sábado, abril 07, 2007

Negociaciones bajo cuerda (y 2): "No news... no news"

Fotografía de Peter Marlow - Agencia Magnum: Nicosia, 2004















Si el status de Kosovo viene siendo motivo de negociaciones más o menos discretas a lo largo de las últimas semanas, sucede algo parecido en torno a la situación en Chipre, relacionada con las negociaciones entre Ankara y Bruselas. Breve recapitulación: el pasado 8 de marzo, efectivos de la Guardia Nacional grecochipriota comenzaron a derribar algunos lienzos del muro que divide la ciudad de Nicosia. Por entonces, el presidente Tassos Papadopoulos se encontraba en la Cumbre de Jefes de Estado y gobierno en Bruselas explicó que el derribo del muro (que por otra parte se circunscribió por entonces a un sector determinado: la calle Ledra) no significaba que el paso de ciudadanos hubiera quedado libre y expedito de y hacia la zona turcochipriota, dado que para ello, deberían retirarse las fuerzas de seguridad de esa república y además, sería menester ponerse de acuerdo unos y otros para limpiar la tierra de nadie de minas y trampas explosivas que todavía siguen activas. Precisamente, esa circunstancia hace que algunos locales situados entre la zona griega y turca, hayan permanecido intactos desde hace más de treinta años: peluquerías, tiendas, negocios de todo tipo en los que muebles, adornos, posters, fotografías, todo lo que contiene un local comercial, sigan tal como estaban en el verano de 1974.

La noticia fue recibida con gran alegría en Bruselas: la Comisión Europea aplaudió la decisión unilateral del gobierno grecochipriota. El comisario europeo de Ampliación, Ollie Rehn, instó a “todas las partes a aprovechar la oportunidad creada por esta valiente decisión y por la retirada previa del puente por la comunidad turco-chipriota para tomar rápidamente los próximos pasos para reabrir el paso” en la citada calle. A continuación, la UE destinó más 100.000 euros para la financiación de cualquier obra necesaria en el paso de la calle Ledra.


Obras de demolición del muro de la calle Ledra, Nicosia, 8 de marzo, 2007














Tal como llegó, con ruido y alharacas, la noticia apenas tuvo continuidad y prácticamente desapareció de las primeras páginas de los rotativos importantes. La prensa occidental no volvió referirse al estado de las obras, las motivaciones reales del ejecutivo de Nicosia para dar ese paso, las iniciativas que se están dando para ir más allá: apenas nada, excepto lo que se podía ir pescando por internet. Y no es que dejaran de producirse noticias: cinco días más tarde, las autoridades grecochipriotas anunciaron los trabajos para abrir un nuevo paso en la denominada Línea Verde que divide la isla. Se trataba del paso Pyrgos-Limnitis, a unos 45 kilómetros al NW de Nicosia. De nuevo, las autoridades recurrieron a apostillar que ninguno de los pasos sería abierto al libre tránsito de personas hasta que las fuerzas turcochipriotas se retiraran de la zona. En esta ocasión, la portavoz fue la ministro de Asuntos Exteriores para la cuestión de Chipre, Turquía y la UE, Erato Kozakou-Marcoullis.

En conjunto, la evolución de los acontecimientos no pintaba mal. El día anterior, el embajador de Eslovaquia en Chipre, Jan Varso, reveló que estaba actuando como mediador entre griegos y turcos de la isla para la organización conjunta de eventos culturales y deportivos. Alguna iniciativa parecía festivamente propia de una pequeña comunidad social: un partido de fútbol entre equipos mixtos compuestos por líderes políticos de ambas comunidades. También se manejó la posibilidad de alguna forma de encuentro (¿barbacoa?) entre líderes políticos de ambas comunidades con sus respectivas familias. Visitas a lugares de culto y sedes de partidos políticos (también, en cierta forma, lugares de culto), conciertos o intercambios de estudiantes: todo un abanico de encuentros que deberían haberse puesto en marcha a partir del pasado 27 de marzo, y sobre los cuales no tenemos noticia. En fin, toda una panoplia de buenas intenciones que comenzaron a gotear como surgiendo de la nada, mientras los líderes políticos grecochipriotas, comenzando por el presidente Papadopoulos, juraban y perjuraban que Bruselas no les había presionado para que las pusieran en práctica. Pero en torno al retorcido proceso de negociaciones entre la UE, Chipre y Turquía, juegan mil y una consideraciones, dando lugar, cada una de ellas a otros tantos rumores. Por ejemplo, el que relaciona la repentina buena voluntad grecochipriota con la instalación en la isla de un moderno y potente sistema de control aéreo que gestionaría el tráfico en todo el Mediterráneo oriental. Y para ello, hay que estar en buenas relaciones con todos los países ribereños y superar, por supuesto, el bloqueo de los puertos y aeropuertos turcos a las naves grecochipriotas.

