo mismo que con algunas enfermedades: cuando existen diversos medicamentos para paliarlas pero ninguno las cura, es que los médicos no saben cómo hacerlo.

Hasta el momento, Washington y la OTAN han vuelto a meter la pata en la escena internacional. La incapacidad en asumir los propios fallos ha contribuido a la inexistencia de una solución eficaz. Los rusos se han llevado el gato al agua y de paso, a los norteamericanos; y a éstos y la corte de pequeños pero fervientes aliados que todavía apoyan la gestión de la moribunda y rematada administración Bush, sólo les cabe, de momento, la “labă tristă”. Cuando más se insista en impresionar con el patético exhibicionismo de la impotencia, más triste resultará.

2. "Si no puede solucionar un problema, es porque sigue las reglas del juego”[i] (y además, es posible que se haya equivocado usted de juego)


A veinte días de que comenzara la crisis del Cáucaso, es momento de hacer un nuevo balance de la situación. Los medios de comunicación occidentales tienden ahora a seguir la pauta que marcan las grandes agencias norteamericanas y ello supone no salir de los circuitos cerrados marcados desde el principio consistentes en: a) meter bajo la alfombra lo que no interesa recordar; b) negar lo evidente; c) mantener y aplicar todos los dobles raseros que sean necesarios; d) en líneas generales: recurrir a la tozudez y la contumacia, dado que no existen instrumentos argumentales mínimamente válidos para justificar la ineficacia (que a su vez es producto de la anterior falta de ideas, dobles raseros, contumacia....)

















Hace un año: marinos norteamericanos instruyen a sus colegas georgianos sobre cómo registrar un barco, durante unas maniobras en el puerto de Batumi, Georgia, el pasado 5 de septiembre de 2007. La instrucción se realizó a bordo del USS Donald Cook. Los marinos van armados con poco intimidantes subfusiles de instrucción


Podemos tomar como elemento de referencia la edición de “El País” de ayer mismo, 27 de agosto, 2008. No porque ese periódico lo haya hecho particularmente mal o bien, sino porque sigue siendo el primer rotativo español y constituye un ejemplo de referencia suficientemente válido; pero podría haberse recurrido a casi cualquier otro.

En este caso, parece que tras haber regresado de las vacaciones una buena parte de la redacción y plantilla de opinadores la dirección editorial decidió tomar partido claro en el asunto. Quizás haya tenido mucho que ver con el hecho de que
el presidente Zapatero deberá acudir el 1º de septiembre a Bruselas para participar en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno europeos convocada de forma extraordinaria por el presidente de turno de la Unión, el francés Nicolas Sarkozy, a fin de abordar la crisis entre Rusia y Georgia. Posiblemente, y quizás ante el temor de que sus propuestas sean demasiado conciliadoras, el diario, muy crítico con su gestión últimamente, decidió enviar un aviso para navegantes (justamente ahora que los agresivos puntos de vista antirrusos en los noticiarios españoles de TVE y Canal CNN+ se están moderando en los últimos días). Pero también estamos ante la clásica maniobra comercial de la prensa: se trata de vender noticias, los argumentos han de estar claros, los buenos han de quedar perfectamente identificados, y los malos también. Y ahora tenemos, cotidianamente: rusos malos y noticias de accidentes aéreos en todo el mundo; adiós a la guerra internacional contra el terrorismo y la violencia de género. Hay que vender y el producto "informativo" se deteriora muy rápido en los mostradores

Repasemos titulares como punto de partida de los comentarios:



Han pasado casi siete años justos desde el 11-S y la administración Bush ni siquiera ha podido o sabido dar una respeusta política o estratégica a aquel desafío















a) “Rusia lanza un desafío mundial” (página 2): Aquí está de nuevo la grandilocuente retórica del New Order, bien conocida: la “comunidad internacional” que excluye a quien no esté de acuerdo con los Estados Unidos y la OTAN, los “desafíos mundiales” que no incluyen a China, Brasil, India, Bolivia… El desafío de Moscú va dirigido específicamente contra la estrategia de la OTAN dictada por los Estados Unidos, pero con la oposición de varios miembros importantes de la organización. Éstos serán los encargados de resolver la crisis (si pueden y saben cómo hacerlo), que en buena medida es responsabilidad suya, de ellos. Desafíos mundiales reales han sido, en los últimos años de la post Guerra Fría: el 11-S, la intervención en Afganistán de 2001 y la invasión de Irak en 2003 (que supuso el comienzo de importante desajustes financieros a escala internacional, comenzando por la subida sostenida en el precio del petróleo)

b)Occidente acusa al Kremlin de violar todas las normas internacionales (página 3) Continuando con las referencias en el párrafo anterior: la intervención en Irak sin contar con el apoyo de las Naciones Unidas, el respaldo a la autoproclamada independencia de Kosovo también sin ese aval… Unos y otros llevan muchos años violando una normas internacionales que ya nadie sabe dónde residen. Los bombardeos de la OTAN sobre Serbia y Kosovo, las tropas americanas en Irak, el asalto georgiano sobre Osetia del Sur y la respuesta rusa en Georgia, son ejemplos muy claros de adónde nos han llevado casi veinte años de intentar construir un New Order unilateralista siguiendo patrones básicamente norteamericanos.

