viernes, marzo 27, 2009

El Kosovo de nunca acabar (y 2)















28 de noviembre, 2008: uno de los agentes del BND o servicio de inteligencia alemán, abandona el centro de detención de Pristina, cuidadosamente tapado. Junto con otros dos colegas, fue acusado de lanzar explosivos contra oficinas de la UE en Kosovo. Un oscuro incidente del que se puede leer una interesante versión aquí. En cualquier caso, una de esos sucesos siniestros que acaecen en Kosovo y que no son precisamente un ejemplo de colaboración "leal" entre aliados. Por supuesto, la prensa occidental en general, y española en particular, cubrieron con toneladas de tierra esta turbia historia. ¿Hace falta que las fuerzas españolas se vean implicadas, ni que sea indirectamente, en estos torpes manejos?

Cómo era de esperar, el globo se desinfla tan rápidamente como se hinchó. Detrás quedan los restos de la resaca, entre ellos, la bochornosa sesión del Congreso del 25 de marzo, en el que quedó bien en evidencia el lamentable estado de la clase política y mediática española. Englobando en el calificativo "español", por lo tanto, a los nacionalistas vascos y catalanes, que en estos casos se hacen plenamente merecedores de los aspectos más cutres del casticismo hispánico.

La tormenta ya venía siendo anunciada por algunos artículos de opinión publicados en el primer aniversario de la independencia de Kosovo. A destacar la machacona insistencia de José Ignacio Torreblanca (en adelante: JIT) desde “El País” y a lo largo de tres o cuatro semanas, lunes tras lunes, saltándose cualquier alusión a los atentados del Ulster o cualquier otro evento europeo relevante, para martillear sobre la supuesta inconveniencia de que Madrid no hubiera reconocido a Kosovo, la inexcusable paletada de cortejar a Serbia y, por último, en un artículo con varios errores de bulto, la curiosa sugerencia de que España se acerque a Albania; según los lugareños con los que se entrevistó JIT, “Albania ha contribuido muchísimo más a la estabilidad regional” que Serbia. Curiosa afirmación cuando él mismo se refiere a la catástrofe que fue el hundimiento total del Estado albanés en 1997, de resultas de lo cual miles de armas entraron en Kosovo y Macedonia donde, por cierto, se produjo la última guerra de los Balcanes, en 2001, atizada por los albaneses, cuando Milosevic ya estaba enchironado y ya no podía ejercer más de malo universal en activo. Eso por no hablar del escandalazo que fue el descubrimiento de que el banco nacional albanés blanqueaba dinero; o los centros de entrenamiento del UÇK supervisados por el Ejército de ese país en 1999. ¿Y qué decir del tráfico de drogas y prostitución con destino a Europa, las oleadas migratorias de 1991, que son el verdadero trasfondo de “Lamerica”, de Gianni Amelio, 1994 (JIT se confunde al afirmar que el filme hace referencia la crisis de 1997).

Dado que pocos días más tarde y ya en plena tormenta por las declaraciones de chacón, Jordi Vaquer, nuevo director de CIDOB, abogaba en “El País” por un (re)acercamiento español a los Balcanes occidentales, y más especialmente a los albaneses, Kosovo y Albania, cabe pensar que el joven “cinquerío” hispano y el club de los “otanitos” anda detrás de alguna aguda jugada diplomática con punto de apoyo en el atribulado país de las águilas. Dado que no parecen conocerlo demasiado y que Albania parece resignarse a afrontar el facturón que le esperea por su pronto ingreso en la OTAN, el asunto debe estar relacionado con asuntos más locales. Quizá está conectado con la actividad del embajador Bobbio, formando todo ello un precario lobby asentado en dos difusas e inestables patas, vaya usted a saber si destinado a apuntalar la capitalidad mediterránea de Barcelona, evento logrado, al parecer, con el concurso nada desdeñable de Tirana (?). Todo parece deslavazado y pillado por los pelos, desde luego. Pero ellos sabrán; a veces la realidad supera a la ficción cuando ésta se convierte en realidad.

