jueves, febrero 15, 2007

NOTA: ¿Al Qaeda contra Pasdaran?


Enseña de los Guardianes de la Revolución iraníes. Ilustración procedente de Wikipedia


El atentado con coche bomba en las inmediaciones de la ciudad iraní de Zahedan, capital de la provincia de Sistán-Beluchistán, situada en el extremo este del país, junto a la frontera con Afganistán y Pakistan, acaparó hoy páginas destacadas de la prensa occidental. El ataque se perpetró contra un autobús de los Guardianes de la Revolución (conocidos en persa como Sepah -"ejército"- o Pasdaran -"guardianes"-) produjo once muertos, de la conocida milicia iraní. De momento, y que se sepa, existe todavía una cierta confusión en torno a la autoría del ataque, dado que la zona donde se produjo el ataque, situada cerca de las fronteras con Pakistán y Afganistán, es muy porosa y menudean los incidentes con organizaciones dedicadas al contrabando y plagada de refugiados e inmigrantes pocedentes de los países vecinos. Además, la región de Sistán-Beluchistan es la más pobre de Irán y es feudo de la minoría beluchi. Por lo tanto, la atribución de la autoría real del hecho puede variar en las próximas horas.

Sin embargo, de momento se ha atribuido a un oscuro grupo terrorista conocido como
Jundallah, es decir, “Ejército de Alá” dirigido por Abdulmalak Rigi. El grupo tiene sus bases en Pakistan y opera en la provincia baluchi de Irán. Su soporte ideológico es doble: de un lado parece defender los intereses de los baluchis en esa empoberecida provincia, y de otro se declara defensor del credo suní. Pero lo más interesante en este caso es que también parece poseer vínculos con Al Qaeda.

La primera impresión que deja el atentado podría ser la de que estamos ante un operativo preparado por los Estados Unidos, como respuesta a las recientes denuncias de que Teherán, a través de los Pasdaran y de Hezbollah, está armando con modernos arsenales a las milicias chiíes en Irak. De hecho, incluso podría estar suministrando armas de última generación a la insurgencia suní, lo que explicaría el derribo de seis helicópteros militares norteamericanos en las últimas semanas. Pero, muy significativamente, las mismas autoriades iraníes, muy dadas a culpar a Washington de cualquier acción de estas características, se han refrenado esta vez. Y sin embargo, el ataque ha estado ejecutado con letal profesionalidad y ha ido dirigido contra uno de los símbolos más claros del actual régimen iraní, los Guardianes de la Revolución; y además, en fechas conmemorativas del triunfo de la revolución los ayatollas, de 1979.

Por lo tanto, aquí tenemos de nuevo un escenario repetido una y otra vez en el mundo musulmán durante los últimos meses: enfrentamientos entre chiitas y suníes, como en Irak, como en Líbano y Pakistán, posiblemente manipulados desde el exterior. Y sobre todo, Al Qaeda contra chiíes, esta vez de una manera bastante evidente. Por lo tanto, un breve apunte para dejar marca de un tema a reseguir, sobre el que ya se escribió aquí este mismo verano, ante la posibilidad, precisamente, de que Hezbollah terminara enfrentándose a Al Qaeda (14 de septiembre, 2007); y también para insistir en que ese tinglado terrorista, definido muchas veces como “ultramoderno” e “ingenioso”, en realidad ha contribuido a abrir verdaderos supermercados del terrorismo y crimen de estado susceptibles de manipular la trade mark Al-Qaeda en busca de los objetivos más variados; incluyendo la lucha contra la misma organización liderada por el millonario saudí Osama Bin Laden.

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