Karadžić: el gurú que nunca calló
El "Dr. Dragan Dabić" en plena conferencia. Una vida dedicada a perorar: como siquiatra, como político y como gurú: ni en la clandestinidad se mantuvo en silencio. La captura de Radovan Karadžić ha incluido la sorpresa de su inusitado aspecto y su dedicación a la medicina naturista y la energía PSY.
Karadžić detenido: es lógica la conmoción inicial que provocó la noticia, sobre todo por venir acompañada de los detalles freakies sobre la falsa identidad del ex estadista serbobosnio. Realmente, la cultura balcánica posee una capacidad de sorprender a los occidentales prácticamente inagotable. ¡Y todavía hay quien tilda de surrealista el contenido argumental de los films de Kusturica! Pero no: el esperpento no es un invento tan hispánico, como lo demuestra incluso la imagen valleinclanesca del "Dr. Dragan Dabić". Aunque en realidad la impostura no estaba tan lejos de la realidad en la forma de pensar original del piadoso siquiatra Radovan Karadžić. Los estereotipos populares que trazan sencillas identificaciones, suelen olvidar que Adolf Hitler era vegetariano o que determinados sectores del Partido nazi mostraron mucho interés por lo esotérico y hasta se envió una expedición al Tibet. Que varios de los líderes populistas y fascistas en los Balcanes abominaban de las ciudades como centros de pecado y recurrían a la medicina natural. Cosa que impulsó el mismo Nicolae Ceauşescu en los años 80, favoreciendo de paso a círculos de meditación trascendental.
Al hilo de esa reflexión: los centros de medicinas alternativas, esoterismos varios y energías de vaivén, tienden a devenir sectarios y no es extraño que algún iluminado logre controlar a su pequeño grupito de segudiores. Sólo hay que tener labia y un cierto carisma, y Karadžić poseía ambas. Por ende, su carácter piadoso cuadraba muy bien con la versión popular sobre las capacidades del gran héroe nacional de la ciencia en Serbia (disputado duramente por Croacia) que es Nikola Tesla
De hecho, incluso la literatura clásica sobre espionaje y misterio lleva años recurriendo a ese tipo de tinglados. ¿Quién no recuerda la academia de Esperanto descrita por Graham Greene (su director es una caricatura del mismísimo Zamenhof) que sirve de tapadera de contacto a su Agente confidencial (1939)?
Sin embargo, no deberíamos ser tan ingenuos como los seguidores del Dr. Dabić (las personalidades internacionales que se han precipitado a hacer grandes declaraciones bobas no lo son, en absoluto): cambiar de aspecto, convertirse en un gurú New Age, y largar parrafas abstrusas sobre energías captadas por la coleta, no es suficiente. En realidad, no lo es justamente por el disfraz escogido, que incluso en el variopinto Belgrado (donde todo el mundo se conoce, a pesar de ser una gran ciudad) debía llamar la atención. Un buen camuflaje requiere, ante todo, papeles creíbles: documentos de identidad falsos de buena calidad, certificados a prueba de curiosos enterados y que respalden la historia, un pasado cuidadosamente inventado y memoriazado. Sobre todo si se llama en realidad Radovan Karadžić, posee una voz característica y es uno de los fugitivos más buscados de Europa.
a primera fotografía que llegó a las redacciones tras la detención del prófugo. Al parecer, algunos seguidores consideraban que la trenza tenía por función captar energías
Por todo ello, lo más probable es lo que parece: que quien sabía sobre la verdadera identidad del Dr. Dabić, mantuvo esa carta en la manga, a buen recaudo, para jugarla en el momento más apropiado: tras el resbalón de los americanos y la UE en Kosovo, en un contexto de aperturismo comunitario hacia Serbia (con la excepción de Holanda, que no se puede perdonar a sí misma la responsabilidad de lo ocurrido en Srebrenica) y cuando el mandato Bush se acaba, no va a ganar Clinton y ya veremos qué ocure con el candidato Obama. Mientras tanto, el as Mladic (más importante y comprometedor que Karadžić) continúa escondido en la manga para la jugada final de partida. ¿Es lícito este planteamiento? En todo caso, no es ni la primera ni la última vez que se juega este tipo de partidas en los Balcanes. Ya la ganó el gobierno croata con Ante Gotovina en 2005, por poner un ejemplo cercano.
