viernes, agosto 15, 2008

Georgia: una rosa con demasiadas espinas


















Mapa del viejo proyecto de Piłsudski, 1919-1920. Nadie podría imaginarse que una idea así iba a ser reeditada en pleno siglo XXI con apoyo norteamericano. Pinchar en la imagen para obtener una versión ampliada


Apenas ha transcurrido algo más de una semana desde que las tropas georgianas lanzaran una ofensiva en fuerza, preparada con antelación, contando con mercenarios o tropas auxiliares no extranjeras y puesta en marcha, con premeditación y alevosía, para el 7 de agosto de 2008, día en que se inauguraban los Juegos Olímpicos de Pekín.

Desde entonces, ya se pueden extraer algunas conclusiones. Una parte figuran en el artículo que se reproduce a continuación, publicado por "El País" el pasado 14 de agosto. Aquí sólo se añaden algunas notas adicionales a partir de los acontecimientos en las últimas 48-72 horas

1. Parece confirmarse que el ataque lanzado por Saakashvili tomó a Washington por sorpresa. Mientras se producía el contraataque ruso que llegaba hasta el corazón de Georgia, el presidente Bush apenas atinaba a hacer despistadas declaraciones desde Pekín, con lenguaje más que moderado. Justamente cuando el asalto ruso se detuvo y la diplomacia europea entró en acción, el equipo Bush empezó a ladrar: amenazas, desplantes, desafíos y todo un despliegue de actitudes prepotentes, cuando lo peor ya había pasado; el vocerío orquestado desde Washington crece más y más conforme los rusos se retiran de territorio georgiano.


















El caudillo Piłsudski... que no es tal, sino un fotomontaje que incorpora la cara del actual presidente, Lech Kaczyński, al conocido retrato histórico. Un buen resumen del ambiente de nacionalismo imperante en algunas repúblicas del Este, que permite soñar con anacrónicos proyectos hegemónicos

2. La administración Bush está realmente en un serio aprieto: o bien admite que el ataque contra Osetia del Sur fue organizado con su apoyo y conocimiento previo; o reconocen abiertamente que no sabían nada. Mal en ambos casos.

En el primero, porque ello supondría asumir que utilizaron a su aliado y protegido georgiano como carne de cañón, sabiendo perfectamente que no lo iban a respaldar y que los rusos descargarían toda su fuerza sobre él.

Pero admitir que no sabían nada es hacer un ridículo espantoso: la superpotencia que lleva cosechando reveses en Irak y Afganistán a lo largo del último lustro, ni siquiera controla a un pequeño aventurero de opereta, que cuando las cosas le fueron mal, sólo supo organizar histéricas escenificaciones victimistas: denuncias de que los tanques rusos marchaban sobre Tiflis (incluso cuando ya había llegado Condoleezza Rice) intentando provocar oleadas de fugitivos de su propio país, o pérdida de nervios ante las cámaras de televisión tras confundir, quizá, una mosca veraniega con un ataque aéreo ruso.

Por lo tanto, no es de extrañar todo ese ruido que organizan los medios de comunicación americanos, las denuncias que hace cuatro días no servían contra los israelíes pero ahora sí contra los rusos, reutilizando en beneficio propio los argumentos rusos (¡o serbios!) sobre Kosovo y, sobre todo, escondiendo bajo un montón de alfombras al impresentable Saakashvili, ante la sospecha de que pudo haber actuado no ya como reflejo de su mote habitual ("osito Misha") sino por influencia del estreno veraniego "Kung Fu Panda"


3. La patética imagen que ofrece la Casa Blanca, contrasta cada vez más con el aplomado papel que están asumiendo Bruselas y algunas potencias europeas con pleno permiso de Moscú. Angela Merkel fue a territorio ruso y protestó ante las cámaras y los dirigentes de allí sin ningún problema. Sarkozy negoció el alto el fuego. Curiosamente, Gordon Brown no apareció todavía en la foto. En realidad, no deja de tener su interés que ni la canciller germana ni el premier británico estuvieran presentes en la inauguración de los JJOO en Pekín, el 7 de agosto pasado.

