domingo, octubre 14, 2007

Diplomacia al borde del abismo





Hacia Irak. Tropas turcas, con equipo completo, están siendo dirigidas hacia la frontera











Un lector habitual de este blog plantea sus dudas sobre la relación entre la resolución en el Congreso norteamericano con respecto al genocidio armenio y la posibilidad de que tal suceso posea alguna intencionalidad concreta con respecto a lo que parece una inminente intervención turca en el norte de Irak. La duda es totalmente justificada y la forma en que se formula la pregunta es inteligente y abre una serie de reflexiones. A continuación y debido a que los acontecimientos son muy graves y la situación evoluciona con rapidez, unas apresuradas consideraciones aclaratorias al respecto.

a) La prensa occidental (y por supuesto, la española) tiende a aceptar que la resolución plantada en el Congreso norteamericano por el Comité de Relaciones Exteriores está directamente relacionado con la política interior norteamericana y que le hace un flaco favor a la administración Bush al complicarle las cosas en Irak. Mi tesis (que puede estar completamente equivocada, por supuesto) va en un sentido contrario.

b) Los analistas que asumen la hipótesis comentada no parecen tener en cuenta el orden cronológico de los acontecimientos, que por sí solo parece aportar una pista importante. La intención turca de atacar en el norte de Irak no es posterior a la resolución del Comité de Relaciones Exteriores en el Congreso, sino todo lo contrario: es muy anterior. Recordemos que a comienzos de agosto, Erdoğan y al Maliki se reunieron y acordaron intensificar su colaboración en la lucha antiterrorista, en particular contra la guerrilla del PKK. El mandatario árabe dijo que su gobierno "estaba de acuerdo con Turquía sobre la lucha contra el terrorismo" y agregó: "Irak no permite (al PKK) estar presente en su territorio y no lo permitirá (tampoco) en el futuro". Sin embargo, las autoridades iraquíes, que están desbordadas por la situación de caos general en su propio territorio no hicieron nada, y en las últimas semanas, el PKK intensificó sus acciones contra las fuerzas turcas, liquidando a un total de 17 soldados en poco tiempo. Ante esta escalada, las fuerzas armadas turcas, respaldadas políticamente por el gobierno, reactivaron su plan de intervención en Irak. O lo llevan a cabo ahora, o dentro de escasas semanas las circunstancias climáticas en la zona lo harán más complicado.


Una escena que muchos conductores pudieron ver a lo largo de las carreteras en la frontera turco-iraquí









c) Por lo tanto, se veía venir la ofensiva turca. Y en ese contexto, qué casualidad, se presenta la resolución sobre el genocidio armenio en el Congreso norteamericano. La pregunta es, ¿qué buscaba exactamente esa iniciativa en relación con los planes turcos de atacar en Irak ?

En primer lugar, la cuestión clave que le precede es: ¿Qué podía hacer la administración Bush para pararle los pies a Ankara hace una semana o diez días? Prácticamente nada. Las relaciones turco-americanas no eran tan malas como para que Washington tuviera posibilidades de lanzar un órdago duro como, por ejemplo, amenazar con sanciones. En diplomacia, un amigo no cambia hacia esa actitud de un día para otro. Además, como se ha repetido muchas veces en las últimas horas, un porcentaje muy elevado de la logística norteamericana con respecto a Irak, pasa sobre el espacio aéreo y territorio turcos, y la base de İncirlik es la piedra angular del poder aéreo norteamericano en Oriente Próximo. Por lo tanto, el asunto era muy delicado. Además, moralmente, los norteamericanos tampoco podían recriminarle a los turcos su actitud. El PKK tampoco es plato de gusto para Washington, pero saben que militarmente, hoy por hoy, apenas pueden hacer nada contra ellos; ni siquiera les conviene, porque pondrían en aprietos a los aliados kurdos en el norte de Irak. Imaginemos si, además, el PKK está recibiendo ayuda exterior. Pongamos por caso, que alguna potencia europea interesada en desestabilizar políticamente a Turquía, les estuviera enviando ayuda técnica o información sensible a través de terceros, como Siria, Libia o la misma Armenia (es un ejemplo hipotético).

Bien: los americanos no tienen, hoy por hoy, capacidad de intervención directa sobre Turquía y ante la emergencia deciden jugar la carta de la “diplomacia al borde del abismo”. Esto es, forzar la situación para llevarla a un punto de ebullición y aprovechando el momento, arrancar unas negociaciones dramáticas que salven la cara de todos y, de paso, precisamente a través del llanto y crujir de dientes, se reconozca indirectamente la legitimidad de las quejas turcas. Y es ahí donde entra la “bomba” de la resolución presentada por el Comité de Relaciones Exteriores sobre la muy explosiva cuestión del genocidio armenio.