En realidad, mirando las cosas con una cierta perspectiva, sin tanto llanto y crujir de dientes del más puro estilo fariseo, lo cierto es que hasta el momento Rusia está siendo una superpotencia mucho más previsible que los Estados Unidos. Rusia surgió de la desintegración de la URSS sin guerras civiles ni peligrosas inestabilidades y su tejido social aguantó un profundo choque sin dar lugar a revoluciones. Además, Moscú aguantó todo tipo de desplantes y prepotencias occidentales en general y norteamericanas en particular, a lo largo de dieciocho años.

Mientras tanto, los Estados Unidos, intentando gobernar el mundo heredado del final de esa Guerra Fría, ha dejado tras sí un situaciones sin resolver en las crisis en las que ha intervenido desde 1991: Somalia, los Balcanes, Afganistán, Irak; en Georgia vamos camino de lo mismo. Además están las consecuencias financieras derivadas de la intervención en Oriente Medio, y la crisis de las subprime que ha desencadenado una crisis global; y lo que es peor, ni las autoridades norteamericanas ni sus expertos neocon parecen saber qué hacer para atajarla.


















Copia de la carta de Paul Wolfowitz, por entonces Subsecretario de Defensa estadounidense, dirigida a los ministros de la UE solicitando que abandonasen el proyecto de sistema de posicionamiento Galileo (directo competir del GPS norteamericano) porque entendía que supondría serios problemas para la OTAN, diciembre 2001. Fuente: Wikipedia


Por lo tanto, aquí estamos los europeos, atentos cada cuatro años a conocer quién es el nuevo inquilino de la Casa Blanca, y a verlas venir. Hemos de respetar sin chistar la peculiar manera americana de resolver sus problemas y los de los demás; debemos entender y aceptar íntimamente sus peculiaridades políticas y culturales, sabiendo que, en último término, estamos a merced de dirigentes y policy makers que no siempre son los más apropiados; y de los designios de compañías e intereses que no podemos controlar, ni siquiera entender en muchas ocasiones. Ellos no van a cambiar ni hacer concesiones a Europa, seremos nosotros quienes deberemos pagar los platos que rompe la vieja superpotencia. Porque los EEUU ya no son el poder todopoderoso de hace medio siglo, dependiente sólo de sí mismo y por ello capaz de actuar como árbitro. Ahora necesita de la energía exterior para atende rsu consumo exterior sobrecalentado, está perdiendo peso claramente y actúa en función de intereses cada vez más egoístas. El juez tiene arte y parte, el bombero actúa a veces de pirómano, el árbitro de antaño es ahora el depredador.

En cambio, Rusia no depende del exterior, puede sobrevivir aislada, es una superpotencia europea y en conjunto resulta mucho más influenciable por Europa que los Estados Unidos. Si mantenemos el contacto con Rusia podremos abrir su cultura y su sociedad en el tránsito hacia un sistema más democrático; su economía también necesita de colaboración (no de colonización) para una mayor eficacia. Si nos enfrentamos a ella y nos encerramos en nuestros prejuicios, sólo conseguiremos retroceder en el tiempo, pero cuando lleguemos a 1914 ya no existirán los actores de entonces, sino otros. Por el camino de los túneles del tiempo nos haremos enemigos: de Rusia y luedo de los demás a los que perjudiquemos colateralmente a costa de… ¿qué?¿De proteger a pequeñas repúblicas gobernadas por Haiders y Berlusconis pero con créditos democráticos mucho más dudosos?


c) “¿Qué se puede hacer para frenar a Moscú?” Esta breve tira en página 3 es una verdadera mina de inconsistencias. El repaso a la batería de hipotéticas soluciones se resume, prácticamente en una sola: nada. De hecho, revelan la esencia del problema: la impotencia de la OTAN y la decadente administración Bush son la base justificativa principal del escatológico título de esta serie de post sobre la crisis del Cáucaso meridional.

c.1. Intervención en la ONU: ¿Después de haber evitado sistemática y arteramente a la ONU para poder atacar a Serbia en 1999, invadir Irak en 2003 y bendecir la autoproclamada República de Kosovo en 2008 (un total de nueve años de praxis oportunista) no les entra a ustedes la risa tonta ante la sugerencia de que los americanos pueden ir al Consejo de Seguridad o la Asamblea General para impedir que Rusia respalde la independencia de Abjasia y Osetia del Sur? Sobran más comentarios.

