domingo, marzo 25, 2007

Odiemos a Brasil

Mark Ames, un iconoclasta en estado de gracia. Fotografía procedente de su biografía en Wikipedia y de un artículo en "The eXile"















El pasado 12 de marzo, Iñaki colgaba en su blog, “Salsa rusa”, un divertido post un artículo del periodista norteamericano Mark Ames, publicado en “The eXile”. No es política de este blog reeditar textos ajenos (y éste , por ende, se mueve en un ámbito geográfico muy alejado del “espacio ex otomano”) pero la verdad es que no había mejor forma de describir el ingenio de la pieza que reproducirla para que el lector disfrute directamente de su mala uva. Ames critica en ella la “máquina de odiar” que pueden poner en marcha los medios de comunicación occidentales contra un determinado país. En este caso es Rusia, pero podría ser cualquier otro… como Turquía, por ejemplo. Por supuesto, me uno a los que, como Iñaki, “NO odiamos a Brasil”, ni a ningún país en particular, dicho sea de paso. Pero por si acaso, ya lo saben: cuando estén hartos del papanatismo que rezuma nuestra gloriosa prensa y sientan que han tirado un euro a la papelera, odien un poco a Brasil. O lean a Mark Ames, ahora ya lo conocen. O echen un vistazo a "The eXile", a ver qué encuentran.





Mark Amer en una pose más natural













Odiemos a Brasil

Digamos que eres un occidental y quieres odiar a un país extanjero. Odiarlo de verdad. Pero no eres el tipo de persona que odia por odiar, como por ejemplo lo hace alguna gente de este periódico. En lugar de eso, eres un típico occidental piadoso. Crees realmente que eres bueno. No solo crees que todas las libertades, derechos y beneficios que disfrutas como ciudadano de tu país occidental te hacen una mejor persona, sino también que todas esas libertades existen en parte porque tú las haces posible.

Pero hay un problema: para alimentar esta creencia de que tú haces posible la libertad debes luchar contra la injusticia. Necesitas acción: participar en la cruzada moral contra algo Malvado. Sin embargo no eres el tipo de persona que crea problemas en casa. Tienes miedo por tu carrera. Eres el tipo de persona que busca aprobación ajena, ese es el principal motivo de que seas tan recto. Quieres anotarte el tanto de de ser un luchador por la libertad, pero no estás dispuesto a pagar nada por ello. Para parafrasearte a ti mismo, no eres un estúpido. Así que vas a luchar por tu cruzada progresista en un contexto libre de consecuencias: algún lugar lo suficientemente lejos de tu país. Así como las guerras están limitadas por la mano de obra y los presupuestos estatales, tu cruzada moral está limitada por “lo que pueda afectar a mi capacidad económica, mis perspectivas laborales y mis posibilidades de ser invitado a las fiestas de otras personas”.

Así que, ¿cómo cuadrar el círculo del odio, piedad y conformismo?

Odiando a Rusia.

Como hemos podido ver en los últimos tiempos se está convirtiendo cada vez más en el perfecto objeto de indignación de todos los cruzados occidentales: desde los carreristas hasta los periodistas, los think-tanker, los proxenetas del petróleo o los blogger solitarios (tipo la Russophobe).

Más que volver de nuevo sobre el por qué y cómo Rusia se ha convertido en la representación del Mal, y por qué este retrato es en gran medida poco honrado y profundamente siniestro, me gustaría ofrecer otro país para odiar. Es más nuevo. Está preparado para una buena cruzada moral. Tiene un estilo de vida mucho más amigable. Y lo mejor de todo es que tiene todos los aspectos malvados de Rusia, solo que peores, ¡te puedes sentir magníficamente odiando a Brasil!

Chicos, les presento el nuevo país modelo del año 2007 para ser odiado por los piadosos occidentales: ¡Brasil! (aplausos…)

¿Por qué odiar a Brasil? Primeramente porque el clima allí es mucho mejor, así que si Brasil reemplaza a Rusia como El País a Odiar, la vida sería mucho mejor para los profesionales de la industria de la Cruzada Moral: directores de ONGs, periodistas occidentales, etc. Hay una falta de dignidad en tener que odiar a un país con un clima monótonamente gris de mierda. Además, ¿por qué cargar contra Rusia si de todas maneras está desapareciendo? Sin embargo la población de Brasil crece impetuosamente, ahora son 175 millones y sigue creciendo, los 142 millones de Rusia están desapareciendo más deprisa que la carpa del mar de Chile. Es como atropellar a un animal muerto que yace en la carretera para después arrancarle la piel. ¿Qué satisfacción puede proporcionar eso para una persona moral?