Pero parece que por el camino, algo se rompió. Apenas sabemos qué fue, y también por aquí se cuelan las hipótesis. Por ejemplo, el 16 de marzo, el Parlamento de Nicosia debatió la introducción del euro para el 1º de enero de 2008. La discusión duró tres horas: fue intensa. Al final, se aprobó por 36 votos a favor y 15 en contra. Pero en la calle las cosas no estaban tan claras. Una encuesta publicada a final de mes, reveló que el 51% de los grecochipriotas está en contra del euro, porque la medida incrementaría el desempleo y la inflación. Lo alarmante de la cifra era que revelaba un aumento de 10 puntos en la oposición ciudadana con respecto a 2005. Mientras tanto, y esto podría dar una pista sobre el mar de fondo en torno a la situación en la isla, la República Turca del Norte de Chipre seguiría con su lira turca. Por supuesto, la decisión de aprobar la legislación requerida para adoptar el euro se llevó a cabo sin el concurso de los 24 escaños del Parlamento chipriota destinados a la minoría turca, desiertos desde hace más de cuarenta años (no desde la crisis de 1974, sino la de 1963, anterior a la intervención turca).


Una casa abandonada y destruida por los combates de 1974, está integrada como sección del muro que separa Nicosia y se denomina "Línea Verde", en alusión a los hierbajos que han ido creciendo desde entonces en la tierra de nadie. Fotografía del blog de Michael J. Totten, noviembre 2005







No es fácil encontrar datos sobre el debate ciudadano en torno a esta cuestión. ¿Suponen muchos grecochipriotas que la introducción del euro menoscabará su economía dándole ventaja a los turcos?¿Están los turcochipriotas menos decididos a la reunificación ahora que parece inevitable la introducción del euro en el resto de la isla?¿Ya con el euro circulando por Chipre, será condición sine qua non la purga de cualquier infraestructura financiera e institucional turca continental de la RTNC, antes de la reunificación dentro de la UE?

Lo cierto es que a partir del debate sobre el euro, las cosas parecieron torcerse en Chipre. El 23 de marzo, el rotativo turco “Cumhuriyet” denunció que Grecia había enviado a Chipre “un millar de mercenarios”, a pesar de que presionaba a Turquía para que retirara sus tropas del norte de la isla. Dentro de este contexto, la misma fuente revelaba que Grecia estaba intentando incrementar sus tropas en la República de Chipre, que actualmente asciende a 6.000 soldados. Según cifras facilitadas a Europa Press por la Fuerza de la ONU para el mantenimiento de la paz en Chipre, los efectivos de la parte grecochipriota suman 20.000 efectivos. La fuente no revela si los 6.000 soldados griegos se cuentan en la cifra total o en realidad estamos hablando de 26.000 soldados (griegos más grecochipriotas). Frete a ellos, la parte turcochipriota cuenta con 35.000 efectivos (recientemente, la inflación informativa los ha hecho aumentar hasta 43.000 y sigue en alza). Por otra parte, casi nunca se comenta en la prensa occidental o griega la composición y cualificación de tales efectivos, qué proporción de los efectivos griegos o turcos continentales son simples soldados de a pie o técnicos, pilotos de combate, especialistas, instructores y militares de alta graduación.

En efecto, el debate en torno a las tropas turcas en la RTNC está en el centro de de la discusión global sobre cómo debería realizarse la reunificación, bajo qué condiciones los grecochipriotas deberían dejar de bloquear las iniciativas de Bruselas hacia la RTNC o cuándo y cómo aplicaría el gobierno turco el denominado “protocolo de Ankara” que amplía el acuerdo aduanero a todos los países de la Unión Europea, incluido Chipre. Los grecochipriotas plantean la cuestión de las tropas turcas en la RTNC siempre que pueden. El pasado 15 de marzo, la ministra Kozakou-Marcoullis declaraba, por ejemplo: “El señor (Mehmet Alí) Talat --presidente de la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre, RTNC-- está maniatado (…) La mayoría de las decisiones se toman en Ankara. La llave está, por tanto, en Ankara y, especialmente, en manos del Ejército turco” (información recogida por el enviado especial de EUROPA PRESS, Ildefonso González).

