sábado, marzo 17, 2007

301 x 700.000



Fotomontaje sobre la imagen de Kemal Atatürk, el fundador de la República de Turquía e indiscutido padre de la patria.


El pasado 7 de marzo, muchas publicaciones electrónicas repitieron la noticia, con escasa variantes. Venía a decir que “Turquía” había bloqueado YouTube a causa de un vídeo publicado por esta "popular página". Al parecer, la pieza había sido editada por un griego –al menos en un caso se escribió “un egipcio”- y se mofaba de Kemal Atatük y los turcos en general llamándoles homosexuales, con ánimo de insultar, es decir: maricones, bujarras, sarasas.

Como reacción, un fiscal turco recomendó el bloqueo de la página de vídeos YouTube, lo que no dudó en sentenciar un juzgado de ese país. La empresa Türk Telecom –que estuvo a punto de adquirir Teléfonica de España hace un par de años- acató la decisión e impidió el acceso a esa dirección. Las crónicas repetían que, a partir de entonces, los internautas turcos se encontraban en sus pantallas con un aviso en el que se podía leer: "¡El acceso a este sitio ha sido bloqueado por una decisión judicial!". Y se añadía, en turco y en inglés: "El acceso a www.youtube.com ha sido suspendido conforme a la decisión nº 2007/384 del Primer Tribunal Criminal de Paz de Estambul".

Hasta aquí la noticia en toda su desnudez. La mayoría de las publicaciones que la citaban, incluían un tono que iba del asombro a la velada indignación. Se venía a considerar que la reacción había sido desproporcionada, escasamente cool, y por lo tanto, lamentablemente anticuada. El tonillo se remataba con referencias a “las leyes del país”, que incluyen penas contra quien insulte a Kemal Atatürk, fundador de la República, o al ya célebre Artículo 301 del Código Penal, que castiga como delito el agravio contra el sentimiento nacional turco. En apariencia todo está dicho, la noticia “habla por sí sola” y no cabe más. En realidad, es justamente al revés: da para mucho comentario, caso de que salgamos de la trillada praxis de los medios de comunicación basada en la repetición incuestionada de la noticia, tono original incluido, sin ampliar el enfoque más allá de unos escasos centímetros.



Kemal Atatürk bajo el logo de YouTube y una imagen al parecer intolerable: la que vieron muchos internautas turcos cuando quisieron acceder a la página de videos, bloqueada por decisión judicial

De entrada y como es habitual, casi ninguna publicación nos explicó lo ocurrido a continuación. Para una inmensa mayoría de los lectores los turcos se han quedado para siempre sin YouTube por causa de la sentencia de un tribunal de trogloditas. Sin embargo, la realidad es que a las pocas horas el acceso a la “popular-página-de-vídeos” volvió a quedar expedito. Al menos en la red y entre las publicaciones en español, sólo “The Inquirer” (sábado 10 de marzo) se dignó explicar que “YouTube anunció rápidamente que había quitado el vídeo de su página. Se disculpó diciendo que `está trabajando a conciencia para prevenir la publicación de ese tipo de vídeos en su página´”.

Es decir: hemos asistido a uno más de los múltiples problemas e incidentes protagonizados por YouTube en los últimos tiempos. De hecho, en
“20minutos.es”, tras publicar la noticia referida a Turquía, se añadía un enlace hacia otra crónica titulada: “Los narcotraficantes mexicanos trasladan su guerra a YouTube”. Al parecer, las bandas de narcos habían colgado en la popular-página una serie de vídeos en los que reproducían ejecuciones y ajustes de cuentas en plan de jocosa mofa. En la crónica de “20minutos.es” puede leerse: “Una de las grabaciones de video más veces vista en el sitio muestra a un hombre cuando recibe un disparo en la cabeza. Otra serie de repulsivas imágenes muestran la ejecución de otra víctima, con la mitad del rostro destrozada.” La pieza incluye uno de los vídeos como muestra, aunque cuando el lector intenta activarlo un anuncio en inglés nos dice que ya no está disponible. En efecto, YouTube retiró ese material.

