domingo, julio 22, 2007

NOTA: El síndrome de los 90






















Imagen de un cyberataque protagonizado por un autodenominado Turkish Hacker, en nombre del islam, en febrero de este año



Por fin ha terminado la campaña electoral, e incluso el tiempo de reflexión. Dentro de pocas horas, los electores turcos acudirán a las urnas. Contradiciendo a los agoreros profesionales de lo anti turco, apenas se han producido incidentes reseñables de carácter puramente político. Y sin embargo, en la prensa occidental ha tenido un incómodo protagonismo lo que podríamos denominar "síndrome de los 90", muy presente en los análisis que se hacen todavía hoy de las crisis balcánicas (ahora la de Kosovo). ¿En que consiste ese fenómeno? En la pervivencia de ideas preconcebidas y prejuicios anticuados, en informaciones todavía no contrastadas a pesar del paso de los años, en todo un arsenal de mantras y consignas, en una parafernalia argumental que rebela que su autor se ha quedado detenido en 1993, 1994, 1995... Curiosamente, muchos de esos analistas gozan de gran predicamento entre el gran público, justamente porque ofrecen ideas tópicas que hacen sentir más seguros a sus lectores. Esos mismos autores se agarran con uñas, dientes y lo que sea menester al síndrome porque constituye una verdadera teta de la que seguir chupando durante años y años. Y que nunca llegue día en que la realidad rebele la caducidad de esos planteamientos que sólo son mentiras o medias verdades mil veces repetidas.

¿Qué aspectos de la actualidad turca están lastrados informativamente por el "síndrome de los 90"? He aquí algunos ejemplos:


a) "El Ejército turco puede volver a actuar una y otra vez como en 1960, 1971 ó 1980". Es discutible. Si no lo hizo en 1997 sería por algo. El caso es que se limitaron a dar un "golpe virtual" o "posmoderno", pero no sacaron los tanques a la calle. Por algo sería. Una década más tarde, el Ejército turco podría tener serios problemas si diera un golpe "clásico". Y los altos mandos lo saben. Es evidente que los tendrían a escala internacional, que el régimen que impusieran no contaría con el apoyo de la UE y ni siquiera de los EEUU (aunque, dado el nivel de descomposición que sufre el liderazgo político podría generar "bolsas de vacío" en su capacidad de respuesta que podrían propiciar situaciones inesperadas). Sin embargo, en 2007 los altos mandos han de contar con el sentimiento pro islamista de una parte de su oficialidad y de la tropa. O sencillamente, la posibilidad de que una parte de los cuadros y los reclutas provoquen serios problemas operacionales al no asimilar las consignas ideológias de un golpe. Las fuerzas armadas turcas son de leva: eso le dio fuerza política durante muchos años, pero ahora empieza a ser parte de su debilidad. Así, es muy posible que, dando un golpe, el Ejército, como el escorpión de la fábula, mataría a a su vehículo (la rana) pero moriría con él. ¿Cuál seria sería el grado o la posibilidad de ruptura socio-política interna en las FFAA turcas? No lo sabemos y posiblemente tampoco lo saben los altos mandos. Eso todavía añade más incertidumbre. Pero está claro que andamos por el 2007, los años 90 han quedado atrás.


b) "CHP y MHP pueden formar una coalición y gobernar en minoría". Cierto, es perfectamente posible. Pero sus líderes son conscientes que podría ocurrirles como al Ejército: el escorpión, la rana, ya saben: el riesgo de autodestrucción a medio plazo. La clase política turca no es una gran cosa, pero son gente astuta que conoce el escenario en el que se mueven, y a su pueblo. Como contraste, nuestros analistas parece que se empeñan en no tener en cuenta que el gobierno del AKP ha establecido un precedente en la vida política turca. Organizar un gobierno CHP-MHP con el AKP en la oposición, copando la mayoría del Parlamento podría convertirse en una pesadilla digna del mejor terror y gore para sus protagonistas. En realidad, ese escenario casi sería una bendición para el AKP, que podría retirarse del poder todavía sin mácula, con su prestigio intacto, recobrar fuerzas, y contraatacar forzando unas nuevas elecciones anticipadas, para terminar machacando a los temerarios CHP-MHP. Hemos de tener en cuenta, al hacer este análisis, que el AKP ha terminado representando a fuerzas muy poderosas de la sociedad turca, a todo un amplio sector de la clase media. Por contra, lo que le interesa al CHP y al MHP es la estrategia del hostigamiento, esperar a que el AKP se desgaste, cometa fallos, se corrompa claramente y se sitúe al nivel devaluado del resto de los partidos de la arena turca. Claro que es posible un pacto CHP-MHP, pero no sería como en los noventa, porque estamos en 2007 y el tiempo no pasa en vano, ni siquiera en Turquía.