Cómo no, cuando estalló el “Chacoñazo” (que me disculpe la ministra: se trata de zaherir los instigadores del penoso evento, no de burlarme de su apellido), JIT vio la luz y el resultado fue un nuevo y belicoso artículo, aplastante, como aplastante es la lógica y leve es la contradicción. Afirmando que “Kosovo es, bajo cualquier criterio, un asunto menor desde el punto de vista de los intereses de España” largaba a la papelera su dale que te pego con el asunto, a lo largo de los monotemáticos artículos anteriores, y desvelaba su satisfacción por el deber cumplido de atizar una buena tormenta en un vaso de agua.

Porque, no lo olvidemos, toda esta traca era publicada por el diario “El País”, junto con otras piezas aquí y allá, como la de Albert Branchadell (25 de febrero) que desarrollaba geometrías imposibles a base de Kosovo, Osetia del Sur y Estatut de Catalunya. Y el mismo diario hizo de potente caja de resonancia cuando se declaró el incendio, a base de tonantes piezas de Miguel González, o RM de Rituerto.

Por supuesto, era de esperar que “ABC”, “El Mundo” y prensa de derechas en general lanzara rayos y centellas sobre la atribulada ministra Chacón, a partir del 19 de febrero. Pero… ¿”El País” y ya desde un mes antes? En medios de la izquierda socialdemócrata en general, se acudía con cierta sorpresa al espectáculo, indecisos sobre qué tono asumir. “¿Qué es más macho?¿lightbulb or schoolbus?” –preguntaba la provocadora Laurie Anderson en su canción “
Smoke rings”, allá por los ochenta. “¿Qué es más progre?¿Barroso or Cebrián?”. Porque de eso se trataba todo el asunto: un rifirrafe más de los “corrillos madrileños” y politiquerío del foro en general, centrado esta vez en el marido de la ministra Chacón, que desde noviembre del año pasado dirigía “en secreto la comunicación del Ministerio de Defensa”. Ya saben: Barroso-Rubalcaba-Felipe-González-Cebrián y toda la tropilla (¿quién se alinea con quién, quién corta el bacalao?): estampita de rancia estirpe madrileña, con figura de mujer catalana, al fondo.

Y a partir de ahí, Rajoy con el gesto casi descompuesto, y la Rodríguez-Salmones con mirada dura, y más artículos en “El Pais” de los de siempre, en la misma línea y en papanática sucesión, deJosé Maria Ridao a Carlos Mendo, pasando por Javier Pradera, diciendo lo mismo, con escasa variaciones, y Josu Erkorena, de nuevo en el Congreso, recordando el cabreo del PNV por haber perdido la Lehendekaritza, y Joan Ridao repitiendo rígidamente lo de siempre, pero reafirmando que ahora ERC, en efecto repudia a Georgia y se alinea con Osetia del Sur (quizás). Sin querer enterarse de que empresarios españoles y catalanes preparan sus negocios en Rusia a través de la lanzadera serbia, mientras Kosovo es “un instinto y un reflejo condicionado”, asunto “lógicamente” relacionado con catalanes y vascos (¿qué otra cosa podría ser?). Y “El País” anunciando con gran satisfacción en la primera plana de su edición del 26 de marzo: “Zapatero sufre un severo castigo [sic] en el Congreso por el fiasco [sic] de Kosovo”. O mejor, primer asalto de la oposición unida contra un PSOE que se ha quedado solo con el apoyo del BNG, tras perder el del PNV; el fiasco en concreto, da igual.

Vean sino: al día siguiente, 27 de marzo, “El País” enviaba a su página 17 la incómoda noticia de que
“La Eurocámara pide congelar los fondos para España por el urbanismo salvaje. Una amplia mayoría apoya el devastador informe contra todas las autoridades” (para nada en la primera página, junto a la Chacón, de nuevo, quía). Eso sí que es un fiasco y de los buenos: España denunciada públicamente en Bruselas como país de estafadores y con una corrupción de no te menees, a escala de la tantas veces denostada Turquía, Rumania, o (¿se puede escribir esto tan políticamente incorrecto?) el mismísimo Kosovo. ¿Entienden por qué es tan fácil montar campañas contra políticos corruptos en este país? Porque el fenómeno es generalizado y se podría extender con facilidad a casi cualquier partido que se pusiera en el punto de mira. Y no sólo partidos, desde luego.

