Españoles ante Turquía: la tradición del “sostenella y no enmendalla”
Por entonces había espacio para todos: Ankara vista de la Plaza Ulus hacia comienzos de los años 30, en la portada de una revista de arquitectura
Hace algunos años, un diplomático español de renombre me contó la siguiente anécdota, acompañando el relato con un divertida sonrisa: cuando Mustafa Kemal (más tarde, Atatürk) decidió designar a Ankara como capital de la nueva República de Turquía, ofreció a las legaciones extranjeras amplios terrenos en las afueras de esa ciudad para que, a precios de oferta, se trasladaran desde Estambul, hasta entonces capital histórica del fenecido Imperio otomano. Casi todos aprovecharon la jugosa oportunidad, incluso estados por entonces recién nacidos, como Checoslovaquia, y se construyeron magníficas y amplias embajadas en Ankara.
¿Todos? ¡No! El embajador español de la época decidió que aquello no podría durar, que la experiencia fracasaría y la capital retornaría a Estambul, tarde o temprano ¡Se lo iban a decir a él! En consecuencia, en los años que siguieron, los representantes diplomáticos españoles se vieron obligados a realizar fatigosos viajes de ida y vuelta, entre Estambul y Ankara. Para cuando quedó claro que la capital de Turquía seguiría residiendo en la antigua ciudad de Angora, el gobierno español tuvo que conformarse con lo que pudo obtener: una, más bien, exigua parcela en las cercanías de lo que hoy es la Embajada de Indonesia.
Posiblemente, los españoles han tenido problemas para entender a los turcos en la época contemporánea. Eso es lógico, si tenemos en cuenta que España y el Imperio otomano quedaron desconectados entre sí durante casi cuatro siglos. Pero el problema a considerar aquí no son las consecuencias lógicas de ese desencuentro histórico, sino la pervivencia, en nuestro país, de esa peculiar figura sentenciosa o agorera que, por alguna razón no siempre relacionada con su formación profesional o cultural, está dispuesta a defender con uñas y dientes sus particulares predicciones, cuando más temerarias, mejor. Porque sí: porque él está tan convencido como José María Aznar de que en Irak había armas de destrucción masiva y el país era uno de los santuarios del terrorismo islamista internacional; porque en el 11-M intervino ETA. "¿Me lo va usted a decir a mi?"
Releo un informe desclasificado del embajador español en Ankara, en pleno otoño de 1950, negando la posibilidad de que Turquía accediera a la OTAN. En cambio insistía en “ser inconcebible cualquier arreglo Mediterráneo sin la presencia de España”; se trata de un telegrama cifrado, remitido desde Ankara el 11 de octubre de 1950. Turquía accedió a la OTAN como miembro de pleno derecho sólo dos años más tarde, en 1952. España tardaría treinta: en 1982.
Oficiales del Alto Estado Mayor de la OTAN durante unas maniobras militares en Turquía, a comienzos de los años cincuenta. La diplomacia Madrid se negaba a asumir en esa misma época que la importancia geoestratégica de Turquía era muy superior a la de España para la Alianza Atlántica. Pero los hechos cantaban
Afortunadamente, el actual cuerpo diplomático español posee una mayor calidad global que el de entonces, salvando los viejos maestros, las figuras señeras. Tampoco estamos hablando necesariamente de modelos y estrategias de política exterior, que eso es otro nivel. Sin embargo, en la administración española sigue existiendo una destacada tendencia a tomarse demasiado en serio lo que escriben los periodistas como guía para la política de estado. Mal asunto, porque en cuestiones de política exterior la prensa, en España, continua siendo un reducto del castizo (y un tanto esperpéntico) sostenella y no enmendalla.