Pero lo importante es tener muy presente que con haber detenido a Karadžić ya todo está solucionado. Al contrario: justamente ahora recomienzan viejos via crucis. Si asociar naturismo con pacifismo puede resultar engañoso, es temerario suponer que una detención o una acusación bastan para probar la culpabilidad de una persona. Eso está en el orígen de numerosos linchamientos públicos, de esos que vivimos cotidianamante en nuestro propio país.
¿Quiere decir esto que Karadžić podría no ser culpable? Personalmente, creo que caben muy pocas dudas sobre la envergadura de lo que hizo y por qué. Pero ahora hay que demostrarlo mediante un juicio técnicamente bien organizado, profesional, eficaz. Al fin y al cabo lo ha dicho el mismo Serge Bremmertz, actual fiscal jefe del TPIY: la presunción de inocencia es básica para poder garantizarle un juicio justo al procesado. El que se siguió contra Milošević no tuvo esas características, y el desastre no sólo contribuyó a terminar con su vida -la del acusado más importante de la historia del Tribunal Penal Internacional- sino que liquidó la carrera de la mediática fiscal Carla Del Ponte. En abril de este mismo año, cuando ya era embajadora de la Confederación Helvética en Buenos Aires, presentó en Milán su libro: La caza. Yo y los criminales de guerra, en el que hacía importantes acusaciones contra el actual primer ministro kosovar albanés y ex líder guerrillero Hashim Thaçi.
El Ministerio de Asuntos Exteriores suizo intentó callar a Del Ponte y hubo reprimenda oficial. Pero en cualquier caso, Del Ponte recurrió al ajuste de cuentas en forma de críticas a la manera en que funcionaba el TPIY, lo que a su vez era respuesta las críticas profesionales que había generado su estrategia procesal y a las enemistades que dejó en varias ex repúblicas yugoslavas incluyendo, si, a Bosnia.
Todos estos avatares han dejado malparado al TPIY, caben pocas dudas de ello. Por eso, el previsible juicio a Radovan Karadžić será todo un desafío en el cual el Tribunal se jugará definitivamente su credibilidad; pero también, ojo, toda una forma europea de entender la justicia internacional. Por activa y por pasiva: el proceso a Karadžić será, posiblemente, un juicio paralelo al TPI y su valía real.
Y por último una consideración que es menos evidente para los especialistas que para el lector cotidiano de prensa: el mundo ha cambiado mucho desde el año 2001, cuando Milošević fue enviado al TPIY; y no digamos desde 1995, cuando el Tribunal emitió orden de captura contra Karadžić. Leerse los comentarios que dejan los lectores a pie de noticia en la prensa on-line es repasar un catálogo de "agravios-2008" del que sobresale el siguiente: ¿Cuándo le tocará a Bush ser juzgado? Claro: los atentados del 11-S, del 11-M, del 6-J, Fallujah y las granadas de fósforo blanco, Abu Ghraib, las torturas en Guantánamo (mientras usted se acuesta o desayuna por la mañana), los ¿150.000?¿650.000?¿1.2000.000? muertos en la guerra de Irak entre 2003 y 2007, los bombardeos del sur de Beirut con munición de racimo... Nada de esto había sucedido en 1995 ni en aquel 28 de junio de 2001, cuando Slobo fue empaquetado hacia La Haya y se suponía que los americanos habían logrado imponer, por fin, el tan ansiado Nuevo Orden que debería dejar clara su aplastante victoria en la Guerra Fría.
El Dr. Dabic se dispone a ingerir un refrigerio tras haber dado una conferencia en Sombor, Vojvodina, el pasado mes de mayo
"Público"
La detención de Karadzic, una nueva prueba para Europa
FRANCISCO VEIGA - 23/07/2008 00:07
Karadzic ha sido, por fin, detenido. Y una vez más, los telediarios dieron la vuelta al reloj y lograron que volviéramos a vivir en el ambiente informativo de mediados de los noventa. Como ya vamos para los tres lustros de aquellos dramáticos sucesos acaecidos en Bosnia, los jóvenes presentadores y documentalistas se han hecho pequeños líos con la presentación del personaje y sus culpas.
Karadzic detenido: qué duda cabe, es un una noticia positiva. Aunque habremos de esperar a que aquello que venga a continuación se aborde correctamente en el contexto de las actuales circunstancias. Por ejemplo, han cambiado muchas cosas desde 1995, cuando terminó la guerra de Bosnia; o incluso desde 2001, año en que Milosevic fue llevado al Tribunal Penal Internacional. Entre ellas, lo que se espera actualmente de esa corte.