4. Por lo tanto, la crisis está acercando a Europa y Rusia. En realidad es una tendencia lógica que se ha ido poniendo de manifiesto este mismo verano, tras prolongarse el acuerdo básico de cooperación Rusia-UE y sobre todo, la cumbre de Janty-Mansiisk, Siberia Occidental, en junio pasado. Las relaciones serán (o querrán verse) como poco cordiales o incluso templadas, pero se basan sobre realidades tangibles. Grosso modo, los intercambios comerciales entre Rusia y la UE son más de siete veces mayores que los mantenidos entre los Estados Unidos y Rusia. Como afirmaba el analista francés Emmanuel Todd hace ya casi siete años: "Implícitamente, lo que Rusia ofrece a Europa es un contrapeso a la influencia norteamericana en el plano militar y la seguridad de sus suministros energéticos. La oferta es tentadora".














Antes... El presidente Saakashvili ante un mapa del Cáucaso occidental y junto a un oficial de alta graduación del Ejército georgiano. Era el momento de los planes y las ambiciones

Claro está que la propaganda norteamericana intenta dividir a los europeos enfatizando el concepto "dependencia" en los intercambios entre Rusia y la UE. Pero hemos de recordar dos datos esenciales:

4.1. El primero es que Rusia cubre 1/3 de su PIB con los beneficios del petróleo y el gas. Es una cifra record a escala mundial, que hace de esos ingresos algo vital para que el gobierno pueda ir restañando las deudas y desastres generados por el proceso de descomposición de la URSS y la era Yeltsin.

4.2. Rusia vende la gran mayoría de su gas y su petróleo a Europa.

4.3. Esos datos suponen que Rusia tiene mucha necesidad de los fuertes euros europeos, y más ahora que compiten de tú a tú con los dólares USA en el mundo. Y ningún país que venda sus productos en tales proporciones y régimen preferencial se aplica alegremente boicots masivos contra sus clientes, destrucción de mercados, etc. Por lo tanto, va siendo hora de sopesar el alcance real de pánicos fomentados y simples cuentos de viejas.













...Y después. Condi Rice llega a Tiflis para apoyar a un Saakashvili que empieza a ser un visible estorbo. "¿Qué ha pasado aquí?". Significativamente, la enviada especial USA se reunió primero con los oficiales norteamericanos al mando del dispositivo militar de ayuda (presuntamente) humanitaria


5. Se confirma el buscado protagonismo de ucranianos, polacos y bálticos en la crisis georgiana, configurando lo que algunos comentaristas comienzan a llamar los "Rogue EASTates" (los "gamberros" o "bribones" del Este). El pasado día 13, una troupe compuesta por el primer ministro de Letonia, Ivars Godmanis, y los presidentes de Ucrania, Víktor Yúschenko, Lituania, Valdas Adamkus, Estonia, Toomas Hendrik Ilves y Polonia, Lech Kaczynski, aterrizaron en Azerbaiyán y se dirigieron a Tiflis "para apoyar" a Mijeil Saakashvili. Esto prueba que el viejo proyecto de Piłsudski no sólo quiere hacerse realidad, sino que sus protagonsitas se lo creen. Algo así como si España soñara con recuperar influencia directa en Cuba y Filipinas pensando que vivimos en 1900.

Lo peor de todo ello es que la liga de los pequeños cristianos del Este no parece que vaya a tener utilidad real para nadie, ni siquiera para ellos mismos. En su empeño por complicar las relaciones entre Moscú y Bruselas en base a las viejas obsesiones y deudas nacionalistas con más de cien años de vida, pueden acabar favoreciendo la puesta en marcha definitiva de la UE de dos velocidades, retrasar el ingreso de Ucrania y los caucásicos muchos años más y terminar siendo un serio problema para su mentor norteamericano. No olvidemos que Ucrania comercia de froma preferente con la UE y con Rusia, y sólo una ínfima parte de sus intercambios van o llegan de los Estados Unidos.





















Bush y Putin discuten sobre la situación en Osetia del Sur en un aparte, durante los JJOO de Pekín. Eran los momentos iniciales de la crisis, y el presidente norteamericano solía exhibir una cara de desconcieto que recordab a la de los primeros momentos tras los atentados del 11-S





6. Conviene tener siempre presente que además de los actores políticos tradicionales (gobiernos, partidos, parlamentos) juegan también su papel en la escena geoestratégica internacional otros muchos, como: medios de comunicación, compañías petrolíferas, bancos, empresas de armamento y, hoy en día, incluso agentes privados que operando en solitario pueden obtener su cuota de beneficio propio sin importar demasiado el daño colateral que puedan hacer y sin que resulte fácil controlarlos. Además, unos y otros intereses pueden estar total o parcialmente interrelacionados, complicando todavía más las interpetaciones. Por ejemplo, ¿sabían ustedes que Condoleezza Rice ha suido definida como una "Chevron lady" en referencia a sus vínculos con la multinacional petrolera?: Entre 1989 y 1992 estuvo en su consejo de administración como experta en Kazajstán.