Los recientes acontecimientos en Turquía han servido en bandeja excelentes ejemplos al respecto. Por el momento, el más flagrante corresponde al diario “ABC” y el que el diario considera su “experto en Turquía”, Enrique Serbeto. En líneas generales, el diario en cuestión no simpatiza para nada con la candidatura turca a la UE. Teniendo en cuenta que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) es una formación de derechas –aunque le añadamos el epíteto de “islamista”, también es de derechas- y observador invitado al Partido Popular Europeo. Da igual: en la prensa española de esa misma tendencia, la pulsión atávica “contra el moro” puede más. Aunque los turcos no lo sean, aunque Franco salvara el aislamiento de España en los cincuenta recurriendo a los “hermanos árabes”, aunque las tropas de choque de su ejército durante la contienda civil, estuvieran compuestas por nutridos batallones de tropas marroquíes, rifeñas o de Ifni. Al final, el moro es el moro. Y lo de Turquía en Europa es intragable; un país musulmán bajo el manto azul y la corona de estrellas de la Virgen, que inspiró a la bandera de la UE: eso es demasiado.
Aunque “ABC” no está oficialmente contra Turquía, su gobierno y sus intereses, más de un periodista de su plantilla rechaza de plano la posibilidad de que algún nefasto día, el país anatolio acceda a la UE. Es el mismo tipo de incredulidad que presidía los despachos del embajador en Ankara en los cincuenta con respecto a la posibilidad de que Turquía accedería a la OTAN, y España no.
Pero si hay alguien que lo tiene claro es el corresponsal de choque del periódico cuya cabecera son las tres primeras letras del abecedario. Enrique Serbeto se apunta sistemáticamente a los puntos de vista de la oposición autodenominada “laica”, extrae sus análisis en bloque de los argumentos de la derecha turca más carca y ridiculiza, ningunea o minimiza lo que puedan opinar los sectores afines al gobierno, al AKP... o simples analistas independientes.
Hasim Kilic, presidente del Tribunal Constitucional de Turquía anuncia el pasado día 30 de julio que dicha institución no considera la ilegalización del partido en el poder que gobierna por mayoría, tras haber ganado las elecciones por amplio margen. El rocambolesco affaire de la denuncia del AKP por la Fiscalía del Tribunal Supremo ha durado cuatro meses
Por supuesto, se abona con todos los carnets posibles a la teoría de la supuesta “agenda oculta” del gobierno islamista turco, repetida hasta la nausea desde hace seis años por los sectores de la derecha o ultraderecha. En cambio, rechaza sin contemplaciones las denuncias del ejecutivo de que sí existe una red conspirativa de estos sectores, que volvió recientemente a la actualidad con las detenciones del caso Ergenekon. Eso lo despacha en una crónica tildándolo de “leyenda urbana” (¿por qué "urbana" en este caso?). En realidad, no hay pruebas claras de que existan tales “agendas ocultas” reales en un caso u otro; pero al menos en el affaire Ergenekon hay detenidos y sumarios, mientras que en el asunto de la agenda oculta islamista sigue primando la vieja máxima del oscurantismo medieval: “¿Qué mejor prueba de que existe una conspiración que no existen pruebas de ella?”
Ergenekon es el nombre de una de las historias del ciclo legendario sobre el origen de los turcos, un amplio valle donde forjaron sus armas y desde donde salieron para conquistar las estepas
Pero la apoteosis de esa contumacia se hace verbo en la crónica del pasado 29 de julio, titulada: “El atentado de Estambul dispara la tensión, ante el posible cierre del partido en el poder”. Lo interesante del título es la segunda parte de la frase: “Ante el posible cierre del partido en el poder”. Si continúan leyendo la crónica, podrán observar que para Serbeto, eso resulta más que posible: es una certidumbre.
