La OTAN zancadillea a la UE, mientras Wall Street se desploma
16 de septiembre: Jaap de Hoop Scheffer, en directo desde Tbilisi: intentando aparentar la inarrugable determinación de introducir a toda costa a Georgia en la OTAN.
Las cosas estaban yendo bastante bien para la mayoría. Bruselas-UE parecía haber logrado sortear la tensa situación con Rusia, heredada de la guerra de agosto pasado con Georgia. Es cierto que no había logrado revertir la situación en esa república al estadio anterior a 1992, pero eso no lo había conseguido nadie en todos estos años, ni siquiera en tiempos de la gran debilidad rusa, bajo el presidente Yeltsin. Y recuérdese, esto es importante, que tanto Abjasia como Osetia del Sur vivían en virtual estado de rebelión e independencia de Georgia desde aquellas ya lejanas fechas, siete años antes de que la OTAN forzara a bombazo limpio una soberanía de facto para Kosovo.
Bruselas-UE incluso había logrado salvar la cara ante Moscú, ofreciéndole a Ucrania una cierta promesa de inclusión en el proceso de integración europea. Era una salida posibilista, porque Moscú no protestó; la clave estuvo en dejar claro que la iniciativa era de la UE, no se trataba de promesas militares ligadas a la OTAN. Tanto Medvedev como Putin aceptaron. Al fin y al cabo, ya Gorbachov buscaba puentes, y la promesa, ni que fuera lejana, de una Ucrania en la UE era eso, precisamente: una pasarela, una zona de contacto entre Rusia y la UE, no una barricada.
Y de repente ocurrió: amaneció el 16 de septiembre de 2008, día histórico donde los haya. Desde Tblisi (Tiflis) la capital georgiana, el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer proclamó que la organización mantenía las puertas abiertas a Georgia. Las declaraciones, hechas con tono más bien bronco, deslegimitaban completamente los esfuerzos de la UE por controlar la situación por su cuenta. No es ninguna percepción; es pura y simple labor de hemeroteca. Justamente el día anterior, Scheffer había delcarado al “Financial Times” que permitir la presencia de tropas rusas en los dos territorios "era inaceptable". Como no podía ser menos, tales declaraciones sentaron mal en Bruselas-UE.
Diego López Garrido se refirió expresamente a la "opinión" del Secretario General de la OTAN, en abierta defensa de lo que parecía una diplomacia independiente de la UE
Buena prueba de ello fueron, por ejemplo, las reacciones de la habitualmente timorata diplomacia española. Diego López Garrido, actual Secretario de Estado para Asuntos Europeos “comentó que las palabras de Scheffer, que revelan una ruptura en el frente occidental, no fueron comentadas por los ministros de la UE. ‘La UE no se siente vinculada en absoluto con lo que diga el secretario general de la Alianza’” –subrayó el secretario de Estado. Al mismo tiempo, ese más que mediocre diplomático que es Bernard Kouchner, quiso creer que el holandés había “quitado hierro” a sus palabras e incluso habló de “rectificación”. Scheffer "apoya el acuerdo de Sarkozy", dijo Kouchner. "Sólo ha presentado algunas reservas".
Pues caída con todo el equipo, y de morros al suelo. Al día siguiente Jaap de Hoop Scheffer dijo lo que dijo, y Bruselas-UE empezó a “comerse el marrón”, que en el castellano hablado en España en los últimos años es como viene a denominarse al antiguo “trágala”.
Ese mismo día tuvo lugar uno de los mayores terremotos financieros de los últimos setenta y cinco años, cuando la Reserva Federal de Estados Unidos decidió acudir al rescate de AIG, la mayor aseguradora del mundo, a fin de evitar su quiebra. Dicho de otra forma, la crisis de Wall Street alteró el orden financiero internacional y provocó la mayor intervención desde la Gran Depresión: “Diez días que cambiaron el capitalismo”, cómo tituló el diario “El País” el amplio reportaje que publicó en sus páginas financieras, el pasado domingo 21 de septiembre.
De ahí el título que encabeza este post: "La OTAN zancadillea a la UE, mientras Wall Street se desploma”. La mayor crisis de las relaciones internacionales se complicaba con una implosión interna en las relaciones entre la UE y la OTAN, mientras los sumos sacerdotes del neoconservadurismo ultraliberal norteamericano debían aplicar medidas de urgencia del más puro intervencionismo estatal. para salvar a Wall Street: el modelo chino en sentido contrario. El pasado 16 de septiembre, la imagen que dió eso que llamamos Occidente, fue de incoherencia total.
El secretario del Tesoro USA, Henry Paulson. Junto con Timothy Geithner y Ben Bernanke han constituido un "grupo de los tres" para afrontar con medidas de choque el huracán financiero de septiembre, 2008
Lógicamente, la crisis no hizo sino ahondarse en días sucesivos, no podía ser de otra manera, porque el 16, nadie solucionó nada. Bruselas-OTAN saboteó la salida a la crisis con Rusia que había intentado Bruselas-UE. Era muy fácil ver que esto estaba ocurriendo. Mientras la situación financiera en los Estados Unidos ocupaba las primeras planas de la prensa mundial, el asunto de Georgia pasó a páginas muy interiores o incluso desapareció de las crónicas en muchos periódicos. Eso sí, se siguieron manteniendo los espacios de opinión; es decir, opinión sin compañía de información: mal asunto para la honestidad de la política informativa. El recurso a respetar las opiniones confrontadas: puede llegar a ser una engañifa destinada a enmascarar que, o bien no se posee información, o no se quiere ofrecer. Porque la labor de los opinadores puede ocurrir que vaya destinada a unos pocos lectores, amigos o adversarios; o sea una colección de párrafos tramposos a mayor gloria de la contumacia del opinador o de los servicios que rinde a los intereses que sean.
Por ejemplo, y volviendo a los sucesos del día 17 y a las palabras de López-Garrido, que se refirió explícitamente al secretario de la Alianza Atlántica. ¿Fue ese secretario, a título personal, quién abrió las puertas de la OTAN a Georgia el pasado día 17?¿Qué órgano de gobierno democrático respaldó ese paso?¿Tuvo un aval suficientemente rerpesentativo, o fue fruto de esos demonios que persiguen a los políticos y gobiernos holandeses desde que sus tropas en Srebrenica, 1995, fueron manipuladas por unos, otros y los de más allá?¿O acaso Scheffer recibió sugerencias concretas de Washington y estamos de nuevo ante una maniobra norteamericana para dividir a los europeos entre sí?
Tiene su gracia que hablemos genéricamente sobre "la OTAN", incluso en foros académicos o políticos de alto nivel, como si existiera una voluntad unánime, un perpetuo consenso interno y una fluidez de relaciones con la UE, que es mera teoría. Y menos ahora, ante la desastrosa situación en Afganistán, que está llevando la crisis interna de la OTAN a cotas insostenibles: conviene recordarlo de vez en cuando, por eso de que la opinión tiende a sustituir a la información.
Mientras tanto, en los últimos días fracasaba la maniobra de la UE –con aquiescencia de los rusos- para pacificar la zona. Así, Bruselas-UE acaba de abandonar sus planes de mantener conversaciones internacionales de alto nivel sobre el conflicto en Georgia, el mes próximo y en Ginebra. Se atribuye a “desencuentros con Rusia”, pero resulta evidente que Bruselas-UE se ha puesto firmes ante Bruselas-OTAN, aunque sólo sea para no agrandar más la crisis interna en la organización atlántica, empeñada en clavase a sí misma el aguijón. De hecho, en último término sí es una cuestión de vida o muerte, porque en Bruselas-OTAN cunde la alarma ante la posibilidad de que la crisis actual repercuta en la nutrida cartera de gastos militares. Al fin y al cabo, es una de las razones centrales que justifican la existencia de la OTAN y la continuada búsqueda de su implicación en conflictos “controlables” e hiperinflados, desde 1994.
"Condi" Rice en la sede de la OTAN, Bruselas. Ella se ha encargado de continuar con la presión sobre la UE y Rusia mientrras el presidente Bush intentaba atender al derrumbe financiero norteamericano
Paralelamente, la manipulación de la UE continúa implacablemente. Ayer mismo, La secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice prometió el apoyo firme de Washington para la apuesta de Ucrania por unirse a la alianza militar OTAN. Y de paso, se tomó la libertad de implicar a la UE: “Nosotros, por supuesto, estamos, hemos estado y continuaremos apoyando las ambiciones de Ucrania. Y, por supuesto, la posición de EU sobre el MAP fue muy clara” -aseveró “lady Chevron”.