En cambio, tomen nota de la siguiente frase: “Las potencias occidentales deben medir sus pasos para evitar represalias rusas en el Consejo de Seguridad en temas como las sanciones en contra de Irán”. En un separado de otra pieza se resalta: “Se mantiene la cooperación [de la OTAN con Rusia] en Afganistán y en el grupo de trabajo sobre la no proliferación de armas de destrucción masiva”. Y claro, es que al final, los occidentales se han hipotecado hasta las cejas con los rusos y ahora quieren lo mejor de ambos mundos: que les respeten, pero no pagar las deudas ni atender a responsabilidades. Una postura muy propia de antiguo aristócrata empobrecido.

c.2. Exclusión de Rusia del G-8 o de la OMC ¿Quién saldría perdiendo más? La idea de que Occidente hace grandes favores a los nuevos miembros de sus flamantes organismos financieros, suelen olvidar importantes detalles: que estamos en crisis, que hay inversiones billonarias en Rusia, que están en marcha muy importantes programas de colaboración tecnológica entre Rusia y Europa…












El presidente Sarkozy visita a las tropas francesas en Afganistán para subir su moral tras las duras pérdidsas sufridas en una emboscada, tan sólo hace una semana


c.3. OTAN. “La opción de una respuesta militar es inconcebible de momento…” Es divertido ese “de momento”. ¿Marcharán los panzer sobre Moscú en la próxima primavera? ¿Una OTAN que no sabe cómo dejar atrás Afganistán y cuyos desmoralizados soldados han recibido duros golpes allí hace pocos días, está en situación de lanzar bravatas sobre respuestas militares?¿Ya han olvidado la
matanza de civiles afganos de hace menos de una semana¿Los políticos y militares norteamericanos, socios principales de la OTAN, pueden soñar con golpes militares en Rusia cuando, en el mejor de los casos, retirarán sus tropas de Irak no antes de 2011?¿Cuando todavía tiene pendiente la captura de Bin Laden?¿Se olvidarán de su “inminente” campaña contra Irán?

c.4. Represalias a través de la UE, según el aplicado becario o becaria que estructuró el destacado. Al parecer, “existen varias opciones de reacción”, aunque el autor no detalla ninguna en concreto. Y al final, resulta que “las distintas visiones estratégicas entre los 27 países miembros” complican las acciones conjuntas. La idea es que se podrían cerrar algunos canales de diálogo, aislando a Moscú. Preguntas rápidas: ¿Cerrar unos canales y otros no, tras la oportuna y larga reflexión, es una manera eficaz de aislar a una potencia? Segunda: ¿La UE estaría realmente dispuesta a cancelar proyectos como los referidos a trabajos conjuntos de alta tecnología sobre sistemas de posicionamiento vía satélite, por poner sólo un ejemplo?¿Renunciará a la tecnología aeroespacial soviética, vital para las comunicaciones de la UE?¿Arruinará a los millones de pequeños inversores que tienen sus ahorros en fondos de inversión en Rusia?¿Se arriesgará Europa a que el precio del crudo y el gas suban más todavía, mucho más?¿Se ha enterado el columnista de “El País” de que estamos en época de recesión a escala mundial?¿Tiene la ligera idea de que Estados Unidos depende mayoritariamente para su abastecimiento de petróleo de Canadá, Méjico y Venezuela, a diferencia de los europeos?

c.5. Los Estados Unidos. ¿Qué piensan hacer los EEUU para frenar en seco a Rusia? Ellos son los principales agraviados. Pero el articulista de “El País” sólo atina a decir que “Washington baraja opciones”. Quizá la colaboración en materia nuclear; y entonces Rusia tendrá las manos libres para vender todo lo que desee a Irán. ¿Seguro que lo tinen tan claro en Washington, o seguirán barajando? En realidad, los americanos tendrán que rascarse mucho la cabeza para dar una respuesta satisfactoria a Moscú tras lo sucedido en Georgia. Primero porque fue culpa del aliado Saakashvili; después, porque si no se les ha ocurrido la respuesta hasta ahora, es que no la tienen (como ha ocurrido en todas las aventuras anteriores de Bush); y a continuación, porque la solución venderá de la mano del nuevo presidente, pero no de éste que se va (coda: aunque sea inconstitucionalmente imposible, adelantar la retirada de George W. Bush sí que ayudaría a la solución de la crisis, desde luego que sí).


En definitiva: la mejor manera de “frenar a Moscú” es no ponerlo en marcha. Ya resulta fatigoso crear problemas donde no los hay, sobre todo para tapar los errores garrafales de un socio incapaz, manteniéndolo después en el poder y alentándole a que siga haciendo lo que le de la gana. Pero además, intentar solucionar todo eso y de forma brillante es, simplemente empeñarse en adquirir todos los números de la rifa en la que al final te va a tocar el gran premio de la tómbola: una "máquina de escribir", es decir: un simple bolígrafo. Labă tristă.