En realidad, el atentado con bomba del pasado domingo, 27 de julio, viene a ser el pretexto para anunciar al lector que el fin del gobierno del AKP está cercano, se puede tocar con la punta de los dedos y los bigotillos sensibles. Serbeto llega a esta conclusión citando las habituales fuentes locales que, haciendo su trabajo a favor de la opción política a la que pertenecen, confunden deseo con realidad; cosa que el periodista de “ABC” no tiene obligación profesional, moral o política de asumir; pero lo hace:
“Mientras tanto, los 11 jueces comenzaron ayer las deliberaciones para dictar sentencia en el caso más importante de los últimos años en la vida política de este país. Los periódicos se hacían eco ayer de declaraciones de Erdogan este fin de semana en las que reconocía haber «cometido algunos errores» que tienen que ver con el proceso de ilegalización. Oktay Uygun, catedrático de Derecho Público en la Universidad de Estambul, recordaba ayer que el Partido de la Virtud ya fue ilegalizado por el Constitucional, «sólo por haber anunciado que pensaba levantar la prohibición de usar el velo en los edificios públicos», mientras que el de Erdogan ha llegado a aprobarlo en el Parlamento. Yusuf Kanli, uno de los columnistas mas leídos, tiene pocas dudas sobre la decisión de los jueces «aunque yo estoy en contra de la prohibición de partidos que no se hayan mezclado con la violencia».”
Pero estas declaraciones saben a poco, les falta sal y pimienta; Serbeto se la sirve en abundancia, y en realidad lo hace nada más comenzar su crónica:
"Turquía ha entrado en una semana crucial para su futuro con el eco del terrible atentado del domingo por la noche en Estambul que causó casi veinte muertos y más de un centenar de heridos, muchos de ellos muy graves. Es difícil saber si algo así puede intervenir decisivamente en la situación política marcada por la inminente sentencia del Tribunal Constitucional contra el partido del primer ministro Tayip [sic] Erdogan, pero lo que está cada vez más claro es que si los jueces decidieran ilegalizar al AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), no es previsible que eso sorprenda a nadie ni que provoque grandes reacciones de apoyo al líder islamista [subrayado y negrita del autor del post] La economía no va tan bien como en los últimos años y se considera que en caso de grandes tribulaciones, como frente a estos atentados terroristas, los turcos suelen volver su mirada hacia las omnipresentes fuerzas armadas. Ayer, en las mezquitas de Estambul donde se celebraron los funerales, había francotiradores en lo alto de los minaretes, en vez de muecines llamando a la oración".
Imagen de Serbeto utilizada por "ABC". Más imágenes en Flickr sobre unas jornadas dedicadas al "Periodismo de altura" celebradas en agosto del año pasado en Castejón de Sos, Huesca
Y unos párrafos más abajo, pocos, vuelve a la carga para que no quepa duda:
“No hace falta ningún tipo de ingrediente para aumentar el catastrofismo entre los turcos. La economía vuelve a ir medianamente [sic] mal, sobre todo porque es un país sensible a las bruscas subidas de los alimentos básicos y el petróleo, con las consecuencias correspondientes en la vida cotidiana. Cuando se anuncie la decisión de los jueces, no parece que vaya a haber grandes manifestaciones de apoyo a Erdogan [subrayado y negrita del autor del post] a pesar de que hace ahora un año obtuvo un resultado récord en las elecciones, con un 47 por ciento de los votos. Y eso es lo que se cree que va a pasar en todo caso: elecciones anticipadas. La prueba es que los diputados, empezando por los del AKP, preparan una ley que garantiza sus pensiones con menos de un año de mandato”.
La crónica de Enrique Serbeto anunciando reiteradamente que el AKP iba a ser ilegalizado, que Erdogan había caído en desgracia y que nadie daba una lira turca por él, fue publicada el día anterior que el Tribunal Constitucional hiciera justamente todo lo contrario. Qué tozuda es la realidad turca para la cabezonería histórica del hispánico sostenella y no enmendalla.
Si desean leer el amargo regreso de Serbeto a esa cruda realidad, pueden deleitarse en su crónica del día después. Se titula, sobria y púdicamente: “El Tribunal Constitucional turco rechaza ilegalizar al partido del Gobierno” y corresponde al 30 de julio de 2008. La campana es cruel cuando no salva al arriesgado púgil del KO justo el segundo antes de que termine el asalto.