Por lo tanto, y de momento, la UE parece estar quedando fuera de juego. Como mínimo, en esa crisis ofrece un perfil mucho más bajo que hace diez días. Para el autor de este post, como europeísta que es, no resulta una buena noticia. Pero como anuncio de la aceleración de lo que parece inevitable “catarsis OTAN”, el autor de este post no puede por menos que alegrarse. Esperando, una vez más, que los intereses particulares de la organización atlántica, sus patrones y empleados –lo cual significa mucho dinero- no nos lleve a catástrofes irreparables: no olvidemos que en 1993, en plena era del decadente Yeltsin, Moscú amenazó a Turquía con utilizar el arma nuclear si ese país se mezclaba en la guerra entre Armenia y Azerbaiyán por Nagorno-Karabaj.
Como afirma John Gray en la tribuna que sigue a continuación, más vale que vayamos despertando, que nos arremanguemos y que nos pongamos a solucionar seriamente el problema, aportando un poco más de imaginación y menos contumacia de la bravata barata. Partir de la base, como hacen nuestros analistas de derechosa tendencia, que un reloj parado marca la hora exacta dos veces al día, no es la solución. Ni siquiera para defender sus cargos.
Sigue también un interesante análisis sobre la crisis georgiana publicada en "Al Ahran" y firmada por
Eric Walberg, un curioso analista que nos ofrece puntos de vista e información desde ángulos alternativos. Desde este blog no se asume la validez de tales extremos, sólo se reproduce como muestra de que los ángulos de aproximación a la crisis pueden ser mucho más variados de lo que habitualmente leemos en nuestra prensa.
El paseo del cadáver político de Misha Saakashvili forma parte de la campaña de presión y desafío de Washington contra Moscú. Aquí, el atribulado polítigo georgiano promete una "segunda revolución de las rosas" en la ONU el pasado 24 de septiembre. Mientras tanto, apenas ha sabido explicar lo que ocurrió el 7 de agosto y eso de forma balbuciente
TRIBUNA: JOHN GRAY
Los riesgos de la ampliación de la OTAN
Engañado sobre su verdadero lugar en el mundo, Occidente no valora suficientemente los riesgos de intervenir en la vecindad de Rusia. Lo prudente sería aplazar las incorporaciones del Este a la Alianza Atlántica
JOHN GRAY 20/09/2008
El pánico actual a propósito de Rusia es un fenómeno curioso. Si se aplican criterios objetivos, los rusos son más libres en el Estado autoritario instaurado por Putin que cuando vivían en la Unión Soviética. Muchos también viven materialmente mejor. Rusia ha abandonado el expansionismo mundial y es una versión disminuida de lo que ha sido a lo largo de casi toda su historia, un imperio euroasiático cuya principal preocupación es defenderse de las amenazas externas. Sin embargo, las actitudes occidentales son más hostiles de lo que lo fueron durante gran parte de la guerra fría, cuando mucha gente de izquierdas consideraba a la URSS, responsable de decenas de millones de muertes, un régimen benigno.
Para comprender cómo se ha llegado a esta situación, hay que entender la narrativa progresista -adoptada hoy tanto por la derecha como por la izquierda- que inspira las percepciones de Occidente. El derrumbe soviético fue una derrota del comunismo, una ideología prototípicamente progresista. Una Rusia como la de Putin era algo que se veía venir, pero el regreso de la historia no forma parte del guión progresista. Nuestros dirigentes son, en su mayor parte, discípulos de Woodrow Wilson, con una fe religiosa en lo que Francis Fukuyama describió hace nada como "la marcha de la historia hacia la democracia mundial". La prosperidad entraña el aburguesamiento y, por consiguiente, los valores liberales, o eso creen. Rusia -rica, nacionalista y autoritaria- no encaja en este cuento de hadas progresista, y la reacción de Occidente es una mezcla de bravata amenazadora y un pánico cada vez mayor.
No hay mayor error que hablar de una nueva guerra fría. Lo que estamos presenciando es el final de la era posterior a la guerra fría y una nueva oleada de conflictos geopolíticos como los que se producían a finales del siglo XIX. Los líderes occidentales, con las mentes empañadas por las tonterías de moda sobre la globalización, creen que la democracia liberal está extendiéndose de forma imparable. La realidad es que sigue habiendo diversidad política. Las repúblicas y los imperios, las democracias liberales y las no liberales y una amplia variedad de regímenes autoritarios estarán todavía con nosotros durante un tiempo, por mucho que se globalice el mundo. La globalización no es más que la industrialización constante del planeta, y el nacionalismo creciente respecto a los recursos forma parte intrínseca del proceso (también lo es la aceleración del cambio climático, pero ése es otro asunto). A medida que la industrialización se extiende, los países que controlan los recursos naturales los utilizan para impulsar sus objetivos estratégicos. Al desplegar la energía como arma, Rusia no está resistiéndose a la globalización, sino explotando sus contradicciones.
Estamos otra vez en la política de grandes potencias, alianzas cambiantes y esferas de influencia. La diferencia es que ya no manda Occidente. Con sus diferentes historias y sus intereses a veces contradictorios, Rusia, China, India y los Estados del Golfo no van a formar ningún tipo de bloque. Pero ésos son los países que están configurando la evolución del mundo en este comienzo del siglo XXI. Estados Unidos -con las instituciones hipotecarias en bancarrota y nacionalizadas, y la inmensa máquina de guerra financiada, en la práctica, mediante préstamos exteriores- está en un pronunciado declive. Occidente tiene un sistema financiero en peor situación que nunca desde los años treinta y, como consecuencia, su capacidad de influir en los acontecimientos disminuye día a día. Los sermones sobre "relaciones basadas en las leyes internacionales" resultan ridículos después de Irak y, en el fondo, son poco más que nostalgia por una hegemonía desaparecida.
Engañado sobre su verdadero lugar en el mundo, Occidente no valora suficientemente los riesgos de intervenir en un exterior próximo de Rusia. Los puntos débiles rusos -el declive demográfico, el amiguismo en la economía y la sensación generalizada de humillación nacional- son bien conocidos, pero Occidente también tiene sus aspectos vulnerables. Nuestros líderes insisten en que Rusia nos necesita tanto como nosotros a ella. La realidad es que, a pesar de algún traspiés reciente, las inversiones en aquel país son una consecuencia del mercado globalizado que seguirá adelante mientras sean rentables, mientras que el suministro energético ruso puede verse interrumpido en cualquier momento por decisión del gobierno. Los economistas nos dicen que el país depende demasiado del petróleo. Pero las reservas mundiales de crudo están llegando a su máximo tope mientras la globalización sigue avanzando, y es inevitable que Rusia salga beneficiada de cualquier conflicto internacional en el que el abastecimiento se vea afectado. Occidente también necesita a Rusia para resolver alguna vez la crisis nuclear iraní por medios pacíficos, y sin la cooperación logística rusa a las fuerzas de la OTAN les será cada vez más difícil poner algún tipo de fin a la guerra sin sentido e imposible de ganar en Afganistán.
Los biempensantes de derechas de todos los partidos opinan que Rusia estaría más dispuesta a tener en cuenta los intereses occidentales si fuera una democracia más auténtica. Pero la gran popularidad de Putin se debe precisamente a que está reafirmando el poder ruso frente a Occidente y, si tuviera que responder más ante su opinión pública, quizá sería un interlocutor todavía más duro. La democracia tiene numerosas ventajas, pero no garantiza una política exterior razonable.
El embrollo georgiano es una derivación de la política democrática. La temeraria incursión de Saakashvili en Osetia del Sur, donde las fuerzas rusas se encuentran estacionadas desde hace 16 años en virtud de acuerdos internacionales, fue espoleada seguramente por algunos elementos del Gobierno de Bush, con la esperanza de perjudicar a Obama en plena campaña para las presidenciales. El resultado ha sido un conflicto que aumenta el control de Rusia sobre la circulación de petróleo en la región y fortalece a Irán en Asia central. Si la promesa de apoyar a Georgia que hizo Dick Cheney era un movimiento de ficha en el Gran Juego, fue espectacularmente imprudente.