[i] Las citas que ofician de subtítulo provienen del libro de Paul Arden: Usted puede ser lo bueno que quiera ser, Phaidon, 2007 [reimpresión]

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jueves, febrero 07, 2008

Serbia frente a la UE por Kosovo: una hipótesis



Kostunica lanza su golpe, en dirección a Bruselas. ¿Cuáles han sido las razones?






A lo largo de los últimos días, se han continuado sucediendo en la lista BALKAN de RedIris los debates en torno al resultado de las elecciones presidenciales serbias del pasado 4 de febrero. Dado que una parte de los suscriptores son funcionarios y académicos españoles que viven y trabajan en la zona Serbia-Montenegro-Kosovo, las idas y venidas de mensajes con opiniones de todo tipo, han resultado muy enriquecedores. En el crescendo de hipótesis, ideas, informaciones y dudas, decidí lanzar un órdago interpretativo sobre ese vector de fuerzas que une Bruselas con Belgrado, Moscú y Prishtina. El texto que sigue a continuación integra cuatro mails consecutivos, que han sido pulidos de estilo y fallos ortográficos, pero respetando el tono más informal del debate en un foro. Al final del post puede leerse la respuesta al mail de un suscriptor, que no incluyo aquí para no desmesurar las dimensiones del post, no por falta de interés.


La ilustración de unas elecciones serbias nunca omite alguna anciana en una colegio electoral remoto. En esta ocasión fue "ABC" quien cumplió con la tradición. Los medios españoles siguen muy anclados en análisis e imaginarios de hace quince años o más






[BALKAN] Intento de hipótesis global para Serbia-Kosovo-Rusia [4 mails]
De: Foro sobre estudios balcánicos
Enviado: jueves, 07 de febrero de 2008 16:40:55


Me alegro de que la lista se esté calentando en profundidad. Sin embargo, creo que empezamos a dar vueltas en círculos cada vez más cerrados sobre un determinado tema (el panorama político serbio y sus pugnas), que es muy interesante, pero que no es sino un elemento más de la ecuación. Voy a saltar a otro círculo, a ver si os interesa.

Ayer, el informativo de TVE Canal Internacional estuvo pasando un pequeño reportaje sobre las elecciones serbias y sus resultados, abundando en el argumento ya conocido: las presidenciales fueron en realidad un referéndum a ojos de Bruselas. En la pantalla, jóvenes de indumentaria moderna explican que Tadic significa poder viajar por todo el mundo (un conocido serbio afirma que los telediarios occidentales siempre muestran a viejos desdentados votando en pueblos remotos; pues aquí tenemos la interesada excepción).

Además de ello, el mini-reportaje nos explicaba que las presidenciales han sido una derrota de Rusia en toda regla. Habían apostado por su protegido Nikolic y les había salido fatal, muy mal. Silencio consternado en el Kremlin. En la pantalla, Putin con gesto severo leyéndole la cartilla a Tadic en imágenes de archivo. Hasta aquí, un reportajito digno de haber sido descrito por George Orwell en su 1984. Eurasia vuelve a ser derrotada y Oceanía se lleva el gato al agua, Gran Hermano dixit.

Ahora bien, por la tarde comenzó a incluirse la noticia sobre “la oposición del primer ministro serbio, el conservador Vojislav Kostunica, a aceptar el acercamiento con Bruselas si la Unión Europea insiste en tutelar la independencia de Kosovo”. Y también las declaraciones de Olli Rehn: “No se ha escuchado la voz del pueblo serbio”. Es decir, para el comisario de la ampliación (bien conocido por sus declaraciones más bien “austriacas” sobre los escollos en el proceso de negociación turco a la UE) las elecciones presidenciales han sido un referéndum.

Creo que este “detalle” da pie para tirar del hilo de la madeja. La UE ha insistido en mostrar las presidenciales serbias como un referéndum con la siguiente pregunta dirigida a la ciudadanía serbia: “¿Desea que Bruselas le conceda a usted y su país alguna forma de compensación a cambio de que no den la lata en el proceso de independencia de Kosovo tutelado por la UE?”. Lo retorcido del caso es que la respuesta daba igual. Si era “SI” (voto Tadic) la UE paga lo pactado y se lanza a “solucionar” el asunto de Kosovo, que le han traspasado los norteamericanos y las Naciones Unidas. Si la respuesta hubiera sido “NO” (opción Nikolic) pues lo mismo, con la diferencia de que las excusas y argumentos hubieran sido diferentes: la UE se guarda las promesas y ante el argumento de que con Nikolic no se puede negociar, impone por la vía rápida la independencia de Kosovo como mejor le conviene.

Bien, ¿qué respuesta cabe ante el dilema de hierro? Pues parece que Kostunica ha dado con una vía interesante.



