Es fácil comprobar que en YouTube se intenta ejercer un cierto control sobre los vídeos que cuelgan los usuarios. Por ejemplo, se elimina la pornografía. No parece que se practique la misma pronta censura sobre las imágenes violentas, pero aún así, el material explícito suele retirarse en un plazo más o menos corto. Otra cosa son los ataques contra personas e instituciones o la apología del ultranacionalismo e incluso la violencia, como puede comprobar, por ejemplo, cualquier usuario que se dedique a recuperar vídeos referidos a las guerras de Yugoslavia. También resulta fácil encontrar material como el célebre "
Dirty Kuffar", con el rapero armado de pistola y Corán que hace apología de Al Qaeda y la guerrilla chechena. Pero como es ya todo un clásico repetido en numerosos portales de internet, no causa mayor impacto que YouTube lo conserve.




El rapero islamista, en una mano la pistola, en la otra el Corán, canta contra el "sucio infiel", con acompañamiento de imágenes de la guerra santa, algunas tan crudas como la ejecución de un prisionero ruso en Chechenia. "Dirty kuffar" es un vídeo que al parecer fue editado por musulmanes británicos hace unos tres años




En cambio, no ofrece resultados la búsqueda de material injurioso o vejatorio contra la Casa Real española o políticos de ese país, como pudieran ser ciertos vídeos que, se rumoreaba hace años, existían sobre el Rey de España en situaciones comprometidas. Y tras él, políticos y periodistas, cómo no. ¿Quién no recuerda aquel en el que, se decía, “actuaba” cierta celebridad de nuestras letras diarias? Pero no, no hay nada de eso. A día de hoy, tampoco se encuentra ninguna pieza que haga apología de ETA, que las hay corriendo por ahí, y no son pocas; pero no en YouTube. En cambio, el internauta curioso sí que puede partirse la caja con las aventuras de McGyver en el País Vasco, liberando a una turista americana secuestrada por los activistas de ETA (definidos como “montañeros vascos que desde tiempos inmemoriales han estado luchando contra Francia o España”). Mientras McGyver deambula por el campamento de los “freedom fighters” [¿?] estos realizan unos ridículos ejercicios gimnásticos con la chapela calada y alguien, de fondo, entona "Granada" con voz de tenor. Y no se refiera a ninguna bomba de mano, no: se trata de la pieza compuesta en 1932 por el mejicano Agustín Lara, que al director de la serie se le debió antojar algo muy apropiado como himno de los vascos insurgentes en sustitución del "Eusko Gudariak".

La pregunta del millón es qué ocurriría si a alguien le diera por realizar un montaje lo suficientemente agresivo sobre alguno de esos asuntos (o todos a la vez) y a continuación lo colgara en YouTube. ¿Intervendrían las autoridades?¿Acaso no ha sucedido ya? Si ustedes entran en Google e introducen (por ejemplo) los parámetros de búsqueda “YouTube + denuncia” se encontrarán con unas cuantas noticias: “
Viacom denuncia a YouTube”, “La cadena Fox demanda a YouTube por colgar ilegalmente capítulos de 'Los Simpsons' y '24'”, “Universal Tube denuncia a YouTube”, y… ¡“La justicia de Brasil contra YouTube”! Según explicaba el diario argentino “Clarín” el 7 de enero pasado, la ex exposa del futbolista Ronaldo interpuso una demanda que derivó en fallo de un tribunal brasileño que ordenó bloquear YouTube porque “el portal no retiró un video que muestra a la modelo Daniela Cicarelli, ex esposa de Ronaldo, en la playa junto a otro hombre”. En realidad, la demanda iba dirigida contra la Cadena O Globo, el portal IG y YouTube, pero mientras los dos primeros retiraron el material, el tercero no lo hizo. Por lo tanto, la orden de tribunal determinó el “bloqueo de los internautas brasileños hasta que la empresa retire el vídeo”. El ministerio público no pudo ir más allá por considerar que le ejecución de la sentencia era técnicamente impracticable.