Con la excepción de algunos en la "vieja Europa", nuestros dirigentes no saben lo que hacen. La grandilocuencia de David Miliband y David Cameron en Ucrania es un ejemplo. No pararon de decir tonterías sobre la autodeterminación nacional y la integridad territorial de los Estados, sin que parecieran darse cuenta de que los dos principios suelen ser incompatibles. La autodeterminación significa la secesión y la ruptura de los Estados. En el Cáucaso, una región de múltiples enemistades nacionales, significa una guerra más generalizada y una limpieza étnica aún más terrible. En Ucrania, está en juego incluso más. Profundamente dividido y con una gran base naval rusa en el puerto de Sebastopol, en Crimea, el nuevo Estado acabará seguramente desgarrado si se intenta arrancarlo de la esfera de influencia de Rusia. El país se convertirá en un campo de batalla y las grandes potencias acabarán inmersos en él. Jugar en estas condiciones con las nociones wilsonianas de autodeterminación es coquetear con el desastre.
Que no haya equívocos: Rusia es, en ciertos aspectos, un Estado peligroso. Sus dirigentes, con su historial de pertenencia a los servicios de seguridad, son pragmáticos implacables, dispuestos a emplear cualquier medio para alcanzar sus objetivos. Por ahora, perciben que Occidente está en declive y están comprobando si tiene alguna estrategia coherente para proteger sus intereses. Y, por lo que hemos oído de nuestros dirigentes hasta la fecha, no la tiene.
Un buen punto de partida sería aplazar los planes de ampliación de la OTAN, aunque dejando claro que se van a cumplir los compromisos existentes en Europa del Este y los Estados Bálticos. Al mismo tiempo, es preciso hacer todos los esfuerzos posibles para reducir la dependencia europea de la energía rusa. Los líderes occidentales deben adquirir la capacidad de pensar de forma realista, o la fuerza de los acontecimientos les despertará de su sueño de progreso.
John Gray es profesor de Pensamiento Europeo en la Escuela de Ciencias Económicas de Londres. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia. © John Gray, 2008.
Uno de los bombarderos estratégicos rusos Tu-160
destacados en la Base Aérea Libertador de Venezuela. En este caso se trata del Rojo 07 'Aleksandr Molodchiy'
"Al Ahran Weekly On-Line", 18 - 24 September 2008
Issue No. 915
The ghost of Stalingrad
Russia is determined to bring NATO's expansion eastward to a halt. Can it prevail, asks Eric Walberg
NATO's metamorphosis from Cold War Euro-policeman into the unabashed global military arm of the United States over the past 18 years has left a trail of debris from the Balkans to Afghanistan that will take decades to clear. It is a flagrant violation of the agreement James Baker III made with Soviet president Mikhail Gorbachev that the US would not extend the borders of NATO eastwards in return for Moscow allowing a united Germany to be a member of NATO. Russia was still in disarray and in no position to protest when the Eastern European countries and the Baltics joined, but as this policy of expansion turned into a blatant encirclement of Russia and a conquest of the Middle East, a furious, now self- confident Russia has finally drawn the line, at least in its immediate neighbourhood, with Georgia and Ukraine the last straws.
In a provocative analogy, Russian President Dmitri Medvedev called Georgia's 8 August attack on Ossetia Russia's 9/ 11, and said Russia would react the same even if Georgia is accepted as a prospective member of NATO. He announced to the Russian Information Agency 31 August "Five Points of Russian foreign policy" already dubbed the Medvedev Doctrine, as a response to what we might call the Bush I/ Clinton/ Bush II Doctrine, i.e., the dismemberment of the USSR/ Russia to ensure a US-dominated unipolar world. They include:
- A commitment to the principles of international law,
- A statement that "the world should be multipolar",
- The wish to have peaceful friendly relations with all nations,
- The intent to protect its citizens "wherever they may be", and
- The decisive fifth point: "as is the case of other countries, there are regions in which Russia has privileged interests. These regions are home to countries with which we share special historical relations and are bound together as friends and good neighbours. We will pay particular attention to our work in these regions and build friendly ties with these countries, our close neighbours."
The crisis in Georgia will be seen by future historians as the beginning of the end for the grandiose plans of the US to bring its version of a New World Order in Eurasia to fruition, if not "Russia's 9/11". Instead of a seemingly inexorable march towards the Volga and the dismantling of the Russian Federation -- recall this was Hitler's goal -- we are now witnessing war preparations at full tilt across the globe, with little Georgia as the catalyst.
The spider's web of intrigue surrounding Georgia is thick indeed. It even reaches as far as Iran, which Israel appeared to be preparing to attack using nearby Georgian bases as a launching pad. This plan has been thwarted for the moment, though Iran proceeded last week with its war games to test its defences in anticipation of a US/Israeli attack from farther afield.
As Georgia welcomes a permanent US military presence to help restore its battered army, Russia is expanding its military presence at Tajikstan's Gissar Airport. As the US positions missiles in Russia's neighbours Poland and the Czech Republic, Russia is preparing to hold joint naval drills with US neighbour Venezuela (10-14 November) and station long- range anti-submarine patrol aircraft there "temporarily".
The Russian navy has resumed its (or rather its predecessor's) presence in different regions of the world's oceans. A naval task force from Russia's Northern Fleet conducted a two-month tour of duty in the Mediterranean Sea and North Atlantic from December 2007 to February 2008.
Russia's Foreign Ministry spokesman Andrei Nesterenko insisted that Russia's decision to send its armed forces to Venezuela was made before Russia's war with Georgia. "This deployment had been planned in advance, and it's unrelated to the current political situation and the developments in the Caucasus." But the announcement was made just a week after Prime Minister Vladimir Putin warned that Russia would mount an unspecified response to recent US aid shipments to Georgia.
Thankfully, the war is still at the level of hot air. "Go ahead and squeal, Yankees," Venezuelan President Hugo Chavez said in a national broadcast in which he announced the exercises. The US mocked the announcement. State Department spokesman Sean McCormack poked fun at Russia's navy, expressing surprise that "they found a few ships that can make it that far." Just in case Venezuela is too far from US shores for the outmoded Russian vessels, Russia has signaled it is keen to restore military and intelligence ties with Cuba. There are rumours it is seeking a naval base in Vietnam.
Not to be left out of the increasingly complex maritime equation, in June the US Navy announced it was re- establishing the Fourth Fleet, disbanded in 1950, which would direct naval operations in the Caribbean and Latin America. It is also negotiating with Georgia and Turkey to establish a naval base at the Georgian port of Poti. One of the responsibilities of US Special Forces in the region is to ensure the security of an oil pipeline passing through Georgia.
As US "aid" flows to the Black Sea in US warships, Russian military hardware flows to the Caribbean, as Venezuela recently bought 24 Russian Sukhoi fighter jets, as well as submarines and missiles. Chavez has said that he would allow Venezuela to be a strategic base for Russian bombers should it be required. "In Venezuela they will always have a green light, they will be welcome, because Russia is an ally of Venezuela," said Chavez. He proceeded to expel the US ambassador last week until after the November presidential elections.
Sergei Markov, a United Russia Duma member, sees this as posturing rather than the prelude to setting up a permanent base in the Americas. "We need bases on the territory of Iran and Syria where our strategic interests lie." While Russia will indeed re-establish a permanent presence in the Mediterranean using a Soviet-era base in Tarsus, Syria, this talk of bases in Iran is a new development. It is rumoured that Russia may set up bases there and supply Tehran with the cutting edge S-300 missile system to help protect its nuclear facilities from airstrikes.
But apart from Venezuela, the main posturing is going on in Tbilisi, where President Mikhail Saakashvili insisted the West would help his country regain control of South Ossetia and Abkhazia, the separatist regions of Georgia recognised as independent nations by Russia and a trickle of other countries, including Nicaragua and Belarus. "Our territorial integrity will be restored, I am more convinced of this than ever," Saakashvili said in a televised appearance. "This will not be an easy process, but now this is a process between an irate Russia and the rest of the world."
The hot air and military strutting by this collection of antagonists is beginning to look like the calm before the storm. If it is true that US military were part of the invasion of South Ossetia, if only as advisors, this could mean that Russian soldiers might have been killed by Americans, something that never happened even during the height of the Cold War. During the Cold War, "the sides were very careful of each other. They were careful not to come too close," said Alexander Pikayev. "The risk of direct military clashes is much higher. This situation is much riskier than the Cold War." Both US presidential candidates are talking tough, and vice presidential hopeful Sarah Palin said, "We will not repeat a Cold War", presumably meaning she preferred a hot one.