Boris Tadic, el gran vencedor... de momento. Para Bruselas, las presidenciales fueron un referéndum. Pero el presidente seguirá al frente de Serbia una vez que se haya solucionado de una otra u otra forma la cuestión de Kosovo a conveniencia de determinados poderes de la UE


La actitud de Kostunica, presentada por la prensa occidental como una especie de pataleta parece tener más sentido estratégico de lo que parece a simple vista. Por un lado, insiste en que las presidenciales no han sido un referéndum, y que en todo caso, el color político de la presidencia no tiene por qué afectar a las decisiones del gobierno. ¿O qué se habían creído Olli Rehn y compañía? En parte tiene razón, porque si un gobierno tolera ciertas cosas, pierde toda credibilidad; y de hecho, la pierde todo el conjunto del estado. En este sentido os recuerdo que Kostunica es doctor en Derecho y profesor de Ciencia Política.

Bien, volvamos al hilo central. Kostunica primer ministro le planta cara a Bruselas en nombre de su autoridad y la del gobierno serbio. Pero también, según parece, con la intención de crear una crisis de gobierno [controlada] en Serbia. Crisis que además, iría cargada de fuertes razones de peso ante Bruselas: “Miren la que han montado con su ‘referéndum’. Querían tener las manos libres para arreglar lo de Kosovo y ahora todo se descompone en Serbia. Pues bien, si hay crisis habrá que disolver el gobierno y convocar elecciones. Y si es así, habrán de aplazar de nuevo el plan de independencia para Kosovo hasta que aquí [en Belgrado] decidamos quién gana en las próximas legislativas y qué negocia con ustedes el gobierno resultante. ¿Desean seguir adelante con el asunto de la independencia de Kosovo?. Pues háganlo, pero ya saben a lo que se arriesgan: una crisis en Serbia, política y a lo peor, incluso social y lo que vendrá. Y ustedes no querrán eso, ¿verdad?

Siento haber recurrido a un estilo narrativo tan banal, pero me da agilidad expositiva y creo que se entiende mejor la jugada.

Si es así, y es la lógica que le veo (no se me ocurre otra), lo interesante, lo apasionante del caso, sería saber si Kostunica ha pactado la maniobra [total o parcialmente] con Tadic y hasta con… ¿Nikolic? [Conocido esquema del “poli bueno y poli malo”]. Si lo han hecho, es que la clase política serbia ha hecho los deberes y ha aprendido mucho en los últimos siete años. No sería tan descabellado.

Bien, tenemos a Vojilasv Kostunica lanzado en lo que parece una heroica carga suicida a través de la aldea de su amada, como el protagonista de “Tamo daleko”. ¿Qué sentido estratégico tiene y por qué puede que le estén apoyando Tadic y hasta Nikolic?. ¿Qué ganarían Kostunica y sus potenciales aliados con estas tácticas dilatorias? ¿Acaso la independencia de Kosovo no es inminente y va a tener lugar de cualquier forma?


















El factor ruso: Kostunica saluda al presidente Putin durante una visita a Moscú, junio de 2007. ¿Se forjó allí la situación actual?



Aquí entra Rusia en escena. Y un protagonista inesperado hace pocos meses: la recesión financiera que se nos está cayendo encima.

A riesgo de ponerme pesado, insisto en la línea central: la UE se ha hecho cargo de arreglar definitivamente la cuestión kosovar, como ocurrió también con el asunto del protectorado bosnio. Pero Bruselas tiene de un lado las presiones norteamericanas y de otro las rusas y tiene que lidiar con ambas. Hasta hace poco, las presiones americanas eran fuertes. Pero se le acaba el tiempo a Bush en la Casa Blanca, ya no está para presionar a favor de la independencia de Kosovo como lo hacía hasta ahora, y a partir de noviembre, veremos qué ocurre con la nueva presidencia.

Por lo tanto, para los europeos no es momento de ponerse demasiado farrucos con los rusos. Al fin y al cabo, Bush se irá y vendrán otros, pero los rusos seguirán ahí, a pie de cañón en o en torno a los Balcanes, como desde el siglo XVIII. Con la nueva fuerza que le da el gas y el petróleo, Rusia vuelve a tener capacidad de presión efectiva sobre Europa (que en muchos casos es sólo un intento de cobrar lo que vale el producto, no me apunto a la teoría del “nuevo Imperio ruso”, la “nueva Guerra Fría”, etc.). Pero es que con la que está cayendo ahora en los mercados financieros, hay que ir con cuidado en el asunto económico. Como ha quedado muy claramente demostrado, las finanzas europeas están demasiado conectadas con las norteamericanas, y el mundo ya es otra cosa diferente a lo que era en 1990: andan por ahí China, India, Brasil y… Rusia. A Bruselas le interesan ahora buenas relaciones con Rusia, por lo que pueda pasar mañana y porque al fin y al cabo es un mercado y un proveedor muy serio. De hecho se está invirtiendo mucho en Rusia, en capitales y activos y lo que se quiera.