7. Muchos analistas desean creer que estamos ante una nueva Guerra Fría. Por inercia mental, por incapacidad para entender la nueva situación mundial, por simple efecto rejuvenecimiento, el espejismo gana adeptos. Por supuesto, la actual administración en Washington está interesada en abonar esta fición, aunque procura que no se le vaya demasiado de las manos, porque los negocios e intereses que se mantienen con Rusia son muchos y muy lucrativos.





En realidad, la supuesta nueva Guerra Fría no es sino la señal de que la verdadera contienda bipolar queda muy lejos y ya no volverá. Es característico de las épocas de transición la reaparición del efecto "starting over", "vuelta a punto de partida", etc. Se vivió en España tras la muerte de Franco, cuando en 1976 y 1977 muchos creyeron que el reloj de la historia había vuelto a pomerse a cero en 1936-1937. En Yugoslavia se vivió trágicamente en 1991, cuando para muchos se produjo un retorno a 1941. En Europa oriental -por ejemplo en Polonia- se sigue viviendo el espejismo del regreso a 1939 ó 1918, según convenga. Ahopra, para los Estados unidos, estamos en 1948. Pero todo ese revival marca, tan sólo, el preciso momento de apoyar el pie en algo conocido antes de tomar carrerilla y dar el salto al vacío de lo desconocido y lo por venir.



















Un miliciano de Osetia del Sur, encaramado a un automóvil con matrícula del territorio separatista. Los medios de comunicación occidentales han evitado cuidadosamente emitir determinadas fotografías. En este conflicto, los rebeldes nacionalistas no existen, a diferencia de lo acaecido durante la cobertura de los conflictos ex yugoslavos.




8. Y por último, se revela ahora uno de los efectos positivos de la negativa española a reconocer la autodeterminación de Kosovo. Ahora, el gobierno de Madrid no tendrá que hacer difíciles equilibrios para evitar el reconocimiento de Osetia y Abjasia como estados soberanos, ni tendrá que enfrentarse a Moscú por ello y a convenciencia norteamericana, como no les quedará más remedio que hacer a otros.






ERRATA




Una última cuestión: en el diario "El País" se comente sistemáticamente la errata de escribir mal el nombre del presidente armenio, que es Mijeíl, con "e", no "Mijaíl", que es la forma rusa. Llama la atención que incluso la biografía on line se encabece, todavía a estas alturas, con el nombre de pila mal escrito. En la reproducción del artículo que viene a continuación se ha corregido esa falta, que el autor no cometió en origen.
















Mapa del recorrido del BTC. Obsérvese el amplio arco de su trazado occidental para discurrir por Georgia. Lo mismo ocurre con los demás conductos estratégicos en la zona: todos evitan el paso por Armenia



Una rosa con demasiadas espinas

FRANCISCO VEIGA 14/08/2008

Los acontecimientos de días pasados en Georgia y Osetia del Sur han sorprendido, por varias razones. Pero sobresale una en particular: ¿dónde está el sentido real de un conflicto tan explosivo? Por mucho que se haya intentado echar tierra sobre el asunto, todo empezó cuando tropas georgianas, equipadas y entrenadas en parte por norteamericanos, europeos e israelíes, se lanzaron a invadir o castigar al territorio de Osetia del Sur, que desde hace tiempo se autoproclamó independiente de Georgia y cuenta con el apoyo de Rusia. El ataque comenzó por sorpresa y en fuerza el mismo día de la inauguración de los Juegos Olímpicos, cuando los principales mandatarios mundiales estaban en Pekín.

A priori, la operación militar georgiana no tenía sentido, porque hubiera implicado limpieza étnica de población osetia y era de esperar una contundente respuesta militar rusa. Y Moscú lo hizo, con ganas. Desde su misma llegada al poder en virtud de la denominada Revolución de la Rosa, en noviembre de 2003, el presidente Saakashvili fue un peón de la Administración de Bush. Por su parte, los norteamericanos respaldaron la candidatura de Georgia a la OTAN y con pasión.