Por cierto: si la economía turca sólo "vuelve a ir medianamente mal", en el actual contexto de crisis global, no estaría de más que "ABC" hiciera una eficaz labor de oposición y desde sus páginas le diera una severa lección al gobierno español explicando el método turco para evitar lo rematadamente mal que está yendo la cosa por estos pagos. Al fin y al cabo, no lo olvidemos, el golpe del 23-F español (1981) se inspiró de forma directa en que lanzaron los militares turcos el 12-S de 1980. De vez en cuando , Turquía sí que inspira a los españoles; mal en ese caso, todo hay que decirlo.
¿Todos? ¡No! El embajador español de la época decidió que aquello no podría durar, que la experiencia fracasaría y la capital retornaría a Estambul, tarde o temprano ¡Se lo iban a decir a él! En consecuencia, en los años que siguieron, los representantes diplomáticos españoles se vieron obligados a realizar fatigosos viajes de ida y vuelta, entre Estambul y Ankara. Para cuando quedó claro que la capital de Turquía seguiría residiendo en la antigua ciudad de Angora, el gobierno español tuvo que conformarse con lo que pudo obtener: una, más bien, exigua parcela en las cercanías de lo que hoy es la Embajada de Indonesia.
Posiblemente, los españoles han tenido problemas para entender a los turcos en la época contemporánea. Eso es lógico, si tenemos en cuenta que España y el Imperio otomano quedaron desconectados entre sí durante casi cuatro siglos. Pero el problema a considerar aquí no son las consecuencias lógicas de ese desencuentro histórico, sino la pervivencia, en nuestro país, de esa peculiar figura sentenciosa o agorera que, por alguna razón no siempre relacionada con su formación profesional o cultural, está dispuesta a defender con uñas y dientes sus particulares predicciones, cuando más temerarias, mejor. Porque sí: porque él está tan convencido como José María Aznar de que en Irak había armas de destrucción masiva y el país era uno de los santuarios del terrorismo islamista internacional; porque en el 11-M intervino ETA. "¿Me lo va usted a decir a mi?"
Releo un informe desclasificado del embajador español en Ankara, en pleno otoño de 1950, negando la posibilidad de que Turquía accediera a la OTAN. En cambio insistía en “ser inconcebible cualquier arreglo Mediterráneo sin la presencia de España”; se trata de un telegrama cifrado, remitido desde Ankara el 11 de octubre de 1950. Turquía accedió a la OTAN como miembro de pleno derecho sólo dos años más tarde, en 1952. España tardaría treinta: en 1982.
Oficiales del Alto Estado Mayor de la OTAN durante unas maniobras militares en Turquía, a comienzos de los años cincuenta. La diplomacia Madrid se negaba a asumir en esa misma época que la importancia geoestratégica de Turquía era muy superior a la de España para la Alianza Atlántica. Pero los hechos cantaban
Afortunadamente, el actual cuerpo diplomático español posee una mayor calidad global que el de entonces, salvando los viejos maestros, las figuras señeras. Tampoco estamos hablando necesariamente de modelos y estrategias de política exterior, que eso es otro nivel. Sin embargo, en la administración española sigue existiendo una destacada tendencia a tomarse demasiado en serio lo que escriben los periodistas como guía para la política de estado. Mal asunto, porque en cuestiones de política exterior la prensa, en España, continua siendo un reducto del castizo (y un tanto esperpéntico) sostenella y no enmendalla.
Los recientes acontecimientos en Turquía han servido en bandeja excelentes ejemplos al respecto. Por el momento, el más flagrante corresponde al diario “ABC” y el que el diario considera su “experto en Turquía”, Enrique Serbeto. En líneas generales, el diario en cuestión no simpatiza para nada con la candidatura turca a la UE. Teniendo en cuenta que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) es una formación de derechas –aunque le añadamos el epíteto de “islamista”, también es de derechas- y observador invitado al Partido Popular Europeo. Da igual: en la prensa española de esa misma tendencia, la pulsión atávica “contra el moro” puede más. Aunque los turcos no lo sean, aunque Franco salvara el aislamiento de España en los cincuenta recurriendo a los “hermanos árabes”, aunque las tropas de choque de su ejército durante la contienda civil, estuvieran compuestas por nutridos batallones de tropas marroquíes, rifeñas o de Ifni. Al final, el moro es el moro. Y lo de Turquía en Europa es intragable; un país musulmán bajo el manto azul y la corona de estrellas de la Virgen, que inspiró a la bandera de la UE: eso es demasiado.