"The eXile", una publicación polémica editada en Rusia y distribuida por la red. Denuncia la estereotipada visión negativa que tienene los occidentales del país, pero también es crítica con él













Hay incontables beneficios en el modo de vida si dedicas tu vida a odiar a Brasil, que te permiten odiar de manera confortable. Por ejemplo, los brasileños siempre sonríen, siempre de fiesta por las calles, y la comida tiene más especias y es más sabrosa. De esa forma mientras desarrollas tu cruzada contra los abusos contra los derechos humanos en Brasil puedes ser feliz y disfrutar de la vida. Como un odio fingido. Y lo mejor para las mujeres occidentales es que pueden tener un romance con uno de esos brasileños zalameros sobre los que leen en las novelas románticas baratas, un tipo que baila y lleva coleta. Porque, seamos honrados, si hay algo que vuelve locas a la mayoría de las mujeres occidentales que odian a Rusia es la imposibilidad de mantener uno de tales romances en Rusia. Lo más que una mujer occidental puede esperar en Rusia es una pálida versión del “What's Love Got To Do With It” de Ike y Tina Turner.Así que ahí lo tenemos. Brasil. Un País Confortable Para Odiar.

Ahora llega la gran pregunta: “¿Qué ha hecho mal Brasil?” Ésta es la parte fácil, o debería serlo para cualquiera que conozca la historia. Brasil viola tantos derechos humanos básicos que es un milagro que haya podido librarse de la Industria de la Indignación hasta ahora. Para un idiota medio, Brasil se ha despojado de su pasado autoritario, y en los últimos 15-20 años ha llevado una política pro-estadounidense, pro-occidental y pro-capitalista. Después de todo, tiene elecciones. Tiene elecciones, se occidentalizará… así funciona el pensamiento perezoso.

Pensemos de nuevo. Consideremos este extracto de un informe reciente de Amnesty Internacional:

“El uso de la tortura y los malos tratos siguen muy extendidos son sistemáticos en el sistema de justicia penal, en los lugares de arresto, en las comisarías de policía y en las prisiones y centros de detención juveniles… Los oficiales de policía y los “escuadrones de la muerte” cercanos a las fuerzas de seguridad han sido responsables de numerosos asesinatos de civiles, incluidos niños, en circunstancias que sugieren que han sido víctimas de ejecuciones extrajudiciales. Activistas de la reforma agraria, ecologistas y pueblos indígenas en áreas rurales han sido asesinados o atacados por la policía militar o por pistoleros contratados por terratenientes locales. Los defensores de los derechos humanos han seguido siendo amenazados y atacados. Se ha juzgado a muchos violadores de derechos humanos. Sin embargo, la mayoría de estos responsables de abusos contra los derechos humanos siguen gozando de impunidad”.

Suena familiar. O debería, si alguien se molestara en hacer un escándalo de ello. El hecho es, si se leen los informes de derechos humanos, que Brasil, considerado como uno de los gigantes emergentes de la economía mundial, hace que Rusia se parezca a Noruega.

Según Global Justice, en un solo estado, Rio de Janeiro, la policía mató a 1.195 personas en 2003. Human Rights Watch estima que la policía asesina a más de 3.000 personas al año, haciendo notar que el número podría ser mucho más alto "ya que muchos estados no registran los sucesos correctamente, y a veces ni siquiera lo registran en sus archivos".

Si los asesinatos injustificados de agentes de la ley y de los escuadrones de la muerte no son lo suficientemente hiperrrusos para provocar la indignación moral, entonces esto debería: Brasil es un país cada vez más hostil para los periodistas y los trabajadores de los derechos humanos. En 2004 Brasil retiró el visado para el reportero del “New York Times” Larry Rother, y ordenó su expulsión después de que publicara un artículo acusando al adorable barbudo cuasi-socialista presidente Lula de ser un borrachín. Aproximadamente por la misma época Lula estuvo a punto de aprobar una ley para la creación de un Consejo Federal de Periodismo, cuyo trabajo consistiría en supervisar la "orientación, disciplina y control" de los periodistas y los medios de comunicación. Finalmente la ley no salió adelante, pero revivió unos años después en un formato diferente.

Viñeta humorística brasileña alusiva a la expulsión del periodista americano Larry Rother. Lula le grita: "¡¡¡Y no vuelvas sin un whisky!!!"




Los propios periodistas brasileños han sufrido bastante más. Solamente el pasado octubre, dos periodistas fueron asesinados en una semana. Ya este año, un presentador importante de noticias en televisión, Domíngues Junior, fue atacado en casa junto con su familia, haciendo que el Comité de defensa de los periodistas llamara a sus miembros a la acción.