In such a hair-trigger atmosphere, Ukraine and Georgia can kiss any dream of joining the ersatz Western "defence" alliance do svidania.
Nevertheless, last week Vice President Dick Cheney toured ex-Soviet countries the US considers threatened by Russia, including Ukraine, Georgia and Azerbaijan, promising Georgia $1 billion (where do these nice round sums come from?), vowing the US will continue to back the country's NATO application and saying that Moscow's intervention "cast grave doubt on Russia's intentions and on its reliability as an international partner." In Ukraine, he spoke of the "threat of tyranny, economic blackmail and military invasion or intimidation" from Russia. That is an interesting slant on the Medvedev Doctrine. The reader can easily conjure up appropriate words that Medvedev might use to describe the Bush I/ Clinton/ Bush II Doctrine.
Ukraine is now embroiled in a mud-slinging match, with the collapse of the coalition government 3 September, when President Viktor Yushchenko withdrew his support over the refusal of Prime Minister Yulia Tymoshenko to back the president in his support for Georgia and condemnation of Russia. Yushchenko accused Tymoshenko of "treason and political corruption", over her failure to back a pro-US stand, and of seeking Moscow's support of her likely presidential bid. Ukraine's pro-Russian former prime minister Viktor Yanukovich, who heads the Party of Regions, did not rule out the possibility of forming a parliamentary majority with the Yulia Tymoshenko bloc. Such a move would remove from the discussion the entire issue of a Ukrainian application to join NATO. Tymoshenko could well pull off a metaphorical coup by campaigning in the upcoming presidential elections on a sober platform of peace with Russia, which would very likely hand her the presidency with the support of the large Russian population of Ukraine as well as astute Ukrainians.
Another such scandal is brewing in Georgia itself, with the arrest of former president Zviad Gamsakhurdia's son Tsotne as a Russian spy smack in the middle of Cheney's visit to Georgia. He was charged in late 2007 with an attempted coup and links with Russian security services after opposition protests against Saakashvili. The voices of sensible Georgians, fed up with President Mikheil Saakashvili's reckless chauvinism, are clearly being cut in the bud, as he consolidates a very nasty dictatorship backed by the Americans and Israelis. Of course, all Western media coverage of Georgia slavishly supports this loose cannon, but Medvedev's description of him as "a political corpse" probably is closer to the truth.
It is hard not to sympathise with the Russians. The Black Sea, once the domain of the Soviet navy, now is the home of three NATO members -- Turkey, Bulgaria and Romania -- and two applicants, Georgia and Ukraine. If the two applicants join the alliance, Russia's Black Sea coastline would be surrounded by NATO. The volatile Caucasus would then be the playground of the US.
"Now it looks like there is a certain red line that exists in the heads of Russian leadership and they are willing to do anything to stop it from being crossed," said Nikolai Petrov, at the Carnegie Endowment for International Peace. "And this red line is Ukraine and Georgia joining NATO."
Russia's success in thwarting the Georgian attempt to wrest back Ossetia has shown its resolution. Russian warships have been sent to the coast of nearby Abkhazia. In the relatively close proximity in which the Russian and American ships operate there and elsewhere in the Black Sea, one misunderstanding could create an international incident. "We remember very well the Tonkin Gulf incident" in which untrue reports of North Vietnamese ships firing on US ships started the Vietnam War, said Markov. This was seconded by Republican California Congressman Dana Rohrabacher in a sharp criticism of US support for the Georgian attack.
Aleksandr Dugin, whose ideas about America's weakening geopolitical standing are popular with many Russian leaders, said Russia was challenging US dominance and that confrontation may be unavoidable. Russia's move into Georgia was "an irreversible decision that will mean in the future a serious, profound, irreversible confrontation with the United States. The stakes are so high that Moscow has placed all its chips on the table."
It is not surprising that the Shanghai Cooperation Organisation, which includes Russia, China and the former Soviet Asian republics Kazakhstan, Kyrgyzstan, Tajikistan and Uzbekistan, are supporting Moscow for "assisting peace and cooperation in this region." Nor that Armenia and Belarus also support Russia, and the non-Yushchenko forces in the Ukraine are backing away from the flirtation with NATO. It is clear now that the US has insufficient power to cope with the occupations of Iraq and Afghanistan. Both were to have been an essential part of a US policy to militarily control Eurasian rivals, especially Russia and China.
If the Russians hold firm, and it is worth remembering their spectacular defeat of the Nazis at Stalingrad in this regard, this crisis will defuse with or without fireworks, US hawks will find their feathers clipped, and the world will adjust to a "post-America" multilateral sanity.
The tide has already turned. The latter-day Strangelove was pointedly ignored on his cheerleading tour of countries supposedly threatened by Russia, except by his pal Saakashvili, and the European Union disregarded the US veepee's bluster, hammering out an agreement with Russia to replace Russian troops with EU observers in undisputed Georgian territory by 1 October.
The bottom line here is a very mundane one: the EU is Russia's neighbour and dependent on it for gas, whether her politicians like it or not. It is one thing for the US to wage wars far from its shores, as it is doing in Afghanistan and Iraq, or to play war games in other people's backyards, as it is doing in Poland and Georgia, but it is quite another thing to expect a war-weary Europe to sign up and prepare to freeze in the dark. Etiquetas: Georgia, OTAN, Rusia, Scheffer, Ucrania, UE
De Georgia a Eurasia, evitando el sexo de Kosovo
Los viejos mapas étnico-lingüísticos fueron muy poco utilizados por periodistas, políticos y diplomáticos occidentales en la reciente crisis del Cáucaso. En ambientes nacionalistas e irredentistas de Europa, todavía se discute (en sordina) sobre si los osetios "tienen derecho histórico" o no a la soberanía. La noticia de que los osetios emparentan con los antiguos alanos parece haber sorprendido a más de uno.
Clicar sobre el mapa para obtener ampliaciónCon el paso de las semanas, el revuelo informativo e interpretativo en torno a la crisis georgiana se va apaciguando en la gran prensa, mientras empiezan a salir a la superficie, aquí y allá, los restos de los naufragios provocados por la borrasca.
Casi la totalidad de nuestros analistas habituales para todo han dado ya su versión interpretativa, e incluso algunos han tenido la oportunidad de repetir y remendar lo dicho, con aquello de que donde dijeron digo quisieron decir Diego. Pero en líneas generales, ésta ha sido una crisis que ha descolocado a muchos, y además, de forma flagrante. Buena prueba de ello es que interpretaciones hechas a menos de dos semanas vista, han quedado ya anticuadas.
Ahí tenemos la pieza publicada por Moisés Naím el pasado 31 de octubre: “La causa secreta de la guerra”. El autor no es precisamente un arribista: coeditor en jefe de “Foreign Policy”, ex ministro de Economía de Venezuela, opinión autorizada en los más prestigiosos medios occidentales. Por lo tanto, sorprende que en algunos casos, como el de la crisis georgiana, todo quede reducido a la idea –manejada extensamente por los mismos nacionalistas georgianos- de que la clave del asunto radica en que Osetia del Sur y Abjasia son “importantísimos centros mundiales de todo tipo de tráficos ilegales”. Se supone que el hecho de que Naím haya escrito un libro dedicado al fenómeno de la delincuencia global (Ilícito. Cómo traficantes, contrabandistas y piratas están cambiando el mundo, Debate, 2006) debería ser aval de seriedad para respaldar un argumento de factura básicamente conspirativa, que es el mismo que aplican los nacionalistas de cualquier país contra enclaves extranjeros en su propio territorio. Recuerdo a un joven universitario marroquí que conocí hace años, quejándose de Ceuta y Melilla como puertas hacia el Magreb de todo tipo de tráficos ilegales. ¿Y quién no ha escuchado el argumento de que Gibraltar no es sino un nido de piratas avalado por el proverbial cinismo británico y con bandera propia?
Nuevas banderas soberanas, temporada otoño-invierno 2008. En este caso, la enseña de la República de Abjasia. ¿Le gusta el diseño?