Cartel que indica Zona Prohibida. Lado turco del barrio turístico de Varoşa, Famagusta. Fotografía procednete del blog de Michael J. Totten



La prensa turca ha publicado numerosas crónicas y comentarios a la situación en Chipre. Pero en ellas prima la especulación sobre la información concreta. En todo caso, sobresale la idea de que esta vez las cosas no van mal, pero todo el proceso de negociación sobre Chipre está en stand by, pendiente del resultado de las elecciones presidenciales y parlamentarias en Turquía. Esta es una cuestión ciertamente delicada, que lleva a que el gobierno turco haya suspendido casi cualquier iniciativa pública en relación a Chipre, y que incluso ha endurecido la retórica de los dirigentes turco, comenzando por el mismo Erdoğan. Cualquier concesión cara a la UE y, sobre todo, a los grecochipriotas, supondría dar munición a la oposición e incluso generar peligrosas disensiones internas en el AKP.

Desde este punto de vista, la iniciativa de Tassos Papadopoulos tendente a abrir nuevos pasos en la Línea Verde e impulsar otras medidas de acercamiento “suaves” puede entenderse mejor como una forma de hacer palanca sobre los turcochipriotas cuando estos, precisamente ahora, no pueden jugar a responder en términos igualmente amigables. Además, es una forma de recuperar imagen frente a Bruselas y la comunidad internacional sin arriesgar nada: la dialéctica buenista puede ser inatacable y rendir buenos réditos si se sabe aplicar en el momento justo. Y en este caso, los grecochipriotas saben que hostigar con buenas palabras es mucho mejor que provocar la suspensión de las negociaciones con Turquía.

Porque, no nos engañemos, todo este asunto de la oposición al acceso de Turquía a la UE tiene mucho de teatro: a casi ningún socio comunitario le conviene que ese país termine quedándose fuera; y Chipre es uno de los que más saldrían perdiendo. Turquía dentro, sí; pero “a la carta”, como chipriotas, franceses o alemanes quieren que entre y no de otra forma. Sinn embargo, como argumenta de forma bastante lógica Ayhan Simsek en “The New Anatolian" el pasado 14 de marzo, Erdoğan está en una posición de fuerza porque tanto si sabe aprovechar a su favor el descontento popular turco hacia la UE desafiando lo que desde Ankara se plantea como medidas injustas hacia Turquía, saldrá todavía más fortalecido en los comicios que si juega el papel de líder angustiado por la falta de apoyo europeo. El colofón es sencillo de entender: si esa postura le da resultado y gana por mayor margen todavía que en 2002, Erdoğan podría caer en la tentación de imponerse más duramente en la mesa de negociaciones comunitaria. Y si es otro el partido que lo descabalga aprovechando la fuerza del nacionalismo, adoptará la misma actitud.

















Los impresionantes bloques de hoteles abandonados en la playa de Varoşa, Famagusta. Fotografía procedente del blog de Michael J. Totten

Sin embargo, no cabe duda de que Kozakou-Marcoullis tiene razón en subrayar el importante papel que juega el Ejército turco en torno a las negociaciones que afectan a Chipre. Parece cierto y resulta lógico suponer que una parte importante de los militares turcos están a favor del acceso de su país a la UE. Pero también está visto y comprobado que poseen sus propias ideas (e incluso iniciativas) en política exterior. También es cierto que no se puede considerar a los oficiales turcos como un grupo de espadones de república bananera siempre dispuestos a dar un golpe bajo cualquier excusa. La cultura política de los militares en ese país merece un post (o varios) porque en Turquía se están produciendo cambios muy importantes que también les alcanzan a ellos. En tal sentido, existen indicios de que algo se está moviendo dentro del Ejército turco. El asunto va más allá de las reformas que impuso o trata de continuar aplicando el ejecutivo, o las leyes que pueda aprobar el parlamento para controlar las fuerzas de defensa y seguridad al poder civil. Es que a estas alturas la misma oficialidad parece inmersa en un debate interno muy discreto, muy sordo, pero intenso.