La lista de lo dejà vu en Rusia continúa. Racismo, pobreza creciente, enormes desigualdades… Y una actitud negativa hacia las ONGs. Otra ley propuesta en 2004 por el gobierno y aprobada por el Senado proponía “registrar, regular y controlar” las ONGs. Citando a Human Rights Watch, “la financiación federal de estas organizaciones estaría condicionada a su registro, y se les requeriría que informaran anualmente de los fordos privados y públicos que hubieran recibido, incluidas donaciones”.

Brasil tiene más que su parte de Politkovskaias. Una posible candidata a muerte futura es Conceição Paganele, que dirige una organización de madres, que investiga los centros de detención juvenil, llamada Asociación de madres y amigos de los niños y adolescentes, AMAR. En 2005 informó de casos de tortura en un centro de detención. Desde entonces ha estado recibiendo amenazas anónimas de muerte, tanto ella como su familia. A finales de 2005 el gobernador de Sao Paulo acuso públicamente a Paganele de “actuar siempre contra el gobierno” y de “crear problemas”. El último año se abrieron tres investigaciones criminales contra ella, a las que Amnesty International definió como "motivadas políticamente".



Paganele, entrevistada en una publicación brasileña









Brasil también tiene el triste record en las amenazas a los estadounidenses decentes y en culpabilizar de todos a los buenos US de A. Por ejemplo, el principal sindicato de pilotos norteamericano recomendó el año pasado a sus pilotos que no volaran sobre Brasil. Esto se debió dos pilotos estadounidenses que volaban en un pequeño jet fueron acusados de ser culpables del accidente de un avión de pasajeros el pasado septiembre, debido a que se cruzaron en la ruta del avión. Según un reportero del “New York Times” que estuvo con los pilotos, la policía brasileña amenazó a los pilotos durante los interrogatorios, y ambos fueron arrestados y acusados de homicidio sin premeditación. Sólo cuando se filtraron las trascripciones de las conversaciones del jodido controlador de vuelo brasileño y se vio que el asqueroso bastardo había dicho a ambos aviones que volaran uno contra otro fueron liberados los pilotos estadounidenses.

Hay un montón de razones más para odiar a Brasil. Sus elecciones son una chapuza. Son increíblemente corruptos. Estuvieron a punto de lograr construir la bomba atómica, y aún pueden hacerlo. Llevan un doble juego con el Villano Latino Favorito de Todo el Mundo, Hugo Chavez. Son responsables únicos de destruir nuestra atmósfera por la deforestación masiva del Amazonas. Y lo peor de todo: Brasil es la patria de algunas de las criaturas más asquerosas del planeta, entre ellos el pez candirú, también llamado “
pez vampiro de Brasil”, que vive en el río Amazonas. Citaré simplemente la descripción:

“El candirú es el único parásito vertebrado que ataca a los humanos. Cuando tiene hambre, huele en el agua el rastro de la orina humana, entonces nada corriente arriba hasta la fuente: alguien que está orinando en el agua. El candirú, que tiene forma de anguila y es translúcido (de ahí la dificultad para verlo), se introduce por el ano de la persona, entonces roe un camino hasta el tracto urinario.

“El dolor es terrible. Una vez que el candirú ha llegado a su lugar, es imposible soltarlo, gracias a varias espinas afiladas que extiende cuando ha alcanzado su destino.




Dibujo detallado de un candirú













Los hombres que han sido "candiruizados” tienen al menos una opción: cortar su pene. El dolor y el horror a la infección son tan grandes que las víctimas no solo aceptan sino que imploran que les apliquen esta terapia radical. Las mujeres no tienen tanta suerte. No hay manera de librarles del garfio afilado en su interior.

“Los humanos no son la única especie que escoge el candirú. Caza, se introduce y chupa la vida de cualquier cosa que huela en el agua. Sus espinas están diseñadas para apartar las agallas o escamas de cualquier otro pez. Se mueve a lo largo de su víctima, usando su lengua áspera para arañar la carne del otro pez hasta que muere. Después se sitúa para dormir en el fondo del río hasta que despierta porque siente algo para comer. Puede ser una vaca, un pez o digamos, alguien orinando en un afluente del Amazonas".

Concedamos al menos a Rusia eso: que hay muy pocos parásitos horribles. En su lugar hay algunas de las especies más exquisitas de mamíferos, aunque estén extinguiéndose (gracias sobre todo a los chinos, otro país que deberíamos considerar para el Odio). Brasil es como el Serengeti de las Horribles Creaciones de Dios. El candirú no es una excepción, sino una metáfora de Brasil.

Solo estamos escarbando en la superficie, pero creo que podemos hacernos una idea: Brasil en un objetivo mucho más atractivo para el odio que Rusia. Con la explosión demográfica de Brasil, el crecimiento de su poder económico y geopolítico, sus ambiciones nucleares y aeroespaciales, y su horrible record en derechos humanos, se ve que hay mucho que odiar. Mucho.

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