¿Pero qué hacemos hablando de los recovecos de la política española, como si estuviéramos en los tiempos de Larra, en este blog dedicado al espacio ex otomano? A ver si lo entienden: el día 26, el del revolcón, también “El País” publicaba en la tercera, a toda página, que “La recesión económica tumba a tres gobiernos de la Europa oriental”: Letonia, Hungría y República checa. Esos países de Europa del Este, con sus economías tan maltrechas, con sus reflejos política de cintura para abajo, sus crispaciones eternas e internas; la misma que acogió mazmorras secretas para que la CIA escondiera sus capturas en la "guerra contra el terrorismo" o que se compromete a instalar misiles norteamericanos en su territorio, cosa a la que ya nadie accdería en Occidente. Esa “Nueva Europa” en la que nos alineó Bush, pero que, a lo peor, resulta que sí pertenecemos; y, ay el peso de la lógica, esa "Nueva Europa" la que le son tan necesarios nuestros seiscientos soldaditos y nuestra generosa ayuda.




Camp Bondsteel, base norteamericana en Kosovo, definida en noviembre de 2005 por Álvaro Gil-Robles como la "pequeña Guantánamo" por haber albergado a supuestos detenidos de Al Qaeda, procedentes de Irak y Afganistán. Nada de ésto fue pactado por los norteamericanos con los aliados europeos, o eso cabría suponer. En cualquier caso, ¿es necesaria la presencia de tropas españolas para defender "ésto", pagando tanto desencuentro con el dinero del contribuyente durante toda una década?


27/03/2009 UNA DECISIÓN POLÉMICA EN POLÍTICA INTERNACIONAL

Resbalón, pero menos

• Cara al exterior, son más negativas para España las críticas internas que el anuncio de retirada de Kosovo

Al hilo del revuelo por las declaraciones de la ministro Chacón está creciendo la especie de que España debió retirar las tropas de Kosovo hace un año, cuando se produjo su autoproclamada independencia, que Madrid no reconoció. Pero ese argumento es, simplemente, tramposo. En febrero de 2008, Bush todavía estaba en la Casa Blanca y ese gesto hubiera implicado darle dos veces en la misma mejilla al entonces presidente norteamericano, cuando faltaban tan pocos meses para que se celebraran unas elecciones que podría haber ganado McCain. Además, ya se había armado bastante revuelo, interno e internacional, con el hecho de que el gobierno español rehusara reconocer la independencia de la pequeña república y base norteamericana en los Balcanes. Recordemos además que todo eso acontecía en torno a las elecciones en nuestro país; definitivamente, no hubiera sido el momento de anunciar la retirada de las tropas.

Ahora es una buena ocasión. Entre otras razones, porque ha transcurrido un año decisivo para evaluar cómo evolucionaba la joven “república-base”. Y resulta que sólo un tercio de los países soberanos del mundo han reconocido tal autoproclamada independencia. De acuerdo que lideraron esa maniobra las potencias occidentales, encabezadas por un Bush empeñado en organizar una Neo Guerra Fría que distrajera de los desastres en Irak. Pero otros también poderosos y democráticos, como India o el enorme Brasil de Lula da Silva, que es occidental, democrático y más progresista que algunos países europeos, siguen sin reconocer la independencia del minúsculo Kosovo.

Por lo tanto, ojo con argumentos que esconden planteamientos reaccionarios. El pasado 8 de octubre, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por mayoría una resolución en la cual se exigía que la Corte Internacional de Justicia emitiera su fallo sobre la legalidad de la proclamación de la independencia por Kosovo. Este hecho en sí mismo fue un fenómeno extraordinario, uno de los escasos contragolpes contra el poder de las grandes potencias en la ONU, implantado en la Asamblea General. Sólo por eso, los que acusan al gobierno español de “provincianismo” por no seguir la senda de los “grandes” en el asunto de Kosovo, parecen ahora, con la boina bien calada, simples vendedores de la estampita.

Y por si faltara algo, en este primer año de independencia kosovar también se ha podido constatar que la soberanía no tiene por qué ser la varita mágica que ingenuamente se supone: la situación económica de la nueva república sigue siendo, como mínimo, calamitosa. Ante ese dato, sería abusivo suponer que la mera presencia de tropas internacionales en la zona es una garantía para que el país kosovar salga adelante. En realidad, lo que enseñan casi veinte años de operaciones de intervenciones supuestamente humanitarias, es que aquellos países bajo la tutela internacional y con tropas en su suelo, han ido a peor o, por lo menos, siguen paralizados como estados viables.