También resulta divertido recordar que se utilizó en numerosas ocasiones el mismo argumento para denostar, precisamente, la existencia de la autoproclamada República de Kosovo: un pequeño estado cuya existencia sólo se justifica por dar amparo a todo tipo de mafias, la puerta de entrada al tráfico de drogas hacia Europa central y las mil y una historias que llevan más de una década yendo de aquí para allá en la prensa internacional.
Dentro de las propuestas estrafalarias de los últimos días también se puede encontrar un extemporáneo artículo de José Ignacio Torreblanca dedicado, a lo que parece a insuflar de moral a la troika comunitaria que el pasado 8 de septiembre viajó a Moscú para discutir en torno a la reciente crisis georgiana. La pieza, jalea recios argumentos morales que Torreblanca supone darán mucho juego en la negociación; pero el autor pretende resucitar un asunto que fue caballo de batalla particular suyo y que a estas alturas está más que agotado: el bizantino debate en torno al sexo de Kosovo. Como si la pura fuerza militar de la OTAN en 1999 pudiera asimilarse a la fuerza moral y jurídica. Por lo visto, los aviones de la Alianza Atlántica no bombardearon Serbia y Kosovo con bombas supuestamente inteligentes y munición de núcleo de uranio, sino con pesados mamotretos jurídicos.
Torreblanca lleva meses pretendiendo “corregir” una de las decisiones españolas más acertadas de la política exterior española en la última década, tras la retirada de sus tropas de Irak. Pero claro, para aceptar eso, hay que reconocer que la intervención en Kosovo fue, en su cobertura jurídica, el precedente de la que llevó a los Estados Unidos y sus aliados de entonces al atribulado país de Oriente Medio. En puros términos militares, los rusos fueron bastante más eficaces y contundentes: estos hicieron su tarea en apenas una semana, mientras que las tropas de la OTAN, desencadenaron una campaña supuestamente basada en la última tecnologíaa militar de la época, que tardó más de diez semanas en doblegar a los serbios, causando importantes daños a las infraestructuras del país.
Dado que el mero ejercicio de la fuerza militar no es suficiente para asimilar Kosovo a los casos de Osetia del Sur y Abjasia, Torreblanca regresa de nuevo, una y mil veces, con el conocido mantra: “El caso de Kosovo es absolutamente sui géneris, sólo puede ser entendido en el marco de la desintegración de la Federación Yugoslava, en modo alguno pone en cuestión el principio de integridad territorial ni tampoco concede a ninguna minoría ni Estado el derecho automático a redibujar unilateralmente o por la fuerza frontera alguna”. ¿Y quién respalda tales afirmaciones?¿La Organización de Naciones Unidas?¿La “comunidad internacional menos Rusia, China, India, la gran mayoría de los países latinoamericanos…”? Por supuesto, redactar asertos sin sujeto claro puede llevar a la veja trampa retórica de la tautología.
Bandera de Osetia del Sur. Tanto ésta enseña como la de Abjasia vienen siendo enarboladas desde 1992. La autoproclamación de la soberanía de ambos territorios no viene de este verano, sino del proceso de desintegración de la URSS, en 1991
Resulta mucho más clarificador tener en cuenta el mensaje de Moscú de este verano dirigido hacia la política unilateralista practicada desde Washington en los últimos ocho años: “Quien siembra vientos, recoge tempestades”. Pretender que una delegación comunitaria vaya a Moscú para discutir si los vientos son alisios o puro siroco, si las tempestades del mozón son equiparables a las del Atlántico Norte, es puro bizantinismo de salón, más propio de un periodista que de un moderno profesional de la "diplomacia cuántica".
Se llama escribir con trazo grueso (y con notable ingenuidad en relación a la inteligencia de los lectores) la pretensión de que los actos de fuerza militar no basados en alguna forma de legalidad internacional solvente o, al menos, en las resoluciones de las Naciones Unidas, poseen un diferente peso moral al amparo de los diferentes intereses que cada potencia tuvo en su momento. En 2008 rusos no buscaron obtener ninguna resolución 1244 de la ONU para Osetia meridional y Abjasia, como se hizo para Kosovo en 1999. Pero ¿para qué? Si precisamente lo que intentaron los rusos este verano fue recordarle a Torreblanca que la resolución 1244 fue totalmente violada por los países que reconocieron la autodeterminación de Kosovo el pasado mes de febrero.
Ahora bien: aconsejar a los compañeros diplomáticos de la troika europea que viaja hacia Moscú, que se olviden del amigo americano y lo metan debajo de la alfombra, parece cosa de conjuro mágico. Zas, y de repente, hacemos que se esfume en el aire la base norteamericana de Bondsteel, en el centro de Kosovo, utilizada en su momento como centro de interrogatorio o “cárcel secreta” en la ya olvidada “guerra internacional contra el terrorismo”, por cierto. De momento, los rusos no tienen nada parecido en Osetia del Sur o Abjasia; deben estar esperando el correspondiente permiso de no se sabe quién en Occidente. ¿Podrán construir una similar en Venezuela o Bolivia, el día de mañana?¿Quizás en Siria?
Uno de los diseños que compitieron en su día para convertirse en la enseña nacional de la República de Kosovo. Pretendía ser un homenaje a la bandera norteamericana y fue una suerte que no se aprobara, visto el parecido final con la de Abjasia
Por fortuna, como recordaba el editorial de “El País” el mismo día en que se publicó el artículo de Torreblanca, en Moscú primó el pragmatismo. Los rusos no debieron quedar muy impresionados por el convincente poder del comodín kosovar. Aunque posiblemente, el pretendido pragmatismo era más bien la actitud profesional de unos diplomáticos que saben muy bien lo que andan buscando desde hace ya algún tiempo, y no dejarán de hacerlo. La fenomenal quiebra de Lehman Brothers, acaecida ayer mismo, demuestra una vez más que los neocons norteamericanos ni siquiera han sabido gestionar aquello de lo que más presumían: la pura y simple economía liberal. Los rusos hace tiempo que decidieron que las recetas neoliberales que les dictaba Jeffrey Sachs en los noventa, eran puro veneno. Desde el otro lado del Atlántico nunca perdonaron ese desaire, nunca aceptaron el fracaso y rechazaron que Rusia siguiera su propio camino.
Tropas regulares chechenas integradas en el Ejército ruso (como las de la fotografía) operaron en Osetia meridional (y posiblemente en Georgia) durante el pasado mes de agosto.
"El Periódico de Catalunya", 13/9/2008
EL CONTROL DE UNA ZONA GEOESTRATÉGICA EN EBULLICIÓN
La batalla por Eurasia ha empezado
En parte, los norteamericanos cuentan con salir de la actual situación de crisis invirtiendo en desarrollo tecnológico militar
• La UE espera lograr energía barata, mientras que el objetivo de EEUU es mantener su hegemonía
FRANCISCO Veiga*
En apariencia, las cosas están yendo como la seda para casi todos, menos para los norteamericanos. La Unión Europea entreabrió la puerta a Ucrania: algunos comentaristas lo han confundido con una señal de que también va en el paquete la inclusión en la OTAN. Pero no es así: la oferta viene de Bruselas, es un acuerdo de asociación comercial privilegiado y no hay referencia a cuestiones militares. La OTAN es un asunto básicamente norteamericano, y la respuesta rusa a su despliegue naval en el mar Negro son las anunciadas maniobras en el Caribe. Significativamente: hasta el momento, Moscú no ha protestado en voz alta contra el trato de favor de la UE a Ucrania. Algo muy sintomático, si se liga al protagonismo que le ha dado Moscú a Bruselas a lo largo de toda la crisis de Georgia.
ESTO PODRÍA probar que, en efecto, Rusia y la Unión Europea están en pleno proceso de acercamiento, intentando los europeos eludir la interferencia norteamericana. Las lágrimas de cocodrilo de algunos analistas --sobre todo de derechas-- por la supuesta decadencia occidental ante el oso ruso descontrolado esconden esas contradicciones. La razón del acercamiento ruso-europeo está en los desastres que han comportado los ochos años de presidencia de George Bush, tanto militares como económicos. Al final, algunas potencias de la Unión Europea se han decidido a buscar la iniciativa en determinados escenarios geoestratégicos, aprovechando los meses finales de su presidencia.
Uno de ellos, quizá el más importante, es Eurasia, y más concretamente las rutas y países que conectan a Europa con los yacimientos de gas y petróleo del mar Caspio. Pero también Rusia, superpotencia energética. El tercer actor de esta historia es Irán, que tiene un peso nada desdeñable porque está dispuesto a ofrecer esa misma energía a Europa, pero más barata que la procedente de las repúblicas de Asia Central.