De ahí que en Belgrado puede que alguien calcule que una táctica de dilación puede llevar a algo. De olvidarse de Kosovo siempre habrá tiempo, pero dadas las circunstancias internacionales, quizá valga la pena atarse los machos y aguantar, a ver hasta dónde se llega. Es posible que incluso Moscú haya sugerido tal estrategia.

Y es que, como dije antes, las facturas que está dejando Estados Unidos en la UE son cuantiosas, en dinero y en capital político. Ahí tenéis el asunto de Afganistán, que está generando fuertes tensiones en la OTAN [de hecho,
a día de hoy se ha hecho perceptible la crisis en la reunión de Vilna, aunque posiblemetne está relacionada con la situación en Pakistán, las tensiones en torno al asesinato de Benazir Bhutto. Por lo tanto, hay muchas opciones abiertas.


















Robert Gates en la cumbre de la OTAN, Vilna, 7 de febrero de 2008: la tormenta se ha desatado, aunque se impuso la sordina. "La guerra será larga". Costó admitirlo, pero en efecto, aquello es una guerra de desgaste y la mayoría de los aliados están empezando a cansarse. La OTAN podría perder la segunda que emprendió



Asunto Mladic-Karadzic y concluyo.

Como se puede inferir de lo dicho anteriormente, ahora no es el mejor momento posible para que el célebre dúo aparezca por La Haya. Hay razones bien obvias, como la misma credibilidad del TPI tras la muerte de Milosevic, y el desastroso planteamiento procesal de Carla Del Ponte, cuya estrella, lógicamente, se apagó desde entonces. Pero además, hay detalles que supongo que no se os pasan desapercibidos.

Primero: Karadzic no está refugiado en Serbia, o al menos eso parece. Claro, puede andar por Canarias, como ocurrió con Gotovina; pero se apunta a que se esconde en Bosnia; o entre esa república y Montenegro. ¿Es eso responsabilidad de Belgrado? Además, ¿no os parece un poco extraño que un personaje tan notorio como Karadzic ande escondido desde hace ¡más de quince años! en un territorio del tamaña de Aragón-La Rioja?

Capítulo Mladic. Éste sí que le correspondería más a Belgrado. Pero os recuerdo que en más de cuatro ocasiones ha saltado a la prensa occidental la “inminencia” de la captura de Mladic, que si está negociando él mismo su entrega, luego nada… ¿Pero qué puede estar negociando un fugitivo de la justicia internacional? Cuando el río suena, agua lleva. Y me parece que bastante turbia, por cierto. Aquí hay alguien a quien no le interesa que aparezcan esos dos, y más ahora que Milosevic tiene ya la boca callada. Mucho menos ahora. Aunque aparezca Solana diciendo que no se olvidan de echarles el guante, y todo eso, os recuerdo que ese mismo Solana fue el que dijo que España jamás entraría en la OTAN. Políticos…

Y hasta aquí llegamos. Seguro que me he dejado muchas cosas, un montón de interrogantes quedan en el aire, puede que a muchos os parezca el parto de los montes. Pero se trata de un modelo hipotético en el que cupieran todas las variables y salidas aparentemente extrañas que están teniendo lugar.

Por cierto: me ha llegado invitación de la Comisión Europea, delegación de Barcelona, para participar en un viaje a Zagreb para conocer el candidato croata, que está tan bien preparado para el acceso a la UE, etc, etc. Esos sí que saben latín.

Hasta pronto,

FV


















Dos jóvenes ¿yugonostálgicas? adornan su cara con lo que parece ser la antigua bandera federal. La juventud, en especial, le dió la victoria a Tadic: Serbia no puede vivir de espaldas a Europa. Pero tampoco a Rusia, ni al resto del mundo. La opción no puede ser una cosa o la otra



[BALKAN] La pregunta del millón de dínares‏
De: Foro sobre estudios balcánicos
Enviado: jueves, 07 de febrero de 2008 20:27:53


Efectivamente, Antonio, vaya despiste: era ¡abril de 2006...! El precio de la velocidad ¿O sea que el movimiento fue de ida y vuelta: UE-ONU-UE? Muy interesante, si señor.

No estoy tan seguro de que Serbia pueda aguantar mucho en este plan, porque una crisis política, aunque sea inducida, tiene sus costes, ante los ciudadanos y ante la comunidad internacional. El precio puede ser un peligroso descontrol y una caída en barrena en la credibilidad. Además Belgrado no puede dar un portazo a Bruselas y vivir mucho más tiempo de espaldas a un espacio al que pertenece. La bonanza económica requiere estabilidad política, crédito internacional, la crisis también afecta a Serbia, no sólo al resto del mundo, etc., etc.