Aunque “ABC” no está oficialmente contra Turquía, su gobierno y sus intereses, más de un periodista de su plantilla rechaza de plano la posibilidad de que algún nefasto día, el país anatolio acceda a la UE. Es el mismo tipo de incredulidad que presidía los despachos del embajador en Ankara en los cincuenta con respecto a la posibilidad de que Turquía accedería a la OTAN, y España no.
Pero si hay alguien que lo tiene claro es el corresponsal de choque del periódico cuya cabecera son las tres primeras letras del abecedario. Enrique Serbeto se apunta sistemáticamente a los puntos de vista de la oposición autodenominada “laica”, extrae sus análisis en bloque de los argumentos de la derecha turca más carca y ridiculiza, ningunea o minimiza lo que puedan opinar los sectores afines al gobierno, al AKP... o simples analistas independientes.
Hasim Kilic, presidente del Tribunal Constitucional de Turquía anuncia el pasado día 30 de julio que dicha institución no considera la ilegalización del partido en el poder que gobierna por mayoría, tras haber ganado las elecciones por amplio margen. El rocambolesco affaire de la denuncia del AKP por la Fiscalía del Tribunal Supremo ha durado cuatro meses
Por supuesto, se abona con todos los carnets posibles a la teoría de la supuesta “agenda oculta” del gobierno islamista turco, repetida hasta la nausea desde hace seis años por los sectores de la derecha o ultraderecha. En cambio, rechaza sin contemplaciones las denuncias del ejecutivo de que sí existe una red conspirativa de estos sectores, que volvió recientemente a la actualidad con las detenciones del caso Ergenekon. Eso lo despacha en una crónica tildándolo de “leyenda urbana” (¿por qué "urbana" en este caso?). En realidad, no hay pruebas claras de que existan tales “agendas ocultas” reales en un caso u otro; pero al menos en el affaire Ergenekon hay detenidos y sumarios, mientras que en el asunto de la agenda oculta islamista sigue primando la vieja máxima del oscurantismo medieval: “¿Qué mejor prueba de que existe una conspiración que no existen pruebas de ella?”
Ergenekon es el nombre de una de las historias del ciclo legendario sobre el origen de los turcos, un amplio valle donde forjaron sus armas y desde donde salieron para conquistar las estepas
Pero la apoteosis de esa contumacia se hace verbo en la crónica del pasado 29 de julio, titulada: “El atentado de Estambul dispara la tensión, ante el posible cierre del partido en el poder”. Lo interesante del título es la segunda parte de la frase: “Ante el posible cierre del partido en el poder”. Si continúan leyendo la crónica, podrán observar que para Serbeto, eso resulta más que posible: es una certidumbre.
En realidad, el atentado con bomba del pasado domingo, 27 de julio, viene a ser el pretexto para anunciar al lector que el fin del gobierno del AKP está cercano, se puede tocar con la punta de los dedos y los bigotillos sensibles. Serbeto llega a esta conclusión citando las habituales fuentes locales que, haciendo su trabajo a favor de la opción política a la que pertenecen, confunden deseo con realidad; cosa que el periodista de “ABC” no tiene obligación profesional, moral o política de asumir; pero lo hace:
“Mientras tanto, los 11 jueces comenzaron ayer las deliberaciones para dictar sentencia en el caso más importante de los últimos años en la vida política de este país. Los periódicos se hacían eco ayer de declaraciones de Erdogan este fin de semana en las que reconocía haber «cometido algunos errores» que tienen que ver con el proceso de ilegalización. Oktay Uygun, catedrático de Derecho Público en la Universidad de Estambul, recordaba ayer que el Partido de la Virtud ya fue ilegalizado por el Constitucional, «sólo por haber anunciado que pensaba levantar la prohibición de usar el velo en los edificios públicos», mientras que el de Erdogan ha llegado a aprobarlo en el Parlamento. Yusuf Kanli, uno de los columnistas mas leídos, tiene pocas dudas sobre la decisión de los jueces «aunque yo estoy en contra de la prohibición de partidos que no se hayan mezclado con la violencia».”