Por su parte, los norteamericanos, que se abastecen mayoritariamente de gas y petróleo procedentes de Canadá, México, Venezuela y Bolivia, tienen un interés básicamente hegemonista, dado que buscan dejar fuera de juego a determinados productores (como Irán), controlar los ductos procedentes de algunos países de Asia Central exsoviética hacia Europa y, sobre todo, establecer condiciones beneficiosas para ellos en el mercado de la energía: fijar precios y condiciones en las necesarias inversiones para llevar a cabo y modernizar las extracciones, y mantener la hegemonía del dólar como medio de pago.
ESTO ES muy importante, porque hacer los desembolsos del crudo y el gas en su propia moneda permite a los norteamericanos operar con malabarismos financieros cuando es necesario: pagar en bonos, negociar aplazamientos y, sobre todo, no pagar por el cambio de divisas. Si el dólar perdiera un apreciable protagonismo en el mercado de la energía, los norteamericanos afrontarían un déficit extra que, posiblemente, les obligaría a controlar el consumo interno y ralentizar su carrera de armamentos. ¿Y por qué es esto tan importante? Porque, en parte, los norteamericanos cuentan con salir de la actual situación de crisis invirtiendo en desarrollo tecnológico militar. Al fin y al cabo, piensan, la segunda guerra mundial ayudó a superar la larga Depresión de los años 30, y la carrera de armamentos de la era Reagan ha sido presentada muchas veces como el detonante de una beneficiosa recuperación económica en los años 80. Los jugosos contratos multimillonarios son la esencia del tan célebre como inútil y provocador escudo antimisiles que Washington pretende instalar en Polonia.
En este tira y afloja financiero, los iranís están interesados en imponer el euro como moneda de pago preferente de los hidrocarburos, con el argumento de que el dólar se devalúa con facilidad y ocasiona grandes pérdidas, lo cual también afectó a los rusos, y mucho, el año pasado. Varios países relacionados con la compra y venta de energía en grandes cantidades --como China-- abogan por desvincularse del dólar e imponer sus propias monedas nacionales, cestas de divisas o el euro.
La crisis de Georgia, que ha propiciado la devaluación del rublo, todavía ha hecho más atractivo el precio de su petróleo y su gas para los europeos, sobre todo si lo pueden pagar con euros fuertes. La neutralización temporal de la presión norteamericana contra Irán podría posibilitar la construcción de un oleoducto a través del Cáucaso, y quizá Ucrania, hacia Europa. Por lo tanto, las perspectivas de una energía cara y los cuentos sobre posibles extorsiones rusas a Europa pueden no ser precisamente las correctas a medio plazo.
ESO SÍ: el guiño a Ucrania le puede salir bien caro a Bruselas. Es un país problemático, con una clase política demasiado volátil y una estructura nacional interna ciertamente explosiva. Posiblemente, a Moscú no le parezca tan mal que la UE cargue con su propia cuota de responsabilidad en controlar a la díscola Ucrania, que hasta ahora ha dado muchos quebraderos de cabeza a los rusos. Como dice el viejo y sombrío refrán chino, aplicable ahora a las potencias europeas más favorables a Kiev: "Ten cuidado con lo que deseas: podría llegar a cumplirse".
*Profesor de Historia Contemporánea de Europa Oriental y Turquía (UAB). Etiquetas: Abjasia, Asia Central, Eurasia, Georgia, Irán, Kosovo, Osetia del Sur, Ucrania, UE
Seymour Hersh, hace seis meses
El primer ministro ruso, Vladimir Putin, explica el 28 de agosto pasado en una entrevista a la CNN, sus sospechas de que la actual administración Bush estuvo detrás de la agresión georgiana contra Osetia del Sur para favorecer la candidatura del republicano John McCain a la presidencia
Durante la reciente Convención Nacional Republicana que designó a John McCain como candidato a la Presidencia de los Estados Unidos de América para las próximas elecciones del mes de noviembre, se pudo constatar con claridad cómo éste se lanzaba en profundidad a sacar partido de la reciente crisis ruso-georgiana. El candidato republicano atacó a Rusia y dió un un apoyo exagerado a Misha Saakashvili y "el pueblo de Georgia" que contrastaron marcadamente con la discreta alusión que hizo Barack Obama en la correspondiente Convención Nacional Demócrata, en la cual fue elegido a su vez como candidato presidencial. Recordemos además que cuando estalló el conflicto, el pasado 7 de agosto, Barack Obama pasaba sus vacaciones en Hawaii, mientras que John MacCain, que permanecía en activo, pudo reaccionar con rapidez al evento y sacarle el correspondiente beneficio político en su carrera por la Casa Blanca. Completando la maniobra, nos enteramos por crónica fechada a 26 de agosto, que la esposa del republicano, Cindy McCain ha viajado ya a Georgia "para colaborar con las labores de ayuda humanitaria". Al parecer, el viaje estaba programado de antemano y nadie explicó muy bien qué debía hacer allí la mujer de presidenciable quien, por cierto, ha sido su principal apoyo en la carrera hacia el poder gracias a su fortuna personal.
Todo esto ocurre mientras en la prensa occidental en general y española en particular se siguen desgranando artículos de opinión que gustan de abundar en el manido asunto (cotidiano durante los cuarenta años de régimen franquista) de que si hay rusos de por medio, allí hay una conspiración. Y sin embargo, resulta más bien al contrario: la tradición británica de la manipulación política a lo largo y ancho del globo (ahí están las interminables historias y aventuras mitad reales, mitad fabuladas sobre el poder del mítico "Intelligence Service") arranca de su histórica habilidad para gobernar el vasto imperio, enfrentando a unos contra otros. Los norteamericanos siempre han sido mucho menos discretos, pero su "score" es realmente impresionante; ahí están, sin ir más lejos, sus motivaciones para intervenir en Irak, que al parecer y recientemente, sólo quiso recordar el enviado especial ruso a las Naciones Unidas, Vitaly Churkin, durante su intervención del pasado 29 de agosto.
Por lo tanto, y aunque el autor de este post continúa pensando que la actual presidencia norteamericana posiblemente no tuvo una responsabilidad directa en el ataque desencadenado por el presidente georgiano contra Osetia del Sur, tampoco se quedaría anonadado de asombro si al final resultara que Bush le pagó a uno de sus aliados más cercanos con la misma moneda con la que utilizó con Aznar durante la invasión de Irak: dejándolo colgado. A tal efecto llama la atención de algunos intelectuales derechistas en poner el carro delante de los caballos y colar la tal combinación a cualquier precio. Por ejemplo, el escritor peruano Mario Vargas Llosa deja caer que Moscú prefiere en la Casa Blanca a un conservador duro antes que a un demócrata blando, "pues un mandatario norteamericano partidario de la confrontación tiene asegurada una impopularidad internacional que puede favorecer a Rusia y a cualquier adversario de Estados Unidos". Claro, eso suponiendo que Rusia desee mantener una confrontación que, en realidad, no parece haber sido iniciada por esa potencia y de hecho le perjudica económicamente; a no ser que regresemos a la teoría conspirativa de la "larga mano de Moscú" y vuelta a empezar; supongo que ese es el tipo de posicionamiento que cuadra con la orientración política actual de Vargas Llosa. Y ahora sugiero que le echen un vistazo a la entrevista que sigue a continuación. El Premio Pulitzer Seymour Hersh, uno de esos periodistas de choque norteamericanos curtido en mil batallas y blindado profesionalmente por informadores de primera calidad que, como él mismo argumenta, ostentan cargos de segundo nivel. Hersh pronosticaba hace seis meses en "La Vanguardia", que la actual presidencia metería a los Estados Unidos en un nuevo conflicto a fin de torpedear la candidatura de Barack Obama. La idea que se barajaba hace un año por estas mismas fechas, era el ataque contra Irán; pueden leeer también cómo en la oficina de Cheney (el mismo que estos días andaba por Georgia intentando sostener el cadáver de Saakashvili en pie) se barajaron diversas ideas para provocar la guerra en Irán, entre ellas, la de disfrazar como iraníes a tropas SEALS de la Marina norteamericana. ¿Desean leer las reflexiones de Hersh sobre la actual tensión ruso-americana en torno a Georgia? También pueden hacerlo, aunque por el momento no hay revelaciones importantes
En definitiva, parece quedar claro que el gabinete Bush, metido ya de lleno en la barrena plana de la impopularidad, lleva meses urdiendo una política internacional consciente de "cuanto peor, mejor". Y ello es así porque esa estrategia funciona, como pudimos ver durante la Convención Nacional Republicana: una proporción importante de los norteamericanos no desea aceptar que la decadencia norteamericana es tan rápida y patente. Si los republicanos ganaron la Guerra Fría, los republicanos deben enderezar la situación rehaciendo el mismo camino y aplicar de una vez por todas el New Order diseñado por ellos mismos.