Aclarado todo esto, pasemos al eco de las declaraciones de la ministra en Kosovo, el pasado día de San José. El Secretario General de la OTAN el holandés Jaap de Hoop Scheffer, se las tomó bastante a mal. Es el mismo hombre que sólo pudo defender verbalmente a la díscola Georgia el pasado mes de agosto cuando su presidente se lanzó a la extraña aventura épica de enfrentarse a Rusia. Pero recientemente, el holandés tuvo que tragar la decisión de restablecer las buenas relaciones entre la OTAN y Rusia. La verdad es que la Organización Atlántica no da una a derechas en los últimos tiempos: no olvidemos lo mal que van las cosas en Afganistán. No es de extrañar que con tantos nervios, en Bruselas hayan sobreactuado ante el anuncio de la retirada española de Kosovo.

Por su parte, la reacción de Washington ha sido de desconcierto, producto de un todavía desconcertada presidencia, muy reciente en la Casa Blanca y volcada en paliar la crisis económica, pero que cuenta con el mismo Secretario de Defensa que servía a Bush. ¿Se percatan de lo que hubiera significado retirar las tropas de Kosovo en febrero de 2008?

Para terminar, en la misma España la polémica ha sido muy atizada por determinados medios de prensa, de la oposición externa e interna al partido del gobierno, que se están acostumbrado demasiado a azuzar campañas políticas. Con la resaca de la reciente dimisión del ministro de Justicia, las plumas se calentaron de nuevo con Chacón. Pero sin tanta soflama como se ha escuchado y leído estos días, la perspectiva sobre lo ocurrido en Kosovo hubiera sido más ajustada a la realidad. Defensa y Asuntos Exteriores son dos ministerios de vital interés estratégico para el gobierno, estrechamente coordinados desde Presidencia. Y estas tres instituciones mantienen sus propias formas de contacto permanente con el resto de los países. Siempre se pueden producir fallos o desencuentros, pero cara al exterior la cacofonía de las críticas ha dado una imagen del país mucho peor que el supuesto resbalón de la ministra.

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viernes, marzo 20, 2009

El Kosovo de nunca acabar (1)












La ministra de Defensa Rosa Chacón, con el contingente militar español en Kosovo, 19 de marzo, 2009




Vuelve el diminuto Kosovo a ocupar el centro de las noticias, redimensionado hasta la desmesura para alcanzar el techo de las conciencias universales. San José de 2009: la ministra Chacón anuncia por sorpresa la retirada del contingente español. La decisión se veía venir desde hace meses, porque hay un cúmulo de razones para ello. Desde luego, las recientes visitas de Tadic (9 de marzo) y Medvedev (2 de marzo) han tenido que ver con el anuncio de la retirada. Pero aparte de las causas concretas que existan para que se haya escogido el 19 de marzo o cualquier otro día, las razones que aconsejaban la retirada del contingente español se amontonaban.

El pasado día 13 de marzo, se envió a un rotativo catalán el artículo que sigue a continuación. Su publicación es inminente, pero dado que los acontecimientos se han adelantado, se ha considerado oportuno traerlo a este blog:




Al parecer, retornan los símbolos del viejo merchandising; o puede que nunca hubieran desaparecido.












Kosovo-Belfast, 2009

Pasó el aniversario de la autoproclamación de independencia de Kosovo, sin pena ni gloria. En algunos periódicos, algunos columnistas nos repitieron una y otra vez las viejas tautologías y admoniciones. El gobierno debería reconocer a Kosovo, subirse al carro de las democracias occidentales. Eso mismo le podían decir, por ejemplo, al enorme Brasil de Lula da Silva, que es occidental, democrático y más progresista que algunos países europeos; y que sin embargo, sigue sin reconocer la independencia del minúsculo Kosovo, con su gran base militar norteamericana en medio.