La misteriosa muerte de Milosevic en su propia celda, hace dos años y medio, cuestionó la seguridad del centro de detención de Scheveningen. Pero sobre todo, puso seriamente en entredicho la estrategia procesal contra ese personaje capital, cuyo ritmo vino muy marcado por la fiscal Carla del Ponte.
Ésta dio portazo después del fiasco, y terminó denunciando la parcialidad en los juicios de los responsables de los crímenes de guerra cometidos en las diversas repúblicas de la ex Yugoslavia publicando un libro muy polémico. Los medios de comunicación taparon el asunto como pudieron, pero resulta evidente que la misma fiscal estrella de otras épocas desautorizó a la justicia-espectáculo que ella misma aplicó.
Detener a Karadzic era algo que se esperaba desde hace muchos años. Pero ahora debe ser procesado, una labor que será ardua; de paso, el proceso también debe explicar los enjuagues y acuerdos que se tejieron en torno a la guerra de Bosnia y que implicaron a estadistas europeos y norteamericanos. Además, el entorno del juicio debe ser lo más serio y consecuente posible. Si mientras tanto se toleran las muestras internacionales de simpatía por el acusado Ante Gotovina (el Mladic croata) o se deja en libertad sin cargos a inculpados bosnios o albaneses (cosa que ya ha sucedido) el juicio contra los responsables serbios terminará por volverse en contra de una Europa que necesita buenas dosis de coherencia y seriedad en el proceso de integración. No se puede estar metiendo bajo la alfombra lo que no interesa airear, porque tarde o temprano saldrá a la luz y no es una buena base para la justicia y la reconciliación.
El nuevo Gobierno serbio ha dado un paso correcto y digno, en unas circunstancias delicadas para el país, debido a la polémica “autodeterminación respaldada” de Kosovo, cuyo encaje jurídico internacional sigue sin haber sido solucionado por sus padrinos internacionales.
Ahora corresponde a Bruselas responder a las promesas y sugerencias hechas a Belgrado, mostrarse a la altura de las circunstancias, con presteza y rapidez.
Como mínimo, para evitar que el necesario proceso de reconciliación y justicia en los Balcanes occidentales no termine contribuyendo a la desestabilización de una zona cuyas heridas le corresponde curar a la Unión Europea.
No lo olvidemos: en el comienzo de las guerras de la ex Yugoslavia tuvo mucha culpa una diplomacia comunitaria que no supo atajar las cosas a tiempo. No sería mala idea crear algún día un tribunal para los estadistas irresponsables, aunque posiblemente estaría perpetuamente desbordado por el trabajo a evacuar.
Francisco Veiga es profesor de Historia de Europa Oriental y Turquía en la UAB
Al hilo de esa reflexión: los centros de medicinas alternativas, esoterismos varios y energías de vaivén, tienden a devenir sectarios y no es extraño que algún iluminado logre controlar a su pequeño grupito de segudiores. Sólo hay que tener labia y un cierto carisma, y Karadžić poseía ambas. Por ende, su carácter piadoso cuadraba muy bien con la versión popular sobre las capacidades del gran héroe nacional de la ciencia en Serbia (disputado duramente por Croacia) que es Nikola Tesla
De hecho, incluso la literatura clásica sobre espionaje y misterio lleva años recurriendo a ese tipo de tinglados. ¿Quién no recuerda la academia de Esperanto descrita por Graham Greene (su director es una caricatura del mismísimo Zamenhof) que sirve de tapadera de contacto a su Agente confidencial (1939)?
Sin embargo, no deberíamos ser tan ingenuos como los seguidores del Dr. Dabić (las personalidades internacionales que se han precipitado a hacer grandes declaraciones bobas no lo son, en absoluto): cambiar de aspecto, convertirse en un gurú New Age, y largar parrafas abstrusas sobre energías captadas por la coleta, no es suficiente. En realidad, no lo es justamente por el disfraz escogido, que incluso en el variopinto Belgrado (donde todo el mundo se conoce, a pesar de ser una gran ciudad) debía llamar la atención. Un buen camuflaje requiere, ante todo, papeles creíbles: documentos de identidad falsos de buena calidad, certificados a prueba de curiosos enterados y que respalden la historia, un pasado cuidadosamente inventado y memoriazado. Sobre todo si se llama en realidad Radovan Karadžić, posee una voz característica y es uno de los fugitivos más buscados de Europa.