Por lo tanto, al tribunal brasileño la jugada le salió mal, y al turco mucho mejor, demostrando que sí puede ser practicable un bloqueo contra YouTube, a lo cual la popular-página ha respondido con solícita prontitud (parece que no le hicieron el mismo caso, inicialmente, al justicia brasileña). No ha habido más consecuencias, ni se sabe de ningún suicidio por parte de algún internauta incapacitado de acceder a YouTube durante algunas horas.


Una imagen que se está convirtiendo en una pesadilla para Bruselas: Lech Kaczynski como gran caudillo purificador

Sinceramente, algunas cosas resultan difíciles de entender. ¿Por qué YouTube, una web de vídeos básicamente caseros, que acaba de cumplir dos años de vida, ha de ser una entidad intocable? Se le suponen excelentes intenciones a Chad Hurley, Steve Chen y Jawed Karim los creadores e impulsores de la idea. Pero es fácil comprender que, como otras empresas de la era global, existen gigantescas lagunas en las mil y una legislaciones internacionales que pueden afectar a la difusión de la red. Es lógico que se produzcan todo tipo de conflictos. Según los países y las culturas, las alegaciones de unos pueden resultar ridículas o insuficientes a los otros, pero eso no es sino reflejo de una deficiente adaptación a la nueva cultura global. Y eso va por todos, incluso columnistas como Michael Cognato de "Foreing Policy" cargados de santa y pomposa "razón".

Puede parecer excesivo el culto a Kemal Atatürk en Turquía; y objetivamente, en función de parámetros modernos, no hay nada extraño en considerarlo así. Pero es cierto que una buena parte de la población turca le profesa un afecto sincero a esa figura histórica; y en cualquier caso, la última palabra le corresponde a la ley de un país democrático. ¿Debemos entender que es más democrática la libre emisión de un vídeo que utiliza la homosexualidad como insulto (¡en la Europa de 2007!) contra una figura histórica y todo un pueblo? El incidente se puede interpretar de muchas maneras, pero una de ellas, y bastante positiva, podría ser que los turcos han sentado un precedente que a lo mejor nos ahorra, a todos, mayores males en el futuro. Lo malo es que el problema no son realmente Kemal Atatürk, ni YouTube, ni Ronaldo, ni su ex, sino el empeño en sacar a relucir cualquier bobada relativa a las actitudes “poco europeas” o “modernas “de Turquía. ¿Cómo puede ser que los turcos prefieran a "su" anticuado Atatürk sobre la deliciosa modernidad occidental de YouTube? Intolerable.



















Jaroslaw Kaczynski travestido como Gran Dictador, en reciente fotomontaje


Regresemos a la crónica de “The Inquirer” mencionada al inicio del post. Éste site de aguerrido nombre anglosajón, se anuncia con un teatral subtítulo: “Buscándole las cosquillas a los que mueven los hilos”. Qué risa. Pues bien, tras explicarnos que el conflicto de YouTube con los tribunales turcos había concluido con la retirada del video polémico y las disculpas de la popular-página, añade la siguiente coletilla: “No estaría mal que Turquía dijera algo parecido sobre el holocausto armenio”. ¿A qué viene esta chorrada? Posiblemente a que “The Inquirer” encarga la redacción de sus breves crónicas a becarios con ganas de mover los hilos y que también a ellos les hagan algunas cosquillas de vez en cuando.