La iniciativa formaba parte de la reactivación de un viejo proyecto diseñado por el presidente y caudillo polaco Józef Pilsudski en los años veinte del pasado siglo: un cinturón de estados antirrusos de Europa oriental, con centro en Polonia y compuesto además por los países bálticos, Ucrania y Georgia; la nueva versión siglo XXI parece tener la marca del muy influyente analista norteamericano, de origen polaco: Zbigniew Brzezinski.

Y sin embargo, los mismos norteamericanos, comenzando por su presidente, quedaron descolocados ante lo sucedido estos días en Osetia del Sur. Es dudoso que esperaran una acción como la desencadenada por Saakashvili y mucho menos, que la alentaran. Llegados a este punto, y ante lo sucedido en Osetia del Sur y Georgia, cabe hacerse la obligada pregunta clarificadora: ¿qui prodest? ¿a quién beneficia?

Aparentemente, a los rusos, quienes se han sacado una espina que llevaban clavada desde 1991: han dado una respuesta simbólica bien contundente al asunto de Kosovo y en los mismos términos en que lo planteó Washington en su día. Y de paso han dejado malparados los planes para la ampliación de la OTAN por las repúblicas ex soviéticas, que iniciaron las denominadas revoluciones de colores entre 2003 y 2005. Por otra parte, Moscú ha cedido un protagonismo diplomático a Bruselas que le ha negado a Washington, lo que consolida una tendencia en el acercamiento Europa-Rusia ya anticipada por el analista francés Emmanuel Todd hace más de un lustro.

Pero la partida también se ha jugado desde otras mesas. Aunque la prensa occidental pasó de puntillas sobre el asunto y las instituciones diplomáticas mucho más que eso, Turquía y Armenia buscan desde hace meses un acercamiento que llevaría a la reconciliación entre ambos países, arreglaría el contencioso de Nagorno-Karabaj con Azerbaiyán y de paso estabilizaría el Cáucaso en su función de corredor energético entre el mar Caspio y Europa.

Esos tanteos se llevan en el mayor de los secretos, aunque es sabido que se han producido reuniones importantes, entre representantes armenios, georgianos, azeríes y turcos. Uno de los asuntos más delicados de esas negociaciones son los acuerdos sobre los corredores energéticos que unirán al Caspio con Europa.














El BTC es muy importante para los intereses occidentales, porque cortocircuita el, hasta hace poco, monopolio ruso de transporte de gas y petróleo desde el Caspio. El BTC fue inaugurado en al primavera de 2005 y tuvo mucho que ver con la admisión de Turquía como candidata formal a la UE


De momento, el oleoducto BTC es la pieza más importante de ese dispositivo que debería ser una alternativa al suministro de energía desde y en manos rusas, dado que su recorrido transcurre por Azerbaiyán, Georgia y Turquía. Sin embargo, se ha podido comprobar que desde 1991, fecha de su independencia, Georgia ha sido un compendio de problemas más que de soluciones: inestabilidad política, guerra civil, separatismos. Además, tiene frontera con Chechenia y una tortuosa conexión con su conflicto a través del Valle del Pankisi. Pero sobre todo, el BTC hace un largo recorrido extra por el hecho de pasar por Georgia... evitando Armenia. Lo cual, además, lo deja muy expuesto a conflictos.

Hasta el momento, el hecho de que esta república fuera un satélite de Rusia y estuviera enfrentada a Turquía, la excluyó de los negocios energéticos en la zona. Pero las cosas cambiaron, y quien se convirtió en estorbo para casi todos fue el volátil presidente georgiano, Mijeíl Saakashvili. La insistencia de Bush en apadrinarlo hasta el final, incluso le estaba creando problemas a algunos países de la UE, cuyas compañías petrolíferas son accionistas importantes en el BTC.

Además deben añadirse los desencuentros entre Bruselas y Washington por los numerosos errores estratégicos de la Administración de Bush, y otros problemas de gran calado, como es el origen de la actual crisis económica internacional. Por lo tanto, si dentro de unos meses el BTC fuera rediseñado, atravesando Armenia, la situación cambiaría radicalmente en la zona: menor recorrido y más seguro, estabilización del Cáucaso contando con Armenia y alejamiento de la presión de Washington en esos muy delicados asuntos europeos. Eso es un qui prodest respondido. Ahora falta saber la verdad de cómo y por qué Mijaíl Saakashvili se metió en la boca del lobo aquel 7 de agosto de 2008.

Francisco Veiga es profesor de Historia Contemporánea en la UAB.

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