a primera fotografía que llegó a las redacciones tras la detención del prófugo. Al parecer, algunos seguidores consideraban que la trenza tenía por función captar energías
Por todo ello, lo más probable es lo que parece: que quien sabía sobre la verdadera identidad del Dr. Dabić, mantuvo esa carta en la manga, a buen recaudo, para jugarla en el momento más apropiado: tras el resbalón de los americanos y la UE en Kosovo, en un contexto de aperturismo comunitario hacia Serbia (con la excepción de Holanda, que no se puede perdonar a sí misma la responsabilidad de lo ocurrido en Srebrenica) y cuando el mandato Bush se acaba, no va a ganar Clinton y ya veremos qué ocure con el candidato Obama. Mientras tanto, el as Mladic (más importante y comprometedor que Karadžić) continúa escondido en la manga para la jugada final de partida. ¿Es lícito este planteamiento? En todo caso, no es ni la primera ni la última vez que se juega este tipo de partidas en los Balcanes. Ya la ganó el gobierno croata con Ante Gotovina en 2005, por poner un ejemplo cercano.
Pero lo importante es tener muy presente que con haber detenido a Karadžić ya todo está solucionado. Al contrario: justamente ahora recomienzan viejos via crucis. Si asociar naturismo con pacifismo puede resultar engañoso, es temerario suponer que una detención o una acusación bastan para probar la culpabilidad de una persona. Eso está en el orígen de numerosos linchamientos públicos, de esos que vivimos cotidianamante en nuestro propio país.
¿Quiere decir esto que Karadžić podría no ser culpable? Personalmente, creo que caben muy pocas dudas sobre la envergadura de lo que hizo y por qué. Pero ahora hay que demostrarlo mediante un juicio técnicamente bien organizado, profesional, eficaz. Al fin y al cabo lo ha dicho el mismo Serge Bremmertz, actual fiscal jefe del TPIY: la presunción de inocencia es básica para poder garantizarle un juicio justo al procesado. El que se siguió contra Milošević no tuvo esas características, y el desastre no sólo contribuyó a terminar con su vida -la del acusado más importante de la historia del Tribunal Penal Internacional- sino que liquidó la carrera de la mediática fiscal Carla Del Ponte. En abril de este mismo año, cuando ya era embajadora de la Confederación Helvética en Buenos Aires, presentó en Milán su libro: La caza. Yo y los criminales de guerra, en el que hacía importantes acusaciones contra el actual primer ministro kosovar albanés y ex líder guerrillero Hashim Thaçi.
El Ministerio de Asuntos Exteriores suizo intentó callar a Del Ponte y hubo reprimenda oficial. Pero en cualquier caso, Del Ponte recurrió al ajuste de cuentas en forma de críticas a la manera en que funcionaba el TPIY, lo que a su vez era respuesta las críticas profesionales que había generado su estrategia procesal y a las enemistades que dejó en varias ex repúblicas yugoslavas incluyendo, si, a Bosnia.
Todos estos avatares han dejado malparado al TPIY, caben pocas dudas de ello. Por eso, el previsible juicio a Radovan Karadžić será todo un desafío en el cual el Tribunal se jugará definitivamente su credibilidad; pero también, ojo, toda una forma europea de entender la justicia internacional. Por activa y por pasiva: el proceso a Karadžić será, posiblemente, un juicio paralelo al TPI y su valía real.
Y por último una consideración que es menos evidente para los especialistas que para el lector cotidiano de prensa: el mundo ha cambiado mucho desde el año 2001, cuando Milošević fue enviado al TPIY; y no digamos desde 1995, cuando el Tribunal emitió orden de captura contra Karadžić. Leerse los comentarios que dejan los lectores a pie de noticia en la prensa on-line es repasar un catálogo de "agravios-2008" del que sobresale el siguiente: ¿Cuándo le tocará a Bush ser juzgado? Claro: los atentados del 11-S, del 11-M, del 6-J, Fallujah y las granadas de fósforo blanco, Abu Ghraib, las torturas en Guantánamo (mientras usted se acuesta o desayuna por la mañana), los ¿150.000?¿650.000?¿1.2000.000? muertos en la guerra de Irak entre 2003 y 2007, los bombardeos del sur de Beirut con munición de racimo... Nada de esto había sucedido en 1995 ni en aquel 28 de junio de 2001, cuando Slobo fue empaquetado hacia La Haya y se suponía que los americanos habían logrado imponer, por fin, el tan ansiado Nuevo Orden que debería dejar clara su aplastante victoria en la Guerra Fría.