Si el pulso de fuerza que os comento existe realmente (ojo, que puede ser un espejismo) deberá ser breve. Y además, tendrá que ofrecer a Bruselas el camino de salida. Acorralar, sin más, llevaría a salidas inesperadas, huidas hacia adelante y situaciones en las que Serbia saldría perdiendo. Y claro, la pregunta del millón es: ¿Cuál es ese camino de salida? Porque ni la UE ni los americanos, ni nadie, puede permitirse el lujo de salir de allí como en Somalia 92. Además, se ha llegado demasiado lejos para anular por real decreto los proyectos de soberanía para Kosovo, al margen de que tampoco tiene por qué ser ese el camino. El quid es un plan que les salve la cara a todos, un "producto americano" en el que todos saquen algún beneficio. Esa es la clave, a mi modo de ver. Lo que ocurre es que hasta ahora los albaneses no han cedido en nada y los serbios han tenido que hacerlo sistemáticamente. Y cualquier manual de negociación de empresa, de esos que se compran en los aeropuertos, explica como primera lección que no hay manera de negociar nada cuando hay un ganador y un perdedor aplastado.

En relación a un rebrote de la guerra en la zona, no lo veo factible. Faltan demasiadas cosas para que eso ocurra. El pulso es político y si Belgrado lo maneja bien, se ganará el respeto de Bruselas, cosa que hace tiempo que perdió.

Por lo demás, gracias por los datos, Antonio. Son piezas para incorporar al puzzle.


FV

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sábado, diciembre 09, 2006

Borat: choque de una civilización contra sí misma



Borat en una versión un punto estilizada tal como fue fotografiado para la revista "Rolling Stones", diciembre de 2006, pag. 58


Hace unas pocas semanas (edición del 13 de noviembre, pag.39), el corresponsal de “La Vanguardia” Andy Robinson, publicó una reseña sobre el film: “Borat. Enseñanzas culturales de América en beneficio de Gloriosa Nación de Kazajistán”. La pieza estaba adornada con toques de jerga técnica: que si es una comedia guerrilla a base de entrevistas-secuestro, aunque quizá también pueda ser catalogada como mockumentary con aspectos de cringe comedy… En realidad la fórmula base sobre la que se ha construido “Borat” tiene casi tres siglos de antigüedad. En 1721, Charles-Louis de Secondat, más conocido como barón de Montesquieu, publicó las Cartas persas, obra en la que, utilizando el género epistolar, un viajero procedente de un país remoto comentaba y criticaba caústicamente aspectos que para él eran chocantes de la sociedad francesa. Ese vehículo le permitió a Montesquieu atacar los privilegios y libertades de las clases altas. Años más tarde, en plena decadencia del Imperio español, Ángel Ganivet volvió a repetir la jugada con sus Cartas finlandesas (1898). En pleno 2006, las cartas han sido sustituidas por el relato filmográfico con toques del Cándido de Voltaire, del Simplicissimus de Grimmelshausen o de cualquier obra de la picaresca española del Siglo de Oro: Borat es un reportero de la República de Kazajastán que viaja a los Estados Unidos enviado por la televisión estatal de su país. Allí deberá rodar un gran reportaje sobre usos y costumbres del gran país de referencia a fin de extraer lecciones para modernizar los del estado del Asia Central, cuyas pasiones son, según el film, “beber orines de caballo y violar mujeres”. Pero una vez en los Estados Unidos, Borat se enamora de Pamela Anderson y decide atravesar el país de costa a costa para proponerle matrimonio. El viaje, claro está, da ocasión narrativa a la crítica mordaz.

Cartel del film: "Borat´s Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazajkhstan"




Explicado así, se supondría que el objeto de la película es la burla de determinadas instituciones sociales norteamericanas. El historiador Niall Ferguson comentaba ese mismo 13 de noviembre, también en “La Vanguardia”, que la artillería de Borat se centraba en estamentos y figuras del más rancio abolengo republicano (“Perros azules, Borat y Bush”), y posiblemente no le falta razón; además explicaría en parte el enorme éxito del film en ese país, en paralelo con la decadencia de la era Bush. Pero en realidad, “Borat” posee varias lecturas y la de Ferguson no es sino una de ellas.