Definitivamente, los informáticos metidos a comentaristas de la actualidad internacional no resultan muy serios, sobre todo si a continuación lees crónicas como la dedicada a los cepillos de dientes musicales de la firma Hasbro, gran novedad en los USA; aquella que celebra los 25 años de edad de los smileys, el que describe la moda Twitter (que nadie sabe para qué sirve) o uno en el que se explica seriamente que Windows puede llamar a tu domicilio si desactivas el centro de seguridad incluido en Vista. Pero lo más divertido es encontrar que sólo una semana antes de los impertinentes comentarios dedicados al conflicto turco, “The Inquirer” ya había publicado, a fecha 1º de marzo de 2007 que “
un estado australiano prohíbe el uso de YouTube”. Se trata de Victoria del Sur, donde las autoridades han decidido prohibir el acceso al servicio YouTube en todos los ordenadores de sus escuelas, tras “la grabación que unos escolares realizaron de sí mismos abusando sexualmente y degradando a una joven con discapacidad intelectual”.


"Buenas noches y buena suerte", reciente film sobre la "caza de brujas" (G. Clooney, 2005) fue filmamdo en blanco y negro para subrayar una distancia temporal con respecto a nuestra época que parece haberse borrado con la puesta en marcha de la "ley de la lustración" en un país de la Unión Europea








Vistas las cosas con una mínima distancia, una buena parte del corpus de críticas elaborado contra la candidatura turca a la Unión Europea resulta ser tan infantil que cabe preguntarse si eso es todo, si no hay consideraciones de mayor enjundia. ¿De verdad no hay nada más consistente que el asunto del genocidio armenio de 1915 o el Artículo 301 del Código Penal? Ciertamente que el Artículo 301 es cuestionable, pero al fin y a la postre, las leyes más inocuas pueden ser devastadoras si se aplican con mala intención, y las más letales quedar desactivadas si no hay ánimo de utilizarlas. Y lo cierto es que los intentos de aplicar el 301 en Turquía por parte de juristas de ultraderecha no les ha dado demasiado resultado últimamente: hicieron mucho ruido, pero las denuncias se convirtieron en absoluciones y los que impulsaron la campaña quedaron muy en evidencia.

La obsesión por revisar el pasado, pedir disculpas a diestro y siniestro y poner en la picota a los presuntos culpables históricos de esto y aquello, tan de moda en estos tiempos, parece estar llevando a unos resultados inesperados: el sueño de la justicia espectáculo produce monstruos. Y tales son los Hermanos Patata en Polonia, que acaban de poner en marcha su “ley de la lustración”, en virtud de la cual, funcionarios, profesores y periodistas, nacidos antes de 1972, deberán confesar antes de dos meses si colaboraron con los servicios secretos del régimen comunista. Caso de que mientan, podrán ser despedidos o sancionados hasta con diez años de inhabilitación. La medida, una verdadera ordalía ultrapatriótica y anticomunista a gran escala, podría afectar a 700 u 800.000 personas, quizá más.

Este escándalo equivale de forma muy ajustada a aquello que estudiábamos en los libros de texto y que se denominaba “
caza de brujas”, impulsada a partir de 1947 en los Estados Unidos por el senador católico Joe McCarthy apoyándose en el Comité de Actividades Antiamericanas. Año tras año este punto del temario de historia contemporánea se imparte en las aulas para asombro de los estudiantes: ¿Cómo pudo acontecer algo tan trágico y surrealista en un país que es cuna de las virtudes cívicas más democráticas del mundo? Pues algo así está pasando en el corazón de la Unión Europea, en pleno siglo XXI. Ahora se llaman hermanos Kaczynski, son católicos ultras y cuentan con Radio María y el Instituto de la Memoria Nacional. Y lo que se está llevando a cabo en Polonia viene a ser algo así como la aplicación masiva del artículo 301 turco sobre 700.000 personas, de una sola tacada. Puro ultranacionalismo apoyado por fundamentalismo religioso. ¿Podemos realmente criticar con tanta insistencia algunas actitudes turcas, desde la modélica Europa, cuando se permite que un bisoño miembro de la Unión cometa tales excesos históricos sin que, aparentemente, se pueda hacer nada por impedirlo?

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