Pero estas declaraciones saben a poco, les falta sal y pimienta; Serbeto se la sirve en abundancia, y en realidad lo hace nada más comenzar su crónica:
"Turquía ha entrado en una semana crucial para su futuro con el eco del terrible atentado del domingo por la noche en Estambul que causó casi veinte muertos y más de un centenar de heridos, muchos de ellos muy graves. Es difícil saber si algo así puede intervenir decisivamente en la situación política marcada por la inminente sentencia del Tribunal Constitucional contra el partido del primer ministro Tayip [sic] Erdogan, pero lo que está cada vez más claro es que si los jueces decidieran ilegalizar al AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), no es previsible que eso sorprenda a nadie ni que provoque grandes reacciones de apoyo al líder islamista [subrayado y negrita del autor del post] La economía no va tan bien como en los últimos años y se considera que en caso de grandes tribulaciones, como frente a estos atentados terroristas, los turcos suelen volver su mirada hacia las omnipresentes fuerzas armadas. Ayer, en las mezquitas de Estambul donde se celebraron los funerales, había francotiradores en lo alto de los minaretes, en vez de muecines llamando a la oración".
Imagen de Serbeto utilizada por "ABC". Más imágenes en Flickr sobre unas jornadas dedicadas al "Periodismo de altura" celebradas en agosto del año pasado en Castejón de Sos, Huesca
Y unos párrafos más abajo, pocos, vuelve a la carga para que no quepa duda:
“No hace falta ningún tipo de ingrediente para aumentar el catastrofismo entre los turcos. La economía vuelve a ir medianamente [sic] mal, sobre todo porque es un país sensible a las bruscas subidas de los alimentos básicos y el petróleo, con las consecuencias correspondientes en la vida cotidiana. Cuando se anuncie la decisión de los jueces, no parece que vaya a haber grandes manifestaciones de apoyo a Erdogan [subrayado y negrita del autor del post] a pesar de que hace ahora un año obtuvo un resultado récord en las elecciones, con un 47 por ciento de los votos. Y eso es lo que se cree que va a pasar en todo caso: elecciones anticipadas. La prueba es que los diputados, empezando por los del AKP, preparan una ley que garantiza sus pensiones con menos de un año de mandato”.
La crónica de Enrique Serbeto anunciando reiteradamente que el AKP iba a ser ilegalizado, que Erdogan había caído en desgracia y que nadie daba una lira turca por él, fue publicada el día anterior que el Tribunal Constitucional hiciera justamente todo lo contrario. Qué tozuda es la realidad turca para la cabezonería histórica del hispánico sostenella y no enmendalla.
Si desean leer el amargo regreso de Serbeto a esa cruda realidad, pueden deleitarse en su crónica del día después. Se titula, sobria y púdicamente: “El Tribunal Constitucional turco rechaza ilegalizar al partido del Gobierno” y corresponde al 30 de julio de 2008. La campana es cruel cuando no salva al arriesgado púgil del KO justo el segundo antes de que termine el asalto.
Por cierto: si la economía turca sólo "vuelve a ir medianamente mal", en el actual contexto de crisis global, no estaría de más que "ABC" hiciera una eficaz labor de oposición y desde sus páginas le diera una severa lección al gobierno español explicando el método turco para evitar lo rematadamente mal que está yendo la cosa por estos pagos. Al fin y al cabo, no lo olvidemos, el golpe del 23-F español (1981) se inspiró de forma directa en que lanzaron los militares turcos el 12-S de 1980. De vez en cuando , Turquía sí que inspira a los españoles; mal en ese caso, todo hay que decirlo.
Etiquetas: "agenda oculta", AKP, derecha turca, Erdoğan, Tribunal Constitucional turco, Turquía, ultraderecha
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