Y como muestra, un botón: El pasado 2 de marzo, Andrés Mourenza dió un toque de atención
desde su blog sobre las recientes declaraciones del general Kenan Evren sobre algunos de los planes políticos que habían barajado los militares turcos tras el decisivo golpe de estado de septiembre de 1980. Evren, que tuvo un papel de máxima importancia en esa operación y posteriormente se convirtió en presidente de la república entre 1980 y 1989, desveló que los militares implicados en el golpe habían discutido la posibilidad de convertir a Turquía en un estado federal-autonómico dividido en ocho entidades: Ankara, Istanbul, Izmir, Adana, Erzurum, Diyarbakir, Eskisehir and Trabzon.

La anécdota revela que los planteamientos políticos de los militares turcos a lo largo del siglo XX, erróneos o no, llegaron a poseer bastante más calado que, por ejemplo, los ideados por los coroneles griegos o incluso la mayoría de la cúpula golpista militar española. No deja de ser significativo que el 23-F de 1981 estuviera directamente inspirado en el golpe turco de 1980. Cuestra crrer, sin embargo, que los españoles llegaran a sopesar la posibilidad de ahondar en el estado de las autonomías o incluso plantear la federalización de España. De la misma forma, los golpistas turcos de 1960 impulsaron la redacción de la Constitución de 1961, la más progresista que ha tenido Turquía hasta la fecha. Pero poco antes de la aprobación en referéndum de la nueva ley, los militares colgaron al depuesto primer ministro Adnam Menderes. Y algunos años más tarde, el golpe de 1980 dio pie a la abolición de la Constitución de 1961, siendo sustituida por la actual, de 1982, mucho más restrictiva.



La "Línea Verde" que separa Nicosia no es tan evidente como el Muro de Berlín, pero es real. Minarete de una mezquieta y banderas turca y de la RTNC desde el sector griego. Foto procedente del blog de Michael J. Totten


En cualquier caso, ¿qué buscaba Kenan Evren, ya en sus 88 años de edad, sacando a relucir el viejo proyecto federal-autonómico para Turquía? Posiblemente, lavar la cara de la institución militar, que está recibiendo fuertes ataques desde Europa desde que comenzó el proceso de negociación para el acceso de Turquía a la UE. Y más todavía desde que la cuestión chipriota se ha convertido en un escollo que ha terminado por ralentizar e incluso amenazar la continuación de las negociaciones. Así, el pasado mes de marzo, Evren regresó del pasado y comenzó a hablar en un
tono inesperadamente moderno; tanto que incluso resultaba provocativo. “Es difícil de creer que Ankara pueda controlar [eficazmente] todas las 81 provincias” –explicó. Por ello, Turquía deberá dar el paso hacia la federalización tarde o temprano. Y el país deberá aceptar el sistema tarde o temprano, añadió.

Sus declaraciones generaron una violenta tormenta política en el país, porque enseguida generaron acusaciones de separatismo dirigidas contra el antiguo golpista. Pocos días después, Evren remataba la faena aconsejando que el Partido de la Sociedad Democrática (DTP) abiertamente pro-kurdo, debería acceder al Parlamento en las próximas elecciones de noviembre, por el bien de Turquía a largo plazo. Echó un jarro de agua fría sobre las viejas aspiraciones ultras de anexionarse el Kurdistán iraquí, zona que además es rica en petróleo y actualmente cuenta con una amplia autonomía en el Irak casi desmembrado. Por si faltaba algo, Massoud Barzani (líder del Partido Democrático del Kurdistán y presidente de gobierno autónomo del Kurdistán iraquí) declaró casi al mismo tiempo que Turquía debería acostumbrarse a convivir con el vecino Kurdistán.

El polémico mapa de la Turquía federal sugerida por Evren y publicado en "The News Anatolian", marzo de 2007




En consecuencia, Evren fue tomado por chiflado –cosas de la edad-, agente contumaz de los intereses norteamericanos y, por supuesto, traidor a la patria por parte de los sectores ultras. Los fiscales a su servicio, por supuesto, estudian la posibilidad de procesarlo. Pero en todo caso, el extraordinario incidente podría forma parte de las galaxia de presiones, maniobras, dimes y diretes que giran en torno a la negociación bajo cuerda que se está llevando a cabo en estos momentos con relación a Chipre, máxime si tenemos en cuenta que el pasado 29 de marzo se reactivó el proceso de adhesión de Turquía con a la apertura de un nuevo capítulo de negociación, el número 20, “Empresa y Política industrial”. Se suele decir que “No news, good news”. En el caso del tortuoso juego que se está desarrollando en torno a las relaciones entre la Unión Europea, Turquía y Chipre, lo único que se puede decir es: "No news… no news”.

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