Lo malo es que la dialéctica que se aplica resulta estructuralmente deficiente, dado que para justificar su presencia en el poder, los republicanos deben demostrar que los desafíos planetarios heredados de la Guerra Fría así lo exigen (y Obama, supuestamente, no posee experiencia para desenredar la maraña que sus rivales han tejido). Y entre esos desafíos, ahora está el de una supuesta Nueva Guerra Fría. Ahora bien: si Putin ha logrado resucitar al poder ruso de sus cenizas y plantear una nueva confrontación mundial, ¿qué carajo de Guerra Fría ganaron los norteamericanos en 1991?
Seymour Hersh en una foto reciente y una actitud característica
"Los republicanos irán a por Obama por ser musulmán"
Seymour Hersh, premio Pulitzer por informar sobre My Lai (Vietnam) y Abu Graib (Iraq)
Entrevistas - 14/03/2008 11:53 - Autor: Luis Amiguet - Fuente: La Vanguardia
Tengo la tira de años y siempre periodista... ¡Dios! Si hubiera servido, me habría dedicado al golf. Nací en Chicago, allí decimos la verdad; en Washington mienten hasta los muertos. Soy demócrata, pero amo más la verdad. Recibo el premio Vázquez Montalbán de Periodismo.
Critican que usted cita demasiadas "fuentes del Gobierno"... Siempre anónimas.
¡Ah! Mire mis notas...
¿Cómo demonios se aclara usted, Seymour?
Me aclaro. Cuando entrevisto a alguien interesante, se acumulan los apuntes.
¿Qué cuentan? ¿Invadirá EE. UU. Irán?
Existió el peligro y el plan. Ahora mismo, Cheney, que es quien decide, está presionado por Barak, el ministro de Defensa israelí, un tipo listísimo, para que bombardee Irán antes de las elecciones.
¿Por qué tantas prisas?
Porque Israel y el lobby judío americano tienen pánico a Obama, que puede ganar.
Pero... ¿por qué?
¡Porque no pueden comprar a Obama!
¿Pero por qué no pueden comprarlo?
Porque Obama obtiene sus fondos de miles de pequeñas donaciones de internet. Eso es una revolución y le concede una enorme libertad, que los Clinton no tienen.
¿Por qué?
Hillary recibe su dinero sobre todo del lobby judío americano, por eso es tan dura y proisraelí en Oriente Medio, pero a Obama no lo pueden comprar porque no los necesita, y eso pone muy nerviosos a Barak, a sus halcones y además a todo el lobby judío.
Todo candidato tiene servidumbres.
El problema de fondo es que los judíos del exterior, sobre todo en EE. UU., son más duros, agresivos y monolíticos que los israelíes que sí viven en Israel. Allí, muchos israelíes albergan críticas muy razonables contra el ciego e inútil militarismo de Tel Aviv.
Usted explicó cómo Washington le consiguió las bombas nucleares a Israel.
Israel tiene el mismo problema de asimetría militar que nosotros en Afganistán...
¿Cuál?
Tel Aviv tiene 400 bombas nucleares... ¿Y qué? ¿Qué va a hacer? ¿Tirárselas a los palestinos que les lanzan piedras? El otro día hablaba con un general amigo que regresaba de una base militar secreta en Afganistán.
Cuente, cuente...
Su arma secreta: ¡ovejas! Muchas ovejas.
¿En una base secreta? ¿Para despistar?
Para pagar a los campesinos por la información y favores varios. Ahí tiene otro caso de asimetría: hemos ofrecido 25 millones de dólares por Bin Laden... Igual con unas ovejitas hubiera sido suficiente.
Un rebaño entero... En mi pueblo hay.
Cualquier cosa menos ofrecer 25 millones de dólares a pastores de las montañas que saben que serían fusilados sólo por tenerlo.
Usted es judío: ¿no le insultan por revelar los planes neocon y los de Israel?
Me han insultado y llamado "kappo". Mire, yo no soy pacifista: el 11-S estaba convencido con todos los norteamericanos de que había que detener a los asesinos y juzgarlos.
Y yo también.
Pero mi presidente declaró una guerra al terror en vez de encontrar a los asesinos, traerlos y juzgarlos. Tenían que haber tomado nota de España, que sí supo hacer eso después del 11-M. Detener criminales. Eso es. ¿La policía española es eficaz?
Entonces lo fue, sin duda.
¡Ese es el camino! Detener y juzgar a los criminales y no volver a las cruzadas...
¿La larga pelea, cada vez más sucia, Hillary-Obama debilita a los demócratas?
Al contrario, Hillary le está haciendo un enorme favor a Obama: le está endureciendo. Le da la experiencia y la mala uva que le falta. Será un gran ganador.
Muchos ven a McCain más seguro.
McCain es un formidable competidor. Tiene una mala leche también formidable y encanto personal, aunque sea viejo, pero seguirá la doctrina neocon en Oriente Medio.
¿Por quién se apostaría una cena?
Los republicanos saben hacer una campaña... Y lo vamos a ver. Pronto concentrarán todo su fuego en un único punto: Obama es negro, pero ese no es el problema, su problema es que es musulmán.
Eso no está claro y él lo desmiente.
Es un flanco débil que puede acabar con él: un musulmán significa un enemigo de los cristianos y de los judíos al mismo tiempo. La mera sospecha puede liquidarlo.
¿Quién le cuenta todas esas cosas?
Yo no hablo con el presidente, ni con Condoleezza ni con Cheney... No se me ponen.
Le mentirían, de todas formas.
Por eso me relaciono con cargos de segundo nivel que creen que deberían tener más poder del que tienen. En esta Administración, el poder lo tienen muy pocos, aunque haya muchos cargos.
¿Y qué sacan al largarle cosas como las torturas de Abu Graib o, en su día, la construcción de la bomba nuclear por Israel o los planes para la invasión de Irán?
Hay tres tipos de razones y hay tipos para cada una. Primera, ego: sentirse importantes. Es bonito tener el poder de que publiquen lo que dices, gratificación psicológica.
Muy humano.
Y si encima eres cargo pero no te dejan decidir nada, pues entonces largas. Hay quien me dice cosas para putear a alguien.
Más humano todavía.
Y también están, en fin, quienes creen sinceramente que el presidente Bush es el peor que hemos tenido y es un peligro para EE. UU. y para el planeta. Y explican por qué.
Nunca los cita.
Si los nombrara, los echarían. Siempre digo los nombres a mi editor en The New Yorker y todos callamos.
Soldado norteamericano exhausto. Valle del Koregal, Afganistan, 2007. Célebre foto del reportero húngaro Balasz Gardi
Adenda al material ofrecido, a 9 de septiembre, 2008
Nueva situación en Afganistán-Pakistán
En plena estabilización incierta de la crisis en el Cáucaso, pero también en los últimos tramos de la campaña electoral, el presidente Bush parece continuar aplicando su estrategia de "presión hasta el último minuto", y anuncia el envío de más tropas a Afganistán, como se puede leer en crónica de la BBC que se añade a continuación de esta entradilla.