El Dr. Dabic se dispone a ingerir un refrigerio tras haber dado una conferencia en Sombor, Vojvodina, el pasado mes de mayo
"Público"
La detención de Karadzic, una nueva prueba para Europa
FRANCISCO VEIGA - 23/07/2008 00:07
Karadzic ha sido, por fin, detenido. Y una vez más, los telediarios dieron la vuelta al reloj y lograron que volviéramos a vivir en el ambiente informativo de mediados de los noventa. Como ya vamos para los tres lustros de aquellos dramáticos sucesos acaecidos en Bosnia, los jóvenes presentadores y documentalistas se han hecho pequeños líos con la presentación del personaje y sus culpas.
Karadzic detenido: qué duda cabe, es un una noticia positiva. Aunque habremos de esperar a que aquello que venga a continuación se aborde correctamente en el contexto de las actuales circunstancias. Por ejemplo, han cambiado muchas cosas desde 1995, cuando terminó la guerra de Bosnia; o incluso desde 2001, año en que Milosevic fue llevado al Tribunal Penal Internacional. Entre ellas, lo que se espera actualmente de esa corte.
La misteriosa muerte de Milosevic en su propia celda, hace dos años y medio, cuestionó la seguridad del centro de detención de Scheveningen. Pero sobre todo, puso seriamente en entredicho la estrategia procesal contra ese personaje capital, cuyo ritmo vino muy marcado por la fiscal Carla del Ponte.
Ésta dio portazo después del fiasco, y terminó denunciando la parcialidad en los juicios de los responsables de los crímenes de guerra cometidos en las diversas repúblicas de la ex Yugoslavia publicando un libro muy polémico. Los medios de comunicación taparon el asunto como pudieron, pero resulta evidente que la misma fiscal estrella de otras épocas desautorizó a la justicia-espectáculo que ella misma aplicó.
Detener a Karadzic era algo que se esperaba desde hace muchos años. Pero ahora debe ser procesado, una labor que será ardua; de paso, el proceso también debe explicar los enjuagues y acuerdos que se tejieron en torno a la guerra de Bosnia y que implicaron a estadistas europeos y norteamericanos. Además, el entorno del juicio debe ser lo más serio y consecuente posible. Si mientras tanto se toleran las muestras internacionales de simpatía por el acusado Ante Gotovina (el Mladic croata) o se deja en libertad sin cargos a inculpados bosnios o albaneses (cosa que ya ha sucedido) el juicio contra los responsables serbios terminará por volverse en contra de una Europa que necesita buenas dosis de coherencia y seriedad en el proceso de integración. No se puede estar metiendo bajo la alfombra lo que no interesa airear, porque tarde o temprano saldrá a la luz y no es una buena base para la justicia y la reconciliación.
El nuevo Gobierno serbio ha dado un paso correcto y digno, en unas circunstancias delicadas para el país, debido a la polémica “autodeterminación respaldada” de Kosovo, cuyo encaje jurídico internacional sigue sin haber sido solucionado por sus padrinos internacionales.
Ahora corresponde a Bruselas responder a las promesas y sugerencias hechas a Belgrado, mostrarse a la altura de las circunstancias, con presteza y rapidez.
Como mínimo, para evitar que el necesario proceso de reconciliación y justicia en los Balcanes occidentales no termine contribuyendo a la desestabilización de una zona cuyas heridas le corresponde curar a la Unión Europea.
No lo olvidemos: en el comienzo de las guerras de la ex Yugoslavia tuvo mucha culpa una diplomacia comunitaria que no supo atajar las cosas a tiempo. No sería mala idea crear algún día un tribunal para los estadistas irresponsables, aunque posiblemente estaría perpetuamente desbordado por el trabajo a evacuar.
Francisco Veiga es profesor de Historia de Europa Oriental y Turquía en la UAB
2008 y 1995: del camuflaje a la vegetación, ida y vuelta
Etiquetas: Bosnia, Carla del Ponte, guerras de secesión yugoslavas, Karadzic, TPIY