Tiene bastante gracia que por estos pagos se siga jugando tan descaradamente con los argumentos de la vieja era Bush, como si tal cosa. Por ejemplo: sería bastante ingenuo que el gobierno español reconociera precisamente ahora la independencia de Kosovo, cuando resulta que el pasado 8 de octubre, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por mayoría una resolución en la cual se exigía que la Corte Internacional de Justicia emitiera su fallo sobre la legalidad de la proclamación de la independencia por Kosovo. Este hecho en sí mismo fue un fenómeno extraordinario, uno de los escasos contragolpes contra el poder de las grandes potencias en la ONU, articulado en la Asamblea General. Los que acusan al gobierno de “provincianismo” por no seguir la senda de los “grandes” en el asunto de Kosovo, parecen ahora, con la boina bien calada, simples vendedores de la estampita.

Por otra parte, cuando la OTAN comenzó su ofensiva aérea contra Serbia, en 1999, se dijo que no era contra el pueblo, sino contra Milosevic. Una vez que cayó el dirigente serbio (más de un año después y no como consecuencia de los bombardeos) el argumento quedó relegado al olvido, y ahora algunos nos recuerdan aquello de que Kosovo fue desgajado de Serbia porque “no se respetó su autonomía”. Sin embargo, entre la caída de Milosevic y la independencia de Kosovo, pasaron ocho largos años en los cuales las nuevas autoridades serbias ofrecieron la reintegración de la autonomía. ¿En qué quedamos?¿Fue una acción militar contra Milosevic, un castigo contra el pueblo serbio o una intervención favor de una opción soberanista?

Pero sobre todo, hay algo que el gobierno no puede explicar abiertamente, pero está en la base de la negativa a reconocer la soberanía de Kosovo. Entre el final de la campaña de bombardeos de la OTAN y la independencia de la antigua provincia transcurrieron casi nueve años. ¿Por qué las grandes potencias occidentales, encabezadas por los Estados Unidos como actor principal, tardaron tanto tiempo en respaldar la autoproclamación de la independencia kosovar? Pues en parte, para dar tiempo a que Londres terminara de completar el proceso de paz en Irlanda del Norte, que había comenzado en abril de 1998 con el Acuerdo de Viernes Santo. Al mes siguiente ya se organizó un reférendum para ratificarlo en todo el territorio de Irlanda. Y sin embargo, sólo en 2005 el IRA anunció su desarme y el 8 de mayo de 2007 se devolvió la autonomía a Irlanda del Norte. En total, siete años de negociaciones. Pues bien, diez meses después de que Irlanda del Norte quedara finalmente pacificada, Kosovo proclamaba su independencia y las grandes potencias, Gran Bretaña y los Estados Unidos a la cabeza, accedían a respaldarla.

En medio de esa dinámica, España continuó albergando el único proceso de activismo político armado de Europa, tras declarar ETA que daba por finalizado el alto el fuego en junio de 2007, una vez volado por los aires el parking de la terminal T4 de Barajas. Por lo tanto, mientras parecía solucionarse definitivamente el conflicto de Irlanda del Norte y se aplaudía la independencia de Kosovo (premiando la insurgencia armada) el gobierno de Zapatero fue abandonado a sus medios ante el problema de la violencia terrorista.


Menos de dos años más tarde, los recientes atentados en Irlanda del Norte, a cargo del IRA Auténtico han coincidido con las grandes incertidumbres que se abren para Ia verde isla en el futuro de la Unión Europea; pero también con el primer aniversario de la independencia kosovar. Afirmar que eso forma parte de una trama de causa-efecto es exagerado. Pero sí que está todo ello relacionado con el hecho de que con Obama en la Casa Blanca, la situación internacional se está reformateando a gran escala. Viene a ser como un enorme reset, que se diría en informática. Ese fenómeno no es bueno ni malo: es simplemente desconcertante para todos.

Según un amigo, la situación internacional podría asimilarse a la que se abrió con la llegada del presidente Jimmy Carter a la Casa Blanca en 1977. Eso supondría que Obama apostará por mostrarse escrupuloso con la conducta de los dudosos aliados respaldados por Bush, a la vez que abriría vías de diálogo con los que hasta ayer eran diabólicos enemigos. ¿Qué puede suponer esto? Desconcierto, debilitamiento de alianzas y al final, cada uno a lo suyo. Por lo tanto, nos esperan años en que la crisis económica no será el único protagonista.

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