Por lo tanto, parece evidente que puede existir una motivación de oportunismo político: inflar todas las tensiones posibles a escala internacional, antes de la cita electoral de noviembre. Pero, indirectamente, la noticia nos ofrece también otras cuestiones a considerar:
a.- Situación de emergencia: el estado de deterioro de la situación militar en Afganistán es real, pero en la actualidad se está contagiando con gran rapidez a Pakistán, y éste último podría ser el verdadero objetivo del incremento de tropas norteamericanas en la zona.
b.- Preocupación por la crisis abierta en la OTAN a raíz del conflicto ruso-georgiano en el Cáucaso: Washington lleva muchos meses viviendo con creciente ansiedad el deterioro de la moral interna en la OTAN, por causa de la fallida intervención en Afganistán. La forma en que se "solucionó" el conflicto de Kosovo en febrero de este mismo año, tuvo mucho que ver con eso. Pero parece evidente que el renovado interés por Afganistán también está directamente relacionado con la forma en que se desarrolló la crisis de Georgia y la difícil situación en que deja a los sucesivos proyectos de ampliación de la organización atlántica (la misma Georgia, Ucrania...). Y ello, a su vez, abre nuevas brechas entre los principales socios históricos de la OTAN.
c.- Colaboración con Rusia: la ampliación del marco intervencionista en Asia Central requiere, forzosamente, del apoyo de Moscú en aspectos básicos como logística e inteligencia. El aumento del contingente de tropas norteamericanas en Afganistán no puede responder, en ningún caso, a un aumento de la tensión con Rusia. Al contrario.
Martes, 9 de septiembre de 2008 - 02:45 GMT
El presidente estadounidense George W. Bush se prepara a anunciar el envío de más tropas a Afganistán en los próximos meses.
En un discurso planeado para el martes, Bush informará que un batallón de infantes de marina, compuesto por unos 1.000 efectivos, que originalmente debía ser enviado a Irak en noviembre, irá en cambio a Afganistán.
Adicionalmente, una brigada de combate del ejército, que normalmente cuenta con entre 3.000 y 4.000 soldados, será enviada a Afganistán a comienzos del año entrante.
Según el corresponsal de la BBC en Washington, Jonathan Beale, la decisión es una señal de la creciente preocupación de la Casa Blanca con el resurgimiento del Talibán en Afganistán.
Aumento de la violencia
Más de 260 civiles murieron en julio pasado víctimas de la violencia en ese país.
El gobierno afgano dice que el baño de sangre está relacionado con los acuerdos de paz que el gobierno paquistaní ha buscado con militantes islamistas en las regiones tribales noroccidentales cerca de la frontera con Afganistán.
Bush sostendrá que los brutales ataques del Talibán han afectado la confianza de la gente en Afganistán.
"Pese a todo el buen trabajo que hemos hecho en ese país, es claro que debemos hacer aún más", dice parte del discurso que Bush dará este martes.
"A diferencia de Irak, tiene pocos recursos naturales y tiene una infraestructura subdesarrollada. Sus instituciones democráticas son frágiles".
Del mismo modo, el mandatario sostendrá que se planea retirar cerca de 8.000 soldados estadounidenses de Irak antes de febrero próximo, momento en el cual habrá un nuevo presidente en la Casa Blanca.
"Mientras el progreso en Irak es todavía frágil y reversible, el general David Petraeus y el embajador Ryan Crocker informaron que ahora parece haber un grado de durabilidad en los avances que hemos logrado", dirá Bush en su intervención en la Universidad Nacional de la Defensa, en Washington.
El corresponsal de la BBC señala que los retiros de tropas que se anunciarán el martes marcan el comienzo de una lenta y limitada reducción de efectivos, que de todos modos dejará en su lugar a la mayoría de las fuerzas estadounidenses en Irak.
En la actualidad hay cerca de 146.000 soldados estadounidenses en Irak y 33.000 en Afganistán.
Etiquetas: "Neo Cold War", Afgasnitán, Bush, Georgia, Hersh, Hillary Clinton, Irán, Israel, McCain, Obama, Osama Bin Laden, Rusia
Memoria selectiva para otro juicio impreciso
El acusado sonríe en algún momento, durante la vista
El pasado 29 de agosto, tuvo lugar en La Haya la segunda comparecencia de Radovan Karadzic ante el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). Tan sólo había pasado un mes desde la primera, que tanta expectación cosechó, hasta el punto que TVE1 transmitió íntegra y en directo. Pero la del otro día pasó completamente desapercibida. Es cierto que ayudó mucho el silencio del acusado, que se negó a presentar alegato alguno por los cargos que se le imputan. Pero también lo es que ante la nueva situación de reorden internacional creada este verano por la guerra ruso-georgiana y el reconocimiento de la autodeterminación abjazia y surosetia por Rusia, el proceso contra Radovan Karadzic cobra todavía más carga política de la que tenía al comienzo.
Por si faltara algo, el proceso pronto adquirió una vertiente especialmente polémica ante las declaraciones del mismo acusado denunciando que existía un pacto de impunidad hacia su persona acordado con las autoridades norteamericanas a raíz de los acuerdos de Dayton, negociados en el otoño de 1995.
Karadzic apuntó directamente a Richard Holbrooke, el negociador especial norteamericano, el cual por aquellos meses puso en marcha los acuerdos diplomáticos que llevaron a la histórica negociación de Dayton y al final de la guerra en Bosnia. El americano, que fue un duro negociador pero siempre adoleció de calidades políticas, respondió abruptamente a las afirmaciones de Karadzic, y la disputa pronto alcanzó la categoría de patio de escuela. Holbrooke se limitó a negarlo todo y a argumentar que la denuncia del procesado era una vieja teoría sostenida por el entorno de Karadzic sin ninguna base que la sustentara. La televisión y las crónicas de prensa transmitieron el "si" del uno y el "no" del otro y poco más.
Pero ya saben que la prensa tiene la memoria de un crío de cinco años. Nadie pareció recordar (ni los medias, ni incluso, quizá, la fiscalía) la existencia de un libro publicado hace tan solo un año, que investiga el célebre acuerdo de impunidad acordado a Karadzic, aunque extiende el protagonismo a Washington, Londres y Moscú.
Por si fuera poco, la autora es nada menos que Florence Hartmann, periodista y portavoz en su día de la fiscalía del TPIY, cuando estaba dirigida por Carla Del Ponte (y por tanto en absoluto sospechosa de ser lo que en otros tiempos se denominaba una "filoserbia"). Resultará interesante si Florence, a quien conocí en Belgrado en sus tiempos de periodista, es llamada a declarar.
Radovan Karadzic hace su entrada en la sala
Una colaboradora de la fiscal Carla Del Ponte revela que EE UU y Rusia pactaron no capturar a Karadzic
ISABEL FERRER ("El País") - La Haya - 12/09/2007
Apoyada en un título de alta carga simbólica, Paz y castigo, Florence Hartmann, periodista y antigua portavoz de la fiscalía del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, ha escrito un libro donde asegura que Estados Unidos, Rusia y el Reino Unido han entorpecido el arresto de los máximos responsables del genocidio de Srebrenica: el líder político serbobosnio Radovan Karadzic y su jefe militar, el general Ratko Mladic. Según la autora, de los testimonios de ambos podría deducirse que las potencias occidentales no evitaron a tiempo la matanza de cerca de 8.000 varones musulmanes perpetrada en aquella ciudad bosnia en 1995. Para eludir dicha responsabilidad, tanto Washington como Moscú y Londres les habrían permitido ocultarse.
Sirviéndose de documentos y notas confidenciales manejados durante los seis años en que trabajó junto a Carla del Ponte, fiscal jefe del Tribunal (TPIY), Hartmann señala que este organismo sufre las consecuencias de la obstrucción de las mismas potencias que lo constituyeron en 1993. Del Ponte siempre ha dicho que Mladic y Karadzic estaban localizables, pero Belgrado no colaboraba lo suficiente para detenerlos. Su opinión cambió con la entrega de varios acusados de alto rango, el pasaporte necesitado por Serbia para negociar su ingreso en la UE.
Entre los pasajes más significativos del libro, editado en francés por Flammarion, figura la revelación hecha en 2000 por el entonces presidente francés, Jacques Chirac, a Del Ponte. "Que Karadzic siga libre es cosa de Rusia. Borís Yeltsin [presidente ruso hasta final de 1999] me ha dicho que Karadzic sabe demasiado de Milosevic [ex presidente serbio] y nunca permitirá que le cojan".
Chirac también le habría dicho que durante la firma de los acuerdos de Dayton, que pusieron fin a la guerra de Bosnia en 1995, se habría llegado a un pacto de caballeros con Karadzic. El mandatario galo reconocía, sin embargo, no poder probarlo. Cuando la fiscal interpeló al general estadounidense Wesley Clark, representante entonces del Pentágono, obtuvo una respuesta bien distinta. Chirac habría pactado con el líder serbobosnio a cambio de la liberación de dos pilotos franceses.
Etiquetas: Hartmann, Hoolbroke, Karadzic, TPIY