El film juega con una apuesta segura: el humor zafio. Trasladado a estándares españoles, "Borat" contiene aquellos vetustos ingredientes del humor regional, luego autonómico. También recuerda ocurrencias de aquel olvidado Emilio el Moro y Arévalo, mucho humor verde y marrón de Arévalo. Al travestirlo con vestimentas anglosajonas, es evidente que no hablamos de humor británico, ni tan siquiera en esa versión con sal gruesa que crearon los gloriosos Monty Python. El film "Borat" es humor judío paleto, con mucho potz, mucho pirgue y mucha caca (recordemos que el supuesto idioma kazako que hablan los protagonistas entre sí es, en realidad, puro yiddish). En efecto: si en el extremo del abanico tenemos el humor judío neoyorkino de Woody Allen, en el opuesto figura el de Sacha Baron Cohen, como surgido de las profundidades de cualquier aldea de la Galitzia, quizá de la vieja Ucrania, de Moldavia o la Bucovina, una de esa regiones de la Europa oriental de los que, a no dudar, proceden los ancestros de Sacha. Y esa es precisamente una de las claves del éxito de la parodia: el actor realmente se metió realmente, día y noche, en la piel de un zafio prototipo de patán "del Este". Porque es cierto que Borat podría ser kazako; pero también rumano, ruso, rumano, ucraniano, polaco o "de por ahí". Ya saben: la supuesta aldea kazaka de la que supuestamente procede Borat es un pueblecito rumano cuyo delito es ser pobre y atrasado; la b.s.o. es pura música gitana de los Balcanes, mezcla de la
Fanfara Ciocarlia y la banda de Goran Bregović. No debe extrañar que la desdeñosa actitud de Sacha Baron Cohen hacia los viejos vecinos goyim de su familia de "por ahí" haya provocado heridas en Rusia o Rumania. En la aldea de Glod –toponímico rumano que en castellano se traduce por “lodo”, un detalle que hace mucha gracia a los medias occidentales-, están furiosos. Alegan que Sacha Baron Cohen los estafó, no les informó sobre el argumento real del film ni qué papel les reservaba a ellos y a su aldea, todo ello comprado a peso de saldo, a tres libras esterlinas por cabeza.


Portadilla de la crónica publicada por "Rolling Stone" sobre Borat y su film, diciembre 2006



La cosa podría quedar en que "Borat" es una peli para pueblerinos que se ríen de las respuestas pueblerinas de paletos de toda índole, pertenecientes incluso a supuestas elites sociales. Pero resulta casi inevitable sospechar que Sacha Baron Cohen ha introducido cierto trasfondo de venganza calculada. Porque las animaladas que Borat utiliza para puntear su presunta identidad cultural kazaka, no son sino las viejas acusaciones que los antisemitas de las clases más bajas utilizaban ya en los siglos XIX y XX, en esas regiones orientales de "por ahí" para referirse a los vecinos judíos: el viejo mito de la concupiscencia hebrea que podía degenerar en violación, el asesinato ritual de niños cristianos raptados para utilizar su sangre en los rituales de la Pascua, los brebajes, la suciedad y miseria de las remotas aldeas. Pero lo más sorprendente es comprobar qué bien funcionan todavía –sin apenas remozarlas- las arcanas alusiones en pleno siglo XXI. La conclusión de estos comentarios no es la de que debemos evitar "Borat", que ciertamente se ha convertido en una comedia de gran éxito a mayor gloria de la MTV. Pero también se supone que no está de más saber por qué y de qué nos reimos a mandíbula batiente. A partir de ahí, posiblemente tendría mayor éxito una segunda parte de “Borat” en que el afamado reportero kazako se dedicara a tantear y ridiculizar las profundidades del racismo interjudío en Israel: los desprecios a los ciudadanos de origen ruso o los negros falashas africanos, el tono despectivo de las viejas familias sionistas y laboristas dedicado los "sefardíes" (en sentido abusivamente extenso) y, en fin, todos los defectillos que emigraron desde aquellas zonas de la Europa de "por ahí" a la vieja tierra de Sión.



El inválido rumano Nicu Tudorache, de la aldea de Glod, en Rumania, se considera especialmente perjudicado por Sacha Baron Cohen. Vid. entrevista publicada por el "Daily Mail" el pasado 11 de noviembre. En los últimas semanas han llovido las denuncias sobre la productora del film.



Más allá de eso, recordemos que Kazajstán es realmente una gran nación -como reza el himno inventado para el film- y no precisamente por ser un gran exportador de potasio. A comienzos de este mismo mes de diciembre, la Unión Europea firmó un acuerdo con ese enorme país de Asia Central (cinco veces la superficie de España: es el noveno país del mundo en extensión) para reducir la dependencia energética hacia Rusia. Kazajstán posee grandes reservas de petróleo, gas, uranio y todo tipo de minerales. Ocupa el décimo lugar en la lsita de países con reservas de crudo, y el decimoquinto en las de gas. Dado que en el 2025 la UE dependerá hasta en un 70% de las importaciones de energía, oiremos hablar bastante de Kazajstán, y no precisamente por sus reporteros ficticios de televisión. Por ejemplo, el país aspira a ocupar la presidencia de la OSCE en 2009. Como los kazakos y los europeos buscan salidas al petróleo y gas que no pasen por territorio ruso, sólo restan un par de países puente hacia el oeste: Azerbaiyán y Turquía, o bien otro aliado de ambos: Georgia. Detalle que trae a colación otro dato interesante: el kazako, hablado por el 64,4% de la población, es una lengua turca de la familia altaica.

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