c) "El viejo problema kurdo sigue sin resolverse". En general, la cuestión kurda es una de las más ancladas en el "síndrome de lo 90". Nuestros analistas y periodistas supuestamente expertos tienden a ofrecernos la vieja y romántica imagen que tienen algunos analistas extranjeros del nacionalismo radical vasco: "desperados", "freedom fighters", "bandoleros". Este tipo de planteamientos esconde otras ideas, más atrevidas pero también más políticamente incorrectas. No es nueva, por ejemplo, la teoría de que sin ETA el País Vasco sería independiente desde hace tiempo. En la era del "poder blando", la acción directa y violenta es ya una antigualla que sólo utilizan movimientos políticos de países socialmente atrasados. Por supuesto que el Kurdistán turco no tiene nada que ver, desde un punto de vista social y económico con el próspero País Vasco. Pero también lo es que el Sudeste turco no es lo que era, que la guerra de 1984-1999 desplazó a decenas de miles de kurdos hacia el oeste de Anatolia, que Diyarbakır no es ya, ni de lejos, la mayor ciudad kurda de Turquía. Pero sobre todo, hoy existe una clase media kurda con poder propio, con planes propios, con una creciente capacidad de marcarse objetivos e irlos cumpliendo. Normalmente, nuestros periodistas hablan de "los kurdos" como una especie de masa nacional sin diferencias políticas, sin estratificación social o sin importantes diferencias políticas. Y todo eso existe: ser kurdo en la Turquía de 2007 ya no es como serlo en la de 1993, 1994... Es cierto que muchos políticos y simples kurdos de a pie hablan todavía con extrema admiración de Apo Öcalan. Pero hemos de considerar por qué lo hacen: ¿Porque es una manera segura de hacerles la puñeta a los turcos, a casi cualquier turco?¿Porque todavía no tienen ningún otro lider de recambio al que admirar y eso encubre un fracaso real?¿O porque, precisamente, interesa disimular que ese ya no es el modelo, sino que hay otro más viable en marcha? Al fin y al cabo, el PKK le resulta muy útil al nacionalismo turco más duro; sin él, la situación política general le sería más favorable al nacionalismo kurdo. Porque hay una clase media kurda, que convive y se entremezcla con las dos de los turcos, la laica y la musulmana; y como ellas, tiene una creciente capacidad de liderazgo y de maniobra política. Pero es difícil de estudiar porque la consigna general es no evidenciarse. Si se sigue pensando en la cuestión kurda como algo inamovible desde 1984, se pierde una perspectiva útil para buscar la normalización y resolver el problema. Sin olvidar que los kurdos son los más firmes partidarios de la entrada de Turquía en la UE. Por lo tanto, más de un "admirador" empeñado en lo contrario, les está haciendo la puñeta.


Ahora la palabra la tienen los turcos, como debe ser. Pero serán los de 2007 los que votarán, no los de hace diez o quince años. Por mucho que nos empeñemos, la realidad es tozuda, incluso para quien escribe estas líneas, que, por supuesto, puede estar equivocado de medio a medio. Pero esa realidad es la que debemos estudiar, sin empeñarnos en trasladar el pasado al presente. Y teniendo en cuenta, en efecto, que muchos turcos también caen en el mismo error. Aún así, Turquía sigue siendo un importantísimo laboratorio social y político; no perdamos la oportunidad de aprender lecciones impagables.


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