Claro está, la maniobra no la podía llevar a cabo la propia administración Bush, porque eso hubiera sido un gesto de hostilidad directo hacia Ankara, un punto automático de no retorno, al que hubiera seguido la ruptura inmediata. Además, George Bush hubiera quedado no como un imbécil -eso es poco- sino como un verdadero demente. Por lo tanto, la piedra tenía que tirarla otro: el “poli malo”. El presidente haría de “poli bueno”.

En realidad, piénsenlo bien, no debió ser difícil lograr que la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso presentara la resolución sobre el genocidio armenio el pasado miércoles. Y en la pedrada venía envuelta en varios mensajes dirigidos a Ankara:

Mensaje nº 1. A pesar de lo mal que le van las cosas, Washington todavía puede actuar ofensivamente de formas diversas. Por ejemplo, convirtiendo a un país cualquiera en un paria internacional, a través de diversas formas de presión y denuncia. Como, también por ejemplo, y aunque pueda parecer surrealista, la cuestión del genocidio armenio acaecido hace casi un siglo.

Mensaje nº 2. Por ello, el gobierno de Erdoğan debe refrenar su apoyo a los militares en la proyectada ofensiva sobre Irak. Si no lo hace, el estamento castrense terminará por controlar la política turca nuevamente, y en ese caso, Washington apoyará a los uniformados. Recuerden que durante el denominado “e-golpe” del pasado mes abril, la reacción norteamericana de condena fue significativamente lenta y tibia, más incluso que la europea. Esta consecuencia resultaría especialmente dolosa porque además, la ofensiva militar contra el PKK será (posiblemente) baldía. En cualquier caso, es importante tener muy presente que Washington le besará el culo al diablo, pero no renunciará fácilmente a Turquía. Antes apoyaría a una dócil dictadura militar (por ejemplo).

Mensaje nº 3. Si Ankara hace oídos sordos y continúa adelante, la responsabilidad será suya y no de Washington. Esto significa varias cosas y todas malas para los turcos. Por ejemplo, supondrá que el gobierno de los Estados Unidos se reserva la posibilidad de seguir con una escalada de presiones ya más directas, duras y desagradables, muhco más que la cuestión del genocidio armenio. Además, Turquía cargará con una imagen internacional de intolerancia e impulsividad que le hará perder bazas morales ante la comunidad internacional y se las entregará al PKK, lo que fortalecerá justamente aquello que desean evitar: la formación de un estado kurdo en sus fronteras. Recuerden Kosovo, amigos turcos, aprendan de los errores serbios.



Silueta de un combatiente del PKK con la carga de un lanzamisiles RPG-7 al hombro.







Estos son algunos mensajes, entre otros. Por supuesto, la jugada de Washington es arriesgada. Si los turcos se ponen de acuerdo con los iraníes para actuar conjuntamente en Irak, mal asunto para los americanos; nefasta situación. Por otra parte, los rusos no están nada contentos con Condoleezza Rice y Bush por toda la bobada esa del escudo antimisiles en Polonia y Chequia, y justamente, esta misma semana estaban explicándole a los norteamericanos cuán enfadados están, mientras la delegación norteamericana se dedicaba a hacer el teatro de que eran ellos quienes estaban echando bronquitas a los rusos por esto y lo otro. Por lo tanto, muy mal momento para que Bush haga todavía más el tonto en Irak. Los rusos tienen ganas de armarla y por supuesto apoyarían gustosos a los turcos. (de hecho, ya lo hacen). Y alos iraníes. Y a todos aquellos que pudieran bajarle los humos a Bush y a la "Vieja Europa". Por si faltara algo, si los turcos se le suben a las barbas a los americanos, los saudíes tendrán un aliciente más para hacer lo mismo. Puede que terminen por intervenir más directamente en Irak, en apoyo de sus hermanos suníes. Pero si no lo hacen, podrán vender todavía más caro su apoyo a los americanos

¿Y los europeos? Ah, ese es otro capítulo. Si en Bruselas hubiera un poco de imaginación, los réditos que se podrían obtener del conflicto turco-americano serían importantes y cuantiosos. Pero mejor dejemos este asunto para otro día. Hoy sólo recalcar que para Washington, el margen de maniobra era ciertamente escaso: poco más se podía hacer. Ahora, a esperar acontecimientos.

Etiquetas: